Fanfic de pago.
Una gran y poderosa roca
Capitulo 1
"Carta para solo tus ojos.
Seguramente, sentirás sorpresa al saber que esta carta es mía, por eso antes que nada, quisiera decir que tal impresión es innecesaria. No creo que sobraran palabras entre nosotras, y la verdad tampoco siento arrepentimiento que expresarte. Si me tomo el trabajo y el agrado de escribirte, es para decirte que estoy bien y que cada día que pasa, creo que marcho por el camino correcto; mi camino. Pero aun con lo ya escrito, no puedo dejar de añorarte, me hiciste adicta a tus silencios y a tu mirar sereno. Extraño tu calor, tanto como tu comprensión para conmigo. De verdad anhelo volver a ti, y lo haré algún día cuando mi travesía llegue a su fin. Sin embargo, no seré la Trixie que conociste, sino que regresare nueva, libre y compuesta del todo. Ese día, uniré mis labios a los tuyos para nunca más alejarlos, mi querida Maud Pie.
ATTE: La gran y poderosa Trixie Lulamoon."
Levante mi mirada y entonces, con su casco tendido me pregunto:
–¿Quieres tener un techo bajo el que dormir?
¿Es tan malo desear poder?
Cualquier ser con pleno uso de razón y experiencia, tendrá conciencia de que la naturaleza es despiadada. Al final del día, el más fuerte siempre se sale con la suya y en el apogeo de su victoria, recibe respeto y alabanza de la muchedumbre que lo vio vencer la adversidad; o al menos, tener la mera creencia de que fue así. Porque una de las pocas verdades de la vida es: No importa lo que hagas, lo que realmente tiene peso, es que crean que hiciste o puedas hacer lo que ellos consideran una gran muestra de fuerza, en otras palabras, una gran hazaña. Yo con voluntad implacable seguí esa decepcionante realidad, llevando la máscara de mis grandes logros por toda Equestria; adoraba mirar a los ponies hacia abajo, ellos mismos no concebían imaginarse a mi altura, cosa que hacía muy sencillo mi gran espectáculo.
"Pero vino la tempestad"
Mientras viajaba por todo el reino, siempre tuve presente (o al menos lo tenia por posible), que si yo podía fingir ser esa pony de grandes hazañas, en alguna parte de Equestria tendría que existir esa pony que yo fingía ser. Sin embargo, hallaba consuelo en el hecho, de que Equestria es demasiado grande para toparme con uno de estos poquísimos ponies de proezas, capaces de opocar a las mías. Ese consuelo termino por ser aplastado de una manera tan arrolladora, que las palabras "grande" y "poderosa" no pudieron haber quedado más lejos de mi nombre, como lo hicieron ese terrible día. ¡Maldita Twilight Sparkel! ¿¡Por qué tiene que ser tan fabulosa y buena en la magia!? ¿¡Por qué su grandeza tuvo que significar mi absoluta ruina!?... ¿Por qué nunca pude ser tan increíble?. Mi vida se hundió con el apogeo de su gran heroicidad, tanto así que acabe trabajando en una apestosa, aburrida, miserable y deprimente granja de rocas ¡Sí! ¡Una granja de rocas! ¿A qué mente retorcida se le ocurriría semejante cosa?, pero para mí lamentar, no halle trabajo en ningún otro oficio, porque donde iba se mofaban de mi fracaso, ya que tal información llego a todas las ciudades y pueblos donde llegue a montar un show; y por ende humillar a uno que otro pony.
–Trixie, está lloviendo.
Voltee mi cabeza para prestar oídos a la voz más apagada, que he tenido el disgusto de escuchar desde que llegue a la granja. Se trataba de una de las hijas de mi patrón, una imbécil pony, a la que en ocasiones había que sacarle las palabras con tenazas. Su nombre era Maud Pie y era la viva imagen de la serenidad, la calma y sobre todo, la estupidez. Era imposible entablar una conversación normal con ella, así como era imposible hallar vida en el gris de su pelaje o en el lavanda de su melena ¡Y qué decir de su gusto para vestir!, siempre llevaba puesto un vestido color azul niebla, que más que vestido parecía un trapo viejo. Fue tanto el desagrado que me provoco verla, que la ignore.
–Trixie, está lloviendo– Repitió, y de hecho estaba lloviendo, pero no me importaba. Yo seguía picando las malditas rocas aunque estuviera lloviendo, porque sabía que mientras más trabajaba, más rápido me iría de ahí con los bits que necesito para subsistir.
–¡Maldita sea Maud, eres una genio!– Le dije con sarcasmo –A la gran y poderosa Trixie no le hace nada una insignificante lluvia como esta. Déjame en paz, ¿no ves que estoy picando rocas?
–Te puedes resfriar.
–No me importa ¿No tienes nada mejor que hacer?
–No.
–¡No me va a pasar nada! ¡Aléjate de mí no quiero verte cerca!
Ella se marchó, dejándome en paz, para poder continuar con mi tonta labor.
–Pony retardada– Pensé, picando rocas ahora más rápido y sobre todo, más irritada. Creí que me había librado de la pony con ojos de zombie, pero no ¡No se fue del todo!
–Traje esto– Me dijo, cubriéndome de la lluvia con su paraguas –A las rocas no les gusta que las piquen con enfado.
–¡No te me acerques! ¿Qué demonios crees que haces? Trixie no necesita de tu estúpida ayuda.
Me aleje dos metros, pero Maud volvió a cubrirme con su paraguas. Me volví alejar otros dos metros, pero Maud volvió a cubrirme con su paraguas… ¡Me aleje otros dos malditos metros y ella volvió a cubrirme con su estúpido paraguas! Llegadas a ese punto, tire el pico con el que trabajaba al suelo.
–¡No necesito tu ayuda, pony sin talento! Yo soy la gran y poderosa Trixie, esta lluvia no es nada, al igual que tú. ¿Crees que alguien tan grandiosa como yo, necesita la ayuda de alguien como tú? ¡Es una ridiculez!
–. . .
Al no obtener ninguna respuesta, proseguí hablando para ver si mi desprecio la terminaba alejando.
–¡Yo soy un prodigio en la magia, que nunca podría necesitar de una pony terrestre y campesina como tú! ¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que encarna lo magnifico? ¡Pues Trixie es la encarnación de lo magnifico, de lo esplendido, de lo grandioso! Soy la mejor maga de toda Equestria, ¿Sabes porque llevas mucho más tiempo que yo aquí? ¡Porque no sabes hacer nada más que romper rocas! No podrías competir conmigo en nada más ¡Nadie podría!
Estalle en cólera al verme hablando sola ¿Cómo se atrevía a tamaño insulto hacia mi persona?
–No es mi culpa que los ponies no entiendan mi genialidad, por eso estoy trabajando en este horrible lugar. No pude seguir entreteniéndolos, con todas esas calumnias dando vueltas por todas partes ¡¿Qué otra cosa sino falacias, son lo que mejor pueden entretener a los ponies?!
–Rocas.
–¡Suficiente!– Grite al cielo.
–Trixie no tiene por qué soportar tu condescendencia ¿Acaso te crees mejor que Trixie? ¡Pues no lo eres! Eres insoportable, es más agotador hablar contigo que estar picando rocas. Yo ni siquiera debería estar aquí, mi destino apunta hacia mucho más. Yo debería incluso tener mi propia calle en Canterlot, ¡un edificio con mi nombre!
Recordé los aplausos, las flores y los halagos mientras estaba en el escenario. Las luces, los fuegos artificiales, las risas ¡Todo era maravilloso! ¡Todo era ideal para Trixie!
–Yo debería estar ahora mismo rodeada por mis fans, recibiendo flores y obsequios de mis admiradores. No estar en una apestosa granja de rocas, frente a una pony que guarda más relación con un bloque de cemento que con alguien vivo.
Ella solo me quedo observo, como quien observa secar la pintura. Y mi primer pensamiento fue: ¿Por qué no expresa enfado ante mis palabras?, nunca en todo el tiempo que llevaba ahí pude sacar mucho de Maud, siempre era lo mismo con ella, su in-expresividad era aplastante con todo lo que llegara a sus oídos, pero esta vez me estaba poniendo por sobre ella como alguien superior, de la forma más ofensiva posible… ¡Y no obtenía ni siquiera una mueca de enfado! Comencé a cuestionarme si esta pony era realmente normal.
–¡Yo soy Trixie, tú no puedes serme útil, porque puedo hacer cualquier cosa mejor qué tú! Apuesto a que ahora mismo, quieres golpear mi hermoso rostro, por haber hecho ver tu penosa realidad. ¡Ja! Como si tuvieras el valor para hacer frente a una maga de mi calibre.
–. . .
–¿Por qué te me quedas mirando? ¿Qué rayos esperas? Además de retardada también eres una cobarde, un escalón mucho más abajo, de estar a la altura de la gran y poderosa Trixie.
–. . .
–¡Maud te estoy insultando, reacciona de una vez! ¿Acaso no me ves? ¡Estoy aquí echando al suelo todo lo que eres, tu vida y trabajo! No hagas como si yo fuera invisible y no haya dicho nada.
Su constante silencio no solo me estaba irritando, sino que también me estaba enloqueciendo. No lograba comprender porque en lugar de hablar, se me quedaba observándome, sentía que me juzgaba, que me tenía bajo la lupa de su ojo ¿Qué tenía que ver? ¿Qué tenía que encontrar en mi persona? Nada había, nada que no estuviera a simple vista, o sea, mi esplendor, mi talento ¡Mi grandiosa presencia!
–No me mires así ¡No te atrevas a compadecerme! Tus ojos no pueden mirarme con pena, porque quién me mire debe mirarme con envidia, porque yo soy… Yo soy… la gran… yo… soy…
–¿Quién eres?
–Yo…
Entonces, me vi reflejada en los enormes ojos de Maud, me observe a mí misma, como no lo hacía en mucho tiempo. En mi memoria emergieron los recuerdos, los hechos que me llevaron a picar rocas, en un maldito lugar alejado de aparentemente todo. Recordé la frustración, la humillación ¡Esas risas!, todo de manera tan avasalladora que el golpe a la realidad actual, hizo florecer en mí una gran revelación. Y no me gustaba para nada.
–Yo soy una… ¡Una fracasada!
El peso de mis propias palabras, era una carga tan pesada sobre mis emociones, que estas terminaron por derrumbarse. Comencé a llorar, intentando mantenerme digna y erguida, pero me era imposible frente a tan cruda realidad. Ese sentimiento de no valer nada, esa certeza de fracaso ¡Cuanta congoja!... No podía seguir aparentando lo contrario, estaba profundamente triste por ello. Quería hundir mi cabeza en el barro, pero en algo me contuvo en el último momento. Esa yegua tonta me estaba ¿Abrazando?.
–¿Q-qué h-ha-ha-ces?– Le pregunte con voz entrecortada.
–Cuando mi hermana Pinkie estaba triste, la abrazaba para que se sintiera mejor.
–¿Funcionaba?
–Dímelo tú.
Entonces correspondí su abrazo y hundí mi rostro en su pecho, mientras nos protegíamos de la lluvia, con el paraguas que ella sostenía sobre ambas. Veía todo negro, mi llanto era ahogado y mis lamentaciones inentendibles, pero, de alguna extraña manera, conforme más lagrimas derramaba y palabras decía, florecía en mi interior una sensación de calma. El ruido de las gotas de agua cayendo sobre las piedras, terminaron por apaciguar por completo mi malestar, y entonces entramos a casa para cenar. ¡Así es! Vivía en la casa de la familia Pie, a falta de lugar propio donde quedarme, el trabajo servía como moneda de cambio, pero de todos modos mis ingresos se mantenían casi intactos. Aunque mi labor era sofocantemente aburrida y deprimente, no podía ignorar el hecho de que tener un techo bajo el que abrigarme, era algo reconfortante.
Pasó un mes, y no volví a mencionar lo que ocurrió ese día. Solo seguí con mi rutina diaria picando rocas en la granja, para poder ganarme los bits, poco a poco iba ahorrando una buena suma, al privarme de antojos innecesarios. Maud Pie también hacía su labor en la granja, la cual consistía en clasificar rocas y el encargarse de las más difíciles de tratar en la parte norte de la granja. Curiosamente, su presencia me dejo de parecer molesta, es decir, era como estar enfadada con un mueble, así que mi actitud hostil y mi constante alejamiento se fueron disipando gradualmente. No creo necesario, el resaltar las razones de porqué, Maud no representaba una gran compañía para charlar (Eso no se puede poner en duda), pero al menos, si para escuchar.
Me hallaba en mi descanso cuando se me acerco a la roca donde estaba sentada mirando un punto en el horizonte.
–¿Quieres algo para refrescante?– Me pregunto, llevando una bandeja con dos vasos de limonada sobre su lomo.
–Sí, de hecho me encantaría– Le respondí, levitando el vaso de limonada hasta mis labios.
–Me preguntaba si querrías acompañarme a la parte norte de la granja.
–¿Esa no es tu área de trabajo?– Le pregunte extrañada –Ese tipo de rocas no son lo mío, ni siquiera usando mi magia puedo levantar una de ellas.
–Lo sé, pero necesito que alguien cuide a guijarro, mientras me encargo de una gran roca dentro de una mina que abrí recientemente. A él no le gusta la oscuridad y si lo dejo solo, puede escaparse.
–¿Guijarro puede escaparse?
–Así es.
–¿Cómo puede escaparse la piedra?.
–Siempre lo llevo conmigo, pero hasta que no instale la iluminación en la parte más profunda de la mina, necesito que alguien lo cuide. Y mis hermanas están muy ocupadas.
–Pues, déjalo aquí, no es necesario que yo vaya– Le replique.
Ella negó con la cabeza.
–No puedo, se inquieta si se aleja mucho de mí. Y más todavía, sino esta con nadie. Necesito que te quedes afuera de la mina.
Me lleve un casco a la cara, tratando de comprender tamaña estupidez. Pero, técnicamente hablando, al ser ella hija de mis patrones no podía negarme, ya que es mi superiora. Terminamos de tomar limonada y la acompañe para cuidar a "guijarro" (piedra mascota), para luego observar cómo se adentraba en una enorme mina, llevando puesto un casco con linterna. Paso por lo menos media hora, antes que escuchara un enorme estruendo que me estremeció hasta lo más profundo de mí ser. El suelo tembló durante casi un minuto, hasta que finalmente se detuvo y quede mucho más tranquila.
–¿Qué habrá sido eso?– Pensé preocupada.
Paso otra media hora, antes que volviera a ver el rostro de Maud, solo que esta vez estaba cubierto de polvo. Me acerque y cuando finalmente se posiciono bajo la luz del sol, pude ver como en su lomo cargaba una enorme roca de por lo menos dos metros y medio de alto. No obstante, caminaba como si nada, al mismo ritmo con el que entro a la mina, ahora estaba saliendo.
–Gracias por cuidar a guijarro, Trixie– Me dijo, tomando su piedra mascota de mi lomo, para acto seguido guardarla en el bolsillo de su vestido.
–¿Cómo haces para cargar tanto peso? Es sorprendente, simplemente no lo creería si no lo estuviera viendo.
–Costumbre.
–¿Te puedes acostumbrar a semejante cosa?
–Cuando algo te gusta, no representa una molestia.
Dichas esas palabras, se desentendió de mi presencia y siguió caminando con dirección adonde había otras rocas, solo que más pequeñas que la que llevaba.
–¡Espera!– Le grite para llamar su atención –¿A dónde vas a ir ahora?
Maud devolvió su mirada hacia mí.
–Tengo que convertir esa roca en muchos pedazos pequeños.
–Si quieres puedo cuidar a guijarro mientras operas la máquina para hacer eso, he adelantado mucho trabajo estos días, así que no hay problema con que te acompañe.
–¿Maquina?– Me pregunto ella, con un tono de extrañeza.
–Ya sabes, la que usaras para triturar esa enorme roca– Le respondí de manera obvia.
Maud Pie se quedó pensativa unos segundos y entonces se dispuso a hablar.
–Para eso utilizo mis cascos.
–¡¿Tus qué…?!
Pasaron dos semanas, yo había logrado reunir una buena cantidad de bits haciendo horas extra y cuidando la roca mascota de Maud Pie. Me encontraba caminando de regreso a la granja, luego de un paseo matutino. En mi trayecto, intentaba idear la manera perfecta, para emerger de una vez por todas, de la maldita granja de rocas. Lo ansiaba tanto, que mí a veces perdía el equilibrio de la simple emoción. Lo único que aplacaba mi iniciativa, era el recuerdo de las circunstancias que me llevaron a picar rocas. Si eso volviera a pasar… ¡No! ¿O quizá sí? ¿Qué tal si de nuevo me encuentro con una Twilight Sparkle? Mi golpe tiene que ser fulminante, empezando por extinguir la sombra de la vergüenza, que vengo arrastrando del pasado. En otras palabras, intercambiar papeles en esta ocasión, irguiéndome como una unicornio de excelencia frente a todos. ¡No se volverá a repetir, no esta vez!.
–Claro que se volverá a repetir.
Escuche una voz espeluznante en mi oído, como un susurro de fémina voz fácilmente reconocible.
–¡Sparkle!– Grite, pegando un salto instintivo hacia mi derecha, pero cuando mire a mi alrededor, no vi nada.
–Trixie… ¿Por qué no vienes aquí? Te estoy… esperando… ven… Trixie… ven… Trixie…– La voz y el recuerdo de la apariencia de esa maldita unicornio morada, me provocaba un profundo malestar. Su voz se escuchaba particularmente siniestra, como la de un alma errante. Para a Twilight Sparkle cara a cara, tenía que internarme en el bosque adyacente al camino que lleva a la granja. No me importo desviarme en mi ruta, ya que si Twilight Sparkle quería verme ¡Pues me vera! ¡Sí que lo hará! y en consecuencia tendrá el episodio más amargo de toda su vida.
–¡Sparkle!– Le grite, adentrándome en el bosque.
–Ven Trixie ven… ven… ven aquí.
–¿Dónde rayos estas escondiéndote? ¡¿Acaso temes a la gran y poderosa Trixie?!
–¡Ja!, miren nada más, pero si es la farsante de Trixie.
Una nueva voz se presentó, nuevamente sin dar la cara. La recordaba muy bien, era esa pérfida pegaso de melena multicolor que creyó ser más sorprendente que yo.
–Pero si es la pony sin talento ¿Qué haces aquí perdedora?
–¡Corrales! La fracasada llamo a Rainbow Dash perdedora.
Ahora era la tosca voz de la pony campesina, quien tomaba la palabra.
–¡Yo no soy una fracasada, tu sí, apestosa granjera!
–Que cínica, simplemente una pony repugnante que finge ser maga.
Ahora, se atrevía a insultarme la voz de esa unicornio modista.
–¡Repugnante fue el peinando verde que luciste frente a todos esos pueblerinos!
Repentinamente, algo se tragó toda la luz, sin embargo los árboles, arbustos y demás flora siguieron fácilmente visibles, como si estos poseyeran luminosidad propia. No había cielo, tampoco se apreciaba que hubiera algo más allá de lo que tenía a unos metros. Entonces, como si fueran reproducidas en enormes bocinas, comencé a escuchar estrepitosas risas a mi alrededor, acompañadas de insultos y descalificativos. El ruido era tan insoportable, que me vi obligada a tirarme al suelo y taparme los oídos con mis cascos, para no romperme los tímpanos.
"Perdedora"
"Fracasada"
"Embaucadora"
"Farsante"
"Mentirosa"
"Abusiva"
"Embustera"
Todo eso y otras cosas que no pude escuchar con claridad, significaron duros golpes para mi orgullo, para mi querer propio. Cada palabra que oía, la intentaba corregir en mi cabeza, como si fuera un debate entre yo y todas esas voces. No obstante, no podía ganar, no podía hacer frente a cosas que ya me había planteado antes. Y es, que yo como unicornio y pony en general, era todo eso. Era como si yo encarnara todo lo que me estaban diciendo, porque simplemente no encontraba la forma de desmentir nada. Solo bastaba con darle una mirada a mi situación actual.
En un desesperado intento por huir de las voces, me levante del suelo y corrí, pero las lágrimas que habían comenzado a brotar de mis ojos me empañaban la visión, provocando que mi paso no fuera de mucha confianza, a la hora de galopar sin rumbo. Esto último se vio reflejado en mi irremediable tropiezo con una roca, haciendo que yo cayera a un vacío de oscuridad e implacable frío.
Fracasada.
–¡NOOOO!
Me desperté, quizá a raíz de mi propio grito. Me faltaba el aire y estaba sudando por montones sobre mi cama. Entonces, recordé lo que había pasado, o mejor dicho, lo que había soñado. Sentí unos segundos de alivio al percatarme que todo había sido solo una pesadilla, no obstante, me sentí profundamente triste, al recordar claro como el agua, todo aquel mal sueño. Abrace mis extremidades traseras, con mis delanteras y me coloque en posición fetal, con las sabanas de la cama ya en el suelo.
Acto seguido oí a mi puerta abrirse y a alguien entrando.
–Trixie ¿Estas bien?
–¿Qué haces aquí Maud? Aunque duerma bajo el techo de tu familia, no significa que puedas entrar a mi habitación sin tocar. Estoy pagando mi estancia con trabajo.
–Lo sé.
–Si lo sabes ¿Por qué entraste sin previo aviso?
–Porque te oí gritar.
Yo me quede en silencio, y Maud Pie pues… ya se quedaba en silencio sola, como para decirle que se callara. En primera instancia me agrado que no me hiciera ninguna pregunta de porque grite. No obstante, ella se quedaba parada frente a mi cama, observándome sin pronunciar palabra alguna, acto que con el pasar de los minutos me inquieto.
–¿Por qué te quedas ahí sin hacer nada?– Le pregunte.
–Espero.
–¿Qué esperas?
–Espero que decidas explicarme el porqué de tu grito, por tu propia voluntad.
Tal actitud me relajo frente a su presencia. No me asfixiaba con preguntas, así que fue como un dulce respiro luego de tan amargo suceso.
–Tuve una pesadilla– Le aclare –Una muy horrible, que preferiría olvidar así no entrare en detalles de ella. Lo siento si apago tu curiosidad, pero no me esperaba que aparecieras a estas horas.
–No conozco a nadie, que guste de recordar sus pesadillas. Y vine, porque estaba despierta.
–¿Qué estabas haciendo a estas horas?
–Leía sobre rocas.
En ese momento, entre la lista mental de cosas que tenía por las más aburridas de realizar, leer sobre rocas se había posicionado en el puesto número uno, como la más aburrida y ganadora sobre todas las demás. Justo arriba de ver secar pintura.
–Creo que ahora, ya no podré volver a dormir– Comente.
–Si quieres puedes acompañarme.
Yo negué rápidamente con la cabeza.
–No, no te quiero acompañar para leer sobre rocas– Le dije, de manera acelerada.
–No para leer sobre rocas. Ven, sígueme– Me dijo, para luego darse media vuelta y caminar hacia la salida. Yo suspire con pesadez y no tuve más alternativa que seguirla. ¿Por qué? Porque ella me lo ordeno, si, Trixie ya no decide sobre Trixie.
Bajamos al primer piso, de ahí fuimos a la cocina donde Maud Pie prendió unas velas sobre la mesa del humilde comedor. Ella hizo un gesto, invitándome a sentar en una de las sillas de la mesa, cosa que acepte de buen agrado y me quede ahí, aprovechando que tenía la ventana justo al lado, para ver el sombrío paisaje nocturno que se formaba en la granja, a falta de iluminado moderno, como lo es en las ciudades. Al menos, tanta oscuridad era ideal, para ver la obra de la princesa Luna, en todo su esplendor, brillando en el cielo.
No me había dado cuenta de lo que había hecho Maud Pie, hasta que escuche el sonido de un plato siendo puesto sobre la mesa. En él, había una rebanada de pastel de chocolate, con cubierta de crema de almendras y con una fresa; sobresaliendo en la parte superior. Acto seguido, procedió a servirme un vaso de leche. Se sentó frente a mí y se me quedo mirando de nuevo.
–¿Esperas que me coma esto? Pero si son las cuatro de la mañana!, no es para nada normal.
–Lo sé. Mi hermana menor Pinkie Pie también solía tener pesadillas a veces.
-¿Y qué?
–A algo tan amargo, es mejor aplacarlo con algo dulce– Me respondió, y yo sentí fuertemente el golpe de la ironía, abofeteándome la cara. Maud Pie no tiene un aspecto muy "dulce", como para afirmar tal cosa. Hace unos meses, si me quedaba observándola por mucho tiempo, me deprimía. ¿Qué hacía yo observando a Maud Pie? ¡No tengo idea!
Me encogí de hombros, no iba a rechazar un pastel. No lo había hecho hasta ahora y no lo iba a empezar a hacer. La primera mordida tenía un sabor a gloría, era simplemente perfecto, suave, con la cantidad precisa de todos sus ingredientes y además olía muy bien. Lo comencé a degustar tan rápido, que me atragantaba, pero afortunadamente el vaso de leche jugo un papel satisfactorio en la solución de ese problema. Cuando lo termine suspire satisfecha, saboreando los pequeños restos que siempre quedaban en la boca.
–Este es el mejor pastel que he probado en mi vida– Le dije, con completa sinceridad –No puedo creer, que cocines tan bien.
–Mi especialidad son las rocas dulces.
Eso se escuchó muy raro, incluso para ella. ¿Roca dulce? ¿Es en serio? ¿Eso en verdad existe?. Deje de lado el tema de las rocas (porque no me importaba) y me sumergí en mis propios pensamientos. Las velas que iluminaban la cocina terminaron por captar mi atención, mirar el fuego me hacía adentrarme con más facilidad en el mundo de la reflexión, de manera muy estimulante. Y quizá, producto del silencio, olvide por unos momentos la presencia de Maud, cosa que termine por lamentando, tras cruzarme con su mirada penetrante, del otro lado de la mesa.
–¿Qué piensas?– Me pregunto ella.
En un principio, dude si decirle o no lo que pasaba por mi cabeza, pero entonces vino a mi memoria esa tarde lluviosa, en la que me derrumbe emocionalmente y Maud me sirvió como apoyo. No exactamente un apoyo verbal, sino que, el hecho de que me escuchara y me prestara de su calor, fue lo que realmente me ayudo a levantar la cabeza. Es por eso, que esta vez me resulto un poco más fácil, el hablarle abiertamente. Incluso le explique mi pesadilla, que era principalmente en lo que estaba pensando. Frente a Maud Pie no me era fácil callar tan siniestro escenario concebido por mi mente, no solo era terrorífico, sino también interesante.
–Todo es culpa de Twilight Sparkle, me humillo frente a todo ese miserable pueblo. Hundió el suelo bajo mis cascos, privándome del esplendor que llevaba meses forjando. Lo que paso en Ponyville se difundió a todas partes, simplemente me arruino, mancho mi imagen, ridiculizo mi nombre… ella.
–No sigas.
–Lo siento, creí que tenías interés en conocer el motivo de mi pesadilla– Dije esas últimas palabras, con una pizca de tristeza. Fui ingenua al creer que a alguien realmente le interesaba.
–No es eso.
No comprendí entonces a que se refería. Mi ignorancia se reflejó en mi cabeza inclinada hacia la derecha y una de mis cejas más arqueada que la otra. Una expresión bastante común cuando no se entiende nada.
–Trixie, casi suenas como si odiaras a esa tal Twilight.
–¡Es porque la odio!– Afirme, encolerizada de que hubiera alguna duda al respecto.
–No estoy tan segura– Me dijo, para acto seguido levantarse de su asiento y caminar hacia mí –Aunque acentúes su nombre con desprecio, tu mirada dice otra cosa.
–¿Ahora los ojos hablan?– Le dije, en un tono sarcástico –Hice mi show, el espectáculo del que vivía. Y Twilight Sparkle me dejo en vergüenza, me desacredito ¿En serio crees que es muy difícil odiarla por eso? ¡Pues no! Porque ella tiene la culpa de todo, ella y su… ¡Pueblo! Si, ellos también son culpables, ¡son sus cómplices!.
–No creo que en verdad pienses eso. Tu llegaste ahí, por tu propia voluntad. También mentiste, sabiendo que lo hacías. Que se hayan dado las circunstancias para que tu engaño quedara en evidencia, es algo que nadie podía predecir.
Aunque las palabras de Maud Pie cobraban sentido en mi cabeza, no podía dejar de pensar todo lo contrario. Y es que, el sentimiento de humillación continuaba latente en mi interior. Tenía sed, una gran sed de reivindicación que ansiaba por manifestarse y reclamar lo que es suyo. ¡Porque a Trixie no se le puede pisotear, sin tener como respuesta una puñalada de justicia! ¡Mi justicia!
–Cuando hablas, dices cosas secas y con sentido– Me levante de mi asiento para quedar a la misma altura que Maud –Aunque, ir ahí, mentir a todos y dejar ponies en ridículo haya sido mi voluntad, e incluso, que nadie haya podido predecir tan desgraciadas circunstancias…
Unas circunstancias, cuyo recuerdo de sus consecuencias, nuevamente provocaron el despertar de mis lágrimas. ¡Oh como odiaba manifestar mi tristeza frente a los demás! Al menos, Maud era un caso muy, muy especial donde ella comparte similitudes con algo inerte; cosa que me representaba un gran alivio, al sentir mis lágrimas recorrer por mis mejillas.
–A pesar de todo eso… ¡No me puedes pedir que no sienta desprecio por Twilight Sparkle y su maldito pueblo!, no puedes decirme, que olvide a quienes me arruinaron la vida. Tú eres una des…
El aliento que sostenía mi voz se cortó de golpe, cuando Maud me atrapo entre sus cascos, abrazándome firmemente contra su cuerpo. Fue tan sorpresivo y tan fugaz, que no supe cómo reaccionar de manera inmediata. Y es que, con el pasar de los segundos, más lo sentía como algo agradable, algo que necesitaba para poder sentirme bien. Era una sensación muy cálida y reconfortante la que recorrió mi cuerpo, haciéndome aceptar tal gesto, privándome de las fuerzas para si quiera intentar deshacerlo.
–Todo eso es parte de tu pasado. Y ahí se quedara.
Esas palabras al oído cayeron como gotas de miel sobre mi corazón, el cual se comenzó a acelerar. Correspondí el abrazo, uniéndonos finalmente de tan entrañable manera, con la luz de las velas como único testigo. Tal acto no pasó desapercibido frente a mis sentimientos, Maud esa noche, adquirió una nueva forma frente a mis ojos, sus ojos, el tono de su voz y su apariencia en general adoptaron un nuevo significado… muy extraño para mí. Pero, podía decir con completa certeza, que en mis consideraciones, sentía por ella algo completamente opuesto a la indiferencia y al desprecio.
Para mi lamentar, aunque el pastel y el abrazo de Maud Pie me recompusieron del todo tras mi pesadilla, el hecho de comer algo dulce a esas horas y además de insistir en quedarse despierto, no sienta muy bien a la vida laboral. Picaba rocas, con la velocidad de una tortuga y el entusiasmo del pony que recoge la basura los lunes por la mañana. Si no fuera por mi magia, probablemente no hubiera podido avanzar nada en mi trabajo, y posiblemente, tampoco hubiera podido clavar mi mirada con discreción sobre Maud cada vez que la veía pasar cerca. Esto se volvió constante, simplemente no podía despegar mis ojos de ella, mi corazón se aceleraba cada vez con más frecuencia, cada vez que intercambiábamos palabras por uno o que otro motivo. Me preguntaba entonces: ¿Qué es lo que quería conseguir? ¿Por qué añoraba sus abrazos con más frecuencia? ¿Acaso se estaba transformando en una necesidad latente?, me empeñe en averiguarlo a como dé lugar. ¡Porque si a Trixie le sobra algo, eso es iniciativa!
Pero de todos modos tuve que esperar a la noche del día siguiente, para poner en marcha mi plan, ya que necesitaba energías para mantenerme despierta más de lo que mi horario indicaba. Cosa que en mi estado actual, no podía llevar a cabo.
Termine mi jornada como normalmente lo hacía. Cene muy calmadamente en la mesa de la familia Pie y me fui a mi humilde cuarto para dormir. Eso último era una descarada mentira, ya que lo que iba a hacer, estaba completamente alejado de dormir. Me senté sobre la única silla de mi habitación, observando el cielo, mientras esperaba una hora en la que podía inferir fácilmente, que estaban todos dormidos.
–1:00 AM– Dije mirando el reloj de mi pequeña cómoda –Es la hora.
Me moví con sigilo hacia la salida y cerré la puerta tras de mí, con mucho cuidado, para luego caminar por las rechinantes tablas de madera del pasillo. El sonido que hacían al pisarlas, me hacían sudar de miedo ¿Qué tal si el maldito ruido de la madera vieja despierta a Maud? ¿O a los señores Pie? ¿O las otras hijas de los señores Pie, cuyos nombres nunca recuerdo porque no me importan? Si eso llegara a pasar, no sabría cómo reaccionar, ni mucho menos que decir ya que una excusa como ir al baño o ir a la cocina por un vaso de agua, eran completamente absurdas, teniendo en cuenta que las escaleras hacia el primer piso están del otro lado del pasillo; y que mi habitación era la más cercana a esas escaleras.
Afortunadamente, llegue a la puerta que daba a la habitación de Maud sin problemas. Irónicamente los ronquidos que escuchaba en las otras habitaciones, eran más sonoros que el rechinar de las tablas del piso. Sentí que había llegado un poco tarde a esa revelación.
–Muy bien Trixie, lo hiciste bien. Eres grande y poderosa ¡Eres la gran y poderosa Trixie!– Pensé, para darme ánimos.
Abrí la puerta con cuidado, con la delicadeza de un insecto al posarse sobre el pétalo de una flor. No quise abrir la puerta en su totalidad, por la posibilidad de que el rechinar de las bisagras causara mi ruina. Así que, haciendo uso de mi magia me levite a mí misma a través de lo poco que había abierto de la puerta. Con mis extremidades estiradas, resultaba ser muy delgada. Pero, cuando finalmente me halle del otro lado, no pude sino sentir un gran y ardiente enfado hacía mi misma.
–¿Por qué rayos no hice eso antes en el pasillo?– Pensé, y estaba por estallar en un relinchido de puro enojo, pero en lugar de esos respire y decidí calmarme. Al fin y al cabo, no había pasado nada malo… todavía.
Entonces la vi, ahí dormida con su cuerpo tapado por las sabanas y siendo iluminado por la luz de la luna. Mi primer pensamiento al verla fue: ¿Por qué no cierra las cortinas al dormir? Todo su cuarto estaba iluminado, no tenía sentido. Pero eso no era lo importante, y de hecho me ayudaba a moverme con más facilidad dentro de su cuarto, sin caer en tropiezos estúpidos. Me acerque lentamente, en un estante de pared sobre su cabeza vi a su piedra mascota, pero lo que de verdad quería apreciar, era su rostro durmiente. Y así me quede, observándola por varios minutos, ya que no imagine que llegaría tan lejos. Creí que si la veía de cerca, sin que ella estuviera consciente de mi presencia, hallaría la respuesta que estaba buscando. Insistí en ello y me acerque mucho más (cuidando de no golpearme con el estante de pared), hasta el punto de que mi nariz casi tocaba la suya. Estando así, sintiendo su respiración y percibiendo su delicioso aroma corporal, algo se encendió en mi interior, algo muy estimulante.
–Me pregunto si...
Remoje mis labios secos, trague saliva y comencé a respirar de manera un poco rara. Una idea pudorosa había cruzado por mi mente, una idea que tenía un gran consuelo, y eso era, que nadie se enteraría si la ejecutaba. Una gota de sudor bajo por mi frente, estaba muy nerviosa, tanto que mis extremidades traseras temblaban con mi inclinación hacia adelante. ¡Así es! Trixie junto sus labios con los de Maud, en un tímido beso que resulto la sensación más placentera e increíble de mi vida hasta el momento. Hubiera deseado poder ver mi rostro, porque seguramente estaba rojo como un tomate. Sentí un placer, acompañado de un sentimiento que, aunque me diera vergüenza admitirlo, era más que obvio, yo am… ¡Me mordió el labio!
Mi labio inferior se vio presa de los dientes de Maud, de una manera que me hacía estremecer de dolor. Pero para mí desgracia, no podía quejarme ni hacer ningún ruido, porque podría despertarla. Aguante todo lo que pude ¡Si Celestia es omnipresente sabe que aguante! Y cuidadosamente usando mi magia, libere mi labio inferior de los dientes de Maud Pie. Iba a levantar mi cabeza triunfante hacia el cielo… pero olvide un pequeño detalle.
*KRAK*
Me pegue en la cabeza con el estúpido estante de pared y quede inconsciente.
Estaba un poco mareada y me dolía la parte superior trasera de mi cabeza. Cuando abrí mis ojos estaba recostada en una cama ¡Que no era la mía! Cuando levante mi mirada vi el rostro de Maud, observándome, al parecer estaba durmiendo sobre su regazo. Pero la pregunta importante era: ¿Cuánto estuve durmiendo?. Y otra que también salió a flote fue: ¿Por qué estaba durmiendo en el regazo de Maud? Esta última pregunta me la conteste yo misma, al rememorar los acontecimientos que me llevaron a tener un fuerte dolor de cabeza. Me había golpeado con el estante de pared producto de… ¡Ese gran y poderoso beso! O mejor dicho, ¡Esa gran y poderosa mordida!, pero en realidad lo que más recordaba era el beso y su huella de placer y pudor. Ver los ojos de Maud mirándome hizo que aflorara mi sonrojo, no obstante, evite cualquier reacción desmedida de mi parte.
–Al fin despiertas– Me dijo.
–¿Qué hora es? ¿Dormí durante mis horas de trabajo? ¿Lo hice, cierto?
–Todavía no empieza tu turno, descuida.
Hubo unos segundos de silencio, ya que no sabía qué más decir. Lo mejor era fingir ignorancia, hasta idear una mentira que me pueda servir.
–¿Qué ocurrió?.
–Te pegaste en la cabeza con mi estante de pared y quedaste inconsciente a los pies de mi cama.
–Cierto yo…– Mi aliento se cortó, al percatarme de que ella estuviera al tanto de ello. Me daba miedo pensar, que más podía saber ¡Y lo peor es que yo se lo había confirmado! Me quede en silencio, dándole vueltas al asunto y tratando de idear una excusa que justificara mi presencia ahí. Entonces recordé que mi gran y poderosa bisabuela era sonámbula y que caminaba por las noches golpeándose con las paredes. ¡Sí! Eso era perfecto, un mal de familia al cual podría sacarle provecho. Estaba a punto de explicarme cuando:
–Perdón por morderte, ese fue mi primer beso– Me dijo.
¡Por la mier…!
Después de ese día, no podía estar a menos de dos metros de Maud Pie, cuando me confirmo que había estado consciente cuando la bese, salí corriendo de su cuarto a toda prisa muy avergonzada. Las cenas se volvieron silenciosas (no es que antes no lo fueran), y además las jornadas de trabajo se hicieron incomodas. Ahora (otra vez) no pensaba en otra cosa que no fuera irme. En la plaza del pueblo, mientras realizaba mis humildes compras, escuche de un anticuario que vendía algunas cosas de gran valor y poder. Pensé en hacerle una visita, ya que si me iba a ir de la granja de rocas, sería única y exclusivamente para vengarme de Twilight Sparkle y su miserable pueblo. No obstante, necesitaba poder para hacerlo, uno tan grande como el de Twilight ¡O incluso más!, de ahí que el anticuario me interesara.
Estaba regresando a la casa de los señores Pie, para dejar las cosas que compre en mi cuarto. Una de esas cosas, es una nueva túnica encapuchada de color negro, ideal para lucir intimidante en mi regreso a Ponyville. No es que mi genial atuendo de maga no me viniera bien, pero la verdad no era el ideal para llevar a cabo una venganza. Iba subiendo las escaleras, cuando vi la puerta de mi habitación abierta y unos ruidos de cascos dentro. Esta era la primera vez, que alguien además de mí, entraba en el lugar que usaba para dormir. Me acerque con sigilo y asome mi cabeza por el marco de la puerta.
–No puede ser…– Pensé, para mis adentros, completamente sorprendida.
Maud Pie estaba luciendo mi atuendo de maga, frente al espejo de mi habitación. ¿Acaso estuvo registrando mi cofre? La mera posibilidad de que fuera así, me daba escalofríos. No me gustaba que nadie revisara mis cosas, pero… tenía que admitir que a Maud se le veía muy bien mi traje. ¡Es más! Se ve fantástica con el encima, pero, lo siguiente que hizo me impresiono de sobremanera. Comenzó a olfatear mi capa, y yo me preguntaba: ¿Por qué? ¿Qué es lo que tenía mi capa, que le interesara a Maud Pie?. Entonces recordé "su delicioso aroma corporal", aquel que tanto me fascino segundos antes de besarla. ¡Maud quería sentir el aroma corporal de la gran y poderosa Trixie!, no había duda en ello, lo que podía significar que…
*TRANK*
¡Demonios! La estúpida madera vieja del suelo delato mi presencia, pero antes que Maud pudiera identificarme como tal, me fui a galope rápido de ahí. Afortunadamente, de quién huía era tan lenta como una tortuga. Cosa que evidentemente facilito mi escape. Cosa que no hubiera sido necesaria, si tan solo me hubiera levitado a mí misma con magia sobre el suelo, ¡Trixie es una maga que nunca usa magia en el momento indicado!.
Tal acontecimiento lleno mi corazón de emoción, pero seguía adelante con mis planes de venganza. Y nada, ni nadie les pondría marcha atrás, ni siquiera… ella.
Esa misma noche, estaba preparando todo para marchar a Ponyville, mi equipaje no era muy pesado, de hecho, lo único que llevaba era mi otro atuendo de maga y uno que otro libro. Hice las averiguaciones pertinentes antes de atreverme a marchar hacia ponyville, y al parecer, aquel anticuario tenía en su poder un objeto que podía incrementar, de manera significativa, las capacidades mágicas de su portador. Aquel objeto era un amuleto, del cual halle información en un libro de la biblioteca del pueblo. ¡Eso es lo que Trixie necesitaba para humillar a Twilight Sparkle! Y lo iba a conseguir a como dé lugar, por cualquier medio posible. Era la única parada que tenía que hacer, antes de tomar el tren. Para mi mala suerte, escogí un mal día para irme, ya que comenzó a llover. Me arrepentí de no haberle echado una ojeada al boletín del clima antes.
El pórtico de los señores Pie era lo suficientemente amplio para resguardarme de la lluvia. Mi despedida con ellos fue bastante formal, el señor Pie se limitó a desearme buena suerte a donde fuera y también me dijo que podía volver si quería. Esto último me pareció gracioso, ya que no tenía intención de volver a trabajar en una apestosa granja de rocas ¡Nunca más!.
–Trixie.
–Oh no…
–¿Ya te vas?
Me di media vuelta, para ver a Maud Pie en el marco de la puerta de su casa, observándome. Como siempre, su mirada y tono de voz, eran de lo más apagados. Se movió lentamente, con la intensión de que quedáramos más cerca. Su presencia me inquietaba, no podía estar tranquila sabiendo que ella estaba despierta cuando hice esa estupidez. Y lo peor de ello, es que a diferencia de mí, Maud parecía estar tan calmada como siempre, como si fuera algo sin valor, algo que no importo en lo más mínimo. Y quizá tenga razón.
–Está lloviendo– Dijo Maud, señalando la lluvia.
–Sí, y bastante fuerte. Los pegasos del clima a veces exageran– Le comente.
–Qué extraño.
–¿Qué cosa?– Pregunte con curiosidad.
–Hace un mes y medio, me hubieras dicho otra cosa.
¡Oh, por Celestia! Ella tenía razón. Un mes y medio desde el día en que:
"¡Yo soy un gran prodigio en la magia, nunca podría necesitar de una pony terrestre y campesina como tú! ¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que encarna lo magnifico? ¡Pues Trixie es la encarnación de lo magnifico, de lo esplendido, de lo grandioso! Soy la mejor maga de toda Equestria, ¿Sabes porque llevas mucho más tiempo que yo aquí? ¡Porque no sabes hacer nada más que romper rocas! No podrías competir conmigo en nada más ¡Nadie podría!."
Ahora que lo pensaba, afloro en mí un sentimiento de pena y arrepentimiento. Le había dicho muchas cosas horribles a Maud, cosas que no se merecía. Desde que llegue, hasta ahora, nunca había tenido una mala palabra para conmigo; quizá porque en realidad no suele hablar demasiado. Quería disculparme, era lo menos que podía hacer antes de irme, y al menos, lo último que compartiría con ella no sería un mal recuerdo. Lo cierto es que me gustaría lanzarme a sus cascos, para que me vuelva a abrazar como lo hizo en aquel entonces. Y posiblemente, atreverme a plantar un último beso en sus labios, sino fuera por el hecho de que agachaba mi cabeza al tenerla tan cerca.
–Sé, que te molestan mis silencios.
–¡No me molestan!– La corregí posicionando mi casco derecho sobre su hombro –Perdóname por hablarte de manera tan despectiva ese día. Estaba dolida y despechada por todo lo que me paso.
–No me gusta hablar, a menos que sea necesario. Por eso quiero pedirte que no te vayas.
–¿Es porque está lloviendo?– Inferí.
–No.
–Entonces ¿Por qué?
–No quiero que te vayas Trixie.
Me aparte un poco de ella, desconcertada por tal declaración. No obstante, tenía algo que cumplir.
–Tengo que hacer pagar a esos ponies, que humillaron a Trixie. No hay otro camino a seguir, no puedo vivir sabiendo que tal ofensa hacia mi persona, continua impune. Mi venganza caerá sobre Twilight Sparkle como una gran montaña de…
–Rocas– Dijo Maud, terminado mi frase.
–Sí. Como una montaña de rocas, la aplastare.
–No creo que sea necesario.
–¡No te atrevas a decir eso Maud! Tu sabes lo que me hicieron, arruinaron mi vida ¡Mi presente y mi futuro! Es necesario, porque la gran y poderosa Trixie tiene que volver al trono de grandeza que le fue arrebatado por Twilight Sparkle. ¡Yo soy mejor que ella!.
–. . .
Mudez una vez más, sé que había dicho que no me molestaban sus silencios, pero siendo la última vez que nos veremos, esperaba un poco más de palabra de su parte. Yo no podía perder tiempo, en esperar que me dijera algo.
–¿Qué? ¿No tienes nada más que decir?
–. . .
–Está bien, entonces me marcho. Adiós Maud Pie– Dichas esas palabras, levite mi pequeña maleta y la guarde debajo de mi túnica. Cubrí mi cabeza con la capucha y me dispuse a caminar afuera del pórtico, adentrándome en la tormenta.
–Espera.
Mis orejas se agudizaron ante esa orden, obligándome a mirar atrás. A pesar de no tener nada con que cubrirse de la lluvia, Maud se acercó hacia mí. Me miro y poso uno de sus cascos detrás de mi nuca, para acercar mi rostro y besar mis labios de la manera más arrebatada, que haya imaginado jamás de su parte. Esta vez no había mordidas, ni nerviosismo alguno, solo había el movimiento de nuestras bocas entregándose la una a la otra. Pude degustar ese fruto prohibido que demandaban mis apetitos. Nunca antes, mis labios habían besado así los de una yegua, pero podía decir con certeza, que fue y será el mejor beso de mi vida. Me perdí en ese mundo de placer y sensaciones ardientes, que viajaron por todo mi cuerpo como una electricidad con vida propia. Pero, para mi desdicha, se tenía que acabar en algún momento. Nos separamos y pude ver en sus ojos una mirada diferente a lo que había visto hasta ahora ¡Incluso una pequeña sonrisa!, no lo podía creer. Yo también sonreí y acaricie su mejilla.
–Olvida tu venganza y quédate aquí conmigo– Me ofreció.
–¿Qué dijiste?
–Olvida tu venganza y qued…
Me aleje de ella, apartando su casco de manera brusca. Me vi sumergida en un profundo enfado, ante tal artimaña.
–¡Muestras tus sentimientos ahora, justo en el momento en que me voy a ir! ¿Solo para que me quede? ¿Es en serio? ¿Por qué rayos no lo hiciste antes? ¿Por qué esperaste hasta ahora? ¡Dímelo Maud!
–Supongo que no se me va muy bien, la confrontación emocional. No sé si lo notaste, pero se me da un poco mal, expresar como me siento.
–No voy a echar atrás mis planes, solo porque ahora floreció en ti el amor por Trixie, ni tampoco tolerare de que uses mis sentimientos por ti, de manera para que me quede aquí– Aclare, para acto seguido salpicar barro sobre el rostro de Maud –Trixie no permanecerá ni un solo minuto más en una apestosa granja de rocas ¡Hasta nunca Maud Pie!
Dichas esas palabras, comencé a alejarme poco a poco de ahí, sin mirar atrás. El mundo llama a por mí, y yo estoy lista para responderle. Porque cuando Twilight Sparkle se vea humillada por mi genialidad, nadie volverá a dudar del poder de la gran y poderosa Trixie. O al menos, eso imaginaba.
NOTA DEL AUTOR:
Este a sido el fanfic que más quebraderos de cabeza me ha dado, desde "Para la Eternidad" (Si es que alguien lo recuerda xD). Maud y Trixie son las personalidades más complicadas con las que he trabajado, así que espero que lo hayan disfrutado, porque en serio no me fue fácil.
Esta historia es a petición y en honor de mi estimado lector Cesar, inspirado parcialmente en el comic Damp Rocks ilustrado por "Foudubulbe". Dibujante de la portada que puede apreciar arriba.
Quiero agradecer a mi querida amiga y escritora KuroDerpy, quién me brindo su ayuda a mitad del camino, ya que sin ella, quizá me hubiera tardado mucho más en tener listo este primer capitulo. Cualquier error ortográfico, de redacción, etc. Por favor díganmelo para poder corregirlo, así colaboraran conmigo en mejorar la calidad de mis escritos ;)
El segundo capitulo (el ultimo) tendrá contenido explicito lemon, así que se sugiere discreción.
No olviden pasar por mi universo literario de mlp: Requiem Equestria.
Para estar al tanto de cualquier actualización den a "favoritos" o "seguir", las cuales son herramientas muy útiles y se los agradecería.
Si tienen alguna pareja de mlp en mente, que crean merezcan una historia de uno o dos capítulos, por favor déjenla:
.↓↓↓aquí abajo en los reviews↓↓↓ con su opinión de este capitulo. Si una se repite constantemente, la tendré en cuenta xD
Adieu~
