Bienvenidos a una nueva aventura! este es otro Fanfic terminado y del Reto de "EL Fanfic Latinoamérica 2015" al igual que "Friend Zone". Este es un Short Fic de 3 capítulos, los que colgaré según la aceptación del público. Debo Advertir que es un Frione (Fred+Hermione) y que me encantó hacerlo.

Quienes me conocen, saben que soy Dramione, pero no pude evitarlo, son demasiado hermosos (L)

Espero que les guste igual que a mi.

A leer!

Declaración: Todos los personajes reconocibles de la Saga Harry Potter son propiedad de JKR. Sin embargo, la trama es Total y absolutamente mía y no hay permiso para publicarlo en otro lugar (Texto con Copyright) Esta historia está disponible tanto en Fanfiction. Net como en Potterfics. Com con la autoría de AliceMlfy (Firma Alice~).
Di "No al plagio".


Abrázame

I

Tock… Tock… Tock…

Se escuchaba en la ventana del segundo piso. Hermione estaba durmiendo en su cama, justo al lado de la ventana. Despertó luego de otros golpes más fuertes.

Tock… Tock… TOCK…

Un sonido similar al que hace un cristal al trisarse fue el que escuchó ante este último sonido.

Mierda…― escuchó desde afuera.

Hermione terminó de despertar al escuchar aquella voz y se levantó para mirar por la ventana, solo arrodillándose en su cama. Una cabellera rojiza buscaba algo en el piso mojado por la lluvia de octubre de su patio trasero. Era delgado y pálido. Tenía una expresión juguetona en el rostro que lo hacía ver muchísimos más joven de lo que sus 25 años representaban. Hermione sintió que sonreía sin darse cuenta. Miró su ventana y efectivamente, una de las piedras que había lazado su mejor amigo habían trizado el vidrio… ¡maldito Weasley y su brutalidad característica!

Abrió la ventana y pudo ver que el muchacho había conseguido más piedras.

― ¡Fred, por la mierda, deja esas piedras ahora!― dijo Hermione en voz baja, notoriamente molesta, pero feliz de verlo.

― ¡Hermosa!― gritó el pelirrojo soltando las piedras, haciendo que Hermione se agachara por miedo de que sus padres se despertaran.

― ¡Cállate! ― gritó sin voz Hermione, sabiendo que su amigo entendería.

Fred sonriendo corrió hacia la ventana de la muchacha, sabiendo que por esa enredadera podría subir sin problemas. Lo había hecho desde que tenía 13 años, desde que conoció a Hermione y se convirtió en su mejor amiga. Fred la miró y exhaló un poco de vapor de su boca.

― Déjame pasar, hermosa. Hace un frio endemoniado aquí― dijo el muchacho desde la cornisa de la ventana, haciendo reír a Hermione.

Hermione le permitió la entrada, acostándose en su cama. El frio de octubre estaba horrendo aquella noche. Fred cerró la ventana y se recostó junto a Hermione, dejando que ella lo abrazara por los hombros.

Aquella noche había decidido ir a verla simplemente porque le dio la gana. Habían pasado apenas dos meses desde que Hermione había comenzado las clases, el último semestre de su carrera y él estaba tan ocupado con el negocio que tenía con su gemelo en el centro empresarial que apenas podía estar con ella.

― ¿Qué haces aquí?― preguntó en un susurro la muchacha.

Fred no era tonto. Siempre se jactó de ser el más inteligente de su familia, a pesar de todo lo que su hermano Percy le decía. Fred siempre supo que era inteligente de una manera distinta; él sabía exactamente lo que las personas sentían al decir algo, sabía cuándo mentían solo con verlos mentir una vez y era capaz de engañar las mentes jóvenes. El creía que por eso le eran tan simples los negocios y cuando decidió entrar a esa carrera en la universidad, su gemelo se metió en finanzas para hacer el mejor dúo empresarial.

Pero cuando sintió el corazón desbocado de Hermione al momento de poner su cabeza en el pecho abultado y blando de la muchacha, no supo qué significaba.

― ¿Te molesta que haya venido?

― ¡No!- se apresuró a decir Hermione― es solo que… me sorprende―dijo dubitativa.

― Te quería ver― murmuró Fred levantándose y mirándola.

Ella lo miró sonrosada. Él no supo, a pesar de su inteligencia, el por qué sus mejillas estaban rojas y respiraba agitada… ¿sería por la fiebre? Frederick James Weasley Prewett era un hombre de armas tomar, y más cuando se trataba de Hermione, aquella muchacha media enfermiza que tenía enfrente. A pesar de que se hacía la fuerte, estaba seguro que estaba enferma de nuevo, posiblemente algo relacionado con la semana anterior a esa. Le había venido un problema estomacal que no la había dejado salir. Una bacteria, dijo su madre, aunque a esa… Señora… no le creía nada. Sacó su celular y miró la hora. Era media noche. Tal vez, era momento.

Fred tomó toda la valentía que tenía, sacándole también un poco a su gemelo y se atrevió. Subió un poco y besó los labios de Hermione, esperando su rechazo, esperando un empujón, esperando una tirada de pelos, orejas, etc., pero nada de eso llegó. Solo sintió que los brazos que lo rodeaban apretaban su agarre, invitándolo a seguir. ¿Tan fácil?, ¿así de simple? Esto debía ser una trampa.

Se separó de la muchacha, quien estaba con sus mejillas tan rojas como el cabello del gemelo que la besaba.

― Sé que suena como un maldito pervertido, pero de verdad tengo frio― dijo el muchacho con las mejillas encendidas.

Sin pensarlo dos veces, Hermione levantó las colchas y lo dejó entrar, sin antes sacarse los zapatos. Fred se sacó la chaqueta y se metió a la cama con sus pantalones puestos y abrazó a Hermione que estaba muy calientita en aquel momento, acurrucada en el pecho del pelirrojo. ¿Habría pasado lo que pasó hacían unos momentos?, Fred prefirió seguir por el camino de la valentía y tomó el mentón de Hermione para poder mirar sus orbes color miel.

― ¿No te molestó el beso?― preguntó sin rodeos.

― No― dijo Hermione mirando sus azules intensos, algo hipnotizada.

― ¿Quieres otro? Porque yo sí ― dijo sonriendo.

Hermione rio, y estirándose un poco besó los labios de Fred, ahora con más premura que antes. Se quedaron besando por lo que pareció la noche completa. Para las 4 de la mañana, Fred salía de casa de Hermione con una sonrisa hermosa. Sentía calor en las mejillas y en el corazón. Un líquido viscoso salió de su nariz mientras recordaba a Hermione. Tocó y vio sangre. Soy un maldito pervertido, dijo riendo mientras se limpiaba la nariz.

Hermione sonreía mientras intentaba dormir. Desde aquella vez que vio a los gemelos en el colegio, les gustó de inmediato. Comenzó a tratarlos cuando Ron se los presentó y sabiendo que ninguno de los dos se fijaría en una chica con el cabello como nido de pájaro y demasiado dientona para su edad, decidió que tenerlos de amigos y deleitarse con su belleza y ocurrencias era mejor. Pero desde que había cumplido los 15 años, Fred había entrado en su corazón de manera impresionante. George era igual de guapo, sí, pero no se le comparaba a Fred; un poco más delgado, un poco más bajo, sin un poco de gracia, pero con una sonrisa que hacía que despegara del piso. Ellos se volvieron los mejores amigos del mundo y para la graduación de Fred al año siguiente, la castaña sintió como si un enorme conteiner le cayera encima, reventándola por completo. Pensaba que se olvidaría de ella, que comenzaría a salir con las zorras que quizás habría en la universidad y que no tendría posibilidad… pero cada tarde, él y su hermano iban al colegio a buscarlos, siendo aún el bálsamo que siempre necesitó. Quizás desde ahí Fred había querido estar con ella…

Los días pasaron y Fred junto a Hermione estaban bastante bien. La muchacha iba a la universidad en su último semestre y Fred la iba a buscar cada día, a excepción de los jueves, que salía demasiado temprano como para ir a recogerla. Hermione ya se sentía bien de su infección estomacal, pero a su novio le preocupaba; desde siempre fue enfermiza. Sus defensas eran muy bajas y su salud ciertamente era débil. Muchas veces él le hizo bromas de que terminaría bajo tierra si seguía enfermándose… ahora, esa posibilidad no estaba en su mente, no quería…

Cada tarde Hermione estaba en su casa. Aquel día jueves no fue la excepción; preparaba un examen de química para su carrera; medicina veterinaria. Tocía de manera frenética, tenía una gripe horrible por culpa de sus bajas defensas y sus problemas de tiroides, que hacía que se mantuviera delgada y por lo mismo, su cuerpo no recibía los nutrientes que necesitaba.

Tock… Tock… Tock…

Hermione miró de inmediato a su ventana oscura por las nubes y porque eran las 8 de la noche. Aún estaba el vidrio trizado. Un golpe más y se rompería y la verdad era que le daba flojera cambiar el vidrio. Abrió la ventana y miró. Ahí estaba el pelirrojo de su novio mirándola sonriendo.

Hermione bajó corriendo la escalera para abrir la puerta. Al hacerlo, los fuertes y largos brazos de Fred la rodearon y su boca presurosa buscó la suya en un beso apasionado y desvergonzado.

― Tus padres… ― alcanzó a murmurar.

― No están― dijo la chica sonriendo― se fueron hoy. Llegan el domingo en la tard.

El pelirrojo sonrió levantándola, haciendo que esta cruzara sus piernas en las caderas de Fred, quien tenía cierta parte de su anatomía como una roca. Hermione sentía como su novio corría escaleras arriba. Se metió en el cuarto de la castaña y la besó con más apremio que antes, cerrando la puerta con llave. Sí, era cierto que no había nadie, pero no quería que pasara algún accidente con unos padres olvidadizos que tuvieron que devolverse porque se les quedó algo.

― ¿Por qué tan ansioso?― logró articular Hermione mientras sacaba sus cuadernos de su cama, cerraba la cortina y abrazaba a Fred luego.

― No lo sé― dijo sonriendo― creo que te necesito hoy más que nada.

― ¿Estás bien?― preguntó la muchacha acariciando la mandíbula de su novio.

― Sí… hoy cumplimos un mes juntos― explicó alzando sus hombros.

― Ah… así que era eso… quieres celebrar, ¿no?― preguntó coqueta.

― Sí― reconoció el muchacho, sonriendo.

Ambos se besaron nuevamente, aunque ahora con más calma y con mucho más amor que antes. Fred comenzó a besarla mientras la acariciaba. Aún hacía frio, así que el sonriente muchacho, le sacó los zapatos a Hermione y luego se sacó sus botas, dando saltitos para hacerlo, haciendo reír a Hermione mientras le decía que se sentara. Cuando logró sacar los zapatos de ambos, se metió a la cama de Hermione, cubriéndolos en el trayecto; de la demás ropa se encargaría en un rato más, aunque no aguantó mucho.

Sacó con cuidado la camiseta que llevaba Hermione y observó su torso semidesnudo. Hermione miró a Fred pícara y le sacó de un tirón la camiseta al pelirrojo, dejando su pecho blanco y con algunos lunares y pecas. Hermione comenzó a toser girando su cabeza lejana a Fred, cuando se detuvo, intentó evitar que Fred la besara, pero no lo consiguió.

Mientras se besaban, Hermione pudo sentir algo líquido en su cara. Se separó de Fred pensando que era causa de los húmedos besos de su novio, pero al mirarlo, se dio cuenta que tenía sangre de nariz.

― Amor… estás sangrando― dijo Hermione limpiándose y limpiando a Fred

― Es por que te tengo semi desnuda bajo mío y me llamaste amor, amor― dijo Fred sonriendo besándola de nuevo.

― Limpiemos tu nariz.

Hermione rodó en sí misma y buscó en su mesa de noche papel higiénico. Lo encontró y limpió a Fred.

― ¡Qué mata pasiones!― alegó Fred riendo

― No lo creo― dijo la muchacha colocándose de lado, ambos de costado― Fred… será muy pronto para…―Hermione tomó una bocanada de aire y lo miró a los ojos― ¿para decirte que te amo?

― No… yo lo hago desde hace mucho― dijo Fred sonriendo.

La abrazó con fuerza y la besó nuevamente, primero labios, luego comenzó con su lengua, surcando delicadamente los labios de Hermione, haciendo que ella abriera la boca para recibirlo de lleno. Deslizó sus manos por el cuerpo de la castaña y hábilmente desabrochó el sujetador color verde oscuro que llevaba.

Lentamente y con cuidado, Fred colocó a Hermione de espalda y besó ambos pechos de manera tierna; besando, lamiendo, mordiendo despacio, provocándole espasmos de placer a la chica mientras esta no se quedaba atrás. Desabrochó hábilmente el pantalón de su novio mientras arqueaba su espalda al sentir los dientes juguetones en sus pezones, buscando mayor contacto con él.

Las ropas ya estorbaban y en menos de un minuto, Fred tenía bajo él a la mujer que amaba con el alma, desde que cumplió 16 años, desnuda y solo para él, entregada al cien por ciento. No tardó mucho en desvestirse de la única prenda que ya le quedaba a esa altura, sus bóxer, e introducirse en ella de manera suave pero profunda, haciendo que ambos gimieran al sentirse tan conectados, tan caliente, tan íntimo. Poco les importó que no estuvieran protegidos. Hermione lo miró un momento y comenzó a hacer cuentas con los dedos para luego sonreír y asentir; estaban seguros.

― Juro, que te correrás mínimo tres veces― dijo el pelirrojo con suficiencia.

― No podrás, ni con viagra podrías hacer eso… caerías rendido de inmediato.

― No si no termino hasta que tú lo hagas.

― Hay que investigar esa teoría.

― Todo por el bien de la ciencia.

Con una sonrisa pícara invitó a Fred a moverse dentro de ella para probar su teoría. Beso tras beso, Fred se movía más rápido, haciendo que Hermione sintiera aquella parte de Fred tan firme dentro de ella. En un momento, no supo cómo, sintió que Fred separaba su pecho del de Hermione sosteniéndose solo de sus brazos, bajó uno y la miro sugerente. Hermione sintió cómo jugaba Fred con su clítoris, haciéndola explotar en una seguidilla de gritos llenos de placer… el clímax había llegado, pero Fred no pensaba parar.

― Uno― dijo el pelirrojo haciéndola reír.

Se agachó un momento, aún dentro de Hermione y besándola nuevamente. No se movía rápido, pero se movía, provocándole espasmos de placer a la castaña que había olvidado su resfriado y el ataque de tos que la aquejaba antes de la llegada de su novio.

Fred la besó tranquilamente, diciéndole palabras de amor y acariciando su cara, haciéndola sentir querida, amada, deseada. Aprovechando el bajo peso de Hermione, la levantó sin problema y la colocó encima de él. La castaña lo abrazó y besó su cuello. El deseo se volvió más fuerte y comenzó a moverse encima de su novio, provocando suspiros en su novio, suspiros largos, que se notaban que no eran solo de auto control.

― Dos seguidas sigue siendo bueno, amor― dijo Hermione besando sus labios.

― No… mi mujer tendrá los orgasmos prometidos, quiero que estés plena― dijo moviendo sus caderas en redondo

― De … de donde sacaste eso de …

― ¿De lo de plena?... una revista que tenía mi secretaria.

― Tu secretaria… es una… desca… ¡oh Dios, Fred!

Fred sonreía descaradamente mientras se mordía el labio inferior, manteniendo la calma y haciendo que su novia llegase a su segundo orgasmo; y lo logró.

Hermione sentía que la habitación daba vueltas mientras lanzaba la seguidilla de grititos de placer que Fred le provocaba. Se desplomó encima de su novio aún convulsionando de placer. El pelirrojo no pudo esperar más y se dejó ir en el momento en que Hermione terminaba de dar grititos, lanzando su semilla dentro de ella y tiritando de placer, abrazando a Hermione. Ese había sido la mejor tarde-noche de su vida y pensaba repetirla.

― Perdón… no pude hacer tres…― dijo el muchacho besándola, sudando y con algo del rastro de sangre en su nariz.

― No te escucho, estoy muerta, me acabas de matar― dijo Hermione reptando prácticamente sobre el cuerpo sudoroso de Fred para besar sus labios― te amo.

― ¿De verdad me amas?

― Desde que tengo 15…

― Pues… fuimos un par de imbéciles, porque te amo desde ese mismo tiempo.

― ¿Tuvieron que pasar 9 años para que estuviéramos juntos? Apesta.

― No. Si estamos juntos ahora, es porque era el momento correcto― dejo Fred abrazándola― ¿podemos dormir? Tal vez pueda darte una segunda ronda.

― Más te vale― dijo la castaña besándolo.


El día sábado llegó y Fred se sentía horrendo. Al parecer la gripe de Hermione lo había contagiado y a pesar de que se sentía como la mierda, él estaba feliz. Fue el mejor día, la mejor tarde, noche, madrugada y mañana que había tenido y había logrado que su novia llegara en todas las veces que lo habían hecho. Se sentía como Freddy Mercury alzando el puño en tono de victoria. Decidió ir al médico y aprovechar de retirar unos exámenes que Hermione aprovechó de pedirle. Su novia lo llenó de besos deseándole suerte. El día viernes se había hecho unos exámenes completos y aquel día sábado le habían llamado para confirmar la hora a las 8:00 AM. Pero no le importaba. Mientras estacionaba su automóvil en el estacionamiento de la clínica, pensaba en su castaña. Era tan hermosa y tenía tanto miedo de que le pasara algo que lo único que pudo pensar en aquel momento, era que el bendito doctor se apurara para llegar a su casa y abrazar a su novia, que iría a almorzar. Tenía pensado entregarle el anillo dorado con un hermoso diamante en la caja de su bolsillo en frente de toda su familia. Fred Weasley comenzaría a formar su familia.


Hermione estaba con una mascarilla en la cocina de Molly, con unos guantes de látex. La verdad es que era muy incómodo, pero no quería enfermar a nadie más. Fred estaba muy débil, y según su madre, insistió en que estaba bien y se fue manejando; la muchacha tenía mucho miedo.

― Tranquila mi niña, Fred estará bien― dijo Molly sonriéndole a la castaña― una vez, le dio tifus, y salía a correr por el patio. Yo pensé que se moriría, pero no le pasó nada. Es fuerte…

― Pero es un irresponsable― dijo Hermione bajo su mascarilla.

― Sí… eso no te lo niego.

Entró por la puerta de atrás, un muchacho de cabello platinado y ojos grises. Draco Malfoy, ex compañero de universidad de los gemelos, había llegado como siempre por la puerta de la cocina. Se había graduado de médico hacía un año y a pesar de que su facultad estaba lejos de los gemelos, el futbol los unió en aquella época, haciéndose los mejores amigos.

― ¿Cómo está mi foco infeccioso favorito?― preguntó Draco sonriendo con los brazos abiertos para atrapar en un abrazo a Hermione, quien lo recibió gustoso.

― Mucho mejor, preocupada por Fred― dijo Hermione mientras sentía los labios de Draco en su cabeza.

― Supe que tenía médico… ¿todavía no llega?― preguntó Draco mirando su reloj que marcaba las 13:00 hrs.

― No… salió de mi casa a las 7:00 y por mamá Molly me enteré que se había ido en auto cuando llegué hace una hora― Draco torció el gesto ante esto.

― Pasen a almorzar chicos. Hermione, hija sácate esas cosas… Draco, dile a tu paciente que se saque la mascarilla― pidió Molly sonriendo.

― Sácate la mascarilla, te hace peor― regañó Draco. Hermione solo sonrió con los ojos.

Aquel día era el cumpleaños del patriarca Weasley. Arthur estaba sentado en la cabecera sonriendo. Todos sus hijos se encontraban. Todos excepto uno.

La puerta se abrió y se cerró a tiempo. La cara de Fred apareció por la cocina justo antes de que Hermione se sentara. Retrocedió aún con la máscara y abrazó a Fred por el torso. Este levantó su cara, torció el gesto, bajó la mascarilla y robó un beso a la enfermiza Hermione.

― Sácate eso, te ves hermosamente enferma.

― Estoy enferma― dijo Hermione haciendo un puchero aún con la mascarilla bajo su mentón.

― Pero no es para tanto. No me contagiarás.

― Hola cariño, ¿qué te dijeron en el médico?, ¿era gripe?― saludó Molly llegando a su lado y sacándole a Hermione la mascarilla, haciéndola reír.

― Nada, es un resfriado común― dijo encogiéndose de hombros

― Qué bueno, ahora a almorzar.

El clan Weasley estaba completo. Los patriarcas en la cabeza de la mesa. Desde la derecha, Charley y su esposa Pansy, Billy y Fleur, Percy, George y su novia Angelina, Fred, Hermione, Draco, Ron y Ginny con su esposo Harry quien estaba a la izquierda de Arthur. Corriendo por la sala estaba Edward Weasley (hijo de Pansy y Charley) y Victoria (hija de Billy y Fleur).

Comieron entre bromas y risas de Fred y George. A la hora del postre, Fred tomó la mano de Hermione y miró a su padre.

― Oye papá, ¿te gustaría de regalo de cumpleaños una linda hija nueva?... ¿castaña, hermosa, algo enfermiza y flacucha? Es veterinaria― dijo sonriendo con inocencia.

― Pero si ya es mi hija desde hace mucho― dijo Arthur haciendo sonrojar a Hermione y reír al resto de la familia.

Fred sonrió. Tomó la izquierda de Hermione y la miró.

― Frente a toda mi familia, quiero hacerte una pregunta Hermione.

― Oh, Dios mío― susurró Hermione con el corazón latiendo a mil por hora.

Fred se colocó de rodillas, sorbió algo su nariz por culpa del resfriado, haciendo reír a todos y sacó la caja negra. George sonreía, sabía que era lo que venía. Habían ido a comprar juntos el anillo para Hermione; ya estaban grandes y no iba a perder ni un minuto más, iba a estar con su castaña. Fred tomo aire y lo soltó despacio.

― Hermione… perdimos 9 años de nuestras vidas… no voy a perder ni un minuto más sin estar a tu lado― Fred más serio de lo que nadie lo había visto―. Eres mi vida y quiero que sigas siéndolo… ¿quisieras… ser la esposa de este pelirrojo incorregible? ¡Prometo ser bueno y bajar la cuota de bromas!... a unas cuantas al día…

Hermione tenía lágrimas en los ojos mientras reía y solo pudo envolverlo en un abrazo, sentándose en su rodilla. Era tan delgada que Fred pensó que se quebraría cuando la abrazó. Sintió su aroma y besó su hombro.

― Acepto solo con una condición― dijo Hermione mirándolo. Fred asintió― que me abraces y me ames siempre.

― Te abrazaré y te amaré hasta el final de mi existencia… lo juro por Dios― dijo mirándola con devoción.

El grito de emoción de Molly fue el que rompió el momento romántico, seguido por una Pansy escondiendo su cara de nervios en el pecho de Charly y Ginny tamborileando la mesa.

― ¡Es hora de la canción familiar!― dijo Ginny. Todos sonrieron.

Hermione sintió la emoción. La canción familiar de los Weasley era muy triste, sin embargo, había sido arreglada por Arthur, cuando al nacer Ginny, Molly entró en un coma y sus gemelos le pidieron que los abrazara. Desde ese momento, la triste canción se había convertido en un himno de felicidad.

Fred sentó a Hermione y colocó el anillo en el dedo anular al tiempo que Ginny comenzaba a cantar.

Cuando, me llegó el amor… ― comenzó a cantar Ginny mientras Harry la abrazaba

cuando noté que ya se marchó― le siguió Ron

Y miré, a lo alto al llorar― George sonreía mirando a su hermano

En el columpio de mi niñez― le siguió Fred con la nariz muy junta a la de Hermione

Cuando era pequeño, creía que al montarme sobre él― cantó Percy sonriendo de medio lado

Por el cielo, podría volar- siguió Billy

Y ya nadie me dañaría allá- terminó Charley

Abrázame― cantaron todos

El tiempo no quiere dar ya marcha atrás, y se aleja, esos días no volverán. Nunca más, regresarán a mí― cantó Molly mirando a Fred con amor al ver lo feliz que era

Abrázame― volvieron a cantar los hijos Weasley

Aunque ahora nuestras vidas se separen, este tiempo junto a ti no olvidaré, lo guardaré dentro de mí, en mi corazón…― cantó Arthur mirando a la pareja.

Por siempre― cantaron todos mientras comenzaban a aplaudir, igual como aquella vez en la que Molly despertó al finalizar la canción.

― Te amo― dijo Fred sonriéndole a Hermione

Todos estaban felices por el compromiso que después de la entrega de regalos hacia Arthur, Fred llevó a Hermione a su casa, sin antes despedirse de todos.


Hermione miraba el techo de su habitación. Estaba aún con su abrigo puesto. Fred llegó a su lado luego de ir al baño y se sentó a su lado.

― ¿Qué pasó, amor?― preguntó Fred acariciándole el cabello.

― Nada… es solo que estoy contenta― dijo la muchacha riendo nerviosa.

― Quiero pedirte algo, Hermione― dijo el muchacho recostándose a su lado.

― ¿Dime?

― Quiero que vivamos juntos… y quiero que nos casemos el 14 de febrero…

― Pero… eso es en tres meses- afirmó impresionada Hermione- … ¿no crees que es muy pronto?

― No aguantaré más tiempo, amor. Dame la felicidad de estar contigo.

― Considero que es muy pronto― dijo tozuda.

― Por favor― pidió Fred dándole besos en las mejillas― dame la felicidad… piénsalo al menos.

― Está bien… lo pensaré, ¿de acuerdo?— Fred la besó tranquilamente como respuesta y la abrazó. Se sentía tranquilo entre sus delgados brazos.

― Debes ser fuerte, amor… quiero que hagamos algo para que subas de peso, y tengas fuerza. Quiero hijos, Hermione, te lo advierto― dijo serio, haciendo sonrosar a Hermione― No tantos como mí familia, pero quiero hijos, así que apróntate― Fred la miró con picardía― le pondré mucho empeño intentándolo.

― Yo no me quedaré atrás― dijo besándolo mientras sonreía.


Había pasado una semana desde que Fred le pidiera matrimonio a Hermione y aunque ella amaba con el alma a su novio, no podía pensar en irse a vivir con él aún, de todas formas, se casarían en febrero, ¿no?

Tenía la costumbre de ir al médico sola. Su madre siempre fue melodramática cuando los doctores le decían que estaba mal para luego regañarla de camino a casa. Ese miedo le quedó siempre en la mente (y una que otra marca en el cuerpo) y desde que cumplió los 14 años, comenzó a ir sola.

Llegó a la consulta de Draco y este la recibió gustoso.

― Cuéntame, foco infeccioso, ¿en qué te puedo ayudar?

― Primero, deja de llamarme así, hurón albino― Draco sonrió y levantó las manos en defensa― segundo… quiero saber algo muy importante.

― Dime― preguntó Draco cruzándose de brazos y mirando atento a una nerviosa Hermione.

― ¿Cuánto tiempo crees que viva?

Draco la miró con desconcierto. Él sabía que la salud de su amiga y paciente era delicada, pero nunca tanto para pensar que se moriría pronto. Pensando eso, comenzó a reír de buena gana, cosa que no le hizo gracia a Hermione.

― Lo siento… lo siento… ― Draco tomó aire y lo botó para calmarse― ¿por qué diablos piensas en eso? ― preguntó haciéndose el pelo para atrás.

― No encuentro otro motivo para que Fred quiera casarse conmigo en tres meses y que me vaya a vivir con él ahorita… me da… no sé. Además, él retiró mis exámenes y no me los ha pasado.

― Porque los tengo yo, mujer― dijo Draco abriendo un cajón y pasándole sus exámenes― tus exámenes salieron excelentes, mucho mejor que otros. Podría decirte a ciencia cierta que estás mejorando… Hermione, ¿no puedes pensar que ese clon Weasley, solo quiere estar contigo por el resto de su vida y no quiere perder ni un minuto más de ella?— preguntó tomándole las manos― Ve con él y di que sí. Así ganarás alguien que te abrigue en las noches sin necesidad de ocultarse.

Hermione sonrió con mucha alegría. Rodeó el escritorio de Draco y lo abrazó fuerte. Este se levantó y la abrazó con fuerza.

― Te quiero amigo― dijo Hermione sonriendo

― Yo más princesa… ahora― Draco se separó de ella sonriendo― ve por ese príncipe rojo que debe estar inventando alguna broma allá en su empresa.

Hermione sonrió y se despidió de un sonriente Draco, quien al verla marchar negó con la cabeza aun sonriendo. Esos dos le estaban causando dolores de cabeza por sus indecisiones.

Hermione salió de hospital y entró a su coche. Manejó por las calles algo nevadas y resbaladizas con mucha precaución hasta que llegó a la oficina de Fred. El pelirrojo tenía la suya en el sexto piso así que tomó el ascensor. Cuando llegó al sexto piso, Lavender, la secretaria de Fred estaba limándose las uñas.

― ¿Lavender, Fred está ocupado?

― No cariño, pasa― dijo distraída.

Hermione entró a la oficina. Tenía mamparas de vidrio y un hermoso escritorio color caoba. Encima, una computadora y ahí estaba Fred, con un traje azul marino. Su saco estaba colgado en la silla y trabajaba con la corbata suelta y su camisa abierta en el primer y segundo botón, sonriendo a la computadora mientras tecleaba y manejaba el mouse al mismo tiempo. Hermione supo que su gemelo favorito estaba diseñando algo grandioso.

― Acepto― dijo Hermione de improviso. Fred sacó asustado los ojos de la pantalla y sonrió al verla.

― ¿Aceptas, qué?― preguntó curioso

― Irme a vivir contigo― dijo la chica sonriendo nerviosa.

Fred comenzó a reír nervioso y levantándose de su asiento, corrió a su encuentro y la envolvió en un abrazo. Aquél 14 de diciembre comenzaría el resto de sus vidas.


Espero de corazón que les haya gustado, pronto el segundo capítulo. dejen Comentario!

besos

Alice~

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