Atenea se encontraba supervisando la más reciente construcción del Monte Olimpo, un templo conmemorativo de la guerra que prometía ser toda una maravilla por los eones que durara.

No es como si desconfiara que algo pudiera estar mal, después de todo fue uno de sus hijos quien hizo los planos.

La ya no tan pequeña semidiosa se había convertido en uno de sus hijos favoritos, mostrando ser fuerte de espíritu y corazón, superando valientemente todas las pruebas que le habían sido puestas con una astucia remarcable y sin cometer errores (a excepción, por supuesto, de ese pequeño desliz con el que aún no estaba del todo de acuerdo). Era todo un orgullo que los otros dioses supieran que ella, una de los "Héroes del Olimpo" era quien estaba reconstruyendo su hogar.

Sí, los semidioses eran más poderosos de lo que cualquiera de ellos quisiera admitir, y harían bien en recordarlo ahora que todo estaba empezando.


Este pequeño fic participa del reto "Dioses al azar" del foro El Monte Olimpo. Exactamente 155 palabras.

Tuve que escribirlo dos veces porque luego de La marca de Atenea, la diosa me cae pesada y fue difícil encontrar un tema de lo que quisiera escribir; al final me decidí por su parte de madre y una pequeña insinuación a las nuevas sagas. Espero que me quedara bien.

Lamento la demora.