UN MUNDO LLAMADO GAIA
Llevo demasiadas horas despierta. Quiero terminar el último capítulo de mi segunda novela. Pero me es imposible. No puedo parar de llorar al pensar en el final. No me parece suficientemente bueno para el final de mi historia. Sí, el final de mi historia.
Me llamo Hitomi Kanzaki, tengo 23 años, vivo en Tokyo y soy escritora. Mi novela se llama "Un mundo llamada Gaia" y está basado en hechos reales.
Es la historia de mi vida.
Aunque los lectores no lo saben claro.
Trata sobre un mundo donde todo es mágico y perfecto. Un mundo donde dejé grandes amistades, donde lloré, sufrí y donde me enamoré… Un mundo al que no consigo regresar y del que no me puedo olvidar por mucho que lo intente.
- Mami no puedo dormir!
- Lo siento mi amor te he despertado con la luz verdad?
Se me olvidada un último detalle. Soy madre de un niño de 5 años, su nombre es Hiro F. Kanzaki. Vivimos junto con mi amiga Yukari en un pequeño apartamento. Si, soy madre soltera y con mucho orgullo. Cuando supe que estaba embarazada, mi familia me dejó de lado, para mí mi única familia son mi pequeño y mi mejor amiga Yukari que es como una hermana y me ayuda en todo lo que puede.
No les culpo por no querer saber nada de mi. Cuando cumplí los 16 años desaparecí de nuevo durante 2 largos años. Cuando volví no di ningún tipo de explicación y para colmo estaba en estado. Es un poco complejo de explicar.
A los 14 años una luz me llevó a un planeta lejano en el que viví muchas ellas descritas en mi primer libro. Era muy joven y por aquel entonces no sabía lo que quería. Al poco de volver a la tierra me sentía vacía, no me sentía en casa. Echaba de menos ese lugar y a esas personas. Echaba de menos a esa persona…
Caí en una gran depresión por ello y dejé de estudiar y de correr que era lo que más me gustaba. Decidieron que lo mejor era internarme en una especie de centro psiquiátrico. No es que por aquel entonces me importara, porque no era la misma. Cuando llevaba dos meses internada tuve un sueño en el que caía por un precipicio y unas manos me recogían. Al despertar supe que ese no era mi sitio y que debía marcharme. Conseguí escapar y llegar a la azotea del edificio.
Tenía que verle una vez más. Ese era mi único pensamiento. Así fue como me lancé de lo alto del edificio y una luz me llevó hasta él de nuevo.
...
Flashback
…
Estoy rodeada de flores. Levanto mi mirada y solo veo más que flores. No, también veo la Tierra.
- Gaia… estoy en Gaia…
No puedo evitar llorar. Son lágrimas de alegría. He vuelto, estoy aquí de nuevo por fin. Necesito centrarme porque no sé en qué región estoy y no sé hacia donde debo dirigirme.
Veo unos árboles altos y es ahí hacia donde decido andar.
donde estoy? no reconozco nada… que tonta Hitomi si hace dos años ya… cómo vas a reconocer algo? - Oigo un sonido a mi espalda que hace que me gire lo más rápido que puedo.
Una chica me estaba apuntando con un arco. O lo que parecía una chica porque no consigo verle la cara con la capa que lleva.
- Hitomi? - pregunta la atacante
- Si… soy yo…
- No puede ser… pero hueles igual que ella - Dice quitándose la capa mostrando su rostro felino.
- Merle? - Mis lágrimas empiezan a brotar y me lanzo a sus brazos
- Hitomi! No sabes cuánto me alegro de que estés aquí! Has cambiado mucho! Van-sama no te va a reconocer!
- Van… ¿estamos en Fanelia? - Miro a mi amiga gatuna como afirma con un gesto.
- Vamos te voy a llevar a palacio - Me coge de la mano y me arrastra - Bueno explicame un poco porque has venido? que ha sido de tu vida?
- Pues la verdad… he estado muy enferma y no podía olvidarme de vosotros… - Era lo mejor para suavizar el tema que me había vuelto un poco loca.
- Estas enferma? Pero te encuentras bien? Necesitas que descansemos?
- No no, no te preocupes. Me encuentro bien. Ahora que ya estoy aquí me encuentro mucho mejor - Escondo mi nerviosismo que aumenta por segundos - explicame un poco que ha sido de vosotros…
- Por aqui todo tranquilo. Hemos reconstruido Fanelia y ya verás que te va a gustar. Van-sama es todo un gobernante y el pueblo le adora.- Se me queda mirando con una sonrisa pícara - y si lo quieres saber él también te ha echado mucho de menos.
- De verdad? un momento? ¿tanto se me nota?
- Jajajaja un poco la verdad. Pones la misma cara que él cuando hablamos de ti.
- oh vaya.
Está anocheciendo y hace bastante frío ahora mismo. No se cuando queda por recorrer pero mis piernas empiezan a flaquear. Mientras andamos nos vamos poniendo al dia. Ha madurado mucho. Ya no es la Merle niña que recordaba. Empezaba a tener cuerpo de mujer y su talante era de una mujer adulta. Con todos los sucesos del pasado no nos quedó más remedio que madurar de golpe. Eso o no poder superarlo y acabar ingresada como yo. Ahora que estoy un poco más cuerda me averguenzo de mi debilidad.
Sin darme cuenta llegamos a lo alto de un precipicio. Me quedo maravillada con las vistas. Está anocheciendo y la luz rojiza ilumina todos los tejados de la ciudad. Tengo en frente de mi Fanelia. Es preciosa. Una ciudad en medio de un valle con un castillo de piedra y madera en la zona más alta de una colina. Es mucho más de lo que recordaba.
- Me oyes? te has quedado extasiada. je
- Si, perdona. Ni en mis sueños la recordaba tan bonita.
Rodeamos el valle hasta la parte trasera del castillo donde hay un paso secreto para descender y llegar a los jardines de palacio. Me siento un poco extraña al entrar de escondidas. Tengo el castillo en frente de mi, impone de lo grande que és. Se parece mucho como era antaño, pero más grande y algo más modernizado.
- Creo que el amo Van debe estar en su sesión de entrenamiento diaria. Quieres que te lleve allí? o prefieres esperar aquí?
- emmm creo que le esperaré aquí. ¿que vas a decirle?
- Nada. Yo más que nadie quiero que sea una sorpresa jijiji
La veo cruzar los arcos que llevan al interior de palacio. Estoy muy nerviosa. Y si no siente lo mismo por mi? Y si no me quiere aquí? También podría ser que estuviera saliendo con alguien o que tuviera una prometida como los príncipes en las películas. Dios mio y yo con esta bata de pirada que llevo. Si por lo menos llevara mi viejo uniforme. Debo dar mucha pena así.
- Hitomi? - Me giro y está ahí… nuestras miradas se encuentran… dios mío es él. Sus facciones son más adultas y es más alto pero, es él… mi Van…
- Van… - No llores Hitomi por lo que más quieras, no des más pena.
He soñado tantas veces con este momento que no sé si es real- Balbucea el rey.
- Oh Van... - me acerco a él con los brazos abiertos para fundirnos en nuestro primer abrazo después de tantos años sin vernos. Me apreta contra su cuerpo como si fuera a desaparecer en cualquier momento. Su aroma me hace recordar nuestra despedida y ahora si, soy un mar de lágrimas.
- No llores - Me acaricia la cara y besa mi frente.
- es que… - No me salen las palabras.
- Vamos dentro que estás helada - Me susurra apoyando la frente contra la mía.
No se si fue la emoción o los nervios que hicieron que me desmayara en sus brazos. No quería parecer débil y mira por donde,acabo haciendo uno de los reencuentros más ridículos de la historia. Recuerdo su calor al llevarme en brazos y también su preocupación.
Abro los ojos lentamente. No estoy en mi cuarto ni en el cuarto del centro. Poco a poco los sucesos de la noche pasan por mi cabeza como un trailer de un sueño.
Estoy en una cama con dosel y una vela ilumina la estancia. Los techos son de madera tallada con figuras de dragones o eso es lo que parecen. La estancia tiene una chimenea al fondo con unos sofás y un gran ventanal por donde entra la luz de la luna, bueno de la tierra en realidad.
No estoy sola.
Van está dormido a mi izquierda.
Apoyado en la cama. Pobre, debe estar adolorido en esa postura. Le toco la cabeza y se despierta de golpe.
- Hola -Le digo con una voz de disculpa - Lo siento.
- Cómo te encuentras? voy a llamar a los médicos - lo detengo antes que se vaya.
- No, no los llames. Quiero estar un rato contigo - confieso avergonzada.
- Como gustes - Sonríe orgulloso - he traído algo de comida por si te despertabas hambrienta
- Gracias - No se ni por dónde empezar ni qué decir
- Ven, vamos a sentarnos en la mesa - Mesa en la que no me había percatado que estaba al lado de la ventana - Me he asustado cuando he visto que perdías el conocimiento - confiesa tocándose la cabeza. Está nervioso.
- Lo siento. Hacía mucho tiempo que no salía.
- Como que no salias?
- Mis padres me internaron en una especie de hospital, por eso voy con esta ropa. - agacho la cabeza avergonzada.
- Porque hicieron eso? - pregunta exaltado
- Verás, cuando regresé a la Luna de las ilusiones yo no era la misma. No me sentía a gusto ni en mi propia casa. Todo era extraño para mi. Extrañaba este mundo y os extrañaba a vosotros. Te extrañaba a ti. - Creo que he captado su atención porque me mira muy serio - Mis padres no entendían lo que sentía y tampoco creían lo que había vivido. Pensaban que me había escapado. Como no tenía el apoyo de mi familia caí en una depresión y acabaron encerrandome. Mi amiga Yukari fue la única que creyó en mí y tampoco fue suficiente. Buf diciéndolo en alto me siento mucho más liberada
Van se levantó bruscamente y me abrazó.
- Siento que hayas tenido que pasar por todo eso sola. Si llego a saber que estabas mal hubiera ido a buscarte. Pero me sentía un egoísta cuando pensaba en hacerlo. No quería estropear tu vida en la tierra. Pero veo que me equivoqué, debí haberme dejado llevar.- hace una pausa para mirarme a los ojos - Lo que está claro es que hemos sido infelices el uno sin el otro.
- Sí, estamos destinados a estar juntos - le acaricio la mejilla - puedo quedarme aquí contigo?
- Eso no hace falta que lo preguntes. Esta es tu casa y tu hogar. Quiero que seas feliz y pienso protegerte el resto de mis días.
- Soy muy feliz aquí, de verdad.
Vuelvo a sentirme yo misma. He recuperado mi seguridad perdida en la Tierra y me siento capaz de todo. Es gracias a él. Le acaricio de nuevo la mejilla pero esta vez es para abrirme paso y apoderarme de sus labios. Lo pillo desprevenido y se sorprende al principio pero se deja llevar por la pasión y profundiza nuestro primer beso. He soñado millones de veces con este momento y es mucho mejor de lo que imaginaba. Noto las mariposas en el estómago. Le quiero...No puedo vivir sin él.
- Creo que deberías descansar - rompe nuestro beso para hablar
- debería…
Por la mañana te enseñaré el palacio y la ciudad. Haré que te traigan vestimenta adecuada - Dice mientras le acompaño a la puerta - Prometo estar cuando te despiertes - abre la puerta y me da un beso rápido en los labios, pero no le dejo. Coloco mis brazos alrededor de su cuello.
- Quédate conmigo - le susurro al oído.
- Hitomi…no…
Me lanzo a sus labios de nuevo dándole a entender mis intenciones. Quiero sentirlo y quiero sentirme suya para siempre. Van cierra la puerta de golpe me agarra y me estampa contra la puerta cerrada mientras me besa apasionadamente. Se estaba reprimiendo por respeto a mi. Pero ya no hace falta. Estamos juntos y estaremos juntos pase lo que pase.
