Hola, aquí traigo un nuevo fic, que me ha gustado bastante escribir, espero que disfrutéis leyéndolo.
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Capítulo 1: El nuevo mundo
Me despertó el molesto olor a azufre del lugar, ya era difícil dormir en esta situación, para que se sumase ese apestosos olor del exterior.
Mi cuerpo aún estaba medio adormilado, así que me levanté con algo de dificultad, supuse que Wendy estaría durmiendo todavía, así que salía a buscar algo para comer, en el tiempo en el que vivía solo no era difícil abastecerme, pero desde que había encontrado a esta pequeñita abandonada en el bosque debía ser más previsor.
La puerta de madera chirrió al ser abierta, y ante mis ojos se presentó la conocida imagen de ese bosque que tanto me gustaba, a pesar del desastre, el lugar estaba casi intacto, aunque ese olor era apestoso.
Igneel decía que cuando algo sale mal, lo mejor es sonreír y dar un buen puñetazo...me ahorré lo del puñetazo, pero mantuve una sonrisa en mi rostro.
Escalé un árbol, y inspeccioné el lugar en busca de algo que fuese comestible, aún tenía suficiente provisiones para pasar dos o tres meses, pero no me desagradaría un buen conejo, o un ciervo...debía parar de pensar en eso, estaba empezando a babear.
Salté de árbol en árbol, y al fin lo vi un pequeño conejo que se escondía entre los arbustos, debía ser rápido, y evitar llamar la atención de "ellos", me aferré a la lanza que había construido hace poco, la lancé con fuerza, y al oír el chirrido lo supe, hoy Wendy y yo comeríamos sin lata.
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Volví a casa, traté de hacer el mínimo ruido para evitar molestar a Wendy pero esta me sorprendió al darme un repentino abrazo por la espalda.
"Buenos días Natsu-nii"-saludó cariñosamente.
Tras ayudarla la pequeña peliazul se empeñaba en llamarme así, la verdad es que no me molestaba, y la verdad es que agradezco que se quedase a vivir aquí, aunque no tuviese otra opción, mi única familia era Igneel, y ser recibido por Wendy vestida con un vestido azul que le cubría hasta las rodillas era agradable.
"Buenos días"-respondí acariciando su cabeza-"¿quieres desayunar?
La pequeña dejó de abrazarme, y me miró negando con la cabeza para después sonreír cariñosamente.
"Ya he preparado el desayuno"-respondió orgullosa.
"Te dije que no hacía falta"-le reproché fingiendo molestia.
Wendy pareció tomarme en serio, ya que ocultó su rostro bajo su cabello.
"Aún así, gracias"-añadí tratando de cambiar su actitud-"pero no hace falta que lo hagas todo, eres mi invitada"-bromeé volviendo a mover su cabello.
"Aye"-respondió la peliazul sonriendo con un ligero sonrojo.
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El desayuno era un conjunto de lo poco que teníamos, manzanas recién cogidas, agradecía a Igneel por haber plantado los manzanos, y unos pocos cereales.
Estaba acostumbrado a comer lo esencial, Igneel nunca me dejó pasar hambre pero tampoco nos sobraba, por eso me preocupaba Wendy quizás tenía mas hambre de lo que demostraba, aún así decidí no molestarla con preguntas como esa, si veía que tenía hambre ya la obligaría a comer.
La peliazul terminó de comer antes que yo, y se mantuvo observándome mientras devoraba las manzanas restantes.
"¿Quieres algo más?"-pregunté intrigado por su continua mirada.
Ella negó con la cabeza sonriéndome.
"No Natsu-nii, iré a estudiar un poco"-respondió levantándose y saliendo del lugar.
A pesar del accidente la peliazul no había descuidado sus estudios, siempre dedicaba bastante tiempo a mantener su aprendizaje, en mi caso siempre había evitado las escuelas y todo eso, además Igneel me había enseñado lo básico para leer y escribir, pero sobretodo me había enseñado a plantar cara al mundo.
Ahora mismo no tenía nada que hacer, así que sin querer me perdí en mis pensamientos mientras observaba el bosque por la ventana.
Estaba harto de ese orfanato, no había libertad, éramos tratados como basura, así que sin pensarlo me escapé una noche aprovechando la oscuridad.
Viví seis o siete meses vagando por las calles, robé lo esencial para vivir, no creo que hubiese aguantado mucho más con ese estilo de vida, por eso agradezco haber-le encontrado.
Avisté a una presa fácil, un pelirrojo que resaltaba en todo el lugar, parecía estúpido.
Me abalancé para robarle la cartera, pero me sorprendió el puñetazo en toda la cabeza que me propinó el hombre.
Zarandeé mi cabeza, no era momento de ponerme a pensar en el pasado con lo difícil que estaban las cosas en esta nueva era, no podía perder el tiempo, me despedí de Wendy con una sonrisa, la pequeña siempre se oponía a que saliese de casa, pero al final conseguía disuadirla.
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Era mediodía, si salía ahora debería volver antes de que llegase la noche, recorrí el bosque saltando de árbol en árbol, deseando no encontrar ninguno de "ellos" en la ciudad, pero sabía que probablemente no sería tan fácil.
Recordaba el lugar, mis tiendas favoritas, mis restaurantes favoritos, los cuales solo visitábamos en situaciones especiales, todo había sido destruido, la ciudad no era muy grande, es por eso que Igneel insistía en que sería un lugar ideal para vivir, conocía cada uno de los ruinosos callejones que ahora estaba recorriendo, y continuamente imágenes de como era el lugar atacaban mi cabeza, siendo reemplazadas por las que tenía en frente en estos momentos.
Entre las putrefactas ruinas de la ciudad encontré una tienda a medio derruir, a veces compraba algo aquí con el poco dinero que teníamos, así que pensé que con suerte habría algún suministro para Weny y para mí, recorriendo con dificultad el camino repleto de escombros hacia la tienda logré apartar con un poco de esfuerzo el cartel antiguamente luminoso que bloqueaba la entrada.
Me apresuré a entrar, ya que estar a la vista no era la mejor idea, repasé estante por estante, solo para encontrar decepción al no haber nada, pero fue entonces cuando en un pasillo, me sorprendió encontrar una estantería para nada dañada, repleta de comida basura, comencé a empacarlo todo rápidamente, pues sabía que el riesgo de que "ellos" aparecieran estaba ahí.
Terminé por llenar mi bolsa, y al darme la vuelta tuve que contener un grito al encontrarlo de frente.
Esquivé ese zarpazo que destruyó el mueble, y me escabullí entre sus patas para no morir, pero el astuto monstruo reaccionó, y con un fuerte golpe con su cabeza logró aventarme contra una de las paredes del local.
Me reincorporé rápidamente, y tratando de que la horrorosa imagen de la criatura no me hiciese retroceder me aferré a mi lanza y me lancé contra ella.
El monstruo hizo lo mismo, y eso me dio ventaja, pues pude esquivarlo y atravesar-lo con mi lanza viendo como al salir por el lado opuesto traía ese negro órgano que antes era un corazón clavado en ella.
Sabía que eso no sería suficiente, así que me aparté evadiendo el próximo ataque, salté sobre una pila de escombros, me coloqué en la cabeza de la criatura que estaba aturdida, y recuperando mi lanza atravesé todo su cuerpo empezando por la cabeza, y viendo salir mi arma por una parte de su monstruoso cuerpo.
"!Muere de una puta vez¡"-exclamé con odio.
Viendo que aún se tambaleaba apliqué mas fuerza en la herida, logrando arrancar la mitad de su cuerpo, y derrotándola finalmente.
Evité observar el horrible cadáver, y recogiendo mi bolsa salí de allí, dejando mi lanza atrás, ya que no me apetecía tocar algo manchado con ese extraño líquido que podría tratarse de sangre.
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Tomé aire antes de entrar en mi casa, sabía que si Wendy notaba algo fuera de lugar se preocuparía, y eso era lo que menos necesitaba ahora mismo, por suerte mi chaleco y mis pantalones estaban intactos, y había aprovechado mi río favorito para limpiarme los restos de la criatura y mi propio sudor.
Abrí la puerta lo más tranquilo posible, y así traté de comportarme ante Wendy que me recibió con su ya típico abrazo, le mostré lo que había conseguido en la tienda, y viendo su sonrisa le aseguré que podría pasar más tiempo sin necesidad de salir a buscar provisiones, además de que le hablé sobre la cena de esta noche.
"Te encantará, es una receta de Igneel"-expliqué lanzándome a la cocina.
"¿Igneel?"-la oí susurrar, no era extraño aún no le había hablado de mi padre.
Ya en la cocina, junté unos cuantos trozos de madera que había ido recopilando, y encendí la hoguera, esperando que la cena quedase deliciosa.
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Devoré el conejo ansioso, cerré los ojos para saborearlo, sin dudas este sabor me era muy familiar.
"¿Que ocurre?"-pregunté viendo a Wendy moverse en su silla con nerviosismo.
"Etto..."-balbuceó.
"No seas tímida"-dicho esto acerqué el plato hacia ella, viendo como aumentaban sus nervios.
"No tengo hambre..."-gritó saliendo disparada por la puerta.
Que extraño, aunque había dicho que no tenía hambre la había visto coger una de las hamburguesas que había traído hoy.
Observé una vez más el plato ante mí, no era posible que no le gustase, el color negro alrededor, demostraba que estaba en su punto, la especialidad de Igneel, carne flameada.
Decidí no darle más vueltas y terminar de comer, necesitaba reponer energías.
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Wendy ya se había marchado a su habitación, así que me tumbé en mi hamaca observando el cielo estrellado a través de mi casi derruido tejado, a pesar de que el desastre había hecho desaparecer todo rastro de tecnología no me molestaba, Igneel me había enseñado que la luz artificial era un derroche, y que no se necesitaba cuando las estrellas iluminaban la noche.
Por desgracias y para mi sorpresa, antes de que pudiese conciliar el sueño, me sorprendió el sonido proveniente de la puerta, salté con agilidad y cogiendo una de mis armas de repuesto, esta vez una afilada estaca de madera me dispuse a averiguar que era.
Decidí no despertar a Wendy, si la cosa se llegase a poner fea, no quisiera que saliese dañada, y menos si era uno de "ellos".
Con el pulso a mil por hora y el sudor recorriendo cada parte de mi cuerpo, abrí lentamente la puerta mientras preparaba un golpe que tenía pensado asestar.
Mi sorpresa fue increíble cuando, en la oscuridad de la noche pude vislumbrar esa cabellera rubia, que sonriéndome aliviada terminó por desmayarse sobre mí.
Aunque no quiera admitirlo, el sentir todo su cuerpo, pero sobretodo algunas partes encima mío, me alegró tanto que casi no noté la herida que sangraba en un costado de su cuerpo.
"Maldita sea"-gruñí cargándola.
No era momento para eso, la chica necesitaba ayuda.
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"Natsu-nii"
Wendy sonaba somnolienta, sentía haberla despertado, pero teníamos otros problemas ahora, le ordené marcharse de allí, hoy dormiría en mi hamaca, aunque la pequeña estaba en estado de shock, y sobretodo muy confundida ante lo sucedido, obedeció y salió de la habitación, permitiéndome depositar a la rubia sobre la cama.
Corrí a buscar el botiquín, debía actuar cuanto antes, pero por desgracia la cosa se complicó.
Al quitarle la blusa pude ver sus gigantescos senos que hicieron reaccionar a mi dragón, traté de apartar mi mirada, y tragando saliva desinfecté y vendé su herida, la chica no reaccionaba, comprobé su pulso y me alegré al ver que seguía viva.
Me alejé de ella y la cubrí con una sábana, si todo iba bien, se recuperaría pronto, pero lo que más me asustaba era de donde provenía esa herida, tan solo esperaba no tener que volver a matar a un humano.
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¿Que os ha parecido?, espero que haya gustado, considerad esto un prólogo, la historia se pondrá mucho más interesante cuando vaya avanzando.
Para vuestra información esto no sera un Nalu, sino un NatsuxHarem.
Si tenéis alguna duda o crítica no dudéis en dejarla en los reviews.
Además que un fav y follow no está nada mal.
Como muy pocos saben empecé en fanfiction hace poco, y solo he subido una historia, que sintiéndolo mucho voy a abandonar, ya que no sé como tratarla, y solo saldría una birria, disculpad, pero no os preocupéis,tengo pensado terminar esta ya que si tengo la trama planeada, una vez más gomene.
