Satisfacción

Las pupilas dilatadas, los ojos rojos, inyectados en sangre. El pelo rubio hecho una maraña sin forma, enredado, desprolijo y sucio.

Un hilo de sangre corriéndole por la barbilla. Las vestimentas, una simple campera de cuero y un jean, completamente manchadas con sangre, también. Las manos repletas de aquel líquido pegajoso y con olor óxido que lo enloquecía.

No lo entendía. La confusión era enorme, el pánico demasiado. Él no podía acabar de hacer eso. Pero ese olor, ese maldito y delicioso olor lo había tentado hasta llevarlo a matar a aquella muchacha en un oscuro y poco transitado callejón.

Era su primera caza, como le había indicado María. Y esto le parecía completamente espeluznante, pero ella le había prometido que pronto se acostumbraría, que esta era su naturaleza y nada más podían ellos hacer para saciar su sed, que no había alternativa alguna, que era esto o la inanición.

Y él no hacía más que creer fielmente a todas sus palabras, porque en un mundo en el que los simples hombres se pueden convertir de un día para otro en vampiros, ya nada más puede parecerle irreal. Y porque todo lo que María le había dicho anteriormente se confirma en cuanto el olor de la tibia sangre, que antes había corrido por las venas de aquella chica que yacía muerta entre sus brazos, se convirtió en lo más tentador que había apreciado en toda su existencia. Y porque en cuanto la primera gota se derramó en su boca se dio cuenta de nada nunca le daría tanta satisfacción como la que le brindaba aquel tibio líquido escurriéndose entre sus labios.


Hola, antes que nada. Si llegaron hasta acá, tanto si les gustó como si no, me gustaría que me dejen su opinión (:

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Besos, Mai