Disclairmer: Los personajes pertenecen a Bisco Hatori, y el beteo a Aki-chan91.
Haruhi
No sabía a qué iba, él me guiaba y yo ciegamente le seguía. Llegamos a un enorme salón, no me debía sorprender de la ostentosidad a estas alturas… Pero así era. Sorprendida y maravillada por cada detalle, mi visión se enfocó en un piano que se encontraba en una de las esquinas. Sentado en la banca del hermoso instrumento, un chico, seguramente uno de los mayordomos, tocaba las teclas produciendo un armonioso sonido que deleitaba. Su rostro me recordó a Mori-senpai. Me acerqué con Tamaki y disfruté la melodía.
Miré a Tamaki de reojo, lucía sereno y feliz. Sonreí.
Como me gustaba…
Sentí un cosquilleo, cerré los ojos e inspiré profundamente, con valor tomé su mano y la uní a la mía con nerviosismo.
Él miró confundido y sonrojado nuestras manos, hasta que al fin comprendió…
Me acerqué a sus labios mirándole a los ojos, pensé que esto era lo que deseaba, pero me sorprendí bastante cuando puso un vaso en mi boca, quién sabe dónde lo sacó. Aún aturdida, saqué el dichoso vaso y lo dejé con cuidado sobre el piano para no mancharlo. Nuevamente me acerqué a él con la intención de estar cerca de su rostro, le cogí de la mano…
- Senpai…- susurré esperando que comprendiera mis sentimientos y le besé.
Si yo estaba sorprendida de mi osadía, él debía estar peor que yo.
Tamaki estaba sorprendido, feliz, sorprendido… pero feliz. Ver a Haruhi con los ojos cerrados y sonrojada sólo por él lo volvía uno de los hombres más felices. En ese momento eran sólo él y ella. Nada podía estropear aquel momento.
Abrió uno de sus ojos y muy disimuladamente, le dio una señal al joven del piano para que se marchara. Comprobando que estaban solos, guió a Haruhi delicadamente hacia al centro del salón, cercano a los muebles.
Haruhi
No nos separamos, nuestros labios empezaron a demandar por más. Posé una de mis manos sobre su pecho, le empujé, caímos sobre un suave sofá quedando yo sobre su cuerpo.
¿De dónde estaba sacando esta parte de mí?
Le besé de nuevo, esta vez con fiereza, él me toco la cintura para agarrarme los hombros y apartarme con cuidado.
Lo sabía, había traspasado mi propio límite.
-Haruhi, ¿Qué te pasa?- susurró acariciando mis mejillas.
Cerré los ojos ante su contacto. Era… tan cálido.
Las palabras quedaban atascadas en mi garganta.
-Senpai, te amo- la voz me traicionó.
Las lágrimas se desbordaron, llegando a caer en una de sus mejillas.
-Te amo- repetí apenas.
Tamaki sonrió.
-Lo sé- dijo con serenidad antes de abrazarme delicadamente.
