Tokaku se dirigía al despacho de su profesor, Kaiba. Había recibido un mensaje suyo diciendo que debía aparecer por allí de forma inmediata para darle una misión. O algo así. Para ella, las misiones que su profesor le asignaba solían ser estupideces. Una vez había llegado a su destino, Tokaku golpeó suavemente la puerta un par de veces.

- Adelante - se escuchó desde el interior del despacho.

La chica entró y se acercó a la mesa del profesor que más detestable le parecía de todo el instituto.

- Oh, mi peli azul favorita, me alegra verte tan feliz como siempre - ironizó Kaiba con su típica sonrisa burlona-. Bueno, seré rápido, ya que no tienes tiempo que perder. Tengo una misión muy importante para ti. Tranquila, esta vez no es ninguna estupidez. Por favor, siéntate -ordenó mientras él se levantaba para acercarse a una estantería cercana a la mesa.

- ¿Podrías decirme ya de qué se trata? - preguntó Tokaku a la vez que se sentaba.

- ¿Conoces la Academia Myojo? -iba a comenzar su típico soliloquio interminable -. Pues claro, todos conocemos la academia a la que van los niños de papá más ricos del país. Bien, te vas a trasladar allí…

-¿Qué se me ha perdido allí? - interrumpió, dándole a entender al profesor que no iba a escuchar el discurso que se había preparado para explicarle su misión.

Kaiba notó que su alumna empezaba impacientarse a pesar de que esta vez no estaba dando muchos rodeos.

-Está bien, está bien… Verás, en Myojo, en cada curso hay una clase negra. En dicha clase hay uno o varios alumnos que son objetivo de asesinato por razones que, bueno, no nos incumbe. Este año, el objetivo de tu edad es bastante complicado al parecer y nos han pedido que mandemos a nuestra mejor estudiante. Eso es lo que se te ha perdido allí, un asesinato.

-Y… ¿por qué se supone que es tan complicado el objetivo?

- Verás, no te puedo dar toda la información que maneja la academia pues no la tengo. Pero sí me han dejado saber que durante el curso pasado enviaron a diez asesinas a por ella y, no solo fracasaron, si no que se pusieron de su lado sin razón aparente. Es decir, a parte, de tener que acabar con la vida de esta chica tienes que proteger la tuya de sus diez guardaespaldas. Además no nos han querido decir quiénes son estas personas, tendrás que averiguarlo tú.

- ¿Ella? Pensé que sería un chico.

- Oh, no te lo he dicho, pero la academia tiene campus diferentes para chicos y chicas. Además, no entiendo el motivo pero la clase negra solo existe en el campus femenino. La cuestión es que en dos días empiezan las clases en la academia, así que entre hoy y mañana debes hacer la maleta e instalarte en los dormitorios del campus. Todo el tema burocrático está arreglado, tan solo tienes que ir y hacer un excelente trabajo, que también repercutirá en tus notas aquí. Bien, puedes marcharte.

Tokaku se levantó y se fue sin despedirse. Kaiba volvió a sentarse y de uno de los cajones de su mesa sacó un móvil. Solo había un contacto guardado en la memoria. No necesitaba ninguno más. Justo antes de que él hiciese la llamada el móvil comenzó a sonar.

- Vaya, no esperaba que te impacientases - guardó silencio esperando a que la otra persona respondiese -. Si, si… no te preocupes, he elegido a la candidata ideal, así que no hay nada que temer - contaba entre risas.