Línea perfecta.
-Yuzu… yuzu… yuzu… yuzu…
-¡Vamos Harumin! te he escuchado las primeras treinta veces.
-Vamos, sólo quiero saber como hacer reír a la fría tumba a la que llamas hermana. Dicen que la buena suerte le llega a los que ven su sonrisa. Quiero ser rica Yuzu
… menudo chisme se han inventado. La he visto varias veces y no veo mi millón de dólares…
Aunque pensándolo bien… puedo contar con los dedos de mi mano las veces que Mei ha sonreído…
Para el momento de las clases a Harumin se le olvidó por completo el tema de la risa de Mei…
"Supongo que para verla sonreír necesitas gastar toda la suerte de tu vida y que los planetas se alineen" Fue lo primero que pensé mientras miraba por la ventana. Ni siquiera recordaba cómo era verla sonreír… tal vez se veía linda, demonios ¿en que estoy pensando? Es obvio que se vería linda.
Sería perfecto si ella sonriera para mi todos los días. Me haría sentir que al menos una parte de ella me ama.
Una vez leí una gran historia donde un chico se enamoraba de una chica. Un amor que no pudo ser por causas demasiado absurdas. El chico se quedaba solo sin su gran amor y alguien le consolaba diciendo "No dejaré que tu corazón se congele" Esa frase sin duda me recordaba a Mei…
-Sería perfecto si yo pudiera ser la persona que te hiciera feliz…
Me importaba muy poco hablar sola. Incluso me valía que ya fuera hora de regresar a casa.
-¿con quién hablas?
Bueno… creo que en mi anterior vida ofendí a unas cuantas religiones, porque sólo a mí me podían ocurrir estas cosas.
¿Que tan posible es encontrarte a las causas de tus males y felicidades justo cuando piensas en ella?
-Mei… ¿no irás a casa?
-Me he quedado a hacer algo de trabajo, sólo venía a buscar algo de tomar. Tu eres la que debería estar en casa.
-oh bueno, no es muy importante que llegue a casa ahora si no hay nadie.
-Yuzu, ya te he dicho que está prohibido ir a otros lugares después de la escuela.
-Tranquila, solo fue por hoy. Mamá no tiene ningún problema con que salga a estas horas.
-Pero yo si.
La mire despreocupadamente, ella en serio se tomaba su papel de niña modelo.
Supongo que es cierto eso de que "el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña" ya que hace unos meses no me habría imaginado enamorada de una persona tan aburrida.
-Tranquila, si tanto te preocupa iré a casa.
-No me preocupa.
Y ahí estaba de nuevo. Creo que puedo encontrar más calidez dentro de un congelador estando desnuda que en las palabras de Mei.
-Era broma, ya sé que no te preocupa. Pero hablando de eso, creo que hoy no iré a casa. Le he prometido a Harumin que dormiría hoy con ella.
-A casa…
-¿eh? Si es por el permiso de mamá puedo mandarle un mensaje…
-He dicho que vayas a casa.
-Pero nadie me está esperando ahí…
-Llegaré yo.
Maldición… es una verdadera tramposa en eso. Supongo que sabe el poder que tiene sobre mi.
-Está bien… iré a casa. Le mandaré un mensaje a Harumin…
-De acuerdo.
-"Al menos podrías fingir algo de felicidad… "
En cuestión de segundos la penetrante mirada de Mei estaba sobre mí, hablé tan bajo que no esperaba que me escuchara.
-¿De qué hablas?
Y entonces ocurrió. El momento en donde posiblemente los planetas se alinearon. Se dibujó una pequeña sonrisa en los perfectos labios de Mei.
-Estoy feliz.
Remató como si quisiera matarme con lo hermosa que se veía.
Me quede callada… ok, la verdad estaba embobada con ella. Lo admito fuerte y claro.
-Ve a casa.
-De… de acuerdo…
Ella se apartó de mí y comenzó a caminar.
-¡Oye Mei!
Desde su lugar paro y volteo para verme.
-¿Sabias? Hoy hubo una alineación perfecta en el universo.
Era seguro… ahora la que sonreía era yo.
