Disclaimer: Pokémon no me pertenece es propiedad de Satoshi Tajiri .

Notas de autor: Regalo para Kotomi, espero te guste y perdón por mencionar a cierto personaje que odias ;-;

Advertencias: Un poco de OoC, supongo.

Alerta roja: Si vienes a joder porque no te gusta el yaoi considera que lanzaré una maldición sobre ti.

Gracias.


"—No existe una esmeralda roja, sería un rubí.

—Tú existes y yo existo, esa es la prueba irrefutable de que esa gema existe. Tú y yo somos uno solo."

Silver cerró los ojos mientras su espalda descansaba en el Encinar aquel lunes por la mañana, le había prometido -a regañadientes- a los abuelos de Ethan ayudarlos en la guardería pero aún quedaban un par de horas para ir. Así que quería descansar después de todo el camino que había hecho de la Cueva Dragón a Pueblo Primavera hasta llegar a donde se encontraba gracias a que el huracán llamado Lyra le había hecho acompañarla antes de dejar que se fuera con la familia de su novio.

Bueno, no es como si tuviera un sentimiento más allá de la gratitud hacia ella; le gustaba su sonrisa y la alegría que tenía, pero no había amor. Él no podía querer a nadie porque estaba manchado por los pecados de su padre.

Crobat aleteó a su alrededor para llamar la atención, cosa que consiguió casi inmediatamente pero no lo suficiente rápido cómo para evitar que un Caterpie cayera sobre él cuando algo impacto en aquel árbol.

—Zekrom, eso no es aterrizar bien— la voz de un chico se escuchó con queja en su tono, sin embargo la tristeza estaba presente en él. Crobat gruñó algo que Silver no entendió—, ¡oh! Perdóname, no los había visto.

Un enorme Pokémon dragón se acercó hasta ayudar al chico atrapado arriba y cuando éste pudo bajar Silver tuvo casi que quebrar su cuello para verlo por lo alto que era, fácilmente le sacaba veinte centímetros de diferencia pero a su alrededor había un aura de inocencia parecida a la que tenía Lyra, sin la fuerza que tenía obviamente; el chico se veía frágil.

—Lo siento— se acercó diciendo hasta tomar el Caterpie en sus manos—¿te lastimaste? —unos pequeños sonidos por parte del pokémon bicho y el chico de pelo verde sonrió con tranquilidad—. Me alegro escuchar eso.

Por su parte, Silver se levantó empezando a andar, ayudar más temprano no parecía tan mala idea antes de quedarse con un lunático que parecía estar bajo el efecto de algún tipo de espora pokémon.

—Así que se llama Silver— escuchó el pelirrojo y se detuvo, dando la vuelta para ver a Crobat dando vueltas alrededor del chico raro, sus ojos verdes encontraron los suyos y le sonrió—, mucho gusto, soy Natural; puedes llamarme N y puedo hablar con los pokémon.

Sus padres tenían que ser hippies no había ninguna otra explicación para aquello.

El pelirrojo chasqueó la lengua dándole la espalda mientras Crobat empezaba seguirlo, cada unos cuantos pasos volteaba hacia atrás.

—Bueno, este recibimiento no es el más efusivo —escuchó la voz de N tras suya y su cuerpo se tensó—, pero le agradas mucho a tu Crobat así que no creo que seas tan malo como quieres que crea.

—¿Te han dicho que hablas extremadamente rápido y que eres molesto?—gruñó Silver sin darle la espalda, pero pudo escuchar el suspiro proveniente de su no-acompañante.

—Lo he escuchado antes. —aclaró con tristeza justo antes de que escuchara al dragón lanzar un pequeño sonido que nada tenía que ver con su apariencia, cómo si fuera un pequeño pichu a la espera de ser reconfortado.

Silver se detuvo, giró sobre sus talones y N chocó contra él ante lo inesperado de su movimiento.

—¿Quieres dejar de seguirme? —casi escupió la pregunta, pero al parecer el peliverde era inmune a su tono.

—Conozco un chico que es más o menos como tú—dijo N ignorando la pregunta—, bueno, tal vez sólo una parte de su personalidad se parece a ti.

—¿Y eso que me importa?

N se rió y Silver se encontró perdido en el brillo que lucían sus ojos al hacerlo.

—Creo que eres alguien que puede enseñarme muchas cosas—le sonrió el peliverde —, ¿me dejarías acompañarte?

—Tsk, haz lo que quieras.

Pero como aquello no fue una negación, N empezó a andar a su lado sin perder la sonrisa. Porque había algo en aquel chico que le recordaba a si mismo y al mismo tiempo su curiosidad innata lo hacia querer seguirlo.

Aquello podría ser el inicio de una gran aventura.


A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras:"como manosearme la teta y salir corriendo."

Hayden