Bueno, hola a todos, tengo una historia a medias en proceso de acabar, pero he encontrado esta pequeña historia que acabé hace un tiempo y he pensado que es hora de que vea la luz.

Especialmente para mi novia que está pasando unos malos días, pero pasará mi amor.

Espero que os guste. Ah y actualizaré pronto porque ya está hecha.

PRÓLOGO

Erase una vez dos poderosos reinos de una lejana tierra enfrentados en una guerra que se remontaba al principio de los tiempos.

Nadie era ya capaz de recordar el motivo que originó el conflicto entre el Reino del Norte y el Reino del sur, lo único que se sabía era que los White y los Mills estaban destinados a enfrentarse generación tras generación.

El Reino del Norte era conocido por sus nevadas cumbres y sus vientos gélidos. Sus guerreros, valientes y brutales, no temían pelear con cada fibra de su ser. La guerra formaba parte de su cultura. Mientras, el Reino del Sur se valía de las estrategias y el amplio conocimiento de la magia de sus habitantes.

Estas poderosas habilidades causaron incontables bajas a lo largo de los milenios que duró dicho enfrentamiento. Hasta que, empobrecidos, arrasados por el hambre y las injusticias, los reyes se reunieron para tomar un decisión que pudiera poner fin a la guerra.

Se convocaron a sabios de ambos reinos. La magia llamó a los espíritus para preguntarles cómo poner fin a aquella locura y estos hablaron:

"El fin de la guerra y la prosperidad de los reinos se dará por la unión de los próximos primogénitos de ambas partidas"

Así, cuando años más tarde, la Reina Cora supo del nacimiento de una niña en el reino de Blancanieves se resignó a acatar el designio de los espíritus que habían dictado el destino de su pequeña Regina antes incluso de que naciera.

CAPÍTULO 1. Verano de los 5 años.

Los reyes llevaban reuniendo a sus hijas cada verano desde el nacimiento de ambas. Sin embargo, el primer recuerdo que Regina Mills guardaba de Emma White era el de una niña de unos 5 años, cara llorosa y vestido arrugado.

Si Regina había aprendido algo en sus 5 años de vida era que una princesa siempre debía estar perfecta. Su madre se había encargado de grabar esa lección.

Así que ver a aquella tímida niña rubia, que se escondía tras las faldas de su madre y a la que llamaban princesa, sucia y desaliñada rompió todos sus esquemas.

—Las dejaremos a solas para que jueguen— dijeron sus padres.

Una vez que los adultos se retiraron, Regina se acercó a la otra princesa.

—Soy la Princesa Regina de las Tierras del Sur, es un placer conocerte.— Dijo solícita repitiendo la fórmula que su madre le había enseñado acompañada de una pequeña reverencia. Sin embargo, Emma no parecía dispuesta a responder. – Tienes que hacer una reverencia, ¿ves? Así se hace. – Repitió la reverencia para la instrucción de Emma. – Es lo que mami dice. ¿No sabes hablar? Las princesas hacen reverencias.

—Yo no soy una princesa. – Una voz apenas audible escapó de los labios de Emma.

—Claro que lo eres.— Dijo Regina sin entender.

—Pues no.

—Tu papá y tu mamá son reyes, así que tú eres una princesa. Como yo.— Expuso Regina completamente satisfecha con su respuesta.

—Las princesas son cursis.

—Claro que no.

—Sí lo eres. Eres una princesa cursi que hace reverencias.

—Y tú eres una maleducada y vas sucia.

Regina se dio la vuelta para reunirse con sus padres cuando sintió un golpe húmedo en su espalda. Emma le había lanzado una bola de barro manchando su vestido. Madre no iba a estar complacida.

—Ahora tú también estás sucia.

Gritó Emma alegre antes de salir huyendo. Regina supo en aquel instante que no importaba lo que sus padres dijeran, siempre odiaría a aquella princesa.

Gracias por leer