Sólo veo pasar a la gente de un lado para otro. El radio está encendido, pero ni siquiera presto atención, sólo sé que he oído un par de éxitos pop que suenan a lo mismo. Hoy no tengo ganas de entrar al colegio, ni siquiera quiero responder el par de mensajes que Scott dejó en mi bandeja apenas hace quince minutos, sólo quiero irme a casa. ¿Qué sentido tiene asistir un día más? Miré el espejo retrovisor y pensé: ¿Esto es por Lydia? Bueno, la respuesta es un rotundo no. He perdido por completo el interés ¿Qué caso tiene ser lindo con alguien que simplemente omite todo lo que haces por ella? Tengo mejores cosas que hacer.
"¿Ya vienes?" Otro mensaje de Scott. No le preocupa que no le conteste, le preocupa realmente que me haya matado intentando subir al Jeep.
"Ya estoy aquí" Le respondo, pero en cuanto el mensaje se envía escucho un golpe en el cofre.
Es él. Abro la puerta y salgo.
- ¿Qué pasa hermano? – Me saluda.
- Nada aún, creo que mi vida es exitosa.
- ¿Sigues mal por lo de Lydia? – Sólo me limito a mirarlo. - ¡Vamos Stiles! No puedes deprimirte por una chica.
- Es científicamente probable que sí – Le dije mientras cerré la puerta de mi auto y comenzamos a caminar.
- ¿Y qué piensas hacer?
- Sólo dejaré de insistir hermano. Le dolerá mi indiferencia.
- Así se habla. – Y reímos.
La escuela por fin llegó a su fin, como era de costumbre, ofrecí a Scott darle un aventón a su casa. Como fuera, necesitaba pensar.
El teléfono de mi amigo comenzó a sonar. Era de nuevo ese tal Derek, o cualquiera que fuera su nombre.
No presté atención en lo más mínimo, por mucho que me interesara saber de las nuevas habilidades de Scott, no podía inmiscuirme si de su nuevo y extraño amigo se trataba. Desde que nos conocemos hay una especie de tensión entre nosotros, y honestamente es irritante. No era como con Jackson, que sólo era molesto y ya, no, esto era totalmente diferente.
- Derek quiere vernos.
- ¿Vernos? - ¿Me estaba incluyendo?
- Sí, dice que es importante.
- ¿Importante?
- ¿Puedes dejar de hacer preguntas?
- Ok, ok, está bien… ¿Y en dónde hay que verlo?
- En la colina, cerca de dónde estábamos aquel día.
- ¿Estás loco? No podemos regresar ahí…
- Ya lo sé… Pero es la única opción que tenemos.
Puse los ojos en blanco, pues tenía razón. No había vuelta atrás.
Tomé una de las desviaciones para salir al bosque inmediatamente, y aunque mi corazón latía súper rápido, estaba tranquilo.
No tardamos demasiado, deje la Jeep en un punto cercano al de la última vez, bajamos y comenzamos a caminar.
- ¿Qué es lo que quiere? – Pregunté con evidente nerviosismo.
- No sé, supongo que matarnos o algo así.
Me detuve en seco al considerar el escenario.
- Es broma Stiles.
- La próxima vez que un animal salvaje te ataque, diré que fue broma.
Y seguimos caminando, hasta un punto donde ya no había nada a la vista, sólo troncos y hojas secas. Y oí un ruido cercano, como las botas haciendo crujir las ramitas y hojas a su paso.
- Idiotas. – Una voz grave llamó.
Volteamos y ahí estaba él. Tan rudo como siempre, con ese gesto de pocos amigos, barba recién recortada, pero aun así rejega a dejar de crecer, una chaqueta de cuero y su cabello alborotado. Por un instante sólo miré mi ropa: pantalón de mezclilla, Converse, y una camisa a cuadros.
- Que hay. – Dije en voz baja, pero él no pudo evitar mirarme de manera despectiva.
- Vamos.
Y empezamos a caminar detrás de él, adentrándonos más al bosque, que ya odiaba. De un momento a otro, me encontraba completamente solo, lo único que me acompañaba era el ruido del viento golpeando los árboles. No podía oír pasos más que los míos, no podía oír otra respiración salvo la mía; estaba completamente en paz.
- ¿Scott? – Pregunté en un leve y apenas audible tono de voz. Porque ese era mi propósito, no ser oído.
- ¿Derek? – Pregunté de nuevo, tentando mi suerte, que afortunadamente era la misma.
Saqué mi celular para corroborar que tan perdido estaba, y vaya que lo estaba, pues no había señal.
- ¿Qué haces aquí? – La voz de un hombre interrumpió mi escasa tranquilidad.
Volteé lentamente para encontrarme cara a cara con Chris. Ese hombre no me da para nada buena espina.
- Señor… Yo… Ah…
- Vamos, sólo dime Chris.
- Oh, sí, bueno…
- ¿Puedo preguntar que hace por aquí el hijo del sheriff?
- Bueno, en realidad yo… caminaba – No dejaba de mirarme, como si supiera que estaba mintiendo. – Sí, necesitaba, aire.
- Entiendo. – Llevo sus manos a las bolsas de su chaqueta. – Me pareció extraño ver una Jeep a mitad del bosque. Quise cerciorarme de que todo estaba bien.
- Todo está perfecto. – Dije, alzando las manos para demostrar inocencia.
Su penetrante mirada buscaba un error, una pista. Tragué un poco de saliva hasta que la tensión se pudo romper gracias al sonido de su radio.
- ¿Quieres que te lleve a casa?
- No, muchas gracias, me quedaré un rato más por aquí. – Metí mis manos a las bolsas de mi pantalón y bailé un poco.
- Bien…
Y sólo vi como lentamente se alejó hasta que por fin pude perderlo de vista. No pude evitar soltar una gran bocanada de aire y comenzar a reír.
- ¡Que loco! – Exclamé, llevándome las manos a la nuca.
- Excelente actuación – Reconocí a lo lejos la voz de Derek.
¿Es que acaso uno no puede perderse sin tener que llevarse sorpresas?
Comenzó a acercarse lentamente hacia mí. Sólo puedo centrarme en una sola cosa, y es en sus ojos, ese par de ojos azules, tan penetrantes, tan misteriosos… Ahora está parado a medio metro de mí.
- ¿Dónde está Scott? – Le pregunto cómo haciendo que en realidad no lo sé.
- Dijo que hoy regresaría solo a casa. – Otra mentira.
- Oh… bueno – Alcé las cejas, sorprendido. – Entonces será mejor que me vaya. – Apunté sin dirección alguna con mis pulgares, queriendo indicar el camino de regreso a mi auto.
- No lo creo.
