N/A: Okay. Encontré esto escrito en mi cuaderno de matemática –ni pregunten cómo llegó eso allí- y después de múltiples semanas de indecisión he reunido el coraje para compartirlo con ustedes. Esta es mi primera publicación original en el fandom de Castle y espero sinceramente que les guste. Está basado ligeramente en el libro de David Levithan The Lover's Dictionary.
Soundtrack: Dream a Little Dream of Me de Ella Fitzgerald.
Capítulo 1: Adoración.
A veces, cuando es tarde y no consigo dormir, cuando las palabras se persiguen dentro de mi cabeza y las escenas del crimen se niegan a abandonar mis retinas, me acuesto a tu lado sólo para verte soñar.
Observo con la atención de un halcón como tus ojos se mueven con delicadeza bajo tus párpados, como la luz de la luna ilumina tu figura y te da una apariencia etérea, casi demasiado perfecta para ser real. En ocasiones, haces pequeños sonidos que se escapan entre tus dulces labios fruncidos, y hago mi mayor esfuerzo para entender lo que dices, para descifrar los secretos que sé que aun mantienes.
Adoro la manera en que inconscientemente te acercas a mi cuando me alejo sin quererlo, como cada vez que cambio de posición, tú te ajustas casi automáticamente. Adoro el calor de tu grácil cuerpo contra el mío, la forma en que tus curvas se amoldan tan perfectamente a las mías, como si hubiésemos sido creados el uno para el otro.
Me encantan tus labios, cuando se curvan de ese forma tan adorable y la punta de tu lengua se asoma entre tus dientes, tímida, traviesa y enamorada a la vez. Me encanta la suavidad con la que se unen a mis labios cada vez que compartimos un beso, la forma en la que bailan por mi cuerpo en un tango frenético cada vez que nos dejamos llevar por la pasión.
¿Te he dicho lo preciosos que son tus ojos? Estoy embrujado por ellos, por su expresividad, su brillo, la manera en que las chispas color avellana resaltan en el verde que las rodea. Me hechiza la forma en que tus pestañas los rodean como pequeños abanicos. ¿Pero sabes cuál es mi parte favorita? Es cuando me miras y puedo ver millones de promesas y declaraciones brillando en ellos como en una noche estrellada.
Amo tus pómulos, por la forma en la que acentúan tus hermosos ojos y le dan a tu rostro un aspecto exótico, como de otro mundo. Me fascina la forma en la que se curvan bajo mis manos cuando acaricio la tersa piel de tu rostro.
Adoro tus piernas. La delicada curva de piel sobre músculo, sobre hueso. Son increíblemente sensuales, especialmente cuando me envuelves con ellas cuando estamos juntos. Amo la fuerza implícita en sus movimientos, la gracia con la que te sostienen mientras corres y caminas. La elegancia y fluidez que le proporcionan a tu figura cuando bailas conmigo.
Tu voz. ¡Como adoro tu voz! Sus inflexiones, tonos y cadencias. Es la más dulce melodía que he escuchado en mi vida, es dulce consuelo y fuente de alegrías. Amo la forma en que se vuelve suave y dubitativa cuando compartes conmigo tus secretos y vulnerabilidades. Amo la fuerza de acero que alcanza cuando tratas un caso y debes hacer notar tu autoridad. Adoro la gentileza y compasión que la envuelven cuando consuelas a las familias de las víctimas. Me encanta su dulzura cuando cantas acompañada de la guitarra cuando crees que estás sola. Pero más que todo, me hechizas cuando dices mi nombre, la cadencia como miel derretida sobre las letras, como el cántico antiguo de una diosa a la que debo obedecer.
Adoro cada aspecto de ti: tu cabello color miel, cuando cae en rizos suaves alrededor de tu rostro como un halo divino. La fortaleza de tu voluntad, podrías mover montañas si te lo propusieras. Tus manos, con sus delicados y delgados dedos, tan frágiles en apariencia como un pequeño pichón de colibrí. Tu emoción por los temas más diversos, desde el teatro y el arte, hasta los cómics y la ciencia ficción.
Creo que una de las cosas que más atesoro de ti, es la forma en que luchaste para que estuviéramos juntos, la determinación frágil con la que colocaste tu corazón en mis manos, la confianza ciega con la que te entregaste a mí, con prácticamente ninguna garantía sobre nuestro futuro.
Te adoro Katherine Houghton Beckett. Te adoro por lo que eres y no eres. Te adoro por la forma en que tus fortalezas y debilidades se amoldan a las mías para crear esta unión casi perfecta, más que perfecta entre nosotros.
Pasas tus brazos alrededor de mi cintura y te acurrucas en mi pecho. Yo no podría ser más feliz.
-Mmm… te amo. –murmuras sin despertar completamente.
-Te adoro. Te amo. Por siempre. –contesto contra tu coronilla y siento tu dulce suspiro contra la piel desnuda de mi pecho.
-Siempre.
