Este es mi primer fic, no se bien porque empece a escribir, pero espero que al menos les guste aunque sea un poquito.
Atención: Defense Devil y sus personajes pertenecen a Youn In-wan y Yang Kyung-il. Yo solo escribí la historia por puro gusto y entretenimiento.
Capitulo 1: Demonio Abogado
Kucabara sentía como el haz de luz lo envolvía al mismo tiempo que dos ángeles lo escoltaban. Lo último que escucho de Idamaría fue que está lo odiaba, sin embargo su mirada reflejaba todo lo contrario, estaba sufriendo por la despedida. Él sabía que la monja correspondía sus sentimientos, sin embargo era muy orgullosa para aceptar que se había enamorado de un demonio, o mejor dicho mitad demonio y mitad ángel. Desde pequeño supo que era diferente por su carácter noble, pero jamás se imagino que su madre, Kelia, era un ángel caído.
Sus pensamientos se cortaron de golpe, habían llegado al paraíso. El ángel Sermión le hizo una seña para que lo siguiera mientras los demás seres alados se dispersaban.
"El paraíso es un lugar hermoso y brillante", pensaba mientras era guiado al interior de un enorme edificio parecido a un obelisco. El pasillo que recorrieron estaba iluminado por hermosos ventanales y la decoración eran símbolos y letras que no entendía.
Sermión, con gesto malhumorado, le señalo una puerta enorme y dijo "Entra y se juzgado".
Sin decir más se retiro por otro pasillo. Kucabara empujo la puerta y saludo al entrar en el recinto, el cual estaba iluminado por los rayos del sol. En medio había un trono y alguien sentado en el, era un anciano con pelo largo y cano, su barba y cejas eran abundantes, vestía una túnica blanca que llegaba al suelo, sus ojos eran de un color indeterminado y su mirada reflejaba paz y tranquilidad. Esa era la forma con la cual, Dios, se presentaba ante Kucabara.
Dios extendió la mano y le hizo un gesto para que se acercara. El joven camino hasta quedar a escasos metros del trono e hizo una reverencia.
"Es un honor estar ante usted, pero antes que nada quiero pedirle un favor", dijo Kucabara sin dudar. "Le ruego por favor, salve a mis seres queridos y a los habitantes del Mundo de los Demonios", concluyo el joven sin un solo atisbo de insolencia, sino todo lo contrario, las palabras salieron de lo más profundo de su corazón y su ojos reflejaron la mayor suplica que alguien puede expresar por algo que ama.
"No te preocupes Kucabara, tu mundo está a salvo y a los que amas, volverás a verlos", le respondió Dios con la mayor serenidad y calma que jamás escucho el joven demonio.
El anciano volteo a la izquierda y asintió con la cabeza hacia un querubín que observaba en silencio sentado en el borde de un ventanal. El pequeño alado asintió también y salió volando rápidamente. Kucabara comenzó a llorar dando las gracias una y otra vez mientras le sonreía a Dios.
"Sé que los ángeles son prepotentes y arbitrarios con ustedes los demonios, también sé lo que hizo Elimona y la decisión que tomo tu hermano Legato. Kucabara, no siempre puedo intervenir en estas situaciones, porque hay leyes y pactos escritos desde el comienzo de todo. Por esto mismo es necesario que tú tomes las decisiones correctas para cambiar las cosas", dijo Dios.
El joven demonio se seco las lágrimas y respondió "Ahora lo entiendo, sé que es lo que tengo que hacer y jamás voy a permitir que mis seres queridos vuelva a sufrir otra vez".
Dios asintió y le dijo "Bien dicho muchacho, pero antes de volver, deseo que pases unas pruebas, ya que quiero ver de que esta hecho el príncipe del Mundo de los Demonios, quiero ver la pureza de tu corazón y que me demuestres que puedes cambiar tu mundo". Dicho esto, se levanto y camino hacia la salida del enorme salón mientras Kucabara lo seguía con una fuerte emoción en el pecho.
"Señor, ¿puedo saber que hacia ese querubín en la ventana?", pregunto Kucabara con respeto.
"Es mi mensajero y su misión es avisar al cuarto de maquinas del Paraíso que depuren la concentración de Materia Oscura disipada en el Mundo de los Demonios. En otras palabras, tu hogar ya no corre peligro Kucabara", le respondió Dios.
Kucabara no pudo disimular una amplia sonrisa y grito emocionado "¡Muchas, muchas Gracias!" mientras brincaba de felicidad. "Chicos, pronto los veré de nuevo", pensó mientras seguía a Dios.
Continuara...
