Marinette cerró los ojos tomando aire, escuchando los gritos, insultos y amenazas que los héroes de Paris pronunciaban entre ellos. Su ceja tembló por un tiempo esperando que las cosas se calmen.
Cosa que no sucedió.
Intento contenerse, sí que lo intento. Pero Queen Bee y Chat Noir eran como agua y aceite, lo inimaginable es que parecía que se estaban peleando por ella.
Algo imposible, pero era cierto que los dos héroes le habían tomado cariño. Después de todo era la fuente de alimento y era su salvadora. Su habitación era como la sala de emergencias y Marinette era la enfermera que los había ayudado cuando se habían herido.
— ¿Por qué no te vas tú?
— Las damas primero.
— Eres caballeroso cuando te conviene.
— No te voy a dejar sola con Marinette.
— Somos chicas... tu eres el que se tiene que largar primero.
— ¡Ya basta! —Alzó la voz Marinette enmudeciendo a los presentes— Si siguen peleando... ¡Les doy con la chancla!
Amenazó, mostrándola como alzándola.
Los dos palidecieron, se miraron entre si y declararon una tregua en silencio porque Queen Bee y Chat Noir sabían que no podían luchar contra la chancla y salir invictos.
Al rato de volver a reinar el tranquilo silencio por la habitación. Marinette, repusó: "Voy a traer más galletas"
— Y no peleen mientras no esté, sino... —Añadió mostrándole de nuevo el objeto.
Los dos asintieron rápidamente y cuando se fue, aunque no pelearon, ellos se miraron retadoramente con amenazas silenciosas en sus ojos. Mientras tanto, Marinette aun seguía preguntándose porque aun seguía dejándolos pasar a su habitación.
Al menos para esas situaciones tenía la "vieja confiable" su chancla.
