Disclaimer: Los personajes implicados en la siguiente historia no me pertenecen, sólo hago uso de ellos para entretenimiento, todos son de la autoría de Eric Kripke y la cadena televisora CW...

Este fic participa en el Reto Especial "Wincest" del foro "Supernatural: Blood Brothers."


Ólafur Arnalds - Raein ( watch?v=5fwFTdVhqx4)


Existen infinidad de tipos de amores rondando por este mundo desde el principio de los tiempos.

Están los que te mueven el piso por completo, que hacen temblar cada parte de tu anatomía y te erizan la piel, que lanzan escalofríos por todo tu cuerpo y te complican el pensar con claridad.

Otros que te estabilizan, ponen tus pies sobre la tierra y tus ideales más allá del cielo, te dan paz, te hacen respirar con facilidad y hacen que tus preocupaciones abandonen tus días.

Unos más que te destrozan sin piedad, te vuelven pedazos difíciles de identificar, te apartan de la realidad y se llevan consigo todo aquello que creías de tu propiedad. Después de ellos, nunca vuelves a ser igual.

Pero…

¿Qué pasa cuando todos ellos se fusionan? ¿Qué pasa cuando todos los tipos de amor deciden ser uno solo?

Amores incomprendidos, le llaman unos.

Sin razón.

Platónicos.

Inexplicables.

Incorrectos.

Imposibles.

Dean muy a menudo piensa en ello.

En como es incapaz de comprender todas esas emociones que le abarcan día tras día cuando su turbia y verde mirada sin realmente quererlo, se cruza con aquellos ojos de color indescifrable que le han visto lo que parece una eternidad.

En como no puede encontrar una razón al escozor en las palmas de sus manos cuando no tiene en ellas la piel de Sam, o al cosquilleo en las yemas de sus dedos cuando las cicatrices de este se hacen visibles regalándole una invitación muda a ser acariciadas.

En lo platónico que le parece la idea de poder amar a su hermano con la libertad que él quisiera. O la manera en la que observa los labios ajenos temblar y por momentos se imagina que tal vez, Sam lo quiere igual.

En cuanto desearía lograr explicarse a sí mismo el sentimiento tan arrasador que le invade con la sola presencia de aquel chico, o conseguir solucionar todas las dudas que lo acechan cada madrugada en donde el sueño desaparece y se dedica a trazar con la vista cada facción de quien duerme plácido en la cama contigua.

Quisiera poder convencerse de que la manera en la que él desea a Sam no es incorrecta, contrario a lo que todos piensan, de que no hay manera de que pueda estar tan equivocado, algo que simplemente se siente tan apropiado, preciso, perfecto.

Imposible.

Y que injusto le parece el hecho de tener que retenerse cuando lo que más anhela es dejarse llevar.

Odia el tener que contenerse cuando su cuerpo le pide a gritos ir más allá.

Y le aterra pensar que es algo que no puede ni podrá cambiar.

Dean muy a menudo piensa en ello.

Dean muy a menudo piensa en Sam.

En como su sonrisa, tímida, pequeña y adornada con hoyuelos le roba inestabilidad, le arranca el suelo y lo hace tiritar.

En como su simple cercanía, su cuerpo, a tan corta distancia como para sentir el calor que irradia, pero aún lo suficientemente lejano como para poderlo tocar, le regala serenidad y le facilita el poder respirar.

E irónicamente en como su vida se desvanece a causa de él.

Sam, siendo el mismo que le regala el aire cada mañana a bocanadas llenas, que con su esencia despierta en él cada terminación nerviosa, que con su voz pone sus sentidos alerta y con su tacto vuelve sensible cada poro de su piel. También sin siquiera ser consciente de ello, le arrebata la vida en dosis diminutas, tortuosas.

Porque le mata no poderlo amar…

No como él quisiera ser capaz.

Amores incomprendidos, le llaman unos, para Dean, ese tipo de amores que te dan y te quitan todo, que se marcan como fuego y no te dejan escapar, tienen otro nombre.

Para Dean se llaman "Sam".