De una espesa niebla, había salido la peor pesadilla de la humanidad, cuya sed de sangre era infinita, y sin nada más a mano (y consumido por un ferviente odio), asesino a un humano de una forma bastante grotesca. No fue la gran cosa para él sin embargo.

Solo un objetivo se encontraba en su mente, y la paciencia no era una de sus virtudes.

El guerrero de cabello amarillo le había prometido una pelea interesante, más que la basura que fue asesinando hacía rato.

Sintió una presencia que provenía detrás de su ubicación.

Míster Satán se ocultó detrás de las rocas, rezando por que alguna divinidad lo ayudara a él y a su amigo de aquel monstruo.

Sin embargo no sintió nada, se levantó a probar suerte y solo vio el vacío. Quizás por la alegría de estar vivo o su personalidad misma latente, se empezó a pavonear de la situación. Lástima que al levantar la cabeza, el orgullo se le fuese a los suelos, y la sangre se le helara como la nieve.

Estaba sobre su cabeza, Majin Buu, mirándolo con el mayor desprecio, vaya, si que metió la pata.

Pasaron segundos eternos, hasta que una extraña voz salió de ese horrible ser.

-Sa…Tan….

La criatura perdió el interés y salió volando muy lejos y a una velocidad envidiable.

-Gracias, muchas gracias…

Tuvo suerte, mucha a decir verdad, al parecer Buu lo recorada lo suficiente para no matarle, de lo contrario hubiera terminado peor que aquel sujeto, sin embargo, ahora estaba solo de nuevo.

Habían pasado solo 30 minutos, pero ya extrañaba a su amigo Buu.


Iba a atacarlo, iba a matarlo como a cualquier otro humano que se le hubiese cruzado a sangre fría.

Pero no pudo.

Quizás al principio quiso aprovecharse de él, porque antes era muy inocente para verlo, pero no era tonto, presentía algo mal en ese humano que apareció en su hogar de la nada, aun sabiendo su reputación. Sin embargo….

Nadie antes se detuvo a estar con él, a tratarlo casi como un igual, a darle gusto sin pedir nada a cambio, y a hacerlo sentir bien. Nunca antes lo había necesitado, pero después de conocerlo, no podría pensar en hacerle daño.

A alguien que no le diera órdenes ni lo encerraría en caso de desobedecer. A alguien que le cae tan bien.

Por ello, aunque su corazón este tan negro y frio como el espacio, y su objetivo sea destruir a todos y a todo, aún le queda un sentimiento desconocido que evita que dañe a Míster Satán.

A un humano.

A su mejor y único amigo.


NOTA DE AUTOR/ Lamento mucho si no se ve tan bien las palabras ni el formato que utilice, pero es algo que rodaba mi mente, y ya que tod s están ocupad s emparejando a Buu, decidí hacerlo aunque saliera un desastre.

Sin embargo gracias, muchas gracias por leer. Ojala encuentre un fic mucho mejor que el mio que se adentre mas a la relación de amistad de estos dos personajes tan peculiares!