Después de aquel incidente con la carta me sentí muy avergonzada, primero porque el me hizo sentir menos y en segundo porque yo misma lo conseguí, me busque esto, hice quedarme en ridículo. Hoy quizás no fue mi día pero tengo el consuelo de mis amigos que siempre estarán ahí para cuando los necesite.
Mientras tanto Kin-Chan intenta seguir "conquistándome" aun que no quiero ser grosera con él, porque se lo que es estar en su situación, pues yo misma estoy así, pero está complicando todo, puesto que todos en la escuela rumoran que somos "novios". En fin espero a terminar este ultimo año escolar, aun recuerdo aquel primer día, ese que nunca podre olvidar. Cuando vi por primera vez a Naoki Irie – el chico más inteligente de toda la escuela – en el discurso de bienvenida
– Anímate – me dije yo misma, ya en el refugio de mi hogar mirándome al espejo – Mañana será un nuevo y mejor día – sonreí aunque el brillo no llego a mis ojos.
-¡KOTOKO! A cenar – escuche gritar a mi padre desde la planta baja.
- Voy – Grite de vuela y salí de mi habitación.
Iba bajando las escaleras, cuando un horrible estruendo me hizo parar, de pronto todo empezó a temblar, el suelo se azotaba vertiginosamente y todas las cosas caían.
-¡KOTOKO! – Grito desesperado mi padre – SALGAMOS RAPIDO – baje las escaleras lo mas rápido que pude y salí por la puerta principal.
Cuando llegue al exterior el frio me golpeo, en medio de la oscuridad empecé a buscar a mi padre
-PAPA – gritaba desesperada – ¿DONDE ESTAS? … PAPA.
De pronto a mis espaldas un horrible estruendo hizo temblar aun más la tierra, cuando me gire horrorizada observe la cruel escena, la casa se derrumbo a mis ojos, una gran nube de polvo se elevo y empezó a cubrir todo de gris, apreté fuertemente mis ojos y con mis brazos cubrí mi rostro.
-Coff coff! –Empecé a toser, me faltaba el aire y todo seguía gris.
La nube de polvo empezó a descender y todo se empezó a aclarar.
-Papá! - Grite hacia lo que antes era una casa y ahora solo un montón de escombros se observaba.
Empecé a sollozar y lagrimas corrieron por mi rostro. Caí de rodillas frente a los escombros.
-PAPA – Grite aún más fuerte, sin obtener respuesta alguna –
No podía levantarme estaba estática en el suelo ¿Por qué? ¿Por qué me pasaba esto a mí?
Luces rojas y azules llenaron el lugar, mientras yo seguía en shock, no podía creer que mi padre estuviera bajo toneladas de escombro de lo que una vez fue una "casa nueva", las lágrimas no cedían, todo lo veía borroso y escuche a una mujer, paramédico preguntándome si estaba bien, solo logre asentir un par de veces antes que me dejara, poco tiempo después regreso con una manta y me tomo del brazo para levantarme y dirigirme a una ambulancia, checo mis signos vitales y tiempo después me dejo ahí. No sé cuánto tiempo más pazo, cuando de pronto se armó todo un alboroto.
-Una camilla … traigan una camilla – Escuche decir a un hombre, cuya vos no pude reconocer.
Donde estaban los escombros se observaban a un par de hombres agitando las manos. Me pare precipitadamente y corrí entre el mar de gente, empuje a todo aquel que se me cruzo, para abrirme camino, sentí un par de fuertes manos que me sujetaron y me impidieron seguir.
-Déjeme! – Grite muy desesperada – Déjeme!
Finalmente bomberos y paramédicos se acercaron cargando la camilla y cuando pasaron frente a mí me asusté mucho al ver a mi padre inconsciente, pero a salvo. Los seguí hasta la ambulancia, donde lo atendieron inmediatamente, después de pidieron que subiera
Y nos llevaron al hospital que estaba en el centro, ya con mi papa consiente.
-Lo seinto mucho Kotoco- me decía, yo simplemente nege con la cabeza en señal de que no hablara y le dije
-Lo importante es que los dos estanos bien- lo abrace.
Dos horas más tarde nos encontrábamos fuera del hospital, caminando a un hotel que se encontraba a un par de cuadras no muy lejos de ahí.
Cuando llegamos cai rendida en la cama – Ya nada puede ser peor hoy en este dia – me dije mentalmente.
Mañana ya será- otro dia, aunque no quisiera ni tuviera ganas
