Título: Embrujados
Crossover entre Harry Potter y Embrujadas
Dedicado a Elvy (y a su estornudo XD), a mis hermanos Tilion y Tinwë (viva el Frikytolkienismo), a Paige Uadyi (ta bien escrito?), a Ariniel y Melissa por ser las descubridoras del Movie Maker (pa nosotros por lo menos) y, sobretodo, a la Sífilis y a la Guerra Civil, que aunque no la hayamos estudiao, acojona. Chicos, seguiremos buscando a Denzel Washington en nuestro Toyota (no te enfades Frodo, a ti te compraremos un Mitsubishi).
(N/a: ésta última dedicatoria no la intentéis entender, cosas de frikis)
Capítulo 1: Un Luz Negra en el tejado
El sol de la tarde se colaba por las rendijas de la persiana hacia el interior de una habitación en el número 4 de Privet Drive. En ella, un muchacho de casi 16 años dormía en la cama vestido y completamente despeinado. Llevaba horas intentando dormir y hacía poco que lo había conseguido, y eso lo verificaban unas ojeras que, aunque no muy acentuadas, sí que se notaban.
El motivo de su insomnio tenía origen en los sucesos acontecidos en su curso pasado, pues él, Harry Potter, había acabado su quinto año en la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería de una forma un tanto inusual. Aunque, haciendo memoria del resto de sus fines de curso pasados, todos acababan de una manera sorprendente.
Así, su primer año acabó con un encuentro con el mago más temible de los últimos tiempos, Lord Voldemort, al que derrotó evitando que se quedara con la piedra filosofal. En segundo, de nuevo se enfrentó a Voldemort y además a un basilisco, saliendo nuevamente victorioso. En tercer año, sin embargo, conoció al que fue su padrino, Sirius Black, y al traidor que llevó a la muerte a sus padres, Peter Pettigrew; aquel año fue diferente pero se salió con la suya. En cuarto urdieron una estratagema que acabó en el regreso de Voldemort, la recuperación de su cuerpo y por consiguiente sus poderes. Sobrevivió al encuentro pero su contrincante en el Torneo de los Tres Magos, Cedric Diggory, murió en el cementerio donde tuvo lugar.
Pero el quinto año, aquel había sido tal vez el peor de todos hasta la fecha. Las revelaciones que se le hicieron al final de curso, junto lo que fue averiguando y todo ello añadido a la muerte de su padrino en aquella sala del Velo, habían hecho de aquel verano el más triste de todos.
Sus sueños últimamente no eran nada tranquilizadores, tenía pesadillas sobre la caída de Sirius por el Velo, sobre la profecía y además sobre Voldemort, con lo que procuraba dormir lo mínimo.
Sus amigos Ron y Hermione, junto con algunos miembros de la Orden del Fénix, entre ellos Remus Lupin, le escribían a diario. No informaban de nada, salvo que estaban bien y algún que otro hecho de poca importancia, él contestaba con la misma brevedad, intentó comprender que era peligroso decir nada por carta, pues podía ser interceptada.
Hedwig había salido aquella noche anterior a cazar, y Harry ya no se lo impedía, ya le daba igual recibir o no cartas...dejaba que pasara el tiempo sin importarle lo que ocurriera. Esa era una de las diferencias que podían apreciarse con respecto al año pasado, cuando él se desesperaba por no saber nada del mundo mágico, ni qué estaba pasando...ahora nada, impasible ante la falta de noticias, aunque reconocía que de vez en cuando sentía una poderosa curiosidad por saber algo.
Desde su llegada a Privet Drive, sus tíos no habían variado demasiado. No habían quitado los candados de la puerta pero tampoco los ponían para encerrar a Harry, no le gritaban pero tampoco hacían ver que sabían que estaba allí. Harry era un jarrón más encima de una mesa, al igual que para él los Dursley eran simples muñecos que ocupaban demasiado espacio en la casa.
En una de las últimas cartas, Hermione le insinuó que iban a llevárselo muy pronto para Grimmauld Place, pero realmente él no quería ir a ese sitio. Sorprendente, sí, pero pisar aquella casa significaba volver a un lugar donde los recuerdos sobre Sirius se agolparían en su mente sin remedio. Aunque no lo quisiera, aquella había sido la casa de Sirius durante unos años y durante la última etapa de su vida...ir allí era como restregarle por la cara algo que no podía tener.
Pero por otro lado tampoco quería estar con los Dursley, demasiado aburrido...demasiado deprimente. En el cuartel de la Orden al menos hablaría con alguien si lo necesitaba, en Privet Drive no tenía a nadie. Además, el estar en esas cuatro paredes encerrado casi todo el día, sólo saliendo de vez en cuando al baño, la cocina o el jardín trasero, comenzaba a agobiarle de sobremanera. A veces también soñaba que las paredes de su habitación se le venían encima, y otras despertaba y tenía esa sensación, como un pájaro extravagante encerrado en una jaula demasiado pequeña.
De vez en cuando le entraba la risa recordando la profecía, una risa maniática que no podía parar hasta que pasaban unos minutos y se secaba gruesos lagrimones. Sabía que sus tíos comenzaban a pensar que estaba volviéndose loco, algo que también él se planteaba...o más bien, ¿seguro que era él el loco? No, más bien no, le parecía el más cuerdo de todo su entorno.
"EL ÚNICO CON EL PODER PARA VENCER AL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS SE ACERCA..........NACIDO DE AQUELLOS QUE LO HAN DESAFIADO EN TRES OCASIONES, NACIDO CUANDO EL SÉPTIMO MES MUERE.......Y EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS LO MARCARÁ COMO A SU IGUAL, PERO ÉL TENDRÁ UN PODER QUE EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS DESCONOCE...... Y ALGUNO DEBERÁ MORIR A MANOS DEL OTRO PUES NINGUNO PUEDE VIVIR MIENTRAS EL OTRO SOBREVIVA.......EL ÚNICO CON EL PODER DE VENCER AL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS NACERÁ CUANDO EL SÉPTIMO MES MUERE..........."
Las risas inundaron de nuevo la habitación del chico, rió hasta que se quedó casi sin aire y lo hizo a todo pulmón, a sabiendas de que su tía Petunia se asustaría y volvería a tirar algo al suelo, lo que le causó más risa todavía.
¿Qué clase de persona podía hacer semejante cosa?¡Ridículo!¿Un poder que Voldemort desconoce?¿Cuál? Tal vez el tenía el gran poder de atraer problemas de una envergadura desmesurada, o tal vez podía convocar a la muerte allá donde fuese, si total, cuantos estaban a su alrededor o bien habían muerto o corrían ese riesgo.
Gritó una y otra vez: "¡¡Ridículo!!¡¡Es ridículo!!¡No lo creo!¡Nunca ha existido!", quería pensar que su destino no estaba marcado así, de esa manera tan radical, con una profecía que le señalaba como víctima o verdugo...
- Cómo no...¡Trelawney tuvo que ser!
Durante aquellos monótonos días, Snape y Umbridge pasaron a ser sólo profesores detestables, pues el primer puesto en odiados lo ocupó la profesora de adivinación, Sybill Trelawney. No sabía quién iba en cabeza, si Voldemort o ella...la consideró la persona más rastrera y perversa que había sobre la faz de la Tierra, ¿cómo es que hizo esa profecía?¿Y la que él mismo vio en tercero? Lo más gracioso era que SIEMPRE usaba sus artes cuando tenía que salir de un apuro, echándole el muerto al de al lado y sonriendo por haber conseguido su objetivo...o eso era lo que Harry imaginaba que pasó aquella noche en la Cabeza de Cerdo.
Imaginaba a Dumbledore diciéndole a ella que no era apta para el puesto, luego a Trelawney buscando desesperadamente una manera para poder conseguir el empleo y...¡tatan! ¿Qué mejor manera de convencer al director de Hogwarts que haciendo una profecía que implique a un pringao que se convertirá en el principal rival de Voldemort? Decirle, además, que tendrá poderes y no se qué historias inventadas y que, por supuesto, conseguirá derrotarle; en definitiva, lo típico y mala suerte, Harry, eras tú o Neville y te cayó la desgracia. Si sólo Trelawney hubiese cerrado la bocaza...
La noche cayó en las tranquilas calles del barrio sin que Harry se enterara, se había quedado profundamente dormido. Ni siquiera cuando Tío Vernon llamó insistentemente a la puerta se inmutó, así que ellos se fueron de su casa, seguramente a cenar con otro jefe detestable de Vernon al que no iban a traer a casa de nuevo, dada la mala experiencia de hacía unos años con el señor Mason y la del año anterior, lo del ataque de los dementores.
Todas las noches, prácticamente estaba solo siempre. Sus tíos ya no querían estar cerca de él, sabían que había aumentado el peligro. Harry ni les culpaba ni les reprochaba nada, mejor era que se fueran. De Dudley lo poco que sabía era que ya hasta se iba de acampada con su grupo de "tomemos el té" lo que le permitió tener unas vacaciones mucho más tranquilas.
Sin embargo, su tranquilidad no iba a durar mucho tiempo. Aunque él no se diera prácticamente cuenta, poco a poco empezaba a sentir que la culpa de que Sirius cayera por el velo era suya, y solamente suya. Realmente lo que dijo Dumbledore el año pasado le traía sin cuidado, él perfectamente debió desconfiar de Voldemort, debió imaginar que Sirius estaba en Grimmauld Place y que no tenía nada que hacer en el departamento de misterios...pero no lo hizo, por su culpa él salió de la casa y fue al Ministerio, no importaba que Bellatrix le hubiera lanzado esa maldición, si él no hubiera ido, Sirius tampoco habría estado en la sala del velo.
¡Se sentía tan desgraciado! Todo lo tocaba a él, ¿por qué?¿De qué le habían visto cara? Desde luego no de una persona digna de respeto, ni siquiera por parte de los de la Orden, que seguramente le considerarían, no Harry, sino ese que podrá derrotar a Voldemort y quitarnos el problema de encima...un vulgar medio para conseguir un fin.
"Fue culpa tuya, eres un crédulo, y además idiota..."
Esa voz en su cabeza tenía razón, menudo salvador del mundo estaba hecho, se daba vergüenza a sí mismo...
"La muerte te persigue, eres un peligro para todos aquellos que te quieren, siempre que andas cerca están en peligro...tocarles significa condenarles a muerte"
Claro, primero fueron sus padres, luego Cedric y por último....Sirius.
"Imagínate que les pasa algo a los Weasley, de hecho, fíjate lo que le pasó a Arthur. Tal vez si no le hubieras conocido y relacionado contigo no tendría que guardarse las espaldas...¿y si le pasara algo a Ron o Hermione? Sería culpa tuya, todo por tenerlos como amigos"
Protegerles de Voldemort era relativamente fácil, pero...¿cómo iba a protegerles de sí mismo?
"Sólo hay una salida, tú no tienes capacidad ni la tendrás para derrotar a Voldemort, la profecía se equivocó...¿cómo crees que reaccionarán cuando se den cuenta de que todas esas muertes fueron en vano?¿Qué su lucha ha sido un sin sentido?¿Que perfectamente pudieron prescindir de ti?"
Ante ese pensamiento, Harry se horrorizó. ¿Y si realmente Trelawney hizo una chapuza para, como él pensaba, conseguir el trabajo?¿Y si no era verdadera la profecía? No soportaría mirarles a la cara, a ninguno de ellos...
En su corazón, se empezó a dar cuenta de que eso era lo cierto, no había ningún salvador, y aunque lo hubiera, no era él. ¿Qué podía hacer? Estaba realmente asustado, la culpa le comenzó a ahogar, culpa por no haber podido hacer lo que los demás esperaban, algo que seguramente no hubiera requerido mucho esfuerzo...
En su mente se dibujó la escena, perfecta, con las caras y voces de Dumbledore, los Weasley, Lupin...todos, absolutamente todos mirándole con cara de decepción y diciéndole: "Lo sentimos, fue un error. Ahora lárgate."
Remus sería el más afectado de todos, ¡perder a sus tres mejores amigos por un farsante!
"¿Cómo puedes seguir ahí, tan tranquilo, sabiendo lo culpable que eres?¿Realmente Voldemort hubiera matado a tus padres si no hubiera sido por ti?¡No!¡Tú los mataste!¡Eres un asesino, y como tal debes cumplir tu castigo!"
No, él no estaba tranquilo, de hecho, no había parado de llorar en silencio desde hacía por lo menos una hora. Durante gran parte del verano esa voz había estado hablándole, diciéndole lo mal que había obrado...al principio él no quiso escuchar, pero a la Verdad no se la elude tan fácilmente. Aquella voz en su cabeza tenía razón, él era el único asesino...y los asesinos no merecen vivir.
"¿De verdad creíste a Dumbledore cuando te dijo que las elecciones son lo que cuenta en nosotros? Tal vez sí, pero...tú estás marcado, tu destino era estar en Slytherin, el sombrero te lo dijo...eres como ellos, y ya lo has demostrado"
En segundo, cuando habló pársel...cuando todo el mundo creyó que era el heredero de Slytherin...tal vez no lo fuera, pero no andaban desencaminados. Él era malo, pero no quería hacer daño a los suyos...sin embargo, ¿por cuánto tiempo lograría contener esa oscuridad?
"¿Y si Voldemort vuelve a poseerte, Harry?¿Y si no te das cuenta, y dejas que mate a Ron y a Hermione?¿A Lupin y a Tonks? Será tu boca y tu varita quien lance el hechizo, serás tan culpable tú como Voldemort..."
No debo dejar que vuelva a poseerme, sin embargo no sé cómo retenerle...seguirá entrando en mi mente, torturándome... >> pensó.
- ¡¿Cómo salgo de aquí?!¡Quiero salir!- gritó Harry.
Correr, sólo pensaba en correr y alejarse. Pero ningún rincón del mundo serviría para retenerle, no podrían. Dumbledore le encontraría para llevarle de nuevo a Inglaterra, darle sus palabras vacías de apoyo...de vuelta a ser El-Niño-Que-Vivió, sin más remedio que entrenar para....matar.
Y si no, Voldemort le encontraría, y entonces le mataría o más bien...primero le torturaría con sabe Dios qué maneras diabólicas y retorcidas. Y Harry no quería ninguna de las dos opciones, pero sólo había dos...¿verdad?
Pero a su mente vino una tercera, como si de repente hubiera tenido un flash y la solución a todos sus problemas hubiera aparecido como respuesta a sus plegarias.
"Sólo hay una salida...sabes cuál, ¿verdad?"
El tejado de la casa de los Dursley estaba suficientemente alto, tío Vernon casi se mata en segundo año cuando Ron y sus hermanos vinieron a rescatarle en el Ford Anglia si no hubiera sido por aquella planta que le frenó...pero si él cogía una parte sin nada, tal vez el golpe sería rápido y suficiente como para...
Dado que tenía la puerta abierta, sólo debía preocuparse de llegar al tejado sin que se dieran cuenta. Como guiado por un extraño instinto, salió al pasillo en silencio, a pesar de que en la casa no había nadie, y se deslizó como una sombra hasta la puerta que daba a la escalera que subía al desván. Desde allí salió por la ventana, y ya está, estaba en el tejado.
El viento le revolvía el pelo, un aire fresco pero a la vez algo caliente por el agobiante día de calor que había hecho. Desde allí, la parte más baja del tejado, miró al suelo...
"No está lo suficientemente alto"Cierto, tenía que subir arriba del todo, y así lo hizo. Estaba ya en lo más alto y se desplazó con cuidado hacia el lateral de la casa, allí donde el suelo era de piedra o lo que fuera...sus pies comenzaron a ponerse muy al borde, casi con un solo movimiento podría caer.
"Hazlo, acaba con esto...deja de hacer daño a los demás...ASESINO"Él había matado a Sirius...
"Has dejado sin amigos y sin nadie a Remus, eres un monstruo, sólo traes desgracias"Sólo tenía que inclinarse hacia delante...y todo acabaría.
- ¡¡EH, CHICO!!¡DETRÁS DE TI!
Harry se dio la vuelta bruscamente, con el pulso a mil por hora e intentando buscar su varita, que no encontraba...pero cuando miró al frente, se quedó completamente quieto.
Ante él, un hombre totalmente vestido de negro, calvo y con una mirada maliciosa de unos ojos grises con una pupila casi de gato, se había quedado casi tan sorprendido como él.
- ¿Cómo puedes verme?¡Es imposible!- dijo aquel hombre.
- ¡Eh, imbécil!- dijo alguien tras el hombre, que se dio la vuelta.
Al segundo siguiente, algo dio de lleno en el pecho del hombre que se quedó quieto unos segundos. Después, comenzó a caer de lado...hasta deslizarse por el tejado y caer al suelo.
Harry se asomó con precaución por el borde de donde estaba, mirando hacia donde se suponía que había caído el hombre...¡pero no había nada! Solamente unas pocas cenizas que desaparecían en fuego.
Volvió a mirar al frente, encontrándose con una figura oculta por la oscuridad. La figura le habló a los pocos segundos, era la voz de una mujer.
- ¿Estás bien?
Harry sólo pudo asentir, mirando muy desconfiado a aquella persona y retrocediendo unos pasos con cuidado de no caerse. Al ver que no parecía tener intención de hacerle nada, reunió fuerzas y preguntó:
- ¿Q...qué....qué era...?
- Una luz negra, ahora si no te importa, tengo que irme.
Harry, ante la respuesta, se llenó de nuevo de más preguntas. Y aún más se formularon en su mente, mezcladas con el asombro y el miedo, cuando vio que la figura se iba convertida en un grupo de luces blancas y azuladas...elevándose hacia el cielo.
No supo cuánto tiempo había estado así, mirando hacia donde había estado el hombre asesinado y la mujer, cuando alguien le llamó desde abajo.
- ¡Dios mío, Harry!¡¿Qué haces ahí arriba?!
El sobresalto que la señora Figg le había dado fue suficiente para que Harry perdiera el equilibrio y, antes de que pudiera sujetarse a algo, cayó y cayó hasta el suelo. Ni siquiera sintió el golpe, simplemente se quedó inconsciente.
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Reviews pliz!!! os lo agradecería mucho! tengo ya hechos el capítulo cinco y seis, pero los colgaré durante esta semana.
Namarië!
