Advertencias:
*El título lo dice todo, pero: AU en el que Tony se convirtió en un domador de villanos y el adoptante de un montón de personas problemáticas. Todo gracias al amor de su padre. En serio, era sorprendente como las cosas podían resultar diferentes si una persona recibía el amor que merecía.
*Furry: del inglés, peludo (juego de palabras con Fury).
*Rebenok: del ruso, bebé.
*Ptichka: del ruso, pajarito.
*kotonok: del ruso, gatito.
Así comenzó...
...
Howard amaba a su esposa, no muchos lo creerían, pero Howard era de los hombres que amaban a sólo una mujer y la amaban con todo y para siempre. Desafortunadamente, María había muerto durante el parto. Howard estaba devastado.
María había muerto un mes atrás y Howard no había visto a su hijo ni una sola vez. Él se refugió en el alcohol y estaba por convertirse en un hombre que no quería ser.
De pronto, lo único que Howard podía escuchar era el llanto de un bebé.
Él decidió hacer nada, estaba seguro que Jarvis se encargaría, pero pasaron largos minutos y el bebé seguía llorando. Entonces Howard tomó una decisión.
Él se tambaleó cuando se puso de pie, las rodillas débiles, los ojos nebulosos y la cabeza punzante, con un movimiento rápido se agarró del respaldo del sofá para mantener el equilibrio. Poco a poco, con piernas temblorosas, Howard hizo su camino hacia la puerta para salir al pasillo. No era difícil seguir el sonido del llanto hasta llegar a la habitación del bebé que era donde Howard no estaba seguro de cómo proceder.
Él no sabía por qué caminó hasta la habitación, no sabía si estaba listo para enfrentar a su hijo y no sabía cómo parar el llanto. Por un segundo decidió llamar a Jarvis, pero de pronto el llanto se intensificó, como si el niño hubiera sentido su presencia. Howard hizo una mueca ante el fuerte volumen, seguro que el niño tenía pulmones fuertes, y, vacilante, dio unos pasos dentro, acercándose a la cuna.
El bebé, Anthony, parpadeó ante la repentina aparición y Howard no podía más que admirar los grandes ojos marrones enmarcados por pestañas tupidas de lágrimas; no sabía por qué, pero él se encontró impresionado con las pequeñas manos apretadas en puños, las piernas rechonchas moviéndose sin cesar y las mejillas rojas y húmedas. Anthony parecía miserable y el corazón de Howard se apretó.
De pronto, una de sus manos se encontró bajando hasta acariciar el cabello suave, torpemente —. Deja de llorar —dijo, pasando su mano hasta limpiar las mejillas de lágrimas —. Los hombres Stark no lloran.
Entonces el bebé apretó una de sus pequeñas manos en la de Howard, dejando salir un quejido lastimero.
— María se ha ido —dijo, tratando de zafar su mano —. Tu madre se ha ido.
Anthony sólo se apretó más contra la mano de Howard, decidido a no dejarlo ir, y expresándolo con una respiración ruidosa y un tartamudeo.
— ¿Qué quieres? —dijo, pero ya se encontraba deslizando una mano bajo la espalda del bebé, acunando torpemente su cuello con la otra, y poco a poco fue levantando el pequeño cuerpo fuera de la cuna, llevándolo contra su pecho —. Me gustaría decir que es tu culpa, pero eso sería muy estúpido de mi parte —en respuesta, Anthony metió su cara contra el cuello de Howard, al parecer contento de estar donde estaba —. Y, sin embargo, estás atascado conmigo. Pobre niño.
Anthony gorgoreó, su llanto olvidado, y empezando a frotar su rostro contra el cuello. Howard suspiró, apoyó la mejilla contra la parte superior de la cabeza de su hijo y metió su nariz en el cabello suave; cerró sus ojos y, durante un largo momento, sólo respiró, lento y constante.
Anthony se quejó una vez más, moviéndose con impaciencia en los brazos de su padre.
— Lo sé —Howard se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la cuna —. Supongo que no queda más que intentarlo. No puedo prometerte mucho, Anthony, pero te daré lo mejor de mí. Es lo que María hubiera querido.
Howard se durmió sin darse cuenta y despertó temprano en la mañana con la espalda dolorida, viendo la salida del sol con un peso en el corazón y un dormido Anthony metido en el hueco de su cuello.
Empezó con Fury.
Tony apenas caminaba, y él no había visto al hombre desde que había sido nombrado su padrino meses después de su nacimiento, pero pareció reconocerlo de inmediato.
— ¡Furry! —se rio, con los brazos en el aire y una sonrisa enorme.
Los otros adultos en la habitación, Howard, Jarvis y Peggy, quien era la madrina de Tony, sonrieron discretamente ante el nombre. Fury, por el contrario, permaneció inexpresivo, pero con una esporádica contracción de ceja.
Cuando Fury no se movió para recogerlo, Tony hizo un puchero y, decidido, se puso de pie para ir hasta el hombre. Howard, Peggy y Jarvis vieron los esfuerzos del niño con cariño y, en el caso de Fury, un poco interesado. Dottie, quien acompañaba a Peggy (en son de libertad condicional, pues era un activo valioso en el campo pero de la que definitivamente desconfiaban, no podía estar en un radio de diez metros lejos de Peggy mientras estuvieran fuera de la base de SHIELD o si no terminaría hecha pedazos por el detonador que portaba como una banda en su muñeca, hecha por Howard), por el contrario, permanecía inmóvil y para nada impresionada, mientras veía a Tony caminar tambaleante y obstinado hacia el hombre vestido de cuero.
Justo antes de llegar a él, se tropezó con un pliegue de la alfombra haciéndolo caer hacia adelante con un pequeño chillido. Sus cuatro familiares se adelantaron para intentar atraparlo, pero ninguno fue tan veloz como Dorothy Underwood.
La mujer había caído de rodillas en un movimiento para dejar que el niño cayera en su regazo, pero en su lugar Tony recuperó el equilibrio agarrándose fuertemente del cabello que caía por los hombros de la mujer; Dottie se tensó en el instante, el agarre de cabello siempre había sido una señal de peligro, por el simple hecho de estar cerca de su cabeza, de su cuello. Una zona en que cualquiera podría someterla fácilmente.
Ojos azules chocaron con ojos marrones.
Por encima de ellos, los cuatro adultos entraron en pánico en voz baja.
Si bien Dottie estaba bajo un estricto control, y tenía tiempo sin ser una amenaza potencial o dar signos de traición, todos sabían que ella podía matar por menos. Y aun cuando Peggy confía en la redención de la mujer, y Howard confiaba implícitamente en Peggy, esto se trataba de su hijo. Su hijo que estaba babeando sobre una mujer que había visto matar personas sin piedad, y ninguno era lo suficientemente rápido para ir contra la mujer si decidía hacerle daño a Anthony.
— Underwood —advirtió Howard en un susurro apretado mientras Jarvis y Fury se acercaban lentamente al par.
— Dottie —dijo Peggy con voz ronca, y era terriblemente claro lo preocupada que estaba.
Howard la observó con expectación, Peggy era la única persona que Dottie aceptaba se acercara más. Pero antes de que cualquiera pudiera llegar a la mujer, ella se relajó visiblemente. Dottie llevó sus manos hasta tomar las pequeñas de Tony en un agarre inesperadamente suave, apartándolo de su cabello y logrando que el niño volviera a sus pies. Tony soltó una risita y Dottie sonrió, sorprendiendo a todos por la naturaleza de esta, era una sonrisa pequeña, tentativa, pero genuina.
El resto de las personas en la habitación miraron como la asesina entrenada limpió los rastros de baba de la barbilla de Tony en un movimiento rápido, causando risas en el niño, y de pronto se encontró haciéndole cosquillas en la barriga, haciendo a Tony reír violentamente, lanzando de pronto sus brazos en el cuello de la mujer para abrazarla.
— Supongo… que el joven maestro ha hecho un amigo —dijo Jarvis, viendo a Tony con algo muy parecido a la maravilla.
— Eso parece —concordó Peggy, temblorosa, mientras Howard no podía hacer nada más que mirar a su hijo con incredulidad no sabiendo si sentirse orgulloso a aterrado de que el primer amigo de su hijo fuera una asesina.
El sonido de sus voces hizo que Tony mirara hacia arriba, y entonces se dio cuenta de Fury. El hombre estaba parado a un par de pasos de distancia, viendo con interés. Tony se rio en voz alta y, tomando a Dottie como apoyo para mantener el equilibrio, caminó hasta el hombre.
— ¡Furry! —exclamó, envolviendo sus cortos brazos en las piernas del mencionado.
Y así es como empezó.
...
Desde que Howard y Anton Vanko trabajaban juntos sobre el reactor de arco, era casi imposible que Ivan y Tony no se conocieran.
— Estaremos en el laboratorio —dijo Howard, dejando a Tony sentado en uno de los sillones de la sala con su oso Bucky a un lado y su libro de cuentos, regalo de Dottie, en el otro —. Te veré en un rato, ¿de acuerdo?
Tony asintió —. Bye, bye, papá —saludó con su mano, tranquilo sabiendo que su padre seguiría en la mansión.
— Pórtate bien, Ivan —dijo Anton a su hijo.
El niño de doce años se encogió de hombros —. Da.
Ambos hombres salieron de la sala, dejando a sus hijos al cuidado de Jarvis, quien tomó asiento junto a su joven maestro.
— Jarvis —llamó Tony, tomando el libro en sus manos y empujándolo en el regazo del mayor —. ¿Léeme un cuento?
A pesar de tener sólo dos años, Tony tenía un lenguaje bastante desarrollado.
— Por supuesto, joven maestro —sonrió Jarvis, tomando el libro y escogiendo uno de los tantos cuentos disponibles.
Ivan, por su parte, ignoró al par y se acercó hasta una de las estanterías para tomar un libro. Tony le envió una mirada curiosa, notando que había tomado uno de los libros grandes, uno de esos que su papá tomaba de vez en cuando para leer. El Stark quería preguntar, pero se vio rápidamente distraído cuando Jarvis comenzó la lectura.
Después de un rato, Jarvis terminó el cuento y miró la hora en un reloj.
— Otro, Jarvis —pidió Tony, abrazando a su oso.
— Tendrá que esperar, joven maestro —dijo —. Es tiempo de que prepare la comida.
— Pero no tengo hambre —hizo un puchero.
— No por ahora —se rio el mayor mientras se paraba —. Joven Vanko —dijo, llamando la atención del niño sentado al otro lado de la habitación —. ¿Puedo pedirle que vigile al joven maestro Anthony por un tiempo? —pidió en cuanto el niño levantó la vista, a pesar de su tono cortés había cierto tono que no admitía replicas e Ivan lo notó.
— Bien —accedió.
— Vuelvo pronto —dijo Jarvis a Tony —, mientras tanto sea bueno con el joven Vanko —con eso dicho, el hombre salió de la habitación, dándole una última mirada a los menores.
Ivan de inmediato regresó a su lectura, ignorando deliberadamente al otro niño; él no era niñera y no tenía ningún deber para con el chiquillo. Pasaron un par de minutos e Ivan se encontró levantando la vista para encontrase con un Tony que lo miraba curioso.
— ¿Qué? —espetó.
— ¿Léeme? —pidió Tony, levantando el libro.
— No.
— ¿Por favor?
— No —repitió, ignorando el puchero que el otro hizo, y regresó a su libro.
Hubo un momento de silencio y de pronto Ivan escuchó un par de pasos, por lo que levantó la vista. Tony se había bajado del sillón hasta acercarse a una de las mesillas para observar con atención el reloj sobre ella. Ivan se le quedó viendo, notando la mirada interesada del niño, era como si estuviera analizando el aparato frente a él, tratando de ver a través.
Antes de darse cuenta, había dejado su libro de lado y caminado hasta llegar al más joven —. ¿Sabes qué es eso?
Tony levantó la vista, sorprendido de ver al mayor tan cerca, sin embargo eso no le hizo perder el ritmo —. Reloj —respondió.
— ¿Y sabes cómo funciona? —preguntó el mayor.
Tony frunció el ceño, cómo buscando la respuesta.
— Está compuesto de engranajes que trabajan a un ritmo perfectamente sincronizado. ¿Sabes lo que es un engranaje? —preguntó esta vez.
Tony le dio una mirada en blanco, él estaba poniendo atención y su mente estaba trabajando a toda velocidad, había un eco en su cabeza que le gritaba la respuesta, pero él no lograba escuchar con claridad; además, estaba un poco distraído por el acento del mayor. O podía ser por la forma en que su mente daba vueltas, también, yendo tan rápido cuando todo el mundo iba tan lento. Es como si su cabeza estuviera llena a reventar de cosas que no podía expresar adecuadamente, llena de ideas y de imágenes y de pensamientos que no podía decir porque eran palabras que aún no conocía.
— Eres completamente inútil —dijo Vanko, tomando el reloj con una mano y usando la otra para sacar un pequeño destornillador de la bolsa de su pantalón —. Aquí —indicó, sentándose en el suelo y abriendo la parte trasera del reloj, mostrándole a Tony —, estos son engranajes.
Tony se encontró de pronto bebiendo cada palabra que decía el niño mayor, no sabiendo cómo, pero él se encontraba entendiendo cada cosa. Ivan notó de inmediato cómo los ojos del menor practicante brillaban y una idea se encendió en su mente. El joven Vanko no perdió el tiempo y se levantó para tomar libros sobre matemáticas y máquinas de los estantes, llevándolos donde el Stark.
Tony los vio con curiosidad, y de pronto se encontró prestando atención a los libros, que captaron su atención en cuanto los abrió, de una forma que nada lo había hecho nunca antes. Tony sintió de repente que todo el mundo tenía sentido y que esas eran las cosas que podían ayudar a dar sentido a su mente.
— Dime —pidió Tony, señalando ecuaciones de los libros.
Con eso, ambos niños se encontraron absorbidos por los libros. Cuando Jarvis regresó, paró en las puertas, viendo a su joven maestro más feliz de lo que lo había visto nuca. Vio los libros esparcidos y el reloj hecho pedazos, y lo entendió.
Su joven maestro era un Stark, después de todo.
Vio cómo de pronto su cargo hizo una pausa, viendo con atención al niño mayor.
— Ivan —llamó Tony, el otro volteó a verlo —. Gracias —dijo, apretando a su oso en sus brazos, y dándole una sonrisa tímida, pero tan genuina y brillante que Ivan se quedó encandilado por un instante.
— No eres tan inútil después de todo, rebenok —dijo el ruso, regresando su mirada a los libros.
Jarvis sonrió ante el término que sin duda era cariñoso, sin hacer ruido se alejó, decidiendo dejarlos continuar.
No fue hasta un par de horas después que Howard y Anton emergieron del laboratorio, encontrándose con sus hijos siendo amigables entre sí. Tony hablaba sin parar a un Ivan para nada impresionado, pero que mantenía una expresión más suave de la que tenía horas atrás.
Anton veía a su hijo con ojos críticos mientras Howard estaba menos impresionado por el hecho de que su hijo acababa de conseguir un nuevo amigo, sino un hermano de por vida, y más interesado en el hecho de que su hijo estaba entendiendo sobre matemáticas y maquinas a la mera edad de dos años.
...
Desde que Ivan se hizo amigo con Tony, el niño ruso se encontró acompañando a su padre a la mansión Stark en cada oportunidad que tenía, lo que ocasionó un encuentro inevitable con Dottie. La mujer seguía tan estoica como siempre e Ivan tan vago y desinteresado como un adolescente podría ser, peor ambos tenían una debilidad enorme por Tony. Era obvio para cualquier. Así como también era obvio el desprecio que tenían por el otro.
Cada poco tiempo, sin ton ni son, aparecerían en la mansión Stark, llevando algún regalo o baratija para Tony. Quien tenía una colección de todos esos tesoros en un armario únicamente para ellos, pero a pesar de los esfuerzo de ambos, los regalos favoritos de Tony eran los dados por su Jarvis y su tía Peggy.
Era un asunto de rivalidad entre ambos rusos, y algo hilarante para el resto de la familia, quienes encontraban absurda la pelea entre una mujer adulta y un adolescente por la atención de un niño de cuatro años.
Fue en uno de los viajes que los Stark hicieron a Rusia, que Ivan se había acercado a Howard. Él conocía al Strak por años, pero eso no evitaba que sintiera el tirón de nerviosismo y desafío que era común en los adolescentes hacia los adultos. El chico, más que una petición, le avisó que quería llevar a Tony a una función de ballet infantil en la plaza central.
Howard vaciló al instante, pensando en lo peligroso que sería dejar ir a Tony por ahí, en especial en un país que no veía con buenos ojos a los estadounidenses, pero Tony no era del todo conocido aún y nadie sabía de su estancia en Rusia. Además, vio a Tony a través de la ventana, con los pantalones sucios de nieve y las mejillas rojas de tanto jugar y su sonrisa era la más amplia que le había visto en todo el día.
Cuando le preguntó si quería ir con Ivan, de inmediato gritó que sí. Que quería ver a los niños bailar. Howard supo de inmediato que su interés no era por la función en sí, sino por ver a más niños, después de todo Tony había tenido poca interacción con niños de su edad.
Y eso fue suficiente, en realidad era difícil para Howard negarle nada a Tony cuando su hijo estaba sonriendo de esa manera. Sin embargo, la ciudad seguía siendo peligrosa y si bien era obvio que Jarvis iría con ellos, no estaba de más enviar un par de agentes de SHIELD como compañía. Peggy era terriblemente protectora de su patito.
Por lo que Tony tuvo un cambio de ropa y se encontró yendo por Moscú de la mano de Jarvis e Ivan.
Dos horas después, él regresó de la mano con una niña pelirroja en tutú.
...
Resultó que Natalia era una de las niñas que entrenaban en la Habitación Roja para convertirlas en sanguinarias asesinas. En Viudas Negras. Natalia era parte del elenco de niños que bailaron ballet, y dicha función resultó ser por una academia que fungía como tapadera para la Habitación Roja.
Según Jarvis, todo había sido normal en la función a excepción de que las niñas carecían de ese infantilismo e inocencia que deberían tener tomando en cuenta su edad. Al término del espectáculo Tony había decidido acercarse a una de las niñas, que resultó ser la pelirroja, pero uno de los encargados lo había apartado con brusquedad, lo cual resultó inaceptable para Ivan, quien empezó a pelear con el adulto. Tony había aprovechado para hablar con Natalia y fue cuando notó moretones en su rostro y brazos, que habían sido cubiertos a propósito con maquillaje; Tony se lo hizo notar a Jarvis, quien se indignó de igual manera. Y entre una cosa y la otra, los agentes que los acompañaban terminaron entrando en pelea con los manejadores de las niñas; el revuelo atrajo la atención de los ciudadanos y cuando menos se dieron cuenta la policía se había involucrado.
Tony no había perdido el tiempo, tomó la mano de la niña y echó a correr seguido de Ivan y Jarvis.
Una vez a salvo en casa de los Vanko y las explicaciones habiendo sido dadas, pidieron a Natalia si sabía dónde estaba el lugar en que la habían tenido y si estaba dispuesta a decirlo. Ella se había negado, claramente siguiendo el protocolo que le habían inculcado si se veía envuelta en un interrogatorio. Por suerte, Natalia tenía sólo seis años y aunque era claro que su niñez se había ido ya, ella todavía soñaba con el mundo fuera de las paredes de la Habitación Roja. Una vez le aseguraron que ningún daño vendría a ella y que, sin duda, no volvería a ese lugar, ella les dijo todo lo que sabía.
Un par de llamas después, SHIELD se estaba haciendo cargo.
Sin embargo, aún estaba la cuestión de que Tony parecía muy poco dispuesto a dejar ir a la niña, si el que mantuviera sus manos unidas era una indicación.
Ivan, por primera vez, parecía tímido —. Yo no había planeado darle una niña-
— Por supuesto que no —interrumpió Howard —. Anthony, todo está bien ahora, puedes soltar a Natalia.
Tony le devolvió la mirada a su padre —. No —se acercó más a la niña, si es que era posible —. Ella se queda conmigo.
Natalia se mantuvo terriblemente desprovista de expresión y emoción, pero no pasó desapercibido para ninguno de los adultos el apretón fuerte que dio a la mano de Tony.
— Él la tomó de la mano desde que todo empezó y simplemente no quiere soltarla —dijo Ivan.
— Yo no voy a soltarla —dijo Tony con altivez —. Porque entonces se la van a llevar a un lugar al que no quiere ir y va a estar sola otra vez. Le prometí que podía venir conmigo. Ella es familia ahora.
— Anthony —comenzó a decir Howard.
— Además, la amo —Tony levantó la barbilla y los miró.
Natalia lo vio, incrédula, como si no creyera posible que alguien pudiera quererla. Y eso era sólo triste, ningún niño debía tener una mirada tal.
Jarvis sólo veía a su joven maestro de manera entrañable, orgulloso.
Howard, Anton e Ivan sólo miraron con impotencia.
Todo estaba dicho.
Natalia, quien más tarde decidió cambiar su nombre a Natasha, se quedó con ellos. Y la Habitación Roja fue exitosamente disuelta.
...
Peggy se enamoró de Natasha al instante, la mujer Carter era la primera presencia femenina positiva que la niña tenía. Y Natasha se encontró sobrecargada con tanta atención que solo parecía completamente abrumada no sabiendo que hacer con tanto amor. Siendo Tony, Jarvis y Peggy los protagonistas de esto.
Dottie, por su parte, desde que la Habitación Roja había sido borrada de la existencia, se notaba más ligera. Estaba tranquila, en paz, incluso feliz. Si bien sabía que aún había Viudas Negras esparcidas por el mundo, ya no había manejadores, ya no había órdenes, ya no había más dolor; y todas esas mujeres encontrarían la manera de seguir adelante, ya fuera para bien o para mal, pero esa era algo que ya no preocupaba a Dottie. La Habitación Roja no existía más, era el pasado, y aunque aún dolía como una herida en carne viva, desde ahora no sería más que un amargo recuerdo.
Howard se mantenía cauteloso en torno a Natasha, la niña había sido entrenada para ser una asesina y él temía que en cualquier momento lo ocurrido la superara y tuviera algún ataque de ira.
Sin embargo, ella se ganó el amor eterno de Howard cuando Tony cumplió seis años y algún imbécil intentó secuestrar a Tony de su propia habitación. Era de madrugada y el secuestrador se las había arreglado para desactivar las alarmas y abrirse camino hasta la habitación de Tony. Y Tony, por supuesto, gritó y se defendió. Howard y Jarvis se apresuraron para salvarlo, pero se encontraron con que no era necesario. Cuando llegaron a la segunda planta de la mansión, Tony estaba sentado en el suelo a medio pasillo con las mejillas húmedas y respirando con dificultad, pero ileso.
Y Natasha estaba sentada sobre el pecho del secuestrador, quien estaba tendido en el suelo, inconsciente y con heridas sangrantes en ciertas partes vitales de su cuerpo —. No está muerto, aún —dijo ella, con cuchillo en mano, sin apartar la vista del hombre bajo ella, pero habiendo notado la llegada de los dos mayores.
Después de eso, Tony se encontró tomando lecciones de defensa personal. Y viendo el potencial, y con el consentimiento de Natasha, Dottie la tomó bajo su ala.
...
Tony tenía nueve años cuando los esfuerzos de Howard y Anton dieron sus frutos. El reactor de arco estaba completo y su instalación en Industrias Stark se había hecho, por lo que una fiesta para celebrar se dio lugar.
— ¡Fíjate por donde vas, Hammer! — gritó un chiquillo, empujando al heredero de Hammer Industrias contra una pared al fondo del salón.
— ¡Sí, Hammer! ¡Cuatro ojos debilucho! — gritó otro.
— Lo- lo siento —tartamudeó Justine Hammer, encogiéndose con cada grito.
— ¿Qué? ¿Tienes miedo? —se burló el mismo niño, notando como el más pequeño veía hacia todas partes en busca de ayuda, pero, por supuesto, lo habían arrinconado en un punto ciego y con el ruido de la música y voces de los invitados sería difícil que alguien se diera cuenta de lo que estaba pasando.
— Por supuesto que sí —siguió el primero —. Mira como tiembla. Se va a hacer pipí en los pantalones.
— Ew, que asco —dijo el otro.
Justine se mordió los labios, tratando de controlarse, pero sabiendo que ellos tenían razón. De pronto, alguien se sumó.
— ¡Hey! ¿Qué creen que están haciendo?
— ¡Vete de aquí, Stark!
— ¡Sí, vete! ¡No es de tu incumbencia!
— ¡Es de mi incumbencia si están siendo idiotas en la fiesta de mi padre y el tío Anton!
El joven Hammer entonces levantó la vista, encontrándose con un Tony Stark airado.
— Te crees mucho sólo porque eres un Stark, seguro que ni siquiera eres tan inteligente como dicen.
— Si soy inteligente o no es algo que a ustedes no les importa —dijo Tony, frunciendo el ceño —. Déjenlo en paz o voy a llamar a seguridad.
Ante eso los dos maleantes titubearon, pero uno de ellos se recompuso primero —. Anda, ve a lloriquear, no eres capaz de enfrentarnos solo.
Tony puso los ojos ante lo dicho —. Y yo que no quiero ser violento —dijo a nadie en particular mientras sacaba un aparato de la bolsa de su pantalón —. Tengo un taser y no dudaré en usarlo —les apuntó.
Los dos mocosos dieron un paso atrás y sin decir nada más echaron a correr.
— Idiotas —dijo Tony, viéndolos alejarse y regresando el taser a su lugar —. Pero sirvieron para algo, quise decir eso desde que Agente me lo regaló.
Phil Coulson le había dado un buen regalo en su último cumpleaños.
Entonces se volvió, viendo al niño intimidado —. Hey, ¿estás bien?
Hammer vio al niño frente a él, parpadeando —. Yo-
— No debiste dejar que te acorralaran —siguió Tony, ignorando el balbuceo del otro —. Esos tontos sólo buscan molestar, hacen lo mismo en cada fiesta. Lo intentaron la última vez con Nat, pero ella puso el temor de Dios en ellos con una sola mirada —se encogió de hombros —. No dejes que te asusten.
— ¿Cómo pudiste enfrentarlos? —preguntó Hammer, encontrando su voz —. Eres pequeño.
Tony bufó ante lo dicho —. No soy pequeño. Pero —hizo una pausa, sabiendo que estaría contradiciéndose con las siguientes palabras —, aunque me duela decirlo, es una ventaja. La gente te subestima si eres pequeño. Nat es pequeña, pero puede acabar con un adulto del tamaño de una casa en segundos y sin pestañear —dijo, y Hammer siguió la mirada del castaño, viendo a una niña pelirroja que sin duda era un par de años mayor que ellos, comiendo indiscriminadamente en la mesa de bocadillos mientras hablaba con un chico que reconoció como el hijo de Anton Vanko.
— Ella parece frágil.
— No digas eso, si te escucha ella puede matarte mientras duermes.
— ¿¡Lo haría!?
Tony sonrió como el gato de Cheshire como toda respuesta.
— ¡No me molestes también! —chilló Hammer, indignado —. ¡Eres estúpido y malo! ¡Y yo no te pedí ayuda!
Tony lo vio poco impresionado y Hammer quiso tomar sus palabras de vuelta, él ni siquiera sabía por qué le había gritado esas cosas, pero el niño Stark se encogió de hombros y sin decir una palabra se dio media vuelta y se perdió entre los invitados.
Howard, quien pasaba por ahí y había escuchado la conversación de los infantes, observó al niño de los Hammer mirar a su propio hijo en su retirada. Un escalofrío recorrió su espalda al ver los ojos brillantes del niño. Inexplicablemente, él sólo sabía que su hijo había adquirido un fan.
Y Howard mentiría si dijera que eso no era jodidamente perturbador.
...
Cuando Tony cumplió once años fue al mismo tiempo en que Ivan salió de la universidad. El ruso se había mudado oficialmente a los Estados Unidos años atrás, cuando decidió estudiar en el MIT; decir que Tony había estado extático porque su hermano mayor viviera con ellos para siempre, sería un eufemismo. Y, por supuesto, Ivan nunca dijo la palabra "siempre."
La cosa era, Ivan había terminado la escuela y Tony había decidido que eso había que celebrarlo y ¿qué mejor manera que ir al circo? Ninguna.
Tony no dejó lugar a objeciones y se encontró arrastrando a Ivan, Natasha y Coulson, quien era otro que había pasado a mudarse con los Stark de forma semi permanente cuando no tenía misiones.
Horas más tarde, Howard recibió una llamada de Peggy, quien le dijo encendiera la televisión en el canal de noticias. El ingeniero deseó no haberlo hecho. La noticia de última hora era que los animales del circo habían sido puestos en libertad de forma súbita y peligrosa, y la carpa había sido reducida a cenizas.
Él sabía quién había sido el autor de dicho desastre.
Cuando regresó a casa, el olor a humo invadió sus fosas nasales y la imagen de sus mocosos comiendo pizza en la sala no le sorprendió. Ni siquiera se inmutó cuando un muchacho flaco y rubio, se enderezó en su asiento a su llegada.
— Entonces, ¿quién eres, muchacho? —preguntó, tomando asiento en uno de los sillones vacíos, aflojando su corbata con resignación.
— Barton. Clinton Barton… señor —respondió el chico que parecía llevar sus propios par de años por encima de Natasha, agregando la última palabra como una ocurrencia tardía.
— Su nombre completo es Clinton Francis Barton. Pero lo llamamos Clint. No me veas así, papá, que ya venía con el nombre —dijo Tony.
Howard entonces llevó su mirada a su hijo —. ¿Por qué te pareció que incendiar el circo era una buena idea?
— ¡No fue mi idea! ¡El lugar estaba lleno de cosas altamente inflamables! —se defendió —. ¿Y cómo iba a saber que mi taser soltaría chispas?
— ¿Y por qué estabas usando tu taser en primer lugar?
— Estaban abusando de Clint —masculló Tony, haciendo que el mencionado se sacudiera un poco mientras los otros tres tenían mirada enojadas.
— El dueño del circo era un bastardo que estaba golpeando al chico con un látigo —dijo Ivan —. Dios sabe desde cuándo lo hacía —completó, viendo a dicha víctima, Clint rehuyó a su mirada.
— Y entonces Anthony lo atacó con el taser —más que una pregunta, era una afirmación. Su hijo podía ser bastante salvaje a veces, en especial cuando se trataba de defender al débil.
Si Steve estuviera aquí, estaría muy orgulloso.
Coulson negó con la cabeza —. Natasha lo sometió primero —dijo, siendo tan formal como siempre sin importar que se dirigiera a personas menores que él.
Howard arqueó una ceja en la mencionada —. ¿Qué hiciste?
— Le hice suplicar y luego lo até con su propio látigo.
— Buena chica —dijo Howard, y Natasha esbozó una esporádica sonrisa, complacida.
— Es mi culpa —dijo Coulson de pronto —. Si yo no hubiera decidido ir a buscar a Clinton detrás del escenario, Tony no me habría seguido.
— Y, sin embargo, si no lo hubieras hecho, no habrían descubierto lo que sucedía y Clinton seguiría en ese horrible lugar —dijo Howard, en cambio.
Los menores lo vieron impresionados, no creyendo del todo que Howard no estuviera enojado o en contra a pesar del desastre que habían causado.
— ¡Eso significa que Clint se queda con nosotros! —celebró Tony, arrojándose a los brazos del mencionado, quien le sonrió tentativo.
— No tan rápido —intervino Howard, ganándose miradas temblorosas —. No sabemos si Clint tiene familia en algún lugar. ¿Tienes a alguien muchacho? —preguntó directamente.
— Yo —Clint dudó por un instante, pero viendo a todas estas personas que lo había ayudado no tuvo el valor de mentir —, tengo un hermano, pero él me dejó. No sé dónde esté o si sigue vivo, por lo que no. No tengo a nadie.
— ¿¡De qué hablas!? —gritó Tony con el ceño fruncido —. ¡Por supuesto que tienes una familia! ¡Nosotros! ¡Nosotros somos tu familia ahora!
— Anthony —llamó Howard.
— Papá —dijo Tony, imitando su tono.
El resto miraba la batalla silenciosa entre padre e hijo.
Howard cerró los ojos —. Bien. Pero serás tú quien le explique a Jarvis el cómo es que tiene una boca más que alimentar cuando regrese de sus vacaciones.
Tony entonces sonrió enormemente, apretándose contra Clint.
Ivan suspiró poniendo los ojos, cómo si otro final fuera posible cuando se trataba de Tony. Coulson se veía tranquilo y agradecido, al aparecer ya había tomado al muchacho bajo su ala. Y Natasha parecía inusualmente alegre, tal parecía que había encontrado un compañero de armas.
Fue más tarde cuando Howard preguntó a Coulson su razón de ir a buscar a Clint en primer lugar. El joven agente había respondido, con una mirada crítica, que el chico tenía talento con el arco. Howard gimió interiormente, su hijo sólo seguía llevando a casa personas de polémicas habilidades.
...
— No me gusta Obie —dijo Tony, viendo a dicho hombre caminar entre la gente con una sonrisa en la cara.
Howard vio a su hijo con una ceja alzada —. Lo has conocido toda la vida.
— Sí, pero siempre ha habido algo raro en él. Algo se siente mal.
El Stark mayor no sabía por qué su hijo de pronto estaba diciendo esas cosas. Él conocía a Obadiah, era un viejo compañero de negocios y gran amigo. En el tiempo que llevaba conociéndolo nunca había notado algo extraño o fuera de lugar. Si bien el hombre podía llegar a ser brutal en los negocios no era nada del otro mundo. Así es cómo se debía ser cuando se era empresario.
— No le gusta a Ivan o a Clint —siguió Tony —. Y a Clint le gusta todo el mundo.
— A ti te gusta todo el mundo —contratacó Howard, con la excepción clara de Stane.
— Tampoco le gusta a Nat o a Agente.
Howard entonces hizo una pausa y le dio un segundo pensamiento al asunto. Si algo sabía de esos dos es que eran buenos jueces de carácter, tenían algo que simplemente podía leer a las personas, y casi nunca se equivocaban con sus juicios. También, ahora que lo pensaba, Jarvis siempre se mostraba sospechoso y alerta cuando Obadiah estaba alrededor, en especial en torno a Tony. Y Peggy había demostrado su desaprobación por el hombre desde el principio, y cómo olvidarse de Dottie y Fury, quienes no soportaban estar en el mismo lugar ni por un minuto.
Tal vez no estaba de más echar un vistazo más profundo, decidió mientras veía a Stane caminar en su dirección y a Tony yéndose rápidamente.
— Me alegra que por fin recapacitaras —fue lo que Peggy le dijo al día siguiente, cuando el decidió darle una llamada a su vieja amiga para pedirle investigara a Stane.
Y fue una semana después que Peggy se había aparecido en su oficina, dejando caer una carpeta pesada en su escritorio y con una mirada torva en el rostro. Cuando Howard leyó la investigación, sintió una furia fría arrastrarse por sus venas; el hombre en que había confiado todos esos años, el hombre en quien había pensado en un primer momento para ser padrino de su hijo, sólo había estado engañándolo todo ese tiempo. Stane estaba vendiendo armas bajo la mesa a terroristas ni más ni menos.
— No puedo creer que dejé a mi patito cerca de ese hombre —soltó Peggy —. No quiero pensar en lo que hubiera pasado si no lo descubríamos a tiempo. Stane siempre ha visto a nuestro Tony con ojos codiciosos.
El Stark se estremeció con violencia ante el pensamiento de Stane haciendo daño a Tony de alguna manera —. Ya no tenemos que preocuparnos por eso. Obadiah ya no tiene ninguna oportunidad.
Durante días, el vídeo de un Stane furioso siendo esposado y sacado de Industrias Stark por la policía había sido el favorito para plagar las noticias. Los chiquillos se habían mostrado contentos ante lo ocurrido, incluso Jarvis le había disparado una sonrisa apreciativa.
— Bien hecho, Howard —le había dicho Natasha y él no había más que sonreído.
Desde entonces el ambiente en Industrias Stark era notablemente más relajado, él ni siquiera se había dado cuenta de que la sensación pesada y asfixiante que sentía en la empresa era por la presencia de Stane.
...
Cuando Tony cumplió los catorce años, Dottie le regaló un viaje a China porque la mujer tenía la impresión de que Tony necesitaba más libertad en su vida, alejarse de las manos codiciosas de su padre y conocer el mundo.
Hasta el momento, Howard se había mantenido firme en no permitir que su único y amado hijo viajara lejos de casa, en especial fuera del país y, por supuesto, no al otro lado del mundo. Pero él tuvo que ceder finalmente ante la mirada punzante de la Underwood.
— Vamos, Stark —dijo Dottie —. Mi ptichka tiene que conocer el mundo, no puedes mantenerlo pegado a tus faldas para siempre —Howard se contrajo ante el implícito insulto.
Y no es cómo si él mantuviera a Tony con una correa corta, su hijo tenía plena libertad, pero esto se trataba de un viaje sin supervisión adulta. Aunque, pensó, viendo la mirada expectante de su muchacho, esta sería su única oportunidad de divertirse sin preocupaciones en un largo tiempo desde que Anthony iba a empezar a asistir al MIT a comienzo del verano. Y su hijo no iría solo, Natasha y Clint se habían sumado a la aventura.
Sintiendo un dolor de cabeza inminente, temiendo que tendría que lidiar con el gobierno Chino a final del viaje, les dio a los tres reglas precisas a seguir y que no admitían replicas.
Tony estuvo de acuerdo con alegría, dando abrazos y besos a diestra y siniestra. Y era un secreto a voces que Tony había estado teniendo viajes de campo solapados, increíblemente, por Fury cada vez que Howard estaba lejos del país en algún viaje de negocios, así que ningún adulto dudó en que el chico estaría bien, en especial en compañía de esos dos.
— No te separes de Natasha —instruyó Howard —, ella está a cargo.
Natasha cuadró los hombros, aceptando la misión.
— ¡Pero yo soy el mayor! —chilló Clint, indignado.
Howard lo ignoró, ninguno de los presentes tomando en cuenta los argumentos del muchacho —. Y tienes el botón de pánico, úsalo, no intentes ser temerario y dejarlo hasta el final.
— ¿Y si alguien te mira de forma divertida o se acerca sospechosamente? —Dottie miró a Tony.
— Voy a gritar pervertido y ver el mundo arder —respondió Tony, con una seriedad que no debería ir con la declaración.
Dottie asintió —. Si notan algo sospechoso, por más pequeño que sea, sólo vayan a la embajada norteamericana. Hay agentes de SHIELD, los mantendrán a salvo hasta que alguno de nosotros llegue hasta ahí.
Los tres jóvenes asintieron.
— Y, por lo que más quieras, no traigas a nadie más a casa —pidió Howard —. Nos estamos quedando sin habitaciones libres.
— No seas mentiroso, papá —replicó Tony, pero se dio cuenta de la mirada en blanco del mayor —. En serio, ¿qué piensas de mí? Tienes que tener más fe en tu hijo.
Y precisamente porque confiaba en su hijo es que no dudaba que de ese viaje regresarían más de tres.
Una semana después, Tony regresó a casa con un criminal megalómano.
...
— ¡Él es muy agradable! ¡Lo juro! —defendió Tony después de todo el caos causado cuando el Mandarín hizo volar a Howard y el chino fuera convencido de que aunque se tratara de un Stark, Howard no era tan malo —. ¡Y él estaba tan solo en su guarida secreta!
Los adultos presentes (Howard, Jarvis, Peggy, Dottie y Fury) se frotaron la cara con resignada paciencia. Guarida secreta, y sin embargo Tony la había encontrado.
— ¿Por qué te pareció que entrar en la guarida secreta de un criminal sería una buena idea? —pidió Fury —. Eres más inteligente que eso.
— ¡No lo planee! ¡Fue totalmente la culpa de Jarvis! —Tony apuntó acusadoramente al mencionado, que lo vio cuestionable —. Estábamos comprando recuerdos para todos y yo quería un buen té para Jarvis. Así que entramos a esta tienda vieja llena de hierbas raras y apestosas —arrugó la nariz —. ¿Cómo iba a saber qué la puerta detrás del mostrador era la entrada a una guarida?
— ¿Por qué te metiste en un lugar desconocido en primer lugar? —pidió Peggy.
— ¡Estaba buscando al dependiente!
Howard miró entonces a al otro par de involucrados —. Se suponía que debían mantenerlo fuera de problemas.
— Yo no hago tareas imposibles —respondió Natasha —. Sólo me aseguro de que siga respirando.
— Cómo si no conocieras a tu propio hijo —dijo Clint, en cambio —. Tonos es sólo problemas.
— ¡Oye! —Tony lo vio indignado.
— Pero, joven maestro, usted trajo un criminal de clase mundial a casa —Jarvis tomó el rumbo de la conversación de nuevo.
— El Mandarín, ni más ni menos —agregó Dottie.
— No pueden juzgar a alguien por su pasado —defendió obstinadamente.
— Eso no cambia el hecho de que-
— Además —interrumpió Tony, sonando condescendiente —, todas esas historias estaban mal —los adultos lo vieron sin expresión —. Bien, de acuerdo, tal vez él ha matado a unas cuantas personas, pero es sólo el Mandarín ahí en China. Y él es súper inteligente y tienes estos increíbles anillos, sólo canalizó mal todo ese poder para intentar dominar el mundo un par de veces, pero eso es porque no tenía a nadie que lo regañara y mantuviera en línea. Y él es muy dulce cuando lo conoces, y si hubiera sabido que intentaría matarte le habría dicho que no antes —y todos los presentes sabían que eso no era cierto, Tony habría traído al viejo con él de todas formas —. Por lo tanto, lo siento por eso, pero yo no lamento que entré ahí y lo encontré, porque él es mi amigo ahora y yo le dije que podía vivir con nosotros.
Él se cruzó de brazos.
— Joven —empezó Howard, sintiendo el inminente dolor de cabeza.
— Él es el abuelo que nunca tuve —agregó, levantando la barbilla de manera desafiante.
— ¡Ve a tu cuarto! —ordenó Howard, cansado.
Tony lo vio con ojos entrecerrados —. No. No confío en lo que decidan hacerle si me voy.
— Nosotros nos ocuparemos de su nuevo amigo —intervino Jarvis, viendo a Howard a punto de explotar —. Le prometo que ningún daño vendrá a él.
— Ahora vete antes de que decida encerrarte en una de las celdas en SHIELD —ordenó Fury, cansado también de todo ese sin sentido.
— Dottie sólo me sacaría en un instante —respondió, confiando en su fiel protectora y solapadora. La mencionada le dio una sonrisa en respuesta.
— Tony —advirtió Peggy.
El chico dudó, pero debió sentir que estaba a punto de ir más allá de la línea, su tía Peggy usaba ese tono sólo cuando realmente estaba presionando los botones equivocados. Él se dio media vuelta, caminando hacia la puerta, pero entonces hizo una pausa para decir unas últimas palabras.
Le dio una mirada larga al viejo Mandarín, que había permanecido sorprendentemente tranquilo durante toda la discusión, y entonces se dirigió a los cuatro adultos con los que había crecido —. No sean duros, él ha hecho cosas malas, sí, pero todos cometemos errores. Él merece otra oportunidad… sólo quiere un lugar al que pertenecer.
Con eso dicho salió del lugar, seguido de Clint y Natasha. La puerta se cerró detrás de ellos y los mayores sólo dejaron caer los hombros, ellos sólo acababan de recibir una lección de vida de un adolescente, y la incertidumbre de qué hacer se arrastró por sus rostros.
El Mandarín entonces se disculpó, nadie es capaz de decir si es honesto o no, por alarmarlos e intentar matar a Howard. Él sólo había reaccionado instintivamente contra el hombre, y Howard no sabía qué pensar del villano que había estado saboteando y robando sus misiles y aviones. El viejo criminal los felicitó por su precioso niño y aseguró que se iría sin tomar represalias contra ellos; todo eso mientras ponía una caja de madera llena de los más exóticos tipos de té en una de las mesillas.
Los cuatro se lanzaron miradas entonces, sabiendo que había sólo una manera de hacer esto. No es cómo si pudieran apresar al anciano sin empezar una pelea y sabían que sería una pelea imposible de ganar, ellos sólo podían tomar la oportunidad para tener un nuevo aliado y sacar un criminal potencialmente peligroso de las calles.
Ellos decidieron incrementar la vigilancia por todo el país. El Mandarín sólo abrió una prestigiosa tienda de té en Nueva York y se adueñó de una de las mejores habitaciones en la mansión.
...
Todo estuvo tranquilo por un tiempo.
Natasha se convirtió en una bailarina de ballet profesional mientras sometía a más secuestradores, ella no tenía piedad con quienes intentaban hacer daño a su kotenok, y se abría paso en las filas de SHIELD.
El Mandarín empezó a pasar sus tardes bebiendo té y comiendo pasteles en compañía de Jarvis. Las tasas de criminalidad en China disminuyeron considerablemente.
Tony consiguió un amigo en el MIT que, por primera vez, tenía casa propia y no tenía un pasado criminal o algo remotamente sospechoso. Y, sin embargo, fue capaz de enviar a un chico del doble de su tamaño al hospital con varios huesos rotos y traumas de por vida, sólo porque había intentado pasarse de listo con el Stark. James Rhodas encajó perfectamente en la familia.
Coulson recibió un ascenso en la organización. Él se hizo de un nombre y ya no era sólo el Agente Coulson, él era el Agente. Lamentablemente, también se convirtió en el manejador de Clint.
Una mujer, Maria Hill, se abrió paso desde lo más bajo hasta convertirse en la mano derecha de Fury. Él necesitaba a alguien que realmente siguiera órdenes y no cayera por un par de ojos marrones y una sonrisa encantadora, aunque el mismo Fury no era alguien para hablar. Y todos sabían dónde estaba la fidelidad de Phil Coulson.
Hammer amplió su armario para tener más lugar para su altar de adoración a Anthony Stark. A él solía vérsele comprando revistas con avidez cada vez que algún artículo sobre Tony se publicaban.
Y entonces Tony dio vida a una Inteligencia Artificial, DUMMY, y se graduó del MIT a la edad de diecisiete años.
En retrospectiva, deberían haberse dado cuenta de que las cosas no terminarían bien.
N/A: Esto nació de entre mi corazón destrozado después de ver CW y mi aparente insomnio. En serio, a esa película le gustó jugar con mis sentimientos... era mi turno para destrozar el UCM con mis desvaríos y escritos sin sentido.
En verdad espero que esta primera parte les gustara! Esta historia ya está completa, así que nos estaremos leyendo pronto.
Saludos!
