Bienvenidos a este relato que es el primer oneshot de lo que espero sea una serie de dos. Uno dedicado a Tsubomi (este) y otro a Shuuya.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Jin, esto lo hago sin fines de lucro.
Capítulo 1: Desaparecer.
Entró al apartamento 107, su querida y nunca bien ponderada base, enfrentando a todos los presentes con una gran y brillante sonrisa.
–¡Bienvenido Kano!– lo saludó Momo con su usual energía.
–Jeje… parece que se divierten– comentó juntando sus manos tras la espalda en un gesto casual –. ¿A qué juegan?
–A lo de siempre– murmuró Shintaro con aburrimiento dejando una carta sobre la mesa.
–¡El amo se comporta como un viejo aburrido!– chilló la vos de Ene desde el celular que había sobre la mesa.
–¡No soy un viejo!
–Si lo eres– comentó Hibiya desinteresada-mente, aún cuando también estaba harto de jugar el mismo juego tarde tras tarde, pero siempre era arrastrado por Momo a la mesa.
Seto rió levemente observando de reojo a Mary quien mordía su labio inferior observando fijamente las cartas, probablemente rebuscando en su cerebro una estrategia para ganar esta vez –Oh… por cierto Kano– observó al aludido –Otra vez te perdiste el almuerzo.
–Me comí tu porción– informó Konoha con su monotonía usual mientras hacía su jugada de la forma más estúpida posible, encaminándose a perder la partida como cada tarde.
–No hay problema~– comentó Kano caminando hacia el pasillo que llevaba a las habitaciones –Oh… por cierto, creo que vi un as de picas por allí– comentó sin necesidad de señalar a nadie ya que Mary se erizó por completo ganándose la mirada del resto.
No tuvo que dar más que unos cuantos pasos por el pasillo cuando su felina mirada se concentró en una de las puertas, la cual atravesó sin pensarlo demasiado. Una vez que cerró la puerta tras de sí, casi pudo escuchar como los trozos de su máscara caían al suelo uno tras otro. Su mano apretó con fuerza el picaporte que aún no había soltado mientras se dejaba caer de rodillas.
–¿P-por qué? ¿Por qué no puedo encontrarte...?– fue un susurro, si hablaba un poco más alto se largaría a llorar –¿Por qué nadie...? No lo entiendo...
Finalmente las lágrimas cayeron, se permitió dejar escapar algunos sollozos mientras ya sin ganas ni fuerzas se levantaba y se dirigía a los muebles en esa habitación. Buscó y rebuscó el contenido del armario y todos los cajones, y tal como había sucedido el día anterior, no encontró alguna cosa de utilidad. Ni una sola pista que explicara algo…
Continuó un rato más revolviendo compulsiva-mente ropa, libros y demás pertenencias que había en esa habitación que no era la suya. No entendía nada; ¿dónde estaba ella? ¿por qué había desaparecido? ¿por qué no podía encontrarla? ¿por qué nadie más parecía recordar su existencia? Demasiadas preguntas y ni una mísera respuesta.
–Tsubomi…– murmuró abandonando la inútil labor de desordenar sus cosas, caminando hacia la solitaria cama que yacía a mitad de la habitación –Voy a enloquecer si no te encuentro…
Se sentó sobre las mantas, necesitaba descansar, hacía tres días que ella había desaparecido, y durante ese tiempo no había dejado de buscarla, salía temprano por la mañana recorriendo cada lugar que ella frecuentara o hubiera mencionado alguna vez, regresaba por las tardes a dar vuelta su habitación en busca de una pista, y por las noches cuando todos dormían registraba la casa completa con la misma finalidad.
Pero había algo aún peor, más espeluznante al menos; nadie en todo el grupo recordaba que alguna vez existió una "Danchou". Cuando preguntó por ella el primer día todos lo miraron como si hubiera enloquecido, en un principio creyó que sería una broma, una venganza de todos en complot con Kido para darle su merecido. Sin embargo tres días después, ella no aparecía y cuando incluso encontró a Mary y Seto, quienes eran muy malos mintiendo, preguntándose por qué tenían una habitación sin usar en la casa, refiriéndose a la habitación de la que en algún momento fuera llamada lider por ellos mismos, no necesitó más pruebas de que algo andaba mal.
–Voy a enloquecer– exhaló agotado, secándose el rostro con el antebrazo mientras apoyaba su mano izquierda en el colchón –. ¡¿Ahh?!– gritó al tocar algo que no era una sábana.
Se quedó de piedra al mirar hacia la cama y ver a quien buscaba allí acostada, al parecer lo que tocó era la mano de esta, y ese contacto desactivó su poder al instante.
Lo primero que pensó fue que efectivamente se había vuelto loco y estaba viendo una representación de sus deseos más intensos. Lo siguiente fue vergüenza al darse cuenta de que la buscó por cielo y tierra y ella estuvo todo el tiempo en su cama acostada. Lo último fue el recuerdo de todos habiéndola olvidado sumado al rostro que lo observaba con esa expresión de miedo y tristeza mezcladas, y esos ojos rojos que brillaban intensamente.
–Shuuya…– fue un susurro tan suave que le costó escucharlo.
–Tsubomi…– respondió con igual suavidad –¿Qué está pasando?
El rostro de Kido se compungió aun más de lo que ya estaba, claramente intentaba reprimir el llanto. Era preocupante, algo andaba mal, muy mal, sobre todo cuando por instinto retiró su mano de la de ella sitiendo como lo quemaba. En cuanto se rompió el contacto, simplemente desapareció a sus ojos.
No… no iba a perderle de vista nuevamente, con lentitud tanteó el lugar buscando su hombro, esperaba no acabar tocando alguna otra parte que le complicara las cosas, al menos en estos momentos recibir un golpe de Kido, el cual de seguro lo alejaría de ella no sonaba demasiado tentador.
Esta vez la suerte estuvo de su lado, y con su mano en el hombro de ella, viéndola nuevamente volvió a preguntar.
–¿Qué pasa...?
–¿N...no lo sé...?– Murmuró sin fuerzas, claramente estaba asustada, y claramente estaba demasiado enferma.
Enferma y sin nadie allí cuidando de ella…
–¡¿Cuánto hace que tienes fiebre?!– preguntó saliendo de sus pensamiento una vez que empezó a comprender la situación.
–Creo que… tres días…
–¡Demonios!– exclamó viendo cumplidos sus temores.
Tres días con fiebre, no necesitaba más explicaciones, él lo sufría en carne propia cuando se enfermaba. Los ojos brillando en rojo, y sus poderes sin control, en su caso haciéndolo decir mentira tras mentira sin poder evitarlo, y en el de ella… desapareciendo.
–¡Llamaré al médico!– exclamó poniéndose de pie de inmediato, sintiendo la mano de ella aferrándose a la manga de su chaqueta en cuando él dejó de tocarla.
–N...no te vayas…– le suplicó –N...no quiero dejar de existir…
No era difícil entender que en su estado y luego de tres días de soledad sintiera pánico ante la idea de quedarse sola, aún así le resultaba extraño verla en ese estado... Tan sumisa y necesitada.
–Eso no va a pasar– se arrodilló a su lado y la abrazó con cuidado –Pero entiende que no puedo dejarte así... Me preocupas...
Ella no se movió un ápice, dejándose abrazar, temerosa de volver a desaparecer para todos. Mientras él reflexionaba acerca del ínfimo detalle de que un médico no podría hacer demasiado si no lograba ver a su paciente, y si ella aparecía y desaparecía frente a él... No... No era buena idea.
–Sólo estaré fuera por un par de minutos, iré por algo de medicina para la fiebre, te prometo que regresaré de inmediato– ella finalmente asintió.
Salió de esa habitación no sin antes volver a asegurarle que regresaría de inmediato, una vez afuera tomó aire y activó su máscara. El resto vio como el Kano de siempre caminaba hacia la cocina tarareando una alegre canción, nada fuera de lo común, así que nadie preguntó o lo siguió.
Para cuando llegó a la cocina sus nervios y preocupación habían aumentado a niveles insoportables. No sólo se trataba de que estuviera enferma, o que esa fiebre que había comenzado varios días atrás no hubiera tenido tratamiento, sino que tampoco había comido o bebido algo en todo ese tiempo. Una vez que encontró la medicina buscó algo de comida, lo que fuera que pudiera llevarle, pero claro tanto la alacena como el refrigerador se encontraban vacíos "Made in Konoha" pensó, sin Kido en acción nadie controlaba a ese decolorado pozo sin fondo.
Regresó rápidamente tal como prometió y la ayudó a tomar esa pastilla con algo de agua, lo poco que pudo rescatar en la cocina.
–Tengo que salir de nuevo– le informó mientras acariciaba su cabello con suavidad –Será un poco más de tiempo esta vez, tal vez una hora, pero te prometo que volveré– la forma en la que ella lo miraba le partía el alma –Por favor Tsubomi... tienes que comer algo, y en la casa no queda ni un grano de arroz...
–¿No puedes pedirle a alguien que vaya por esas cosas...?– preguntó débilmente.
–Eh... pues...– murmuró nervioso.
–Todos me olvidaron...– no era una pregunta, ella conocía la situación desde el inicio.
–¿Cómo lo sabes?
–El primer día... no me sentía tan mal– comenzó a explicar –. Me levanté a prepara el desayuno, pero Seto y Mary aparecieron minutos después en la cocina... Actuaban como si yo no existiera...
–Oh...– tenía una clara idea de como se habría sentido ella en esos momentos.
–No entendía nada así que regresé a acostarme... Tenía la esperanza de que sólo fuera un sueño... Después de eso ya no tuve energías para levantarme...
–Sólo es por tu enfermedad– se apresuró a explicar –, en cuanto la fiebre baje todo volverá a la normalidad.
–Pero... tú no me olvidaste...
No se había percatado hasta ese momento de que ella lo había visto entrar a su habitación todas esas veces sin su máscara, desesperándose por no encontrarla. Si hacía memoria ella lo había visto y escuchado maldecir, suplicar, llorar, desesperarse, deprimirse... Todas esas cosas que siempre buscaba ocultar. En la oscuridad de la habitación sus propios ojos brillaron en rojo y una sonrisa apareció mágicamente en su rostro.
–Tsubomi-chan es muy importante para mi, olvidarle sería olvidar parte de mi– explicó con simpleza levantándose una vez más rompiendo el contacto –Prepararé una rica y saludable sopa para Tsubomi-chan~. No te muevas de aquí– y sin más se retiró caminando casualmente, ocultando su nerviosismo, preocupación y sobre todo la culpa por haber permitido que pasara por todo eso, siendo él el único capaz de ayudarla.
Como de costumbre no fue difícil engañar a todos. Así que nadie lo vio salir, ni regresar con las bolsas llenas de verduras. Tampoco lo vieron pelearse con la cocina en un estoico intento por preparar algo no sólo comestible, sino saludable. Ni siquiera se dieron cuenta de como caminaba hacia esa habitación con una bandeja sobre la cual había un enorme tazón con sopa, un vaso con jugo de naranja, algunos cubiertos y una rosa blanca completando la presentación.
–¿Sigues despierta Tsubomi-chan~?– por su puesto su máscara seguía inalterable en su lugar, no podía darse el lujo de demostrarle cuan aterrado se sentía ante la posibilidad de haber vuelto a perder su rastro y ya no poder encontrarla otra vez.
Por fortuna no se había movido ni un centímetro, él la ayudó a incorporarse y comer, mientras ella le contaba como en sus pesadillas no sólo su apariencia sino que su existencia entera desaparecía, lo atemorizante que era ver como todos seguían sus vidas como si nunca hubieras existido.
–Pero yo siempre voy a recordar a Tsubomi– aseguró una vez más –Así que cuando te sientas así sólo búscame.
Ella sonrió –Lo haré...
–Te extrañé– le dijo viéndola a los ojos, con una sonrisa franca y sincera.
Días después, todo había regresado a la normalidad; Kido se había recuperado por completo por lo que todos podían verla y la recordaban sin percatarse en ningún caso de esos tres días en los que ella simplemente no existió para ellos. Kano después de varias noches en vela cuidando de su hermana, ya podía dormir y con su cerebro descansado había vuelto a sus habituales bromas de mal gusto. Era agradable para ambos haber vuelto a su loca rutina, como si nada hubiera sucedido.
Sin embargo algo, un pequeño detalle había cambiado... Cada noche, antes de dormir, Kido observaba desde la cama como su puerta se abría, y una cabellera rubia se asomaba.
–Buenas noches Tsubomi...
–Buenas noches Shuuya...
Él se iba después de eso, y ella se dormía. No era nada demasiado trascendental, sólo una forma de recordarle cada noche, antes de que ella sucumbiera a sus pesadillas, que él siempre estaría allí, recordándola y cuidando de ella.
FIN.
Espero que les haya gustado, hace mucho tiempo que no escribía, de hecho planeaba no escribir más fics, sin embargo noté algunos puntos no explorados en el fandom de esta serie de la que disfruté recientemente, así que no resistí la tentación de escribir. Soy nueva en esta sección pero bastante vieja en por lo que debería escribir mejor, pero tanto tiempo sin hacerlo hace que esté un poco oxidada.
Sin más por el momento me despido.
Trekumy.
