Respirando con dificultad
¿Y si ya no hay esperanzas? ¿Qué pasaría si ya no queda siquiera la fe? Cinco humanos y un niño pequeño deben enfrentar el peor miedo de la humanidad, la muerte. Nadie pudo haberlo previsto… Nadie lo esperó. Una aglomeración de los borrosos recuerdos de aquél pasado remoto, al que a veces debemos dejar ir. Dejar ir con todos los sueños, tener que madurar y aceptar la realidad: Nada es para siempre.
Un romance-tragedia del trabajado, un toque de humor y un final predecible. A veces es mejor no saber lo que nos espera al final del camino, pero a veces debemos saberlo para aprovechar mejor el tiempo que nos queda por vivir.
Explico; esta historia se desarrolla desde seis puntos de vista distintos, con canciones distintas, y a partir de recuerdos de los personajes. Las primeras palabras que hablan antes de empezar a relatar, son palabras del presente. Luego hay una pequeña frase en cursiva, que marca el inicio del regreso en el tiempo, de los flash back.
Las estrofas en inglés y cursiva son partes de canciones exclusivas de The Rasmus.
La primera corresponde al PoV de Kaito Shion, con el fondo de la melodía de Funeral Song.
La segunda es relatada por Rin Kagamine, con Guilty como canción de apoyo.
Continúa con el punto de vista de Len Kagamine, con No Fear como canción.
Miku Hatsune toma su parte en la historia en la cuarta, In the Shadows.
Finalmente, Meiko Sakine finaliza con su trozo en Sail Away.
Frankie Shion realiza un epílogo contado por él, años después.
Estos personajes, todos menos Frankie (Quien fue inventado por mí), fueron creados por Vocaloid, Yamaha y Crypton, yo sólo los utilizo para mi diversión y no tengo derecho alguno.
Las canciones, TODAS son estrofas de The Rasmus, una inspiración para mí.
Sé que hay partes no muy comprensibles, y lo admito. Soy una persona difícil de entender, pero si hay algo que no queda claro, háganmelo saber.
(Kaito Shion)
Respirando con dificultad, trato de no olvidar que debo meter aire en los pulmones para seguir vivo. Pero… ¿Yo de verdad deseo continuar con vida?
I dumped you again
I don't understand
It's happened before
can't take it no more.
Mi cuerpo ya no siente nada. Ni dolor, ni tristeza, ni alegría, ni siquiera un poco de culpa. Yo no la quería lastimar, y no me contenté con arruinarle la vida, luego hice que la obligaran a casarse conmigo.
Verán, cuando conoces a alguien, y le enseñas una parte de ti, te conectas con esa persona y crees que vale la pena, le das todo lo que tienes. Pero, si esa persona se aleja de ti, se lleva la parte que le enseñaste consigo.
I died in my dreams
what's that supposed to mean?
Got lost in the fire
I died in my dreams
reaching out for your hand
my fatal desire
Unos ojos azules como el mar, húmedos y suplicando piedad, me miran con miedo y angustia. No termino de explicarme a mí mismo cómo fue que llegamos hasta aquí. Yo hasta hace unos días casi y me consideraba oficialmente feliz. Ahora no tengo nada, solo estos pequeños ojos azules, incapaces de entender lo que está pasando. Es por estos ojos azules que sigo manteniéndome vivo.
No voy a decepcionar a mis ojos azules, no de nuevo.
Todo comenzó con atracción fatal.
-Oye, Kaito, ¿No te cansas de tomar helado todos los días? Deberías probar algo distinto.-La pelirroja miraba fijamente la botella que cuidaba en sus manos, sin prestarme demasiada atención.
-Allá tú si no te gusta el helado, pero de vicios tienes, entre muchos otros, alcohol encabezando la lista.-Me encogí de hombros, esa era una buena forma de decirle a Meiko que mi Helado Häagen Dazs le hacía "6-0" a su Sake maloliente.
-¡Tonterías! Eso lo dices porque nunca has tomado en cuenta el placer que te puede brindar una buena botella de Sake.-Lo dijo lentamente, antes de llevarse a la boca la botella que conservaba la tapa, para abrirla-¿Sabes una cosa?-dijo luego de abrir la botella y tragarse largos tragos del amargo líquido-Creo que debería enseñarte a beber, me siento algo sola cuando voy a los bares, desde que apresaron a Haku y todo…
Lo que había pasado entre Meiko y Haku hace unos días era algo de lo que no estaba enterado, y, sinceramente, no me tentaba demasiado saber.
-Pues, ¿No preferirías que te acompañe con una copa del más delicioso helado?-Le respondí alegremente, me hubiera gustado vernos a ella y a mí sentados tomando helado en la plaza, en vez de ir a un sucio bar en dónde nadie sabe lo que puede pasar, pero, después de todo, eso no estaría tan mal luego de unas copas, ¿o sí? Ya estaba acostumbrado a verla ebria hasta lo imposible, y tener que cuidar de ella, pero, por una vez, me gustaría ocupar su lugar y recibir yo los cuidados. Eso, y que con algo de suerte, el alcohol podría hacer efecto en ambos y podría aprovecharlo.
Me detesté unos segundos por tener ese tipo de pensamientos, pero Meiko y yo ya no éramos unos niños, yo la encontraba tremendamente atractiva. Ese cabello corto que cubría uno de sus hermosos ojos carmesí, y esa ropa descaradamente provocativa. Ese temperamento bruto y brusco, totalmente impredecible. Ese fuego interno y esos gritos que pegaba las noches en las que aparecía borracha, que luego se convertían en quejas MUY molestas en las horas matutinas.
Lo único que me impedía (o mejor dicho, nos impedía) estar juntos, era que ninguno de los dos tenía idea de lo que ella sentía por mí, aunque se lo pregunte una y otra vez, tanto ebria como sobria.
Mientras yo mantenía mi mente sumergida en pensamientos y preguntas sin respuestas, había olvidado que ella llevaba tres veces llamando mi nombre:
-¡KAITO! Rayos, ¿qué no escuchas?
-Hmm… ¿Qué?
-Sólo ve a traerme las llaves de la ó con el seño fruncido.
-Bueno, ya voy.
A los pocos minutos, y antes de que tuviera la oportunidad de oponerme, me encontraba en el automóvil como copiloto y la chica conduciendo como una bestia salvaje.
Y aunque se había llevado tres botes de basura, un bolso de cartero y la aplanadora de los Kagamine (que por cierto, ya imaginaba armando nuestro funeral por chocar su preciosa aplanadora llamada Josephine) por delante y sin compasión, me seguía pareciendo hermosa.
Aunque en ese momento no tuve la oportunidad de comentárselo, estaba muy concentrado gritando por ayuda y rezando por mi vida, sacándome las cartas y las estampillas del rostro y unas bragas del cuello (que no me hubiera molestado saber a quién pertenecían), todo al mismo tiempo.
Y si a eso le sumas la sonrisa sádica de Meiko, la gente gritando, la policía siguiéndonos por exceso de velocidad, las alarmas de los demás coches a nuestro paso y los no menos importantes bocinazos, obtienes un desastre a gran escala.
Lo último que recuerdo fue que la van estábamos cruzando el segundo piso del edificio "Crypton" (No me pregunten cómo llegó el auto ahí) cuando nuestro jefe estaba caminando transportando hartos papeles y lo llevamos por delante. Entré en pánico y perdí la conciencia repentinamente.
Lo siguiente que recuerdo, es que mi nariz se encontró con lo que más detestaba, el aroma a alcohol puro, caña, vino, coñac, martini's, ponche, cerveza, y el peor de todos, el Sake. Arrugué mi nariz por inercia y froté mis ojos. Sentí un inusual peso sobre mí, pero aún me estaba despertando, y lo más probable parecía que fueran restos de algún horrible accidente. Consideré la posibilidad de muerte, y la de continuar en el edificio del trabajo, pero lo eché por la borda por el exceso de murmullos y la música que aturdía mis oídos.
Justo al abrir los ojos, me di cuenta de que el peso que tenía sobre mí no era por el mal olor, sino porque literalmente, había alguien sobre mí.
-¡Meiko! ¿Qué haces allí?
Mi amiga se encontraba sentada sobre mi abdomen, con una botella de líquido en su mano.
-Sabía que te haría despertar el olor a alcohol.
-Pero, ¿Cómo fue que…? No, olvídalo. No quiero saberlo.
-Como digas.-Meiko ni se inmutó ni amagó moverse. Al parecer se veía cómoda con las piernas abiertas sobre mi torso y bebiendo a grandes tragos, a diferencia de mí, que me encontraba ruborizado por las miradas de desaprobación que me lanzaban los demás clientes.
Le pedí amablemente que se levantara, no quise ser grosero, pero me dio la impresión de que se ofendió un tanto.
-Bueno, ya que estamos, Luka, tráenos unas rondas para el nuevo.
La pelirrosa sonrió y empezó a mezclar botellas de la bebida en unos vasos de considerable tamaño.
Sorprendentemente, no me desagradó tanto como creí el tener que vaciarlo. Estaba más alegre de lo normal, pero Meiko ya empezaba a perder el equilibrio… mientras estaba sentada.
Se levantó con dificultad de la butaca, y se sentó en mis piernas. No dejaba de mirarme a los ojos y jugar con mi bufanda, hasta que cuando menos lo esperé, se impulsó contra el piso y nos tiró a ambos al suelo, cayendo ruidosamente ella sobre mí, en posición comprometedora… de nuevo.
Esta vez el Sake también me había hecho efecto. Perdí la cordura y metí las manos en su escote, mientras ella tiraba de mi bufanda y me desabrochaba el saco.
Pero…
Por alguna extraña razón puedo recordarlo con lujo de detalles, tal vez no estaba tan tomado como creí. Como sea.
Nos besamos con pasión, y luego de besos pasamos a… Bueno, la verdad es que me incomoda mucho tener que hablar sobre eso.
A la mañana siguiente, en el cuarto de Meiko, empezó el show.
-¡Eres un estúpido!
-¡¿Y ahora resulta que es mi culpa todo esto?!
-¡TE APROVECHASTE! ¡Pervertido! ¡Depravado! ¡Enfermo!
-¡TÚ insististe! ¡TÚ apareciste sentada sobre mí! ¡TÚ me tiraste al suelo!
-¡NO ES RELEVANTE!
-Pero… anoche no parecía molestarte tanto… En realidad, lo disfrutaste.-Una sonrisa pícara iluminó mi rostro, mientras las mejillas de mi "amiga" estaban a punto y coma de explotar.
-¡Estaba borracha! ¡No me hubiera molestado hacerlo con un ave!
-¡Ay! No me vengas con que no te gustó.
Punto y coma; Explotaron: ella, sus mejillas, y la violencia que contenía mezclada con el mal humor.
Y lo siguiente que sentí fue una botella de vidrio (Vacía, por supuesto) romperse en miles de pedazos violentamente, contra mi cabeza.
Mi pobre cabeza. Auch. Me duele incluso al recordarlo. La sangre brotó de mis cabellos azules, que ahora brillaban al rojo vivo.
Empecé a quejarme y a llorar, cuando una chica con el cabello verde entró al cuarto por el barullo y me encontró:
Semidesnudo (todavía contaba con mi bufanda), al borde de la inconsciencia, y sangrando.
Eso sin contar con que:
1- Miku era mi novia oficial.
2- Miku era virgen de labios, y le negué hartas veces cambiarlo.
3- Meiko sostenía el resto de la botella y la miraba con odio.
4- Meiko SÍ estaba desprovista de ropa.
Una batalla campal empezó. Preferí cerrar los ojos y esperar la muerte antes de ver a esas dos pelear como perro y gato. A pesar de que ver a Miku con pijama era tentador, me contenté con escuchar su voz… Y en cuanto a Meiko, prefiero no emitir comentario alguno.
-¡Perra! ¡Roba novios estúpida! ¡Zorra!
-¡Él jamás sintió nada por ti! ¡No tienes derecho!
-¡Nada más mírate! ¡No tienes respeto por ti misma!
-Sinceramente NO ME IMPORTA. Aquí está claro a quién prefiere.
-No, ¡él sólo no pudo resistirse! ¡Tú te le insinuaste! En cuánto sepa que yo lo sé, volverá rogando perdón.
-¡Uff! Creo que tienes exceso de imaginación niña.
-¡Yo te mostraré la imaginación, Hija de…!
Entonces me armé de valor, (y también miedo) y me puse de pie, deteniendo la pelea antes de que el asunto empeore.
-Miku, Meiko, les pido disculpas a las dos, las más sinceras disculpas. Yo, yo hice mal, y no puedo permitirme estar con ninguna de las dos. Las decepcioné, y creo que merecen algo mejor.
Las dos se me quedaron viendo atónitas, y opté por salir de la habitación (No sin antes tomar mis ropas) mientras pudiera.
Just one big lie
such a perfect illusion
I made you mine
Just to hurt you once again.
Caminé por la vereda totalmente desierta, y llegué hasta el apartamento de los gemelos Kagamine. Francamente, dudaba quién estaba más loco de ellos dos, pero necesitaba su ayuda para mejorar, sus hombros para llorar, y su sofá para dormir, ya que no iba a poder volver a la casa donde vivía con la peliverde y la pelirroja.
Toqué la puerta y fue Len el que me abrió. Rin estaba jugando videojuegos y ni siquiera miró en mi dirección. El rubio se me había quedado mirando, pero yo ya estaba eligiendo el sofá en el que iba a dormir:
-¡ESE!-Sin darme cuenta, señalé con decisión el sofá azul junto a la pared, sin siquiera saludar.
Len carraspeó, y Rin encarnó una ceja luego de poner el juego en pausa y observar en mi dirección.
-Gomenn. Buenas tardes, gemelos. Sucede que, como somos tan amigos, y yo siempre los he ayudado, incluso gracias a mí ustedes…
Rin levantó la mano para que me calle.
-Al grano. ¿Qué quieres?
-Quedarme con ustedes durante unas semanas.
-Ni aunque me pagues, amigo.
-Denegado.
-Oh, ¡Vamos! Les compraré… ¿Un nuevo videojuego?
-Hecho. Tienes una semana para largarte de estos lares.
Ya lo tenía todo planeado.
