Una repentina dolencia ataca a Anfitrite y Poseidón comienza a buscar una medicina que la ayude. En el intertanto, un santo de Athena decide regresar al Santuario a despedirse de la diosa, de su aprendiz y quizás de sus amigos, antes de iniciar el viaje final.
HOLA A TODOS. Espero que los haya sorprendido. Aquí les traigo esta nueva propuesta que espero disfruten mucho, o al menos les ayuden a pasar un momento. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 5 años a las edades del canon (sí, hubo cambio de año, recuerden), o si les resulta más fácil y menos complejo, dense una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.
Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.
ADVERTENCIA.
Cualquier coincidencia con la realidad, con situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
"XV. MAGISTRI"
(Los Maestros)
Apertura: El Lado Profundo del Mar
Playa Navagio. Grecia.
23 de febrero. 9:45 horas.
Aquella playa parecía una postal, no en vano se dice que es una de las más hermosas de toda Grecia. Las aguas estaban tranquilas y las olas apenas perturbaban la arena. No hacía calor, pero tampoco frío: la temperatura estaba bastante agradable y la suave brisa llenaba de un fresco aroma a playa todo el ambiente. Cosa curiosa, no había nadie. Aquél día no habían llegado turistas a visitar el lugar, como si hubieran intuido que no debían perturbar la paz reinante. Frente al barco naufragado, había una toalla tirada en la orilla junto con un bolso de playa, pero fuera de esto, no había más indicio de que hubiera alguna persona en las cercanías.
En el agua, y con toda la tranquilidad del mundo, Paulina flotaba.
Medio dormitaba en el agua, segura y tranquila, a sabiendas que nadie le haría daño. Mucho había pasado en su vida desde que se había reencontrado con Poseidón, tanto que hasta parecía que habían pasado décadas. Seguía siendo la misma chica de carácter firme y porfiado, con la diferencia que había retomado su papel como diosa de los mares calmos, protectora de los pescadores. Su salud había mejorado muchísimo: seguía enferma, pero su condición no mataría su cuerpo mortal en lo inmediato y llevaba meses sin tener crisis. Eso había sido especialmente positivo, pues había podido preparar y rendir los exámenes de convalidación que le permitirían entrar a la universidad en septiembre próximo. Es más, se encontraba en tan buen estado de salud que hasta la habían autorizado a entrar a la carrera universitaria que siempre había querido: Biología Marina, la cual, como podrán suponer, tiene mínimas exigencias físicas qué cumplir.
Apolo no había estado muy convencido cuando dio la autorización, pero bueno…
Paulina movió los brazos y abrió los ojos, fijando la mirada en las paredes de piedra caliza que parecían recortar el cielo. ¡Tanto había pasado en un solo año! Casi muere, se salva de milagro, se reencontró con Poseidón, se reconciliaron y se casaron de nuevo, pese a que ella aún era menor de edad. No les había sido fácil encontrar un juez que autorizara a Paulina a contraer nupcias, y se encontraron con toda clase de trabas cuando quisieron salir del país, pero bueno, con un buen abogado y un par de maldiciones divinas (cortesía de un muy enfurecido Poseidón) todo es posible.
"Jejejejeje…"
Paulina siempre emitía risitas cuando se acordaba de eso. Verle la cara al juez cuando en efecto se dio cuenta que trataba con una deidad caprichosa y molesta, que provocó un señor temblor de 6.3 grados Richter, localizado única y exclusivamente en el edificio y que aumentaba o disminuía de acuerdo a la impaciencia de Julián Solo había sido épico. O la cara que puso cuando Poseidón detuvo el temblor, como haciendo énfasis en que sí, él era el amo y señor de los terremotos.
La chica suspiró profundo y se dejó mecer por el tranquilo oleaje. Nunca supo cuántas horas llevaba allí, solo que estaba en paz. Pestañeó varias veces y pensó en sus exámenes recién rendidos… No le había ido tan mal, aunque tuvo que nivelar mucho. Por fin estaba libre de ellos y aprovechaba esa calma para poder disfrutar un poco la vida. Cuando comenzara a estudiar sabía que no tendría tanto tiempo como ahora. Suspiró: ¿Y si visitaba Naxos un día de estos?
Allí había conocido a Poseidón, esa isla le traía recuerdos.
Amaba a Julián. ¿Cómo pudo estar casi mil quinientos años lejos de él? Ahora que estaban reunidos casi no toleraban alejarse más de 12 horas segui…
"¡Argh!"
Paulina sintió una repentina puntada justo bajo el esternón, que quebró toda su calma. Por reflejó tomó una posición fetal e intentó controlar el calambre, que dicho sea de paso, también cortó su respiración. La nereida se hundió en el mar al perder algo de su normal estabilidad. Esto, bajo condiciones normales, no había significado un problema, pues podía respirar bajo el agua, pero ni bien se hundió, Paulina supo que esto no le sería posible… sus pulmones estaban rígidos. Se iba a…
Un par de brazos la acunaron y sacaron a la superficie antes que pasara siquiera un minuto bajo la superficie. Paulina, una vez que tuvo la cabeza fuera del agua, tomó una gran bocanada de aire y se sujetó de quien le servía de apoyo. Julián la aseguró contra su pecho y esperó a que se calmara, prodigándole algunos besos en la frente. La sostuvo así unos instantes, mientras Paulina se recuperaba del calambre.
"¿Ya estás mejor?"
El dios había querido sorprender a su nereidita mientras ella se bañaba en una de sus playas preferidas. Su plan había sido bucear bajo ella, acercarse sigilosamente desde abajo y, usando sus brazos, hundirla bajo el agua para quizás jugar un rato bajo ella… pero su plan se vio frustrado cuando repentinamente Paulina se retorció de dolor y se hundió por completo desvalida. La chica tomó un par de bocanadas más de aire y, tras unos momentos, se encontró con la mirada del dios.
"Creo que sí… me dio un calambre, Ju, eso es todo…"
"Lo noté, me acabo de llevar un buen susto. ¿Seguro estás bien? Hace meses que no tenías una crisis." Paulina lo besó en la mejilla.
"Nunca dejaré de tener las crisis, por más que se distancien una de otra… tengo que vivir con eso. Apolo cree que esta condición me va a seguir unas dos o tres encarnaciones más."
"No es la mejor excusa para mimarte." Sin soltar a Paulina, Julián comenzó a nadar remolonamente por el agua, describiendo un círculo. "Y yo que te quería sorprender."
"Tienes que mejorar tus sorpresas."
"Hmpf. Me puedo poner creativo. ¡Oye!"
"Oigo."
"Supe que estabas esperando a un galán de ojos azules…"
"¿En serio?" Le preguntó con travesura, mientras terminaba de sosegar sus dolores. "Pues creo que te fueron con cuentos."
"Sí. Fue lo que me dijeron. Que tiene una encantadora sonrisa, porte atlético, cabellos celestes…"
"Sí, te fueron con cuentos." Paulina maniobró de manera tal de quedar mirando a Julián a la cara. "El galán que espero no tiene los ojos azules."
"¿Ah no?"
"No… sus ojos son como el océano Pacífico. Así de fuertes y bellos." La pareja comenzó a acercar sus rostros. "Ese es el galán que busco, señor Solo. ¿Lo habrás visto?"
"Creo que sí, señora Solo. Creo que…"
"¡AAAAARGH!"
"¡Tite!"
Anfitrite volvió a sufrir un calambre especialmente feroz justo por debajo del esternón. Poseidón atinó a sujetarla al tiempo que sentía como el cuerpo de su esposa perdía calor y fuerza. Paulina palideció y comenzó a sangrar por la nariz, al tiempo que tragaba bocanadas de aire por la boca, en las que no sacaba mucho aire.
"¡Ya está! Nos vamos."
Julián aseguró a su joven esposa en brazos y, ayudado por las olas, se dirigió a la playa cercana; una vez allí dejó a Paulina en el suelo, con delicadeza, mientras la pobrecita sufría por un calambre más prolongado y fuerte de lo normal. Usando su cosmo envió por Baian, quien rápidamente llegó con la lancha del dios. No perdieron mucho tiempo en subir a Paulina a bordo, quien a esas alturas se había desmayado.
"Rápido, avisa a la capitanía de puerto que vamos con una emergencia médica. ¡Andando!"
Motta Sant'Anastasia. Provincia de Catania. Sicilia, Italia.
23 de febrero. 16:45 horas.
Se había tomado libre ese día. A verdad es que llevaba algo así como una semana y media sin ganas de nada. Al menos su hermana Fabiola sabía respetar estos estados de ánimo suyos y la dejaba ser. Todos los años se ponía igual: los recuerdos, a medida que se ponía más vieja, solían ponerla cada vez más emocional. Se apoyó en el marco de la ventana y observó hacia afuera. La tarde estaba muy fresca, pero lo peor del invierno había quedado atrás. La antigua amazona se hizo una casual trenza, pero sus ojos apagados no demostraban que había disfrutado tal actividad.
Juliana se sentía sola, como siempre solía sentirse en esta época del año.
Detestaba febrero. Con toda su alma. Sobre todo la última semana y todos los recuerdos que eso le traían. Estaba por cumplirse un aniversario más del asesinato de Axl Lüntz, evento cuya tragedia solo había sido superada por la que vendría justo un mes después, cuando Lümi misma falleció a causa de un bastardo malparido, que no pudo ver más allá de su xenofobia.
Atajó con una mano una rebelde lágrima que había comenzado a deslizarse por su mejilla. Lümi de Aries había sido prácticamente su hermana. Incluso la sentía más cercana que Fabiola, hasta el día de hoy. ¿Cuántos años habían pasado ya? Parecía ser una pequeña eternidad.
Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás e incluso inclinó un poco su cuerpo, como esperando un abrazo que sabía que no estaba allí. Se detuvo segundos después y abrió los ojos, con la mirada afilada y seria. Gruñó para sí misma: casi treinta años habían pasado y todavía no lograba convencerse de que simplemente… quien se suponía tenía que abrazarla y contenerla, nunca había estado allí.
"¡Figlio di Puttana!"
Juliana de Cáncer nunca había pedido esto. Hubiera preferido morir en batalla mil veces antes que tener que sobrevivir a sus dos más queridos amigos y enfrentar una vida de desamor gracias a un maldito de quien solo sabía que no estaba muerto. ¡Quizás en qué condiciones estaba viviendo! Y encima teniendo que recordar aquellas crípticas palabras que Axl le dijera en su momento en defensa del sujeto: ¿Acaso crees que le es muy fácil ver la perfección y sentirse poca cosa cada vez que intenta hacer las paces contigo? ¡Deja de tratar de cambiarlo!
Condenado lemuriano.
¿Cambiarlo ella? ¡Nunca intentó cambiarlo! Pero era tan difícil tolerarlo. ¿Ver la perfección? ¡¿De qué hablaba Axl?! Si ella nunca fue perfecta a los ojos del muy maldito, solo era el reemplazo de aquella mujer por la que nunca dejó de suspirar. ¡Menos mal que nunca la había conocido pues bien capaz era de sujetarla por el cuello y retorcérselo por todo el daño que había causado!
Al menos su aprendiz había vuelto al buen camino y compensaba por fin todo el daño que había hecho, sirviendo bien a la diosa. Eso le daba algún alivio.
¡Odiaba Febrero! Con toda su alma.
"¡JULIANA! ¡BAJA DE UNA VEZ Y TRATA DE COMER ALGO, QUE NO TE QUIERO LLORANDO COMO ALMA EN PENA TODA LA TARDE OTRA VEZ!" Bramó Fabiola desde lo más profundo del primer piso. "¡NO ME HAGAS IR HASTA ALLÁ A BUSCARTE!"
"¡BAJO EN CINCO MINUTOS!"
"¡DIJISTE ESO HACE DIEZ MINUTOS! TE JURO QUE SI NO BAJAS EN ESTE INSTANTE, LLAMARÉ A MÁSCARA."
Juliana empuñó las manos y apretó los dientes. Si bien Fabiola nunca había llamado a Máscara en situaciones similares, mejor no tentaba su suerte. Lo que menos necesitaba en este momento era que a la gritadera se uniera su aprendiz. Eso atraería a la familia y en serio no necesitaba a tanto metiche bien intencionado. La amazona echó un último vistazo por la ventana y, tras resoplar de enojo, se dispuso a salir de su habitación.
"¡YA VES QUE BAJO! ¿ERAN NECESARIOS LOS GRITOS?"
Ingolstadt, Baviera, Alemania.
En esos momentos
¡De nuevo esa sensación! Se estaba abrazando a sí mismo. A veces tenía la impresión de que alguien buscaba refugio en sus brazos y, casi por inercia se abrazaba a sí mismo, solo para descubrir que ese efímero instante había pasado al infinito, sin siquiera materializarse. Miró al cielo y buscó algunas de sus constelaciones favoritas.
Sus ojos estaban tristes, apagados. Carecían de brillo y quizás de vida. No digamos que le quedaba mucha, pero ya estaba resignado. También se encontraba solo… una vida desordenada y mucho potencial desperdiciado le habían llevado a este punto. Además era finales de febrero… ¡Odiaba febrero con toda su alma!
Su vida era un desastre. Su salud era un desastre. Para colmo tenía la capacidad emocional de una cucaracha. Él no podía estar orgulloso de sí mismo. Daba vergüenza… solo podía presumir de dos cosas: por lo visto no había sido tan mal maestro, su aprendiz se lucía como santo (cosa que él nunca pudo lograr) y por fin… ¡Por fin! Por fin había podido cumplir la promesa que hacía tantos años le hiciese a su mejor amigo…
Ese día cumplía seis años sobrio.
Justo ese día.
… Justo.
Al menos cuando se reuniera con Axl en el inframundo podría verlo a la cara y decirle que había ganado la apuesta, aunque hubiera sido muy tarde para hacer algo y enmendar al menos un poco las cosas con… bueno. Con ella.
Seguía sin poder verla a la cara. Nunca podría hacerlo, no sería capaz. Él quería respuestas que seguramente no obtendría, si es que sobrevivía a un probable reencuentro. Suspiró y miró la hora. Ni siquiera sabía si quería verla, de este modo era más fácil. Prefería que lo recordara borracho y desperdiciado que… en esas condiciones. No quería que lo viera así.
Mejor se regresaba a casa… necesitaba dormir antes del viaje y le tocaban algunas medicinas que lo dejaban sintiéndose más enfermo.
Lo más probable es que nunca más la viera y no tenía manera de comunicarse con ella. No tenía su email e ir hasta su casa iba a ser más agotador. Sin mencionar que no tenía tiempo y en serio prefería despedirse de la diosa y su aprendiz y quizás… solo quizás… ver como estaba aquél otro muchacho, aunque fuera de lejos.
¿Aceptaría Milo entregarle la carta?
Erich de Escorpión suspiró y se ajustó el abrigo…
Mejor regresaba a casa…
Continuará.
Por
Misao-CG
Próximo Capítulo: La Llegada del Maestro
… Saori sonrió para sí misma: Aioros no sabía nada de química, pero estos ejercicios eran simples y sabía que estaba acosando a Afro por cosmonet para que lo ayudase. Podía escucharlos. Volvió a mirar la hora… y suspiró largamente…
Nota Mental: Considerando que voy a subir en unos momentos más el primer capítulo, solo les dejaré la brújula cultural, como siempre cortesía de Wikipedia y otros sitios y algunas respuestas a reviews anónimas. Por favor, si detectan algún error tipográfico, de ortografía y redacción, me avisan para que lo pueda reparar. Por lo demás… ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR EL APOYO!
Ozzy, tienes razón, Milo y Alisa necesitaban derramar miel, más aún luego de aquél incendio. Por esa época, supongo, estaban bien ansiosos por demostrarse que se querían. ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!
Yamid, supongo que tomaste agua para bajarle al azúcar, ¿verdad? Nada que hacer con estos dos, ya era hora que tuvieran un momento para darse arrumacos. ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!
BRÚJULA CULTURAL:
Traída a ustedes gracias a Wikipedia. n.n
Playa Navagio: O la Bahía Navagio, es una playa ubicada en Zante o Zacinto (en griego Ζάκυνθος, Zákynthos), la cual es una isla griega del grupo de las islas Jónicas, pertenecientes a Grecia. Se menciona en la Odisea de Homero, lo cual quiere decir que se tiene conocimiento de la isla desde antaño. Esta playa, también llamada del Naufragio por tener justamente un barco encallado (traficaba cigarrillos ilegales allá por 1981 cuando encalló), es una de las más bonitas del mundo. Busquen las fotos, vale la pena googlearlas.
Naxos: (en griego Νάξος, Náxos) es una isla griega del mar Egeo, que pertenece al archipiélago de las Cícladas. Tiene 428 km² y 14.000 habitantes, lo que le hace la más grande de las islas de las Cícladas. La capital es la ciudad de Naxos. En la mitología griega, según algunas leyendas relatadas por el pseudo-Apolodoro, es el lugar donde Teseo hace escala después de haber matado al Minotauro. Allí abandona a Ariadna, hija del rey Minos, que es recogida al día siguiente por Dioniso, y llevada enseguida a Lemnos. Además, es en esta isla donde se dice que Poseidón vio a Anfitrite por primera vez bailando con otras nereidas, que según algunas versiones se enamoró de ella y se la llevó, pero otras añaden que ella huyó a los más lejanos confines del mundo, refugiándose junto al titán Atlas. Poseidón envió entonces a numerosos criados en su búsqueda y uno de ellos, Delfino, terminó encontrándola y rogándole que aceptase casarse con el dios y se convirtiera en diosa del mar. Anfitrite terminó por aceptar, y Delfino fue así recompensado con un lugar entre las estrellas..
Anfitrite: (en griego, Άμφιτρίτη: 'el tercero que rodea [el mar]') era una antigua diosa del mar tranquilo, que se convertiría en consorte de Poseidón. Según la Teogonía de Hesíodo, Anfítrite era hija de Nereo y Doris (por tanto, una nereida), o de Océano y las Tetis (por tanto, una oceánide) según Apolodoro, quien sin embargo la menciona entre las nereidas además de entre las oceánides. Las épicas homéricas apenas la personifican por completo, pero sí la mencionan al paso (… contra las cuales rugen las inmensas olas de la ojizarca Anfitrite…). Comparte el epíteto homérico Halosidne ('nutrida de mar') con Tetis.
