Marthiis: Son las 4:30 a.m. No tengo sueño, tengo mucha hambre y se me ocurrió comenzar este fic.
Tamaki: Tienes hambre porque no cenaste nada, sueño porque dormiste a las siete de la noche y despertaste a medianoche y este fic es porque estás loca.
Marthiis: Emm... Si, como iba diciendo. Este fic llegó quien sabe como xD espero que les guste, va a ser muy pequeño pero me gusta la idea.
Tamaki: Aggh... Naruto no es de Marthiis es de Masashi Kishimoto.
Marthiis: Si quieren pueden dejar reviews, me alegrarán la noche jaja. ¡Los quiero!
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Captulo 1
Un joven de cabello negro y ojos azabaches caminaba tranquilamente por el parque cercano a su departamento. Había tenido una jornada muy difícil en el hospital así que decidió tomarse el resto de la tarde disfrutando del resposo que no podía disfrutar por las maanas. El viento soplaba refrescando todo a su paso, se podía escuchar el claxon de los coches, las patrullas recorrer la ciudad y otros ruidos que no lograba distinguir.
Sasuke Uchiha era un hombre de veintitrés años que pudo finalizar la carrera de Medicina antes de lo debido pues contaba con un gran intelecto; pese a que las materias eran algo difíciles al final del curso recibió varios galardones donde lo premiaban por su amplio conocimiento y su facilidad de aprendizaje. Todo en una escuela pública pero de alta categoría.
No podía quejarse ya que la vida le enseñó a superar las pruebas que llevaba consigo el que lo consideraran la oveja negra de la familia. Los Uchiha nunca aprobaron su decisión de separarse de los negocios familares e incluso lo desheredaron para escarmentarlo, sin embargo eso no afecto en absoluto; al contrario de lo que esperaban Sasuke comenzó a dejar a los lujos que aquél apellido le proveía y estudió con ms ahínco.
Siempre se cosideró una persona orgullosa, narcisista que disfrutaba una copa de fino vino tinto después de cerrar un negocio con los empresarios de compañías ajenas a la suya; no obstante cuando dejó los tratos y las finanzas para empezar la carrera de doctor tuvo que hacer ciertas prácticas en hospitales generales donde gente humilde recibían atención médica casi gratuita. Pero hubo uno en especial: Sentou no Nibou, Batalla de Esperanza.
En el momento donde atravesó aquellas puertas de vidrio de ese enorme edificio comprendió que no todo era como se lo había imaginado: hombres que no contaban con una o ambas piernas estaban sobre el suelo esperando su turno para entrar a algunos de los consultorios, con suerte recibirían medicamentos o alguna palabra de aliento para continuar con su existencia; niños quemados, jóvenes sucios con cortadas en partes del cuerpo que problemente se habían infectado, entre otras cosas que era mejor no mencionar.
Debía admitirlo, aquél shock fue muy difícil de digerir; fue cuando la humildad que dormía dentro de él surgió y fue ahí donde pudo experimentar lo que era el dolor. Lo que jamás se atrevería a decir abiertamente eran las largas noches en las cuales lloraba amargamente después de ayudar con las consultas.
Nunca necesitó de la amistad de las personas ni del cariño de otras: sus padres no le dieron el amor que reclabamaba de pequeño ya que se lo daban a su hermano mayor, por lo tanto Sasuke se transformó en un hombre de pocas palabras, algo retraído pero cuando lo retaban no dudaba en ningún instante sacar puntos objetivos para defenderse.
Ahora el se encontraba en un puesto importante, precisamente en el hospital donde se aprendió a conocerse a sí mismo y la persona que jamás pensó que podía llegar a ser.
Su larga caminata cesó en cuanto sintió que el cansancio dominaba sus piernas; ir y venir por los pasillos del hospital lo dejaban exhausto. A lo lejos vio una banca y decidió que descansaría un rato antes de retornar a su hogar.
Una vez que estuvo sentado, sus piernas se relajaron. Cerró los ojos dedicándose a escuchar las suaves melodías del ambiente. Niños jugando, pájaros cantanto, muchachas adolescentes cuchicheando lo guapo que él era. Nada podía romper su momento de relajación... Hasta que alguien se sentó a su lado.
Sasuke se desesperó y volteó para ver quien se haba dignado a interrumpir su paz. Tuvo que tragar saliva para poder contener el gritito de sopresa que iba a salir al ver semejante joven: cabellos dorados como el sol y ojos de un profundo azul, su tez era bronceada pero de alguna manera le hacía parecer que tenía un aura etérea, casi sublime.
Sin querer sus mejillas se tiñeron de un ligero tono bermellón.
—Disculpa... —Sasuke estaba apenado pues sin duda no se haba topado con alguien as en lo que llevaba de vida.
—¡Lo siento! ¿Estaba ocupado?— cuestionó el rubio con una expresión de inquietud, la cuál hizo que el corazón del moreno diera un brinco.
—Para nada, es solo que... —No podía hablar; estaba anonadado, paralizado por esa presencia algo que no ocurría normalmente con sus compañeras de trabajo.
—Mi nombre es Naruto Uzumaki— saludó el ojiazul sonriendo. Sasuke notó que poseía unas extrañas marquitas en ambas mejillas.
—¿Eres de aquí? preguntó sin salir de su sorpresa. No podía ser de la ciudad, él ya lo hubiese visto en otras visitas al parque.
—Sí, soy de aquí... ¿Tienes nombre o es que acaso prefieres vivir en el anonimato? — preguntó Naruto sin borrar esa bella sonrisa.
— Soy Sasuke Uchiha... Soy doctor y trabajo para el Sentou no Nibou —dijo tratando de impresionarlo, podía ser las persona más humilde del planeta pero no por nada dejaba de ser un Uchiha orgulloso.
—¿Sasuke?— Naruto se abalanzó sobre el pelinegro, quién sintió una extraña frialdad recorrerle todo el cuerpo. He esperado tanto tiempo por tí...— Y sin esperar más, el rubio juntó sus labios con los de él.
Al Uchiha se le erizaron los cabellos de la nuca y sorprendido correspondió al beso pero se dio cuenta que los labios de Naruto no destilaban calidez sino parecía estar besando una paleta de hielo.
Poco a poco fue cerrando los ojos, disfrutando de esa suave caricia. Había besado a varias personas con anterioridad sin embargo esto era muy diferente, no sabía explicarlo pero la sensación era bastante placentera.
Sasuke rompió el beso y cuando abrió los ojos se dio cuenta de que el rubio con pintas de ángel no se encontraba por ningn lado.
—Debió haber sido producto de mi imaginación...— parpadeó un par de veces, tantas horas de trabajo lo confundía.
"Recomendación mental: no tomar más de dos Redbull al día y consumir menos café del restaurant del hospital." Sasuke se levantó, era hora de regresar a casa.
El pobre doctor estaba tan concentrado en diagnosticar el porqué de sus alucinaciones que no pudo escuchar la risita traviesa que inundó al lugar.
