¡Hola todo el mundo!

Este es un fic que llevo mucho tiempo queriendo escribir, pero que tomó forma hace relativamente poco cuando volví a ver esta hermosísima serie.

Si. En el fondo yo también creo (y más en el fondo, espero realmente) que MakoHaru sea canon. Pero hasta entonces, ¡vamos a dejar correr la imaginación!

Sepan que toda crítica constructiva es bienvenida, todo consejo, pregunta y demases siempre que sean con buena onda.

¡Nos vemos pronto!


CAPÍTULO 1 - UNICORNIO ROJO

- ¡Oi, Haru!- La voz de Makoto sonó desde el recibidor. Claramente había tenido que entrar de nuevo. No tuvo que mirar su reloj para darse cuenta que era tarde. Otra vez.

Se puso de pie muy a su pesar, mientras las gotas de tibio líquido recorrían su escultural cuerpo tallado en mármol.

Acomodaba su traje de baño al tiempo que Makoto entraba sin tocar al cuarto de baño.

- ¿Otra vez?- Dijo sonriendo de costado.

- Me levanté temprano y quise hacerlo.-

- Tenemos piscina en la escuela, Haru-chan. Podrías haberte ido hasta ahí si te levantaste temprano.-

Y sus ojos azules brillaron con intensidad mientras lo hacía blanco de sus pupilas. Y Makoto supo que su amigo no estaría llegando tarde por un tiempo bastante largo.

Pero no sería ese día. Porque como cada mañana, el pelinegro debía desayunar su caballa asada y se había colocado el mandil para prepararla.

Comenzaba una nueva mañana de escuela. En pleno mes de mayo.


Los ojos verde claro se pasearon por todo el salón mientras trataba de contener su incomodidad tras la fachada que había ensayado toda la mañana. El aula de segundo año siempre le había parecido intimidante cuando estudiaba en Sapporo, por eso evitaba a toda costa subir las escaleras del edificio. Creyó torpemente que en Iwatobi, una pequeña ciudad costero de Tottori sería distinto.

Nop. Claro que nop. Era exactamente la misma sensación. El mismo sentimiento de sentir la garganta secándose, como si tuviera arena en las cuerdas vocales y su laringe dolia al tragar.

No solo estaba en el aula de "los de segundo". Sino que era la nueva. El bicho raro. La chica cabello rojo con piel extremadamente blanca y cientos de pecas en el puente de la nariz que había heredado la maldita genética de su único pariente lejano venido de Inglaterra. Y así, sintiéndose un Unicornio, un Pokémon Legendario sin poder de ataque, una ratita de laboratorio de sus padres, fue que Amakata Miho la señaló con toda amabilidad antes de decir su nombre en voz alta.

- Chicos.- Su nueva Profesora de Literatura era poco más alta que ella, y muy hermosa.- Tenemos una nueva compañera en la clase.-

- ¿Qué? ¿A estas alturas?- Escuchó por lo bajo. Realmente bajo. Pero su oído entrenado en música podía escuchar frecuencias bastante poco comunes.

- ¿Viste su rostro?- Y ahí iban a comenzar...

- ¡Si! ¿Qué es eso en su rostro?- Continuó un tercero.

- ¡Se llaman pecas, baka!-

- ¿Pecas? ¿Está enferma?-

- …- Suspiró con fuerza. Jardín de Infantes se repetía. Primaria se repetía. Secundaria Baja se repetía. Odiaba Inglaterra. Odiaba Inglaterra, a Ed Sheeran y a todo lo que tuviera color rojo. La voz de Amakata-Sensei la sacó de su desprecio hacia La Reina en sus pensamientos.

- ¿Quieres presentarte?- Su sonrisa era perfecta. Pensó. Y cayó en cuenta de sus palabras.

- Eh…- Balbuceó pestañeando varias veces en solo unos segundos.

Había cantado en coros desde que era pequeña. Estuvo al frente de una bandas de garage que tocaba en pequeños actos públicos. Tocaba el piano en cada acto escolar desde segundo de primaria. Pero hablar frente a una clase había sido su pesadilla más grande desde tiempos inmemoriales. Era sentirse desnuda, sin un escudo con el cual cubrirse.

- ¡No seas tímida!- Dijo golpeando levemente su hombro.

- …- Tomó aire muy profundo.- Mi nombre es Shimizu Haruka.- Y se inclinó.- Un placer conocerlos a todos.

Un silencio incómodo llenó el aula. ¿Dijo algo malo? ¿Pronunció mal su nombre y estaba escrito de otra forma en la pizarra? ¿Había escupido? ¿Que estaba pas…?

- ¡¿EEEEEEEHHHH?!- Oyó a un muchacho gritar en el fondo.

- ¡¿HARUKA?!- Secundó otro igual de sorprendido.

- ¡ES DEMASIADO!- Entró un tercero entre carcajadas generales.

- ¡Oye, Nanase! ¡Tienes una compañera de nombre!-

Y su rostro se dirigió hacia donde señalaba el muchacho de cabello castaño. Sus ojos se posaron en un parco chico de cabello negro y enormes ojos azules. La marca roja en su mentón indicaba que hacía segundos estaba lo bastante aburrido como para sujetarse la cara con la mano. En el banco de al lado, un chico mucho más alto la miraba con una sonrisa tranquila, riendo cuando le dirigía la vista a su compañero.

- Haru, ¿oíste? Nuestra nueva compañera también se llama Haruka.- Tachibana Makoto habló riendo con su amigo. La coincidencia era muy graciosa.

- ¿Y qué esperabas? Es una chica con nombre de chica.- Respondió el aludido sin sorprenderse demasiado. Para nada.

- Lo siento, Haruka-chan.- Su profesora volvió a hablar a su lado.- Tenemos a un muchacho llamado Haruka también en clase. ¡Parece que se juntaron!-

- Ahh…- Haruka era nombre unisex. ¿Cuál era el problema? Nuevamente dirigió la vista al sector donde estaba el otro afectado por la coalición de mundos. Y el muchacho de cabello castaño claro seguía sonriendo como si su rostro estuviera pintado.

- Bueno, delante de Nanase justamente hay un asiento libre.- La miró confundida. ¿En serio van a sentar juntos a las únicas dos personas en el curso que se llaman igual?

- ¡Amakata Sensei! ¡No se vaya a confundir de nuevo!-

Y las risas estallaron. Se rascó la cabeza tratando de calmar a sus alumnos, riendo a su par recordando cómo había llamado a Haruka Nanase como si fuese una mujer al principio del ciclo escolar.

La joven de cabello rojo se calzó la mochila al hombro y caminó entre los pupitres, acercándose más y más a donde estaba su doble de nombre. El muchacho estaba mirándola de reojo. Volvió a suspirar. El momento de vergüenza mayor había pasado. El mal trago de tener que hablar delante de todo el mundo se terminó y por suerte nadie había preguntado nada. Ni sobre su cabello. Ni sobre sus pecas. Ni sobre su antiguo colegio. Pararse frente a un aula no era su mayor afición.

- Bienvenida.-

Una suave voz se escuchó por detrás, a su derecha. Volteó la cabeza de golpe. Había sido él. Extendía su mano en pleno gesto de saludarla. ¿Esa sonrisa estaba atornillada a su rostro o qué? Y sin embargo…

- Gracias…- Contestó mirándolo a los ojos. Sus párpados caían sobre sus cuencas verdes, mientras lentamente las tapaban unas cuantas mechas de cabello castaño. Sus hombros eran casi el doble de grandes de su compañero. Su rostro no se condecía para nada con el cuerpo que exponía.

- Soy Tachibana Makoto. Y creo que ya conoces a Haru.- Dijo poniendo una mano sobre el hombro de su amigo.

- Um.- Dijo. Eso era "Hola" en su idioma, pensó. Pestañeó varias veces mientras encontraba su mirada con los ojos azules de su tocayo invertido. El cabello negro le caía sobre los ojos lánguido, totalmente apático. Tachibana-san volvió a hablar.

- ¿Trajiste tu libro de Física? Amakata Sensei debe haber venido a presentarte, en realidad tenemos otra materia que…-

Y no pudo decir mucho más, porque una voz peligrosamente familiar la sacó de concentración. Si. Otra materia comenzaba hoy. Solo que esperaba por todos los cielos que no fuera en el mismo maldito curso que ella. Pero de nuevo, los pelirrojos eran la escoria de Japón y estaban genéticamente condenados a la extinción.

- ¿Por qué otra razón su extremadamente ruidosa madre sería la Profesora de Física en SU curso?

- ¡Vaya! ¡Éste sí que es un curso concurrido! Oh, ¿Lo dije muy fuerte? ¡Lo siento! Es que nunca ejercí como Profesora antes.- Su madre dejaba tímidamente su morral y pertenencias frente al aula.

MALDITA SEA. MALDITA SEA.

- ¿Es nuestra nueva Profesora, verdad?- Oyó decir a alguien por lo bajo. La seguidilla de susurros continuó.

- Morita Sensei está de licencia por maternidad.-

- ¡Parece simpática!-

- ¿Acaba de decir que nunca ejerció? ¿Entonces qué hizo hasta ahora?-

- Sabes que quien estudió Física es Físico antes que Profesor, ¿verdad?-

- Oh. Es verdad.- Makoto volvió a hablar.- Ella es el reemplazo de Morita Sensei.-

- Si…Lo sé.- Y finalmente la joven de fina nariz cubierta en pecas habló.

- ¿Eh?- Respondió sorprendido.

- Bueno…- Volvió a decir su madre.- Mi nombre es Shimizu Ena. Seré su nueva Profesora de Física durante su último año de Preparatoria. ¿Qué tan emocionante es eso? Lamento la falta de formalidad, verán. Trabajo como Física Teórica en un laboratorio y mi contacto con la gente es nulo, por lo que siempre que tengo la posibilidad hablo para no perder la costum…-

Y de nuevo, ese silencio sepulcral que precede a los gritos desconcertados se hizo presente en el aula de segundo.

- …-

- …-

- …-

- …¿Dijo "Shimizu"?-

- Si. Escuché que dijo Shimizu.-

- Pero la chica nueva…-

Nononononononononono. Y poco a poco tanto Makoto como Haru veían cada vez menos de su roja cabeza, porque comenzaba a desaparecer mientras se zambullía en el asiento cubriendo su boca como si tratase de no emitir sonido.

- … Y cuando dejamos Sapporo con mi esposo vinimos aquí en busca de algo más sereno, y por supuesto que trajimos a nuestra hija con nosotros. ¡Ya la conocieron! ¡Está ahí! ¡Hola, mi Cielo!-

- …-

- ¡HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!-

- ¡ES SU MADRE!-

- ¡HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!-

Y sus oídos estallaron en comentarios y risas. Y no se dio cuenta cuando había comenzado a golpear su cabeza contra la mesa tapada por su libro de Física.

No. No estaba pasando. No. No estaba pasando. Y sin embargo, su madre estaba sonrojada por los halagos que recibía en primera fila por su blusa. Y claramente nunca se iba a enterar que contarle su vida personal a los alumnos no era normal. Y que declarar su amor de madre a su descendencia en plena clase tampoco lo era.

Sus ojos bailaron por todo el salón hasta que se cruzaron con los dos muchachos a sus espaldas, a quienes pudo enfocar porque prácticamente había enroscado su propio cuello para evitar mirar al frente. Ninguno de los dos reía. ¿De verdad? ¿Todo un salón riéndose a carcajadas y ninguno de los dos estaba tentado?

Y sus ojos verdes realmente mostraban…preocupación.

La clase pasó sin otra contrariedad. Su madre era brillante. Simplemente brillante, así que logró meterlos a todos en el bolsillo explicando las cosas más complicadas de una forma que hasta un adolescente pudiera entender. Quizá, si Ena se mantenía siendo lo suficientemente neutral en su personalidad podría sobrevivir ese año con tranquilidad.

Y el primer período finalmente llegó a su fin. Su madre la saludó con un beso a lo lejos, que devolvió sacudiendo su mano levemente desde su lugar.

Guardaba sus cosas para ir a comprar el almuerzo, cuando sintió que alguien se paraba justo a su lado.

Si. Definitivamente era mucho más alto que ella. Y sus hombros eran mucho más amplios. Y su sonrisa era sempiterna. Nanase-san estaba justo a su lado, sin compartir ninguna de estas características, absorto en sus pensamientos.

- Lamento que te hayas sentido mal en tu primer día…- Dijo totalmente apenado. ¿Apenado por qué? No fue tu culpa.

- Soy la hija de la nueva Profesora. Sabía que esto iba a ocurrir tarde o temprano.- Respondió terminando de guardar todos sus útiles.- Gracias por el apoyo moral, de todas formas, Tachibana-san.-

- Por favor, no uses mi apellido. Puedes llamarme por mi nombre.-

- ¿Makoto-san?- Preguntó asombrada. Una hora y ya le pedía llamarlo por el nombre.

- Puedes obviar el sufijo.- Rió mientras ella asentía sorprendida. - ¿Ya encontraste quien te dé un paseo por la escuela?-

- ¿Eh?-

- ¿Quieres que te llevemos?- En serio, ¿esa sonrisa siempre estaba en tu rostro?

- Eh…Si. Claro.- Y se colgó la mochila al hombro para salir del aula con los dos como escoltas.

Los pasillos no eran nada que no hubiera visto en Sapporo. Los corredores limpios, el aire fresco de mayo entrando por las ventanas abiertas, y una cantidad enorme de alumnos charlando y corriendo en las losas lustradas.

- Esa es la sala de Profesores. Si tienes algún tipo de duda, puedes hablar con ellos.- La voz de Tachib...Makoto se alzaba sin problemas por sobre el bullicio, aún cuando su timbre era calmado y gentil. No hacía falta que elevara la voz, era su volumen natural.

- ¿Hay más aulas abajo?- Preguntó al ver que los dos muchachos comenzaban a caminar hacia las escaleras.

- Tenemos que presentarte a alguien.- Respondió con una enorme sonrisa. La misma sonrisa, pero intensificada.


- Rei-chan.-

- Deja de llamarme Rei-chan.-

- Pero ya somos amigos, ¿Cómo quieres que te llame?-

- Solo Rei.- Dijo mirándolo firmemente a través de los gruesos cristales. Nagisa gritó con lágrimas en los ojos como respuesta.

- ¡ESO SÍ QUE FUE CRUEL!-

- Rei-kun, eso fue realmente cruel.- Matsuoka Gou habló desde su lugar con una mano apoyada en la pálida mejilla.

- ¡Claro que no fue cruel! ¡Fue una reacción totalmente lógica!- Se defendió el megane con las palmas hacia delante conteniendo al rubio que se le acercaba más de la cuenta con la lágrima viva.

Y esos fueron los primeros gritos que Shimizu Haruka conoció de Ryugazaki Rei, Matsuoka Gou y Hazuki Nagisa.

Los tres muchachos ingresaron con cautela al aula de primero, mientras las miradas de los demás presentes se posaban en ellos. Las corbatas verdes a lunares blancos indicaban estar en segundo año. Siempre que los Sempai entraban al aula nunca pasaban desapercibidos. En especial dos Sempai tan imponentes como Tachibana Makoto y Nanase Haruka. Y claramente la pelirroja que los acompañaba tampoco.

- ¡Mako-chan! ¡Haru-chan!- Nagisa los saludó con la mano en alto antes de saltar de la mesa donde estaba sentado comiendo su almuerzo.

- ¡Nagisa-chan! ¡Rei-chan! ¡Kou-chan!- Makoto se acercó rápidamente para ir a su encuentro. Haruka se quedó por detrás, saludando con una mano, optando por llegar rápido a la mesa donde estaban los bocadillos.

- Eh…- El rostro de Gou se quedó helado al notar la presencia de la tercera.- ¿Chicos?-

- Chicos, ella…-Makoto se rascó la cabeza. Esto iba a ser divertido.- Es una nueva compañera de curso, ingresó hoy. Shimizu…Haruka.-

- …-

- …-

- …-

Y luego del silencio inicial, las tres voces se volvieron un conjunto coral perfectamente armonizado para la batalla de gritos que siguió, siempre ante la atónita mirada de los tres recién llegados.

- ¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEHHHHHHH?!-

- ¿UNA MUJER LLAMADA HARUKA?-

- ¡FINALMENTE APARECIÓ!-

- ¿Por qué hablas como si hubieras visto un Unicornio, baka?- Gou-chan golpeó con un dedo la frente del muchacho rubio.

- Una mujer llamada Haruka y de cabello rojo. Eso vale por dos Unicornios.- Nagisa expresó riendo a todo volumen mientras la señalaba impúdicamente con su dedo índice.

- Desde luego, los Unicornios…son algo bello. Me gusta.-

Pestañeó varias veces. Makoto reía mientras se rascaba la parte posterior de la cabeza, tratando de calmar a sus amigos. Nanase-san se limitaba a comer de su bento tranquilamente como si nada estuviese ocurriendo a su alrededor. Como si lo único existente en su vida en ese momento fuera la caballa asada y el arroz que servía de acompañamiento. ¿En qué momento había desembolsado el almuerzo?...

El joven de cabello rubio reía a carcajadas limpias, mientras el que respondía al nombre de "Rei" trataba de calmarlo, a la vista cansada de la única mujer del grupo.

Miró a su alrededor, buscando complicidad para saber dónde se había metido. No la encontró. Ese espectáculo solía ser normal.

Y ese solo fue el primer día. Primer día en el mes de mayo.