Ese día comenzaba en el Instituto de Forks, estacioné mi auto (que data por los años 60) y me bajé escuchando música en mi adorado iPod

.:Delirios de una Noche de Luna Roja:.

Me llamo Jane Watson y lo que les contaré es uno de mis grandes secretos. Soy una persona normal, ni popular ni totalmente ignorada, mi vida en el Instituto de Forks también lo es. En resumen: Soy una chica que trata ser normal en un mundo normal.

Mi historia comenzó hace, quizá, unos dos años. Cuando llegó la familia Cullen a Forks, desde ese día mi corazón ha estado latiendo por una sola persona: Edward. Y seré sincera: es obvio que mis oportunidades con él son totalmente nulas. Pero los sentimientos, las emociones y las vivencias se van amontonando una sobre otra y he decidido que lo más sano sería contárselo a alguien.

Así que tú, querido amigo, que me estas leyendo, te informo que mi vida no está llena de muchas alegrías y que este es el diario de Jane Watson llamado Delirios de una Noche de Luna Roja…

………..

Ese día comenzaba en el Instituto de Forks, estacioné mi auto (que data por los años 60) y me bajé escuchando música en mi adorado iPod. El día no me resultaba emocionante, solo pensaba en que pronto comenzaría la vieja rutina de labores escolares y estudio para exámenes. Suspiré mientras giraba mis ojos.

Entré al pasillo y de inmediato una chica con una sonrisa estilo Colgate se acercó corriendo hacia mi y me sorprendió con un gran abrazo.

-Jane!-Chilló-Al fin llegas! Por qué tardaste tanto? Ya casi debemos entrar, hubieses podido llegar tarde!

-Calma, Lauren-Reí-Aun nos quedan 10 minutos, sabes?

-Lo siento, es la emoción, ya sabes-Murmuró sonrojándose- Cómo han estado tus vacaciones?

-No muy malas-Dije- Mi padres y yo pasamos unas semanas en Inglaterra con una vieja familia

-Con razón no me respondías los mensajes del celular-Pensó ella en voz alta. Yo asentí a modo de disculpa

-Y bien? Alguna novedad…?-Murmuré sabiendo que Lauren se estaba muriendo por escuchar aquella pregunta. Una sonrisa de gato se expandió lentamente en su rostro

-Claro! Y unas cuantas, eh? La primera es-imitó un sonido de suspenso-Que este año ingresa una familia, no he logrado obtener mayor información sobre ellos. Solo sé que son hijos de un tal doctor Carlisle Cullen.-Yo arqueé las cejas-Si, sé que estas pensando lo mismo que yo: que ojala estén guapos!

Yo estallé en carcajadas, mis años de vida habían transcurrido sin ningún interés especial por noviazgos, siempre había opinado que solo usaban eso para encontrarle un mejor uso a la saliva o algo por el estilo. Lauren y yo seguimos caminando por el Instituto mientras esperábamos a que el timbre nos indicara que debíamos entrar.

-Hey, qué pasa?-Preguntó ella con la frente arrugada mientras se percataba de que todos cuchicheaban y miraban a una misma dirección-Serán los chicos nuevos?

Y en efecto lo eran, venían en un despampanante Volvo color plateado en excelente condiciones. Los hombres se estaban volviendo locos con aquel modelo de auto, pero yo curiosa centré mi atención en los nuevos chicos.

-Oh…-Fue lo único que pude decir.

Del auto bajaban cinco personas de belleza inimaginable, de rasgos perfectísimos y gracia acentuada. Se movían con elegancia y delicadeza, eran dos chicas: una despampanante rubia y una linda morena (no puedo negar el hecho de que en ese momento me sentí terriblemente fea al lado de ellas) y tres hombres: uno con el cuerpo tan formado que te recordaba vagamente a un oso, otro rubio y un chico de cabellos cobrizos…

Hasta el día de hoy me pregunto como el chico de cabellos cobrizos produjo tal reacción en mi: mi corazón empezó a palpitar con rapidez y mis mejillas se acaloraron, mis ojos se dilataron y por un mínimo instante nuestras miradas chocaron, produciendo que yo soltara un respingo.

-Jane… Jane… Qué te pasa?! Tienes la piel de gallina!!-Chilló mi amiga alterada

-Shht, calla, calla-Le urgí sonrojándome mas-No me pasa nada, es solo que… me dio un poco más del frío normal-Mentí.

Obviamente no fui la única que había quedado enamorada de la belleza de los Cullen, las personas se amontonaban admiradas al lado de ellos y creo que por muy poco no los alababan. Yo trataba de mantenerme tranquila y no unirme al grupo de locos desesperados, respiré profundo y entré al salón de trigonometría cuando sonó el timbre.

Me senté en una mesa y comencé a escuchar música en el iPod de nuevo. Sabía que Lauren y yo no compartíamos esa clase así que esperaba a ver quien sería mi compañero de puesto. Y para mi (desgraciada) suerte me toco nada más y nada menos que…

-Buenos días-Murmuró el chico de cabellos cobrizos mientras se sentaba a mi lado.

Bien, en ese momento mi corazón volvió a latir con rapidez, yo traté de saludarlo con indiferencia pero mis malditas mejillas sonrojadas me delataban. Seguí escuchando música tratando de obviarlo de mi cabeza, qué demonios se suponía que estaba sucediendo?

Y lo peor del caso es que, por algún motivo, sospechaba que él sabía exactamente en que estado me encontraba, a pesar de mis vergonzosos esfuerzos por disimular todo. Suspiré, si: me intimidaba y en bárbaras cantidades. Lo miré como quien no quiere la cosa y si antes había dicho que era perfecto ahora pensaba que era un dios mitológico o algo por el estilo. Bajo su sweater color café se notaban los fuertes y formados músculos, su piel era pálida casi como el mármol y su rostro hermoso: de mandíbula acentuada, sorprendentes ojos de color bronce (o dorado, no sabría especificar) y un cabello casi del mismo color…

-Hm bueno… Hola-Dije-Me llamo Jane Watson, encantada…

-Edward Cullen, igualmente-Me dijo con una voz suave y ronca

-Así que eres… nuevo, no?

Él asintió con la cabeza, apático a lo que le decía. Comprendí que no deseaba hablar conmigo y sentí un cruel balde de agua fría caer sobre mí.

"Tontísima!"-Pensé.

El profesor entró, se presentó y de inmediato nos comenzó a hablar sobre un nuevo y aburrido tema. Mientras iba haciendo los apuntes y prestándole atención, por un momento me olvidé de la presencia de Edward Cullen, y agradecía eso.

Cuando la clase terminó iba recogiendo las cosas y accidentalmente toqué la mano del chico pálido.

-Ay!-Dije mientras me frotaba la mano, el tacto a la piel de Edward era irrealmente fría, casi como si su mano fuera un cubo de hielo

-Lo siento.-Dijo apresuradamente y salió del salón con rapidez

……..

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