Capítulo 1: El frasco

Esta historia no la escribo a nadie en especial. Solo sentía que debia plasmar este relato que me pasó hace diez meses. Es sobre como llegué a otro mundo, al parecer, creado por una diosa de cinco años; lleno de magia, criaturas mitologicas, y sobre todo, ponis. Si, hací de mal estoy. Advierto que no he leido lo suficiente como para saber como comenzar.

Comenzó cuando una ventisca hicíera destrosos en mi ciudad. Los postes y los arboles estaba tirados en las calles. Me levanté temprano, porque los cables que conectaban a mi casa se habían caido, por lo que quedamos a oscuras, y no tuve motivos para dormirme hasta las seis de la mañana. desayuné y salí por ahi de las ocho, también quería ver la destrucciónque dejó el viento antes de que limpiaran el desastre.

El cielo seguia nublado, aun corria un poco de viento. Era increible, pero desafortunado, hasta sentpi algo de pena por mis vecinos que no conocia cuyas rejas, autos y ventanas estaban destrozadas.

Caminé mucho, a pesar de que me estaba congelando. Habré caminado una siete cuadras y pisado mas de un pajaro muerto entre las ramas hasta que llegué a lo era mi otra casa antes de mudarnos. Al lado cruzando la calle estaba un parque infantil, y en el centro, un arbol que según dicen los ¿investigadores de arboles? tiene más de setecientos años, osea, más antiguo que la misma ciudad.

Me acerqué para ver si sufrió daños y al parecer si. En una parte superio estaba como partido por la mitad, pero aun se sostenía. Aparte de eso, estaba bien.

Le di la espalda al arbol pensando en volver a casa, cuando sopló un viento casi igual de potente que el de anoche. Me tapé la cara con los brazos para protegerme de la arena, cuando pasó, pude escuchar el sonido de un arbol resquebrajandose. Miré hacia arriba y ví que el pedazo apenas sostenible del arbol ahora se esta cayendo hacia donde estaba parado. Lo esquivé a tiempo cayendo de culo al suelo.

Me quedé viendo a la parte de arbol, luego miré hacia los lados, esperando que alguien haya vista tal espectaculo. Pero no había nadie.

Me levanté para mirar el interior del arbol y ver que tan viejo era. Hasta que ví la cosa que cambiaria mi vida. Al parecer alguien puso una pequeña botella de vidrio (como las de perfumen) en las ramas del arbol cuando este era joven, hace setecientos años para que el tronco se absorviera el objeto. Obviamente quise sacarlo, pero temi romper el cristal. Busqué en todo el parque algo para cortar, pero no encontré nada. Encontre un trapo el suelo, cubrí la botella con la tela y fui corriendo hacia mi casa.

Después de diecisiete minutos corriendo, llegué al parque con una sierra. Pero me escondí detras de una esquina de una casa.

Sentado en el tronco caido estaba Ismael, un chico que solia ser un amigo de este barrio.

-"Que está haciendo ese idiota a estas horas"- pensé enojado.

Me acerque a él ocultando la sierra detras de la espalda. El notó mi presencia y se giró, Se sorprendió al verme, no dijo nada.

-Eh, hola Isma, mira... ehh... tu mamá me dijo que te necesita AHORA- dije, esperando a que se creyera la mentira improvisada.

Me miró extrañado, pero se bajó del tronco, y sin mirarme ni decirme nada se fue caminado.

-"... pendejo, al menos dí hola"-

Me dirigí al tronco caido y con la sierra logré sacar la pequeña botella. Llegué a casa, fui al baño para limpiar el frasco de la suciedad. Adentro, tenía un líquido denso de color rosado. Observé lo que tenía en manos. después de diez minutos, debido a los estupido que era de adolescente, me dio por rociar una gota en el suelo, para mesclarlo con otras el suelo empezó a brillar, me sentí demasiado ansioso, ¿que era aquello?

Vi como esa masa rosada lentamente, empezó a aplastarse, esparciendose por el suelo. Inesperadamente de el circulo rosado salían y se extendian cuatro lineas rosadas, se extendieron unos sesenta centimetros, una de ellas llegó hasta debajo de la pata de una silla, después las cuatro lineas giraron hacia la misma direccion dejando una un rastro de rosado. Cuando el circulo estuvo completo, vi que la silla que estaba dentro del mismo, fue absorbido hacia adentro, como si de pronto, un agujero se hubiera abierto en el piso.

No sabia que hacer, solo mirar. Me levanté lentamente. Después de salir del asombro, intenté tirar algo más al agujero: una botella vacía, un adorno de la casa, hasta carne del refrigerador. No metí completamente este último, quería ver que le pasaba al tejido. Seguía igual.

Otra idea estupida me llegó. Busque un hilo, lo até a mi smartphone, lo sincronicé para que sacara una foto dentro de diéz segundos para ver que habia adentro del portal.

Cuando vi la foto... no se como explicar el asombro, la emoción y el deseo de conocer que tuve al ver un paisaje motañoso y boscoso, distinto a lo que habia visto en la Tierra.

Ahora si que quería entran en esa mierda.

Pero llegaron las dudas, ¿y si me enviaba a un sitio peligroso? ¿y si no regresaba a casa? Pero tenía que escojer un opción rápido porque el portal se estaba apagando.

Escogí entrar.


Nota del autor: Desde el 2014 quise escribir una historia en esta pagína. Bueno comenten que les pareció.

Les prometo que en el proximo capitulo habra ponis.