Este fic participa en el Reto Hogwarts a través de los Años, del Foro de la Muy Noble y Ancestral casa de los Black.
Consta de cuatro capítulos, cada uno dedicado a un personaje de la Muy Ilustre y Astuta casa de Slytherin.
Disclaimer: el potterverso y sus personajes son de J.K. Rowling y demás. No obtengo ningún lucro del mismo
Copyright: La Sorg-Expansión y sus personajes son de mi propiedad intelectual.
SINOPLE Y PLATA
I
SALAZAR SLYTHERIN: EL COMIENZO DE UNA AMISTAD
El muchacho alzó la vista sobrecogido por la imponente fortaleza del comes Arnoldo, apodado "El Francés", famoso hechicero de Britania del que no había sabido hasta hacía una semana.
-¡No te detengas! – Arengó el padre en mal sajón.- Hemos de llegar antes de que anochezca.
-¿Por qué no nos Apareces, padre? – Siempre había mostrado descaro, y si a Ioanto no le apremiara tanto llegar, le habría reprendido. Pero fuerzas no le sobraban y como la insolencia del chico le recordaba a su difunta madre, se limitó a suspirar.
- El comes es poderoso. En los alrededores de su castillo es imposible Aparecerse o volar. Solo resta este angosto sendero.- Le dio un golpecito en el hombro y retomó la marcha. El muchacho todavía se demoró. Negros nubarrones asomaron sobre las almenas. Asió el hato con sus escasas pertenencias y reanudó la marcha. No había heredado el físico de su padre, un hombre alto, fuerte, de penetrantes ojos pardos, atractivo aún enfermo. Salía a la madre, esmirriado, brazos demasiado largos, cara larga, nariz ancha, ojos pequeños negrísimos, apariencia que a menudo provocaba la chanza. Sonrió malicioso recordando a Pete Smith, el hijo del herrero, mago como él, el primero en su familia. Lo había llamado "simio", y no se lo pensó dos veces. Alzó su varita casera y consiguió colocarle orejas de rucio, y padre no se enteró.
Distraído no se percató de que las almenas ya se alzaban junto a él, inmensas y pétreas cual tribu de gigantes. Se le puso carne de gallina. Su padre no había mentido: la magia del castillo era imponente.
-¡Quién va!
- Mi nombre es Ioanto de Salazar. Y este es mi hijo, Salazar Ioanez.
-¿Qué nombre es ese? ¿Uno de bastardo?
El niño sintió la furia naciéndole en el pecho, y sin disimulo echó mano al interior de su capa de viaje.
-¡Quieto! – La punta de una espada le apuntaba al gaznate. Ioanto extendió los brazos y se interpuso entre ambos.
- Es un nombre hispano.- Aclaró.- Ioanez significa "hijo de Ioanto".
El guardia los miró con sorna mientras desde el camino de ronda, alguien los contemplaba.
-¡Déjalos en paz! – Resonó mágicamente una voz. El guardia alzó la vista.
-¡Quieren entrar en el castillo, mi señor!
-Déjalos pasar.
Su interlocutor desapareció y el soldado se demoró un instante en retirar la espada.
- Nada de tonterías…- Amenazó.
- Mas magia y menos espada.- Myrdinn el Hechicero negó con la cabeza mirando al patio.
- Debe saber defenderse, en toda circunstancia.- Replicó Arnoldo.- Además, la espada fortalece el cuerpo.
- De nada le valió a tu pariente Rolando.- Replicó mordaz Myrdinn.- Si hubiera tenido varita a mano, esos rústicos hispanii no lo habrían masacrado.
- Te olvidas de que esos rústicos iban acompañados de un par de Encantadores ismaelitas del sur del río Iberum. Seguramente no pudo siquiera sacarla.
- No sabemos exactamente qué pasó en Roncesvalles.- Cortó Myrdinn.- En cualquier caso, el joven Godric pasa demasiado tiempo con la soldadesca. Y descuida sus estudios de magia.
-Discrepo.- Negó Arnoldo. Era alto, rubio, de buen porte, ojos azules penetrantes y barba rubicunda bien recortada.- No los descuida. Tiene un talento innato excepcional. Aunque, tal vez, pase demasiado tiempo entre adultos. – Frunció el ceño y el recuerdo de su esposa, fallecida de sobreparto junto con su hijita, le laceró el pecho. Hacía cinco años de aquello y aún dolía.
- ¡Precisamente, tengo la solución! – El mago que había dado órdenes a la guardia atravesó la pared. El viejo druida galo había sido tan talentoso en vida que a distancia podía confundírsele con un vivo.
-Mi querido Atrax.- Arnaldo saludó.- Ni en vida ni muerto te caracterizas por la discreción y los modales.
-Bah.- Atrax sacudió una mano desdeñoso mientras aposentaba su espectral entidad en una silla de tijera.- En el patio hay un mago desarrapado y enfermo. Dotado de gran poder, aunque no recibió instrucción adecuada. Ansía partir de regreso a su tierra y morir.
-¿Y bien? – Arnoldo se acarició la barba.
El fantasma alzó un dedo largo y huesudo.- Le acompaña su hijo. Un niño de mas o menos la edad del tuyo, talentoso y ávido por aprender. De sangre un poco propensa a hervir, pues es un Magi Hispanii. O al menos, lo es a medias.
– ¿A medias? - Myrdinn frunció el ceño.
-Su padre nació en los Pirineos… probablemente descienda de los "masacradores"- Atrax, con la independencia para decir lo que le viniera en gana otorgada por estar muerto, inclinó la cabeza.
-¡Atrax! – Protestó Myrdinn.
- Deja…- Arnoldo cortó la protesta.- ¿Por qué nos cuentas todo esto, Atrax?
- Viene a pedir asilo para su hijo.
-¿Por qué?
-Ya lo he dicho. Debe partir y quiere dejar al chico donde sepa que aprenderá magia.
-¿Qué sacaría yo? – Preguntó Arnoldo.
- Un compañero para Godric. Un mago de extraordinario talento. Un excelente aliado…
El comte meditó. Era informante de los francos, les proveía de valiosos conocimientos sobre la isla y sus pobladores… Nunca se sabía. En cualquier momento, algún pariente normando…
-Hacedlo pasar.
Godric esquivó un tajo, detuvo hábilmente otro golpe y se tambaleó. Su contrincante, presto, volteó la espada. El chico trastabilló y su arma salió despedida perdiéndose en un montón de sacos de harina. El escudero soltó una risotada.
-Todavía has de crecer.
-¡Lo hare! ¡Estoy en ello! – Exclamó Godric sacudiéndose las polvorientas calzas.
- De momento, recupera tu espada.
-¡Oh! – Godric compuso cara de fastidio.- ¿Cómo la saco?
- Tu eres el mago.
-Pero…
Entonces un chico corrió por el patio, deslizó medio cuerpo entre los sacos y extendió un largo brazo. Colorado, con un esfuerzo ímprobo extrajo la espada.
Godric permaneció un instante quieto mirando a aquel niño tan raro. Bajo, muy moreno, hasta feo. Tendría su edad y le tendía el pomo. Además, lo notaba, era un mago. Sonrió afablemente y tomó su arma. Una vez al cinto y envainada adoptó una pose formal.
-Godric Gryffindor. Caballero y mago.
-Salazar Ioanez.
- Salazar Ioanez.- Repitió Godric.- ¡Pardiez! ¡Te mueves como una serpiente (*). Ojalá pudiera hacerlo yo. ¡Ven conmigo, Salazar "slytherin"! ¡Voy por mi varita!
Corrieron entusiasmados. Ninguno había tenido un verdadero amigo. El destino les brindaba la oportunidad. Y no era un amigo cualquiera. Era un mago.
"No había dos amigos como Godric y Salazar"
(El Sombrero Seleccionador)
To slyther: serpentear
Según mi word, texto puro y duro son 1.040.
