Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen, son propiedad de Hajime Isayama. Si fueran mio el Riren/Ereri seria cannon.
Advertencia: Relación Chico x Chico (Yaoi), Lenguaje Vulgar, Universo Alterno (AU) y Lemmon.
N/A: !Hola! Aquí me tienen con una historia nueva. Gracias a las personas que se tomaron la molestia de "picarle" al nombre de mi fic para leerlo. !Son lo mejor!
Pensaba escribir la historia mas adelante pero en un momento de aburrimiento comencé a escribir las ideas claves de lo que quería que pasara, pero termine escribiendo el capitulo *y parte del segundo* A que cosas ~ :V
Así que sin mas le dejo con el capitulo y espero desde el fondo de mi corazon amante de este fandom, que sea de su agrado.
Disfruten!.
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– Príncipe Levi – llamo un sirviente mientras tocaba la puerta de su habitación – Príncipe Levi, es hora de despertar.
Se removió de entre las sabanas, abriendo los ojos pesadamente cansado de no haber dormido casi nada, tapándose la cara con una mano al recibir un rayo de sol que se colaba por la ventana.
– Príncipe Levi ya es ho-
– Te escuche joder – dijo fastidiado mientras revolvía sus cabellos – Ya desperté así que lárgate de aquí.
– Con permiso – respondió el sirviente mientras se alejaba rápidamente de la habitación, no quería hacerle enojar más.
Levi comenzó a estirarse, maldiciendo por debajo al ser despertado tan temprano, sin embargo un ligero movimiento a su derecho hizo que se diera la vuelta, encontrándose con una mujer acostada al lado de él, siendo las sabanas las que cubrían su notable desnudez.
– Hola – saludo aun adormecida mientras tomaba una posición cómoda.
– Petra, te dije que te fueras en cuanto acabáramos – dijo frunciendo el ceño al ver que la joven se había quedado toda la noche con él, aunque era su favorita tenía que ser igual con todas.
– Pero Levi, estaba tan cansada por lo de anoche ¿tú no? – pregunto con sensualidad mientras se acercaba a él y comenzaba a besarlo juntando sus cuerpos desnudos, empezando a bajar su mano hacia el miembro del azabache.
– Eso no significa que tienes permiso de quedarte – menciono cortando el beso y tomando la muñeca de Petra, deteniendo el recorrido hacia su parte baja. Se alejó de ella, parándose de la cama y comenzo a dirigirse hacia el baño – Cámbiate y vete.
La castaña solo suspiro, haciendo caso de las indicaciones de Levi, a fin de cuentas era su jefe.
Levi Rivaille era príncipe del reino de Trost, siendo popular por su riqueza y actitud era el tema de conversación entre las personas. De una apariencia digna de la realeza lucía una piel blanca de porcelana que hacia contraste con su cabello negro; su sola presencia atraía las miradas de todos. Sin embargo a pesar de ser popular nadie se acercaba a el a causa de su temperamento, mostrándose siempre prepotente y superior a los demás, no dejaba pasar una oportunidad para humillar a cuantas personas pasaran frente a él. No se detenía por nadie, él era su único jefe.
Ahora se encontraba dándose un baño, eliminando todo rastro de sudor de su cuerpo, después de una larga sesión de sexo. A pesar ser despreocupado con las cosas, era exigente en cuanto la limpieza, para él el estar sucio era sinónimo de pobreza. Jamás permitiría ver un rincón con polvo en su castillos, no mientras él estuviera vivo.
– ¿Se repite esta noche? – pregunto la mujer entrando al lugar sin importarle que el azabache estuviera desnudo dándose una ducha, lo había visto miles de veces así.
– Olvídalo, tengo cosas que hacer – mintió sabiendo que Petra odiaba que la rechazaran, sin embargo tenía que castigarla por desobedecer sus órdenes – ¿No deberías estar en los pasillos del castillo lavando las sabanas? Para eso te pago ¿no?.
La joven frunció el ceño, molesta por sus palabras y mostrándose indignada salió de la habitación cerrando de un portazo sin impórtale que alguien la viera salir de la habitación del príncipe con el uniforme arrugado y el cabello revuelto, a fin de cuentas solo era la ama de llaves y una de las cientos de chicas con las que Levi se acostaba.
Salió del baño, cerrando la llave de la regadera y envolviéndose una toalla alrededor de su cintura, abrió su armario en busca de algo de ropa para ponerse, y eligiendo uno de sus trajes hechos a la medida comenzó a vestirse para salir a desayunar.
Cuando estuvo listo, se dirigió hacia el comedor, caminando por los largos y elegantes pasillos, siendo recibido por un par de guardias que se encargaron de abrirle las puertas del lugar.
– ¡Querido hermanito! – saludo Hanji que se encontraba sentada en una de las innumerables sillas del gran comedor – Ya era hora, te estoy esperando, muero de hambre.
– Tch, si sigues comiendo así ya no te quedaran los vestidos – dijo mientras se sentaba en la silla principal de la mesa, tomando el lugar que correspondía a la cabeza de familia.
Al morir sus padres hace 4 años, él era el heredero directo de la gran fortuna y título de nobleza de la que su familia era dueña. Pero pesar de que aún no era oficialmente el rey, ya actuaba y se sentía como uno, no necesitaba firmar un documento para sentirse dueño de todo.
– Sirvan la comida – ordeno a uno de sus sirvientes, que con un movimiento sutil de la mano llamo a los demás que se dispusieron a acomodar la comida exquisita que había sido preparada minuciosamente por los grandes chef del lugar.
– ¿Petra se encuentra bien? – pregunto la joven de manera burlona mientras tomaba un tenedor y se disponía a comer un par de trozos de fruta – En la noche pase cerca de tu habitación y valla que se escuchaba gran movimiento adentro ¿eh?.
– No fastidies cuatro ojos – gruño, cortando un trozo de carne buscando con la mirada algún tipo de imperfección – Al menos yo si tengo con quien pasar la noche y no me quedo a altas horas de la madrugada encerrado en la biblioteca leyendo alguna historia estúpida de amor.
– Dices eso solo porque eres un amargado sin corazón – dijo la castaña sabiendo que estaba haciendo enojar a Levi – Eres un enano gruñón cascarrabias.
– Tch, créeme que si no fueras mi hermana ya te hubiera mandado a la horca – comento sonriéndole de manera perversa.
– Si no fuera tu hermana ya me hubieras follado – contesto la Hanji, haciendo una señal de escalofríos, fingiendo que vomitaba por debajo.
– ¿Pero qué mierdas dices? – exclamo mientras fruncía el ceño y miraba a la castaña con asco – Jamás me acostaría con una fenómeno como tú.
– Enano, tu que acuestas con todo lo que se mueva y tenga pechos –dijo de forma burlona dando por terminada la conversación.
– Jodida mier-
– Príncipe Levi – llamo el mayordomo principal mientras entraba al comedor y les hacia una reverencia a los jóvenes.
– ¿Qué? – pregunto molesto al haber sido interrumpido, en especial cuando estaba a punto de regañar a su hermana.
– El consejero de la familia ha anunciado que vendrá al palacio – informo sin inmutarse por la actitud del azabache. Ya se había acostumbrado a sus tratos.
– ¿Ahora que quiere el viejo? – se quejó frunciendo el ceño, la mayoría de las veces aquel hombre iba solo a regañar a Levi por sus acciones – ¿Cuándo?.
– Esta noche, señor – dijo recordando la información que contenía la carta al haber sido recibida hace un par de minutos.
– Bien Reiner, dile a los sirvientes que tengan todo listo a tiempo – ordeno mientras se recargada en el respaldo de la silla y recargaba la cabeza en su mano en señal de aburrimiento – Si encuentro algún error los despediré a todos ¿entendiste?, ahora retírate y no fastidies mi desayuno.
– Con permiso – se despidió, volviendo a hacer una reverencia en señal de respeto y se encamino rápidamente a la salida del lugar, cerrando las grandes puertas tras de sí.
– Yuju ~, al parecer tienes problemas hermanito – se burló la castaña, riendo por debajo – Esto es malo Levi, al ser el mayor tienes que darme un buen ejemplo.
– Deja de decir estupideces y ponte a desayunar si no quieres que le ordene a los sirvientes que quemen toda la maldita biblioteca – amenazo mientras le dirigía una mirada retadora a Hanji, por lo que al ver que la castaña se quedó callada y bajaba la mirada, sonrió con satisfacción por haber ganado aquella discusión. A fin de cuentas sus amenazas no eran en vano.
Amaba que obedecieran sus órdenes.
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– ¡Eren! – exclamo el rubio mientras se acercaba a su amigo que se encontraba sacudiendo la alfombra del recibidor.
– ¿Qué pasa Armin? – pregunto, sacudiéndose las manos tratando de quitar el polvo que se acumuló en ellas.
– ¿No te han dicho? El señor Pixis vendrá esta noche – informo, haciendo una mueca de frustración – Están diciendo que si no tenemos todo listo para cuando llegue, seremos despedidos.
– Tranquilo – le calmo, sabiendo que el mayor temor de su amigo era perder su trabajo – Sabes que siempre tenemos todo arreglado cuando llegan visitas, no debes de preocuparte.
– Supongo – dudo sin estar seguro de lo que dijo el castaño, a fin de cuentas el lugar era demasiado grande a pesar del personal que trabaja ahí.
– Pero bueno dime ¿Cómo está tu abuelo? – cambio de tema, tratando de que Armin se relajara un poco – Fuiste a visitarlo ayer ¿no?
– Si, se encuentra mejor, la fiebre ha bajado – informo sonriendo con alivio, era el único familiar que le quedaba – Me ha preguntado que cuando iras a verlo, ha pasado mucho tiempo desde que no sales del palacio.
– Sabes que este es mi único hogar, ya no tengo nada que me importa allá afuera, por lo que dedico toda mi vida aquí en el palacio – informo sintiéndose melancólico, a fin de cuentas era huérfano.
– ¡Hey! Pero tienes muchos amigos por aquí ¿sabes? – le reconforto el rubio mientras le pasaba un brazo por lo hombros, ahora era su turno de consolarlo – Nosotros no te dejaremos solo.
– Lo sé, Armin – dijo dándole una sonrisa, demostrando que se encontraba bien – Por eso los quiero tanto.
– Armin, Eren – llamo Reiner, acercándose a los dos jóvenes que se giraron al escuchar su nombre – Saben de la visita ¿no?
– Si, no te preocupes trabajaremos duro para hace nuestras tareas a tiempo – informo el rubio con determinación.
– Me alegra escuchar eso chicos – agradeció, bajando la guardia al estar frente a ellos, prácticamente se conocían de toda la vida – Armin hoy en la noche trabajaras desde la cocina y tu Eren, serás de ayuda en el comedor, te encargaras de servir los platos. Confió en ustedes.
Se alejó, despidiéndose con un sutil movimientos de mano mientras se dirigía en busca de los demás sirvientes para continuar asignando las tareas, todo tenía que salir perfecto.
– Supongo que yo también tengo que irme – dijo Armin, comenzando a caminar hacías las escaleras que conducían al segundo nivel – Aun no termino de acomodar los libros de la biblioteca.
– ¿Seguro que solo los estas acomodando? – pregunto Eren con burla, viendo como el rubio se sonrojaba al haber sido descubierto. Siempre que le tocaba limpiar aquel lugar aprovechaba para leer un rato, no lo podía evitar, aquellos libros eran tan interesantes.
– Y-yo, solo los leo cuando acabo mi trabajo – respondió con nerviosismo, a fin de cuentas estaba prohibido – Sé que no dejan que los sirvientes usen las cosas de la familia real, pero eh descubierto cosas interesantes y-
– Armin – le interrumpió el castaño, haciendo que su amigo se callara inmediatamente, esperando recibir un regaño por su parte – No diré nada, así te tranquilo. Solo ten cuidado ¿si?.
El rubio se relajó notoriamente al ver que Eren ponía el dedo índice en su boca, en señal de silencio.
– ¡Gracias! – se despidió, comenzando a subir completamente las escaleras, siendo observado por el castaño que lo miraba desde abajo.
A pesar de haber perdido a sus padres desde una edad temprana Eren sabía que no estaba solo en este mundo, contaba con amigos en los que podía confiar plenamente haciendo de sus días más relajantes y divertidos.
Amaba su vida tranquila.
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Se encontraba en su despacho leyendo un par de documentos, donde se le pedía de su permiso para financiar unas nuevas escuelas en zonas donde la población era demasiado pobre como para tomar el transporte e ir a las escuelas situadas en el interior del reino.
Odiaba a ese tipo de personas, rebajándose y perdiendo su orgullo para tener que mendigar en las calles en busca de comida para el día. Para el, eso era signo de humillación y se sentía asqueado al verlos todos sucios con las ropas rotas y calzando zapatos desgastados, estaba seguro que le daría algún tipo de enfermedad si solo tocaba con el dedo las ropas que vestían.
Un ligero toque en la puerta hizo que levantara la vista del documento, dejándolo en la parte izquierda de su escritorio; con los demás documentos donde denegaba su permiso.
– Pase – indico cruzándose de brazos mientras se recargaba en el respaldo de su asiento.
Petra abrió puerta con una mano, recargando la bandeja que cargaba en el estómago, haciendo la tarea más fácil. Al entrar cerró la puerta tras de sí y dejo las cosas en el escritorio de Levi.
– Te eh traído algo de té – dijo, mostrando la tetera y una taza de parcela, la favorita del azabache.
– Déjalo ahí, puedes retirarte – respondió de manera seca, tomando otro documento de aquella pila de hojas que esperaban ser leídas por el.
– También vine para discúlpame Levi – menciono de manera inocente, comenzando a caminar hacia él y sentándose en su escritorio, quedando frente a frente – Prometo que no volverá a pasar.
El azabache solo alzo la ceja al ver que la joven abrió las piernas, mostrando su sensual lencería que se notaba fácilmente al levar la falda del uniforme. Sintiendo como una erección comenzaba a crecer en su pantalón, comenzó a subir sus manos por los muslos de la mujer llegando al límite de la falda, para después continuar más arriba acercándose a su zona intima.
– Sabes que odio que desobedezcan mis órdenes – dijo mientras tomaba con sus dedos una parte de sus bragas, estirándola un poco para posteriormente soltarla haciendo que golpeara un poco la piel de la joven.
– Lo sé, supongo que debes de castigarme – respondió de manera sensual, pasando sus brazos por el cuello del azabache para acércalo a ella y comenzar a besarlo con violencia, juntando sus lenguas en una lucha por ver quién era el dominante. Así era el sexo entre ellos; agresivo.
Levi tomo el control y levantándose de su asiento se posiciono sobre ella mientras con agiles movimientos le quitaba las bragas dejando a la joven completamente expuesta ante él. Sin separarse de aquel beso, el azabache se desabrocho su pantalón liberando su miembro semi-erecto y tomándolo con una mano, lo froto contra la entrada de Petra, haciendo que la joven gimiera de placer.
Los documentos y el té podían esperar.
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– ¿Dónde te asignaron para ayudar? – pregunto la asiática mientras caminaba al lado de Eren, dirigiéndose hacia sus dormitorios para ponerse el uniforme de gala.
– Me toco servir los platos en el comedor – informo el castaño sin tomarle importancia – ¿Y a ti?
– En la recepción, los recibiré cuando lleguen – contesto Mikasa con tono desanimado al ver que iba a estar junto con el.
– Que suerte, la verdad es que estoy un poco nervioso al estar cerca del príncipe – dijo llevándose una mano hasta su cabeza mientras reía por debajo ante sus palabras.
– Deberías, ese maldito siempre está humillando a todo el mundo – exclamo la joven frunciendo el ceño al recordar como un día el azabache despidió a una de sus amigas solo porque estornudo frente a él.
– ¡Mikasa! No digas esas cosas – le regaño mientras volteaba hacia los lados asustado por haber sido escuchados, pero afortunadamente estaban solos en el pasillo.
– Es la verdad Eren, créeme que solo porque es el príncipe y el futuro rey todos le muestran respeto y sumisión – dijo la asiática, comenzando a sacar la llave de su cuarto al ver que estaba por llegar – Si no fuera porque realmente necesito el dinero, hoy mismo renunciaba.
– Oye, si te vas nos vas a dejar a Armin y a mi muy solos – le reclamo tratando de aligerar el ambiente – Al menos veras al señor Pixis, dicen que es un hombre muy bueno.
La muchacha sonrió al ver que el castaño decías aquellas palabras para tomar el lado positivo de la situación, amaba esa parte de él. Porque aunque al principio se mostrara algo confundida con sus sentimientos ahora estaba completamente segura del amor que sentía por Eren, por lo que había decidido que aquella noche después de que terminara la cena, iría con el castaño al jardín del palacio para confesarle sus amor.
Cruzaba los dedos para que Eren correspondiera sus sentimientos.
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La noche había llegado por fin y Levi se encontraba en su habitación, arreglándose para revisar al hombre. Se había vestido con uno de sus mejores trajes de gala, hecho exclusivamente para él, con un valor que igualaba el costo de una isla completa, sin embargo no le importaba gastar aquellas cantidades exageradas de dinero solo por vestirse bien, para eso estaba su fortuna ¿no?
Cuando estuvo listo salió del cuarto y bajo los grandes escalones de mármol para comenzar a dirigirse hacia el recibidor del palacio, donde ya se encontraba Hanji en una esquina, vestida con un vestido de tul, haciendo resaltar su delgada figura.
– Mierda de lentes – dijo en modo de saludo mientras se situaba al lado de ella, esperando la llegada de Pixis.
– Enano gruñón – respondió estando acostumbrada a aquellos tratos. La ley de que el hermano mayor debía de cuidar a su hermanita no valía en su familia.
– Espero que te comportes y no hagas tus estupideces – la amenazado mirándola fríamente con sus ojos grisáceos, su miradas podían hacer temblar hasta el más fuerte – No empieces a hablar sobre tu mierda de libros.
– Deberías de tomar tus propios consejos Levi – comento dándole un codazo de manera burlona, haciendo que el azabache retrocediera enojado al ver que su traje se había arrugado un poco – ¿Acaso olvidas que la vez pasada despediste a una sirvienta enfrente de nuestros invitados del reino vecino?
– Tch, ella tuvo la jodida culpa por estornudar enfrente de mí, prácticamente respire todos sus asquerosos gérmenes – se quejó frunciendo el ceño al recordar que aquella vez se dio un baño por más de una hora, con los jabones más finos y caros que pudo encontrar.
– ¡No bromes enanin! Enserio que eres un maniático de la limpieza – se burló la castaña, lanzando una carcajada que se escuchó por toda la habitación, atrayendo las miradas de los sirvientes que se encontraban arreglando los últimos detalles.
– Deja de joder y cállate. ¿Sabes qué?, te libero de esto, te doy permiso de cenar en tu habitación – dijo mientras movía la mano hacia las escaleras, indicándole que comenzara a subir al segundo piso.
– Oh no mi querido hermanito, aquí estoy yo para apoyarte en tu vida…. Y para ver cómo te regañar por tus excentricidades – menciono Hanji, volviendo a reír, limpiándose algunas lágrimas que salían de sus ojos.
Sin embargo antes de que pudiera responder con algún comentario ofensivo, vio como un carruaje grande y elegante se estacionan frente a la entrada principal. Al abrirse la puerta del vehículo salió un hombre entrado en edad, de cabeza calva y con un peculiar bigote.
– Bienvenido Pixis – saludo el azabache mientras comenzaba a caminar hacia el hombre, siendo seguido por Hanji.
– Levi, siempre es un gusto verte – dijo, quitándose el abrigo que fue recibido por Mikasa, llevándoselo inmediatamente hacia el gran armario del recibidor, tratando de no hacerle algún tipo de arruga.
– ¡Pixis! – grito la joven, corriendo hacia el hombre para abrazarlo con emoción – Hace mucho que no venias.
– Hola princesa – saludo, besando el dorso de su mano – Lo siento, eh tenido mucho trabajo en los últimos días.
– Disculpe príncipe Levi, pero la cena ya está lista – informo Mikasa, situándose a unos pasos detrás de ellos y haciendo una reverencia a pesar de odiar estar cerca de él.
– Bien, Pixis por favor acompáñanos – invito el azabache alzando la mano, indicándole al hombre que pasara primero.
Los tres comenzaron a dirigirse hacia el comedor, siendo recibidos por los demás sirvientes que hacían reverencias en señal de respeto. Al llegar Levi se sentó como costumbre en la cabecera de la mesa mientras que Pixis estaba en el otro extremo, quedando así frente a frente.
– Comiencen a servir – ordeno Levi al mayordomo, que haciendo sonar una campanita hizo que una hilera de sirvientes completamente organizados salieran de la cocina, cargando grandes charolas de comida, dejándolas perfectamente acomodadas en la mesa.
– Todo se ve delicioso – felicito Hanji que se encontrada sentada del lado izquierdo de su hermano.
– Que buen servicio tienes – comento Pixis impresionado por la presentación de hace poco.
– Para eso les pago, para que hagan bien su trabajo – contesto con un movimiento de la mano, restándole importancia a la situación.
La cena comenzó con normalidad, degustando los alimentos preparados especialmente para aquella noche, sin embargo Levi estaba impaciente por saber el motivo de la presencia del Pixis, no le tenía miedo al hombre pero sabía que sus visitas eran por asuntos importantes.
– Y dime ¿A que debemos tu inesperada presencia? – pregunto de manera casual, dejando el tenedor a un lado de su plato.
– Me alegra que lo preguntes – dijo mientras se limpiaba la boca con la servilleta pulcramente doblada que se encontraba a su derecha – Eh venido a hablar sobre tu herencia y título de nobleza.
– ¿Ya decidieron por fin que es hora de que sea rey? – cuestiono alzando una ceja al escuchar las palabras del hombre. A fin de cuentas era un asunto que le importaba.
– Tus padres dejaron un testamento en donde indicaron los pasos que se tenían que seguir para que seas el rey de Trost – informo con seriedad, sabiendo que lo que venía necesitaba ser completamente aclarado – Me lo han dejado a mi cuidado antes de su inesperada muerte.
– ¿Enserio? Jamás me informaron de eso – comento frunciendo el ceño, enojado por haber sido excluido de aquella situación – ¿Qué ordenaron?
– Uno de sus indicaciones es que tenías que tener la edad de veintitrés años para poder reclamar el titulo – contesto citando las palabras escritas en el testamento.
– Levi los acaba de cumplir hace un mes – dijo Hanji, participando por primera vez en la conversación de los dos hombres.
– ¿Eso es todo? Entonces prácticamente ya soy oficialmente el rey – finalizo recargándose completamente en el respaldo de su asiento de manera despreocupada. Al fin era completamente dueño de todo – Que empiecen a servir el postre para celebrar.
Los sirvientes fueron a buscar rápidamente los platos con los alimentos dulces que el azabache había pedido exclusivamente en la mañana. Entre ellos estaba Eren, que sintiendo como sus manos empezaban a sudar por el nerviosismo, camino hacia la cocina para tomar la comida.
– En realidad eso no es todo – continuo Pixis poniendo sus brazos sobre la mesa, recargándose un poco hacia adelante para recalcar sus palabras – La otra condición es que tienes que contraer matrimonio.
El lugar quedo sumido en un profundo silencio, Levi se tensó al escuchar sus palabras y poniendo sus manos en forma de puño, miro al hombre con una expresión entre confundida y enojada.
– ¿Qué? – pregunto al pensar que su mente le había jugado una mala broma.
– Tus padres ordenaron que para ser el rey y heredar toda la fortuna de la familia deberás de tener una pareja oficial – contesto Pixis tratando de ser lo más claro posible.
– ¿Eso significa que Levi… tiene que casarse? – cuestiono Hanji con sorpresa, volteando a ver a los hombres en busca de una respuesta.
– Así es princesa – afirmo a la joven que solo asintió con un ligero movimiento de cabeza, sin salir de la impresión.
– ¿Y qué pasa si me opongo? – pregunto el azabache con recelo, poniéndose a la defensiva.
– Se te quitara todo el dinero del que eres dueño, seguirás siendo el príncipe pero perderás toda tu fortuna y se te anulara el título de rey. Prácticamente perderás todo lo que tienes y tu opinión ya no se tomara en cuenta ante las decisiones para el reino.
– ¡No me jodas! – grito furioso golpeando la mesa con su puño.
Eren que pasaba en esos momentos cargando dos platos que contenían unos trozos de pastel, se sobresaltó al escuchar el grito del azabache y dando un paso hacia atras, se tropezo con sus propios pies para finalmente caer al duro suelo de madera, haciendo que los postres cayera sobre él y manchara toda su ropa y parte de su cara.
Todos los presentes, tanto la familia real como los sirvientes que seguían ahí, voltearon hacia el castaño al escuchar el desastre que ocasiono, sin embargo cuando Levi poso su mirada en él, sintió como una fugaz idea pasaba por su mente, haciendo que una ligera sonrisa se posicionara en sus labios.
Levantándose completamente y haciendo la silla para atrás, comenzó a caminar hacia Eren, que palideció al ver que el azabache se dirigía hacia él.
– ¿Tu nombre? – pregunto mirándolo fijamente desde arriba, ya que el menor seguía en el suelo sin poder levantarse por el miedo.
– E-eren, señor – contesto con dificultad, sabiendo que esas serían sus últimas palabras.
Sin embargo su sorpresa fue que en lugar de regañarlo, Levi lo tomo de los hombros y lo acerco a él para comenzar a besarlo con fuerza, probando el ligero sabor a cereza de alguno de los postres que había caído en la cara del menor. Al sentir que el castaño abrió la boca para protestar tomo ventaja, y metió la lengua en su cavidad comenzando a acariciar la lengua de Eren y haciendo el agarre de sus hombros más fuerte al sentir que el menor trataba de apartarse.
Al transcurrir unos segundos que parecieron infinitos y ante la mirada de sorpresa por parte de todos los presentes, finalizo el beso viendo como el castaño se encontraba sonrojado y con la respiración agitada mientras que un hilo de saliva salía de sus bocas.
– Bien Eren, siente afortunado – dijo con naturalidad como si aquel beso jamás hubiera pasado – Te casaras conmigo.
– ¡¿Qué?! – preguntaron Hanji y Pixis al mismo tiempo al escuchar las palabras del azabache, aun sin salir de la impresión al ver como Levi prácticamente violaba la boca del menor.
El azabache agarro al Eren del antebrazo para levantarlo, dificultándose un poco ya que al castaño le temblaban las piernas.
Había acertado en su elección.
– Quieren que me comprometa ¿No? Pues les presento a mi futuro esposo.
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N/A: !Le corto!
Iba a poner la razón pero las quiero dejar con la duda ~
¿Que tal? ¿Les ah gustado?
Se que suena algo ilógico que Levi halla elegido a Eren como su esposo, cuando el dice que prácticamente odia a todos los pobres, pero hay una razón perversa detrás de todo eso..
Una razón perversa que explicare en el siguiente capitulo, !Así que esperenlo con ansias!
Se que aparecieron "personajes secundarios interesados en los principales", pero este fic es 100% Riren, así que no se me asusten (?)
Me encantaría saber su opinión sobre el capitulo, asi que no duden en dejar un review!, Contesto todos! *si, hasta lo anonimos :V *
Creo que elegire dias para actualizar este y "Volviendo a Respirar", seria entre semana ya que es cuando se me facilita *y cuando la casa esta sola*. Yo les hare saber los dias elegidos!
Eso es todo por hoy, gracias de nuevo por tomarse el tiempo de leer este fic y si encuentran problemas de ortografia les pido perdon.
Nos leemos! ~
~ ¿Review?~
