¡Hola! Después de un tiempito aquí les traigo un pequeño one-shot que tenia planeado hacer desde hace muuucho xD Es algo alocado pero bien zukulento con uno de mis shipps favoritos 7u7

¡Espero que les guste!

Declaimer:

Nota: Miraculous Ladybug no me pertenece al igual que sus personajes.


One-Shot.

"Allergic reaction"

—Buenas noches, Prrrrincesa.

El héroe gatuno cayó con perfecta elegancia en la cama de la joven diseñadora.

—Buenas noches, gatito—Marinette le sonrió cálidamente mientras detenía brevemente las punzadas en una tela.

Chat Noir se sentó en frente de ella con las piernas cruzadas en posición de loto mientras ella estaba recargada en su enorme peluche de gato.

—Mira lo que conseguí.

El chico le mostro con absoluta emoción una pequeña bolsa de plástico.

Marinette parpadeo confundida casi al mismo tiempo que dejaba aun lado la aguja y la tela para agarrar la bolsa que él le ofrecía con tanta excitación.

Pero arqueo una ceja al observar el interior y ver el contenido.

—¿Un jugo?—murmuro mirándolo con una pequeña sonrisa.

El rubio asintió con entusiasmo.

—Pero no cualquier jugo, es de fruponsh—dijo con su cola moviéndose de un lado a otro.

—¿Y?—ella tuvo que ahogar una pequeña risa. No era nada del otro mundo, cualquiera diría que Chat Noir le trajo el néctar de los mismos dioses.

—Uh bueno… nunca lo he probado—dijo moviéndose algo incomodo en su puesto ante la mirada perpleja que ella le lanzo—Solo me daban de tomar jugos naturales y té—sus orejas gatunas se aplastaron un poco en contra de su cabello con un poco de vergüenza—Y cuando pase por una tienda y vi esto, pues creo que me deje llevar—finalizo riendo entre dientes algo apenado.

Marinette cerró la boca que repentinamente la había mantenido abierta bajo la explicación. Sinceramente no podía creer que un joven como él a sus diecisiete años no había probado en su vida jugos como esos. Hasta le daba miedo preguntar sobre los refrescos. Sabía que su vida era muy estricta, pero eso era simplemente ridículo.

No pudo evitar detallar a su compañero de batallas. Chat había madurado mucho en todo ese tiempo. Era un joven atractivo sin lugar a dudas, y ese traje de cuero le quedaba demasiado bien para su propio juicio. Hasta se había visto mirando enfurruñada al club de fans del héroe cada vez que terminaban un enfrentamiento, con ese centenar de chicas locas por las hormonas.

Pero se había dicho a si misma que eran buenos amigos y nada más. Desde hace casi un año la visitaba a menudo y hacían cualquier cosa que se les ocurriera. A veces su tonto corazón imaginaba que eran citas (Aunque nunca salían de su habitación o del balcón realmente) Había dejado su infantil enamoramiento por Adrien por culpa de ese gato tonto que se había colado en su corazón. Y debía de admitir que conocerlo de aquella manera le hizo ver realmente lo especial y perfecto que era a su manera.

Y ahora lo tenia en frente todo ilusionado por un exótico sabor de jugo. Parecía como si hubiese retrocedido en el tiempo viendo al chico de catorce años con su mirada gatuna brillante de emoción.

Las esquinas de su boca se curvaron con una sonrisa al ver su rostro.

No había nada que no hiciera por él.

—Entonces espérame un momento aquí, minino—dijo llamando su atención mientras sacaba el envase de un litro—Voy a buscar un par de vasos y un poco de hielo—ella se inclino hacia delante, viendo que él retrocedía inconscientemente nervioso, y eso casi la hace reír recordando que causaba esa misma reacción como Ladybug—Y aquí entre nos… yo tampoco he probado este sabor—le susurro guiñando un ojo antes de bajarse de la cama y dirigirse finalmente a la cocina tarareando una melodía.

Chat parpadeo sintiendo un poco sus mejillas calientes, aun con el aroma de Marinette impregnado en sus fosas nasales.

—Meow…—trago nervioso mirando fijamente por donde la chica se había ido.

Poco tiempo pasó antes de que la joven volviera con dos vasos bien fríos con el líquido color rojizo. Le entrego uno de ellos con una gran sonrisa mientras que él se le quedaba viendo fijamente como un idiota, percatándose recientemente de la pijama algo corta de ella. Como los músculos de sus largas y torneadas piernas se tensaban levemente en el momento en que subía a la cama, o en el contorno seductor de sus caderas y en su estrecha cintura. Sus senos invisibles ante el enorme camisón dándole un aire sensual. Pero lo que hizo su corazón palpitar con alegría realmente, fue su expresión risueña con sus pecas encantadoras y su rostro más maduro y hermoso.

Trago hondo por segunda vez, apretando aun más el vaso entre sus garras temiendo que se le resbalara y quedara como un completo tonto ante la chica que le gustaba terriblemente.

—Salud—rio ella chocando ligeramente los vasos.

Él no pudo evitar imitar su sonrisa.

—Salud, Princess.

Juntos le dieron la primera probada a su bebida, descubriendo así un sabor frutal y algo cítrico.

Chat casi inhalo el jugo, tomándose la mitad del contenido de un largo sorbo. La chica tuvo que ahogar una risilla al ver su entusiasmo y como sus gatunos ojos brillaban con deleite.

—Oh santos gatos… esto es muy bueno—ronroneo el héroe antes de terminarse la bebida por completo.

—No esta nada mal para ser un coctel de frutas—respondió ella tomándoselo con mas calma.

Ella estaba aun mas contenta por su felicidad que del jugo en sí. Le hacía retumbar el corazón de un enorme cariño.

Después de que ella le sirviera otra ronda de jugo, ambos se instalaron una vez mas en una amena conversación, contando como habían pasado el fin de semana y lo que tenían planeado hacer. A veces desviándose a otros temas que causaban ligeras carcajadas de parte de ambos.

Sin darse cuenta ella se llevo distraídamente sus dedos hacia su hombro y rasco un poco su piel, escuchando atentamente las palabras de Chat Noir.

—Y ese Akuma fue el peor de todos—murmuro frunciendo los labios—Se que es ridículo que los perros causen ese efecto en mi—dijo señalándose—Cuando en realidad me encantan en mi forma civil, pero ese tipo que transformaba a las gente en canes me provoco tantos infartos que estoy seguro que solo me queda una vida—dijo melodramático.

—¿Serán los instintos de gatunos?—comento ella con una sonrisa. Recordando muy bien como él durante la pelea le siseaba involuntariamente a los caninos, o su hermoso cabello dorado parecía erizarse un poco junto con sus orejas y cola. Fue algo bastante divertido de ver.

Chat se encogió ligeramente de hombros.

—Cuando el primer perro se me acerco no pude evitar saltar y engancharme al primer árbol que vi. No es mi culpa, es completamente involuntario—resoplo apoyando su barbilla en su palma con un mohín en sus labios, claramente avergonzado por esa reacción de su cuerpo durante aquella pelea.

Marinette volvió a reír, y esta vez no consiente de que volvió a rascarse con más insistencia pero esta vez en su espalda.

—¿Te imaginas uno que los convierta a todos en gatos?—sugirió ella risueña.

Él en cambio la miro con sus ojos entornados con su cola moviéndose lentamente detrás.

—No creo que eso me guste, los gatos podemos ser muy territoriales.

La franco-china rodo los ojos divertida, ahora percatándose que sentía un entraño picor esta vez más abajo. Llevo disimuladamente sus dos manos a las espalda subiendo un poco su camiseta para abarcar un poco mas de piel.

Que raro, tenía un poco de comezón.

Chat ladeo un poco la cabeza confundido cuando se dio cuenta como ella parecía estar algo incomoda, ahora rascándose con un poco más de insistencia.

—¿Princess, estas bien?

Marinette frunció el ceño no sabiendo exactamente que contestar.

—No lo se, me pica mucho la espalda—logro contestar arrastrando sus uñas por su piel al sentir pequeños pinchacos que le provocaban una gran desesperación por rascarse.

Él se acerco claramente preocupado. Iba a decir algo, pero ella lo interrumpió siseando suavemente con sus dedos frenéticamente bajo aquel camisón intentando alcanzar lugares que obviamente no podía.

—¡Mon dieu! Es una comezón horrible—farfullo ella mordiéndose el labio. Luego poso sus ojos en su compañero, y sin decir más le dio la espalda—Chat, ráscame—pidió subiendo la pijama hasta sus hombros. Sin importarle realmente su desnudes, lo único que quería en ese momento era deshacerse esa molesta sensación.

Sus ojos verdes se abrieron de la impresión al ver su espalda totalmente roja. Su piel pálida tenía esparcidos miles y miles de pequeños puntos rojos que se unían y se regaban por su piel.

—Marinette creo que tienes un sarpullido—murmuro aun más preocupado posando sus dedos en su espalda examinando rigurosamente.

—¡Ráscame!—ordeno moviéndose algo desesperada.

—Pero… mis garras—vio sus filosas uñas y temió realmente hacerle daño con ellas.

—No me importa ¡Solo ráscame!—gimió consternada.

Él estaba completamente dudoso, pero no tuvo mas remedio que pasar aquellas peligrosas garras por su piel rojiza lo más superficialmente que podía, casi en seguida ella arqueo un poco su espalda soltando un sonoro suspiro. Realmente estaba teniendo cuidado de no dañarla, pasando sus dedos por todos los rincones donde ella no podía alcanzar.

Pero llego un punto en que no era suficiente. Así que Marinette sin detenerse a pesarlo nuevamente, se paso la camiseta por la cabeza hasta quitársela y arrojarla en un punto perdido de la habitación mientras ella misma pasaba sus uñas por aquellos sitios donde él no la estaba rascando.

¡Santo cielo, quería que parara esa comezón!

—Uh… M-Marinette

Chat sintió como su propio cuerpo se tensaba y sus dedos comenzaron a temblar ligeramente. Ahora es que se daba cuenta que la chica no llevaba sujetador. Se ruborizo como un crió de quince años al estar consciente que tenia a la dulce joven desnuda de la cintura para arriba.

—¡Me pica!—exclamo ella ahora ignorándolo casi completamente.

—¿Marinette? ¿Hija, estás bien?

Ambos se quedaron totalmente petrificados ante la voz proveniente del piso de abajo, claramente de la madre de la diseñadora.

Contuvieron la respiración, aunque las manos de ella seguían rascando cuanta zona estuviera a su alcance. Pero cuando escucho claramente los pasos que resonaron en la escalera, se alarmo completamente.

—¡Chat, vete!—susurro nerviosa girándose para encargarlo.

Pero en contra de sus deseos, el héroe se quedo complemente estático. Con sus grandes ojos verdes observándola fijamente, sus orejas estaban completamente erguidas y sus labios firmemente apretados.

Hasta diría que un sonrojo dominaba sus facciones, pero era difícil saberlo por la mascara que cubría la mayor parte de sus mejillas.

Además que no había tiempo para detallar.

—¡Chat!—susurro mas fuerte, irritada tanto por esa enorme escozor de su piel y por el aprieto en que estaría si él no se iba rápido.

Sin embargo su compañero no reaccionaba. Así que con un gruñido poso una de sus manos en su hombro y la otra le dio una buena bofetada para hacerlo volver a la realidad.

Chat Noir parpadeo confundido.

—¡Auch! ¡Princess!—susurro él llevándose una mano a su mejilla lastimada.

—Mama, cuarto, fuera ¡Ahora!—resumió señalando la trampilla del balcón.

El rubio siguió sus indicaciones y de un salto se puso en cuatro patas listo para irse. Pero volvió su rostro para decirle algo, sin embargo, como si fuera un embrujo, volvió a quedarse estático al mirarla.

Marinette bufo exasperada y le lanzo una almohada a la cara lo cual fue suficiente para que el héroe gatuno finalmente huyera de la habitación justo segundos antes que su madre apareciera.

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Por otro lado Chat Noir estaba completamente a salvo ya en el balcón, lejos de la vista de los padres de la chica. Podía escuchar claramente la voz de Sabine, pero a la vez se le hacía tan lejano mientras seguía absorto en sus pensamientos.

O mejor dicho, en sus recuerdos…

Mon dieu…

Jamás en su vida había visto un par de senos tan preciosos.

Marinette poseía pechos de un tamaño mediano perfectamente redondeados, sus pezones de un tono melocotón como sus labios y tan bellos que las manos le cosquilleaban por acariciarlos.

Y todo exquisitamente equilibrado con su estrecha cintura y su vientre liso y torneado de un blanco muy cremoso.

Estaba complemente sin aliento.

Miro hacia abajo y un fuerte sonrojo subió a su rostro al notar la poderosa erección que ya tenía. Rápidamente se cubrió con las manos mirando a ambos lados completamente avergonzado como si alguien pudiera descubrirlo en esa situación tan bochornosa.

Como un gato pillado en alguna travesura, corrió y salto por los techos de París a toda velocidad hasta encontrarse seguro en las cuatro paredes que llamaba su habitación con la respiración acelerada al igual que su pulso. Pero quizás muy lejos del motivo de aquella increíble carrera hasta la mansión.

Demonios, el recuerdo seguía vivo, grabado en fuego en su mente. Y su amiguito ahí abajo al parecer se negaba a olvidarlo tan fácilmente.

Trago hondo muy pesado al posar su mano allí donde la presión contra el traje de cuero se estaba haciendo muy estorbosa, e hizo un poco de presión causando que se mordiera los labios para hogar un gemido.

No es como si jamás hubiera visto unos pechos en su vida adolecente. El hecho importante es que nunca había tenido un par prácticamente en la cara.

Respiro temblorosamente mientras trataba de tranquilizarse. Fue a sentarse a la orilla de la cama dejando ir su transformación.

Plagg lo miro de arriba abajo con una ceja arqueada viendo el estado lamentable de su portador.

—Ay por el camembert, chico. Como si no hubiera visto unas chichis en internet antes.

Adrien miro a su Kwami con una expresión algo angustiada.

—Definitivamente no es lo mismo, Plagg—murmuro con una mueca antes de dejar caer su rostro entre sus manos—Eran reales, muy reales y de paso las de Marinette—dijo queriendo que la presión en sus pantalones cediera un poco o se volvería loco.

—Tienes diecisiete años, deberías haber superado un poco esta etapa. ¿No crees?—dijo el felino flotando por la habitación en busca de su queso en su refrigerador personal.

—Si hubiera tenido una adolescencia normal supongo que sí. Aunque técnicamente aun estoy en ella—movió su pierna nervioso—No tengo demasiada experiencia en ese ámbito.

—Sí, ya me di cuenta—dijo Plagg ya aburrido de la conversación comenzó a comer a placer.

¿Ahora como vería a la chica que lo traía loco a los ojos nuevamente como si no hubiera pasado nada?

Y también no tenía ni idea como lo trataría ella de ahora en adelante…

Suspiro frustrado revolviéndose ahora el cabello, con sus hormonas pegando gritos como nunca antes lo habían hecho.

Y de paso la preocupación por la franco-china también estaba ahí. La piel rojiza con esa miles y miles de puntitos rojos obviamente no era normal. Sospechaba que era una reacción alérgica (Y por su culpa al recordar el dichoso jugo) Quería saber su estado, pero no sería muy inteligente de su parte mandarle un mensaje como Adrien preguntándole por casualidad como estaba. Aunque se le hacía muy tentador.

Su princess era demasiado importando para él.

Aunque era obvio decir que tenía que ir y hablar sobre el asunto y disculparse de alguna manera por causarle esa reacción y por… haber mirado tan fijamente sus atributos tan descaradamente.

Y con eso la imagen de sus hermosos senos volvió a su mente.

Gimió lastimeramente mientras se dejaba caer de espaldas a su cama mirando fijamente el techo antes de taparse el rostro con una almohada a ver si así sofocaba un poco sus acalorados pensamientos de una vez por todas.

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Al día siguiente por la noche, Marinette se encontraba en su escritorio dibujando un par de bocetos muy tranquila y concentrada mientras se llevaba a los labios una galleta salada. Tikki estaba dormida en la gaveta de su escritorio, mas específicamente en el suave cojín que le había hecho hace mucho tiempo.

Ni siquiera se sobresalto o reacciono cuando escucho un par de pasos en el balcón.

Y tampoco cuando el héroe de París se asomo cuidadosamente por la trampilla.

—Uh… ¿Marinette?

—Pasa, Chat—dijo ella sin mirarlo aun haciendo trazos en su cuaderno.

El joven trago hondo mientras se dejaba caer elegantemente en la cama, teniendo cuidado con los presentes que sostenía en sus garras.

—¿Princess, estás bien?—aventuro a preguntar sumamente preocupado y algo ansioso. Bajando las escaleras lentamente.

Ella no respondió.

Chat Noir vio fijamente su espalda y en la pijama de mangas largas y de short de un azul pálido, además de su bonito cabello suelto.

—Yo… quería disculparme por lo de ayer—comenzó hablar él bajando sus orejas avergonzado—Te traje flores—alzo el colorido ramo—No sabía si eres alérgica al polen, así que son de plastico—agrego con el ceño fruncido—También te traje chocolates—en su mano derecha sostenia una caja bien decorada—Tampoco sabía si eres alérgica algún relleno así que lo pedí variado. Aunque ahora que lo pienso no sé como distinguirlos—hablo apresuradamente perturbado por el silencio de la chica.

Marinette suspiro suavemente antes de dejar el lápiz en el escritorio. Girándose en la silla para encarar al felino que casi salta de los nervios ante ese brusco movimiento.

Ella arqueo una ceja cruzándose de brazos mirando los regalos.

—Chat, calma. Lo de ayer fue simplemente una reacción alérgica al jugo que trajiste como habrás supuesto—dijo totalmente tranquila—Ayer me llevaron al hospital y me inyectaron algo para bajar la reacción a tiempo antes de que empeorara, y me mandaron una dieta estricta que debo seguir por una semana—eso lo dijo con un ligero mohín en sus labios—Pero nada de esto es tu culpa, ninguno podía predecir lo que iba a pasar.

Chat parpadeo para luego bajar lentamente las flores y la caja de chocolate desviando la mirada.

—Eh Marinette, a pesar que me siento también culpable por eso… no es por lo único que me estoy disculpando.

La joven se quedo observando por un largo instante el ligero sonrojo que tenia Chat Noir en sus mejillas, claramente parecía apenado con sus orejas caídas.

Ahí es donde comprendió a que se refería exactamente el gatito.

Entonces ella también se ruborizo apretando firmemente los labios ante el "pequeño" accidente de la noche anterior.

—Yo…—Marinette se mordió ligeramente el labio inferior aun más avergonzada—Tampoco es tu culpa eso, gatito—dijo sintiendo su rostro arder—Lamento que me hayas visto en… semejante estado.

Ahora Chat la miro entre sorprendido y confuso.

—¿Lo lamentas?—pregunto el héroe arqueando una ceja.

Ella asintió lentamente moviendo sus dedos nerviosa pellizcando la tela de su pijama.

—Discúlpame, Princess. Pero creo que me estoy perdiendo de algo—dijo el chico ladeando un poco la cabeza. Lo que dijo ella no sería tan raro si no lo dijera con esa vergüenza tan atroz como si…

—Vamos, Chat—ella interrumpió sus pensamientos viéndolo ahora con casi todo su rostro tan rojo como una hermosa fresa madura—Son pequeñas para mi edad. Como héroe famoso se te debe insinuar un montón de chicas que con quince años ya tienen suficiente pecho como para rellenar un brazier copa C…

—¿Copa que…?

—Y yo que apenas puedo llegar a duras penas a una B... con relleno—continuo Marinette sumida en su desdicha y vergüenza—Te debí parecer una niña—murmuro con un lento suspiro viendo al chico a través de sus pestañas.

En la cabeza del joven pudo haberse escuchado un click cuando por fin comprendió todo lo que quiso decir ella desde el principio, y casi en seguida salto como un resorte apartando las flores y la caja de chocolates para tomarla de los brazos bajo la mirada incrédula de ella.

—No digas tonterías, Princess—dijo él totalmente indignado—Son los pechos más hermosos que he visto en mis nueve vidas—comento muy serio acercando su rostro al de ella para mirar fijamente aquellos bellos ojos azules—Son tan redondos y suaves como el algodón de azúcar. De un color y cremosidad que me enloquece—susurro con voz ligeramente ronca.

—Chat…—susurro ella sin aliento.

—Simplemente no podía creer lo que veía. Me dejaste totalmente embelesado—ronroneo acercando aun más su rostro, ya pudiendo sentir el cálido aliento de la joven en sus propios labios que estaban a milímetros de rosarse.

Marinette tenía un hermoso rubor en su rostro con los parpados levemente caídos con su mirada oscurecida, sus apetitosos labios estaban entreabiertos dejando el aire salir lentamente.

Dios como deseaba besarla.

—Yo… no puedo evitar seguir pensando en ello—trago hondo ante el recuerdo que hacía temblar su corazón, y el perfume de ella tampoco ayudaba—Mon dieu, Marinette… eres purrrfecta.

—Chat—volvió a llamar viendo sus pupilas ligeramente dilatadas.

—¿Si, Princess?

—Eres un pervertido—dijo ella con una sonrisa algo temblorosa pero maliciosa, sintiendo su corazón a todo dar y las mejillas calientes.

Chat Noir pestañeo saliendo del trance que se había sumergido en esos orbes azules. Llevo su vista hacia abajo y enrojeció hasta la punta de sus gatunas orejas cuando vio su mano derecha en uno de los senos de la chica y que amasaba como un felino haría en un esponjoso cojín retrayente levemente sus garras en un masaje bastante… intimo.

Él retrocedió completamente escandalizado soltándola al instante como si lo hubiese quemado.

—¡Santos gatos! ¡M-Marinette, yo lo siento muchisimo!—hablo apresuradamente nervioso con su cola y orejas tensas. Tan rojo como el traje de Ladybug.

Ella poso sus manos en sus caderas arqueando una ceja apretado firmemente los labios.

El rubio trago pesado viendo esa peligrosa mirada que curiosamente se asemejaba a Ladybug cuando estaba molesta.

—No sé que me paso… ¿S-Son los ínstintos felinos?—comento con una sonrisa nerviosa antes de darse media vuelta y huir de la escena totalmente despavorido creyendo que su princess le iba arrancar el pellejo si no salia de allí en seguida.

Marinette arqueo una ceja mirando como el héroe huyo por la trampilla casi a tropezones entre disculpas.

—¿No te molesta lo que hizo?

La franco-china se giro hacia la pequeña Kwami que la mirada con brillantes ojos confundidos y curiosos.

—Definitivamente, Tikki—dijo aun con una sonrisa. Aunque realmente sus palabras y su… toque le llegaron al corazón. Su gatito dijo que era hermosa y eso la tenia tan feliz como para enojarse realmente—Pero ya me las voy a des cobrar—dijo con una ligera risa maligna—Primero le haré pagar, y después de un pequeño momento de sufrimiento y breve satisfacción de mi parte al respecto, le diré finalmente lo que siento sin temor a nada.

Estaba muy segura de sí misma, no importaba si al final era rechazada. Simplemente quería hacerlo y por lo menos decir que lo intento.

—Oh ya entiendo. Por eso te dejaste tocar, porque te gusto—dijo la mariquita con una sonrisa traviesa.

La chica miro incrédula y escandalizad a su pequeña amiga, ruborizándose casi al instante.

—¡Y-Yo no dije que me gustara!—balbuceo apenada.

Tikki rio.

—Eres tan pervertida como él, Marinette.

Ella resoplo desviando la mirada apenada.

Porque quizás su Kwami tenía algo de razón…

Fin.


Ajam Marinette, ya te agarraron 7u7

Espero que les gustara este pequeño fanfic, fue basado en una historia real xD Bueno al menos lo de la reacción alergia a ese bendito jugo con esa comezón infernal :'v Así que me ocurrió hacer una historia referente a eso jeje

¡Nos veremos en la próxima historia! ¡Dejen sus opiniones!

Pagina de facebook: MariChat Hasta La Muerte ¬w¬

¡Únanse, las esperamos!