Introducción.

El olvido… Dicen que el olvido es aquello que nosotros preferimos no recordar. Que es el desplazamiento de un dato específico hacia nuestro inconsciente, donde se guardará junto con tantas otras cosas "olvidadas", con deseos que no realizaste, o… con momentos, lugares y personas que dejaron una huella en ti.

Hace mucho tiempo, en la época de los Dioses, hubo una niña, una joven, caracterizada por su hermosura, su frescura, su jovialidad, y por sobre todo su carácter dócil y predispuesto. Fue bendecida con el gran don, de poder amar con fervor, tanto, como el de ser amada.

Trampa de la vida o capricho del destino ¿quién sabe cómo se llamará? Pero en su camino se cruzó aquel joven de cabellos como el sol, ojos como el cielo pero vacios; mejillas sonrojadas dándole aspecto de niño; labios carmesíes y carnosos, que se curvaban en grandes y hermosas sonrisas… falsas. Fue así como la enamoró. Y luego la abandonó.

Desesperada la chica buscó consuelo en el templo de la Diosa "Afrodita" la diosa del amor, suplicándole que le devolviera a su amado, o si no, que le arrancara el corazón, para ya no seguir sufriendo. Afrodita se apiadó de la joven; pero como no la quería dejar sin sentimientos, la diosa hizo que un trozo de escombro cayera sobre ella, dejándola inconsciente. Cuando la encontraron la joven no recordaba qué le había sucedido, de hecho no recordaba ni su propio nombre. La Diosa le había obsequiado lo que se conoce como Amnesia. ..

Muchos dicen que olvidar es malo, que se pierden cosas que tal vez son importantes. Pero…

Pero si tuvieras la oportunidad de olvidar aquel dolor que tanto dolor te causó, aquel lugar que sólo te muestra horror y aquellas personas que tanto daño te hicieron ¿no preferirías olvidar? ¿No preferirías alejar de ti, ese recuerdo que marcó tu piel como hierro al rojo vivo, en vez de tenerlo presente a cada segundo? ¿No preferirías alejar de tus ojos ese horror que se queda contigo a cada latid de corazón?

Yo prefiero alejarlo de mí, elijo perderme en la espesura de la oscuridad de la inconsciencia, y jugar con los límites de mi mente, para de esa forma olvidar aquello que me causa terror.

¡Yo no quiero recordar! Sólo quiero ignorar todo aquello que hace que mis heridas sangren. Sé que suena egoísta, pero estoy a sólo un paso de que la dama de la muerta me lleve.

Lo siento, en el frío que recorre cada centímetro de mi cuerpo, en la sangre que abandona mi ser, en las heridas que abrieron en mi piel aquellas crueles y frías manos.

La muerte llegó… Solo ella puede tener manos tan frías y tan suaves, Reuní las fuerzas suficientes para poder pedir usa sola cosa, nada más; una sola cosa qie marque la diferencia. Desde ahora y para siempre…

-No quiero recordar - pedí en un susurro casi inaudible, y con cansancio, pero casi con placer, me arrojé a los brazos fuertes de la Muerte que me recibió gustosa; y con regocijo me perdí en la espesura de la negrura que me rodeaba… esperando ya no despertar con aquel ardor que carcomía de apoco mi cuerpo.

"No quiero recordar" mi último pedido resonaba en mi cabeza haciendo eco débilmente. Muy suavemente me dejé ir.