-Levanta no seas perezoso- Mencionó el pelinegro golpeando ligeramente la sábana qué cubría a su pareja
No hubo respuesta, tomó una camisa que yacía en el suelo, realmente no estaba seguro si era de él o no, pero eso poco le importaba.
Miró la hora en el reloj sobre la mesita de noche. Diez con diez, era demasiado tardé para asistir al instituto.
Se colocó en pie y se dirigió a la cocina preparando algo de café.
-Hola bello durmiente- Pronunció al sentir ese leve agarré en su cintura.
-Ahora qué hicimos- El aliento del de cabellos lavanda chocó contra el cuello del pelinegro. Realmente no sabía que había provocado, un tono sensual y a la ves ronco.
-No tengo idea.
El pelinegro soltó una leve risa.
-Está bien- depósito un leve besó en la clavícula de su novio y volvió a la cama.
-Flojo...-musito el pelinegro.
El no sabía como ni cuando había ocurrido esto, los años habían pasado sumamente rápido y aquellos pequeños e inocentes juegos infantiles se habían convertido en una vida de pareja sumamente estable.
Aunque ellos se valían por su cuenta. Su familia no estuvo del todo de acuerdo con su decisión.
Aún recuerda aquellos gritos y reclamaciones departe de su madre.
Al parecer el único que había tomado bien su relación fue Gohan. Aunque la señora Bulma no le agradaba mucho la idea apoyó en lo que pudo a la joven pareja.
Soltó un leve suspiro y preparó dos tazas de café.
-No me digas que sigues pensado en eso- El de cabellos lavanda tomó una taza.
-Un poco- Su tono de vos sonó melancólico.
-Vamos, sólo fue un mal recuerdo, ahora piensa en el futuro- sonrió
-Lo intento- Mencionó tomando un sorbo de su café. El de cabellos lavanda beso la comisura de sus labios en la que se encontraba un poco de espuma.
-Ahora sólo nos falta un final feliz- musito el pelinegro formando una leve sonrisa.
-Corrección, el amor verdadero no tiene un final feliz- Esas palabras dejaron desconcertado al pelinegro. El otro no dijo más y le besó - Porque simplemente no posee un final.
