La adrenalina corría por su cuerpo a alta velocidad con el único objetivo de hacerla reaccionar, pero simplemente la acción no era registrada como una orden por su cerebro. Sus ojos no daban crédito a lo que veía, tanto progreso, tanta evolución y lo único que lograron fueron iniciar una guerra; la raza humana se volvió intolerante con lo que no entendía en su totalidad y los maestros de Elementos ahora pagaban las consecuencias, masacrados por sus congéneres.
-Korra, tenemos que irnos – fue lo que le dijo su único acompañante en su escape, como pesaba el simple pensamiento de huir, una vida preparándose para ser avatar que mantuviese el equilibrio, y ¿de que servía eso en estos momentos? si ni siquiera pudo salvar a las personas que consideraba su familia –Korra…
-Ya lo sé, es mejor que avancemos hacia el sur. Ahí podremos encontrar un templo del aire…- él la miro con desconcierto – es uno oculto construido bajo la tierra, sirve como biblioteca…
Su acompañante simplemente asintió y se encaminaron hacia el posible refugio esperando que no haya sido brutalmente saqueado. Las dificultades fueron extenuantes pero lograron hacerse paso con la conciencia llena de culpas por las vidas que arrebataron, mas no tenían otra opción era matar o morir, desde que las personas habían comenzado a creerle a Lord Tu Long un alto funcionario de la antigua República y su creencia de la igualdad, en la cual el ser un Maestro de Elemento era considerado una afrenta, el exterminio era un hecho.
Por eso ella era la mayor criminal de la "República Renovada" y su cabeza tenía el mayor precio, sea viva o muerta. Sus pensamientos se dirigieron a su acompañante, el cual no se encontraba, alguien tenía que conseguir alimento, los recursos comenzaban a escasear; te has vuelto una inútil, su mente se había convertido en su más férrea enemiga, dejándola sin descanso, recordándole sin descanso todos sus errores…
Pero ¿Qué podía hacer ella? ¿Luchar? ¿Rendirse? Ya no sabía, en estos momentos desearía tener a su maestro para que le aconsejase. Suspiro con cansancio y se dispuso a levantarse, si no podía salir al menos vería si en ese lugar había algo de utilidad, o esperaba que lo hubiese porque a su parecer lo único en ese lugar era los cientos de libros, se intento distraer revisando uno de los libros que tenía más próximo, grande fue su sorpresa al abrir el libro.
No tenía nada escrito.
Reviso otro. Nada, ¿Qué significaba eso?
Otro. Nada.
Nada.
Nada.
-Korra, Korra respóndeme…-eso la saco de su desconcierto y la impulso a revisar el pequeño radio que cargaban con ellos.
-Aquí estoy, Bako ¿Qué ocurre? – el silencio que le sucedió solo interrumpido por una ligera estática le hizo tener un mal presentimiento.
-Korra, unos hombres se dirigen a tu posición-
-¿Escuadrón de Escarmiento?- le pregunto mientras se disponía a recoger las pocas pertenencias que llevaban con ellos y buscar un escondite apropiado.
-Escúchame atentamente, no creo que sean de la R.R.- otra vez ese silencio – necesito que busques otro refugio…
-No, ¿Qué pasara contigo?- intento replicarle pero el sonido de disparos a la lejanía le alerto y comenzó a buscar una salida; por arriba no era una opción, podía sentir los pasos de esos hombres por encima de ella.
-Korra, te daré tiempo; no lo desperdicies- fue lo último que le escucho decir.
-Bako, ¡Bako! ¡Respóndeme! – le grito pero no obtuvo respuestas, fue en ese momento que sintió como esos hombres entraban a su refugio, no podía pelear con ellos eran demasiados y ella no estaba preparada, así que hizo lo único que podía; corrió hacia dentro de la biblioteca aunque en el proceso derribo algunas pilas de libros eso no le importo hasta que se dio cuenta que en su descuido logro llamar la atención de sus perseguidores, no se detuvo.
Los escucho darse ordenes entre si y luego sintió como un fuego controlado invadía y destrozaba todo a su paso, volteo unos segundos solo para ver el rostro de su amigo y antiguo amor ser consumido por las llamas que el mismo manipulaba, sonriéndole suavemente a ella, mientras que su poder arrasaba con cualquier rastro de vida existente aparte de ella.
Volvió su vista al frente solo para tropezar con una hendidura en el suelo que estaba justo después de las escaleras del segundo piso. Lo único que recordaría luego sería el haber movido aquella lamina de piedra y encontrarse con una pequeña habitación en la cual se resguardó durante la explosión que se detono tras ella.
ªªªªª
Estaba aturdida.
Abrió los ojos lentamente para volverlos a cerrar, había demasiada luz. Luz, se levanto con premura y con descuido, lo ultimo recordaba era la explosión…
El sacrificio de Bako.
Sus ojos se empañaron con lagrimas, vaya avatar de mierda que resulto ser…
-Avatar Korra- escucho una voz suave llamarle, eso era imposible, no había nadie con ella, estaba sola.
-Oye, Niñata torpe – le dijo otra voz, pero esta era de un varón. Comenzó a abrir los ojos de nuevo y los vio.
- ¿te sientes bien? Joven Avatar – esa voz pertenecía a un caballero de cabellos blancos y ojos dorados, lucio mayor como Tensing. Estaba vestido con una armadura de bordes dorados, con porte recto y militar, su voz era monocorde, adecuada para mostrar educación sin llegar a ser frio – veo que tengo su atención, muy bien me presento ante usted, soy Agni, General Guardián del Don del Fuego – abrió la boca sin saber que decir, si él era Agni, eso significaba que los demás eran – estas en lo correcto, permíteme presentarte a mis congéneres: Thu y Laa, Hermanos Poseedores del Equilibrio; Saha, Líder de los Vientos Cardinales y por supuesto Tayen, Protector de la Tierra.
-Pero ¿Cómo? Acaso ¿estoy muerta? – pregunto con premuera poniéndose en pie.
-No pequeña – le aseguro el espíritu de la luna – te lo explicare, nosotros hemos tomado esta forma humana para comunicarnos contigo, necesitamos de tu ayuda…
-Pero ¿Qué puedo hacer yo? No fui capaz ni de proteger a mi familia- dijo con resignación.
-Avatar Korra – en esta ocasión fue el Protector de la Tierra el que hablo, con sus ropaje hosco y su hábito de guerrero salvaje, el levanto su mano y ante ella apareció un escenario diferente, la inmensidad blanca en la cual se hallaban transmuto en un comedor de piedra en medio del bosque – Necesitamos que escuches con atención lo que estamos por contarte y te pido que no nos interrumpas hasta el final…
Ella solamente pudo asentir, de cualquier manera no tenía nada más que hacer y pudo observar como los cinco espíritus levantar sus manos derechas levantando un orbe de estrellas que estaba en el centro de la mesa y que capto con totalidad su atención en el momento que el General Agni comenzó a hablar:
Existió hace algún tiempo – la esfera se expandió mostrando imágenes en su interior que la perturbaron – durante la centésimo cuarta generación de avatares un avatar que poseía como elemento principal la tierra, que se enamoro con fervor de una de las princesas de la nación del fuego, parecía ser correspondido y junto a su amigo un gran maestro del agua control emprendió el viaje para pedir la mano de la princesa, pero ocurrió un imprevisto, ya que la princesa no era a él a quien amaba sino que fue al mejor amigo de el al que ella entrego su corazón…
Enceguecido por la ira y los celos, ansiando venganza por dicha afrenta busco en todos los rincones del mundo una entra al mundo de los espíritus –continuo el relato la deidad de océano – al hacerlo la experiencia que había reunido le permitió llegar a lo más profundo del mundo de los espíritus hasta dar con el Árbol de la Vida, donde en cada hoja se escribe el destino que las personas deben de seguir, por ser el avatar se le permitió ver los futuros y lo que vio lo enloqueció…
En cada uno de esos pasajes existía una historia similar, un avatar enamorado de una dama que a su vez amaba a su elemento opuesto, y aunque pareciese injusto en ninguno de los casos era el avatar el ganador de dicho amor – relato con calma la hermana del océano – enloqueció y decidió que nada de eso debía de ser, así que tomando ramas secas del Árbol Sagrado conjuro a espíritus malignos para que lo ayudasen, envenenaron al árbol y sobre sus cimientos plantaron uno nuevo sacrificándose él en el proceso. Su error fue que al ser un joven retoño se vio forzado a crecer de manera acelerada debilitándose con el tiempo…
Las relaciones de elementos opuestos son las flores de los Árboles Sagrados, por eso cada vez que una flor no llega a nacer el árbol pierde vida, y por lo tanto el mundo cae en destrucción y caos – le dijo de manera directa Tayen – nosotros como espíritus elementales estamos anclados a los avatares y no podemos interferir directamente con sus acciones es por eso que siempre apelamos a su juicio, intentamos conectarnos con los avatares anteriores a ti pero cada vez era más dificultoso y cuando llego el avatar Aang creímos que al ser su elemento primario el aire sería más fácil, hasta que en su temprana juventud cayó en un sueño centenario en el hielo y nosotros con él…
Hubo un silencio pesado entre todos, pero Korra sentía que todavía no habían terminado de contarle todo así que espero en silencio, hasta que Saha continúo con voz pausada el relato.
Nuestros poderes están débiles desde entonces, si el árbol muere toda vida espiritual o mortal también lo hará, la única manera es cambiando el destino que ahora se nos es impuesto, por eso Avatar Korra te necesitamos. Existió una pareja de opuestos hace algunas pares de décadas que contra las voluntades del Nuevo Destino, estuvo muy cerca de unirse de manera voluntaria y es a esa época en la cual te enviaremos de manera omnipresente para que puedas alterar las decisiones y que este tiempo en el cual vives no sea el ultimo amanecer del mundo…
Ella lo medito un segundo, no tenía nada que perder, pero si mucho que ganar. Tomo una decisión no se rendiría, el sacrificio de Bako no sería en vano.
Ella restauraría el equilibrio o moriría en el intento.
