Bonjour! ¡He vuelto!

Sé que tengo otros fics por actualizar, como En Otra Vida y Convivencia, que son los que más me "entusiasman" debido a los reviews, followers, etc. Al parecer son los que más están gustando :·3

Pero, por otra parte, quería escribir algo más... de hermanas X-P

El caso es que aquí está. Empezar De Nuevo va a tratar sobre como sería la relacion de la Wicked y la Evil como hermanas, de cómo se van a ayudar, y de cómo van a asimilar todos los cambios.

En este fic habrá Swanqueen, pero será secundario. Me centraré más en mostrar el pasado (esta vez más como el de la serie) de ambas, y cómo van a apañarselas.

No habrá mucha movida, la verdad, pero pasarán cosas.

Como ya sabéis, los follows, favorites, reviews, etc. Son muy bien recibidos, y me inspiran para continuar.

Como ya dije anteriormente, voy a intentar que los capítulos sean más largos, y que esta historia os guste.

Besos 3


1 de Marzo de 2013. 9:34 p.m.

El silencio la inquietaba. Mucho. No podía conciliar el sueño.

¿Cómo había ocurrido todo tan rápido? Era demasiado para asimilar. Dejando de lado el pasado, ahora despertaba en la celda en la que "murió". Todo el día lo había pasado con interrogatorios. No sabía cómo sentirse con respeto a todo aquello. Todo era como si hubiera estado en coma durante aquellas tres semanas. Era…

Se despertaba en una celda sintiéndose como si un maldito tornado se la hubiera tragado y la hubiera paseado por todo Oz. Toda aquella "familia" la interrogaba. Se alojaba en casa de su hermana.

¿Y si en un principio hubiera intentado formar parte de su vida y no hubiera intentado destruirla?

Se levantó de la cama y fue a lo que se suponía que era la biblioteca a por un libro.

Una cama mullida, y sábanas suaves y nuevas. Y un pijama calentito y bonito. Lo que siempre quiso. Y sin embargo no estaba cómoda del todo.

Pasó por la puerta de la habitación de su hermana, la cual se suponía que estaba dormida. Pero una conversación llamó su atención.

- Lo sé… escucha, es mi hermana. Sí, se equivocó, pero yo no soy la más indicada para juzgar. Ni yo ni nadie. Ella lo único que quería era un buena vida. ¿O es que acaso tú no querías de pequeña una familia que te quisiera y ropa bonita? Pues entonces no hables. Voy a darle una oportunidad. Es buena persona, pero vosotros sólo os fijáis en lo verde, y no en lo color carne. Todos merecemos una oportunidad. – concluyó por teléfono.

Zelena oyó toda la conversación a través de la puerta. ¿Estaba su hermana defendiéndola? Vaya, eso la conmocionaba.

La puerta se abrió, dejando ver a una Regina sorprendida por encontrarse a su hermana ahí.

- ¿No puedes dormir?

- No…

- Creo que… leer te haría bien – dijo sonriente. Era lo que siempre había hecho ella. Leer o escuchar música. Eso la tranquilizaba. – Ven a la biblioteca.

La pelirroja la siguió, curiosa, y confiada. No sabía porqué, pero le gustaba aquella situación. Toda la tensión de la comida y la cena, y los pocos monosílabos que compartieron a lo largo de la jornada parecieron esfumarse.

Regina estaba ansiosa por descubrirle el mundo moderno a su hermana mayor, y descubrir cómo era tener una hermana mayor. Ya era mayor, y a no podía protegerla de los chicos ni hacer cosas que una hermana mayor hacía, pero no importaba. Sabía que nunca era tarde, y que Zelena podía ser una buena hermanita mayor si se lo proponía.

Entraron en la enorme sala, llena de disco y libros y películas y otras cosas.

- ¡Es inmensa! – exclamó extasiada por la vista. -¡Mira, mira cuántos libros! – el entusiasmo y la curiosidad se apoderaron de ella. Envuelta en aquel pijama de franela rosa chicle, con aquellas pantuflas de gatito y su melena despeinada, junto con aquel tono de alegría infantil y aquella sonrisita, Regina no pudo sino sonreír también. Era una pequeña niñita en una fábrica de caramelos.

- Sí. Mira, ahí hay libros; ahí música; y ahí películas. Ven, vamos a ver que libros te gustan – dijo ilusionada. La morena deseaba con todas sus fuerzas mostrarle sus gustos. Ver si tenían algo en común. Y cierto era que algo sí que tenían. Ninguna de las dos parecía notarlo, pero en la manera de ser se parecían mucho. Ambas eran como unas niñas pequeñas con ciertos asuntos. Y también hacían los mismos gestos, y opinaba los mismo de casi todo. Ambas eran unas románticas, aunque no lo mostraran.

- Toma, el diario de Anna Frank – dijo, dándole el libro a la mujer, que lo miró desconfiada, y temiendo que llegara ese momento.

- ¿De qué trata? – preguntó, mirando la portada y a su hermana a partes iguales.

- Pues Anna Frank era una adolescente que tuvo que refugiarse durante la segunda guerra mundial con su familia y unas cuantas personas más. Su diario era su mejor amiga, y ella lo plasmaba todo ahí. No sólo como había sido su día, sino también como se sentía, que pensaba, etc.

- Oh… una pregunta… ¿qué es la segunda guerra mundial? – preguntó curiosa. La risa de su hermana, divertida y alegre, se oyó por toda la estancia.

- Eso… mañana te daré un par de lecciones. Ahora… ¿quieres dormir conmigo? Quizás así no te sientas sola, ¿no?

Zelena aceptó de buena gana, saliendo de la habitación detrás de su hermana.

.

Lo leyó de nuevo, una y otra vez. Cada vez era menos difícil. De pequeña leía una y otra vez el mismo cuento, dado que sólo tenía uno. Así consiguió agilidad, pero, tras la muerte de su madre, tuvo que ocuparse del campo, la casa y su padre. Y ya no tuvo tiempo para olvidarse de la realidad perdiéndose en los libros. Lo siguió leyendo, yendo cada vez más rápido, sintiéndose cada vez más feliz y satisfecha consigo misma.

- ¿Cómo vas? – preguntó la morena desde su asiento, mirando a su hermana.

- Bien… pero no lo entiendo… tú eres más guapa. Quiero decir, no es que seas más guapa, ni menos tampoco, es sólo que es diferente. Ella tiene un tipo de belleza y tu otro. No entiendo porque en los cuentos de hadas no dicen la verdad… - dijo con el ceño fruncido, descontenta con el cuento de Blanca Nieves.

- Zelena, – dijo Regina, llamando su atención, con una sonrisa, conteniendo las carcajadas – no podían decir que la quería matar por ser una chivatilla, ¿no crees? Sería un poco traumática para los niños la historia real. Lo suavizan. ¿A qué te referías con "bellezas distintas"?

- Pues diferente. Ella es una belleza… dulce e inocente, se supone. Y tú, pues sensual y todo eso. Diferente.

Esta vez no pudo reprimir más la risa. Reía de manera cristalina y alegre. Le encantaba la situación. Le recordaba a cuando su pequeño Henry lo miraba todo preguntando su origen, cuestionando el porqué de todo. Era tan tierno…

- Ven, te invito a comer – dijo cerrando una carpeta roja, y cogiendo su bolso.

- ¿A dónde vamos? – inquirió, recogiendo sus cosas también.

.

Entraron en el local, e inmediatamente, todas las miradas se posaron en las hermanas. Zelena se sintió de repente pequeña, fácil de aplastar. Desprotegida, abandonada en la oscuridad. Como si la hubieran encerrado en una habitación que cada vez se hacía más y más pequeña.

Miró a su hermana en busca de ayuda, la cual la agarró de la mano, ofreciéndole seguridad.

Ambas se dirigieron a la mesa más apartada del todo, con todas las miradas clavadas en ellas.

Zelena se sentía fuera de lugar, como si fuera un espectáculo o algo parecido. No se atrevió a mirar a nadie, no podía soportar las miradas.

Se sentaron, una al lado de la otra. Zelena se sentó entre un ventanal y su hermana. Insegura y bloqueada, así se sentía.

- Tranquila, podrás – le susurró en el oído, transmitiéndole confort.

- Hola.

Cual rayo, el niño se sentó en la mesa, frente a su tía y su madre.

- Hola cariño, ¿está Emma por aquí? – preguntó la alcaldesa a su hijo, buscando a la rubia con la mirada.

- Sí ,en la barra.

- Hola – musitó tímida la bruja.

- ¿Vais a hacer una cena familiar? – preguntó el chico con carita de "party con la family, tetes".

- Bueno, aún no, Henry, hay un par de asuntos pendientes – respondió Regina a su hijo, al notar como su hermana se tensaba.

- ¿Puedo comer con vosotras? – preguntó entusiasmado

- ¿Eso incluye a ¿superSwan? – preguntó con una ceja alzada, haciendo reír a Zelena.

- ¿Qué te hace tanta gracias? – dijo golpeando suavemente su hombro.

- Nada, nada – aclaró de manera no muy convincente mirando a su sobrino y a su hermana.

Así, la comida transcurrió con las ocurrencias de Swan, los comentarios de Henry, las respuestas de Mills y las orejas bien abiertas de Zelena.

Para esta última, no pasó inadvertido las miradas entre la rubia y la reina, pero no dijo nada al respecto.

Disfruto de la hamburguesa doble y el enorme vaso de refresco, y la compañía. Podría acostumbrarse fácilmente a aquella situación. Estaba muy contenta con aquello.

- Bueno, ¿queréis algo de dulce? Invito yo. – comentó Emma, evitando que ambas mujeres se fueran una vez terminada la comida.

- Sí, vamos a por un gofre o algo – añadió el castaño, mirando suplicante a su familia materna. Materna adoptiva.

- Bueno, ¿quieres?

- Mientras que me expliquéis que es un gofre… - replicó con una sonrisa, haciendo reír al resto.

Los cuatro salieron del lugar y caminaron bajo el cielo despejado del pueblo, charlando amenamente.

.

Caminar por el pueblo ayudaba. El aire fresco en su cara la ayudaba a pensar, a aclararlo todo.

Paseaba alegremente, hasta que tropezó con alguien. Y cuando levantó la mirada… se encontró con los ojos más bonitos que había visto nunca.


¿Quién será el galán (o galana) que se ha tropezado con Zelena?

¿Cómo está llevando ella el mundo actual?

¿Qué problemas se le presentarán?

¿Cómo va a ser su relación con su hermana?

¿La aceptarán el resto en la familia?

¿Cómo son las cosas con Emma para Regina?

¿Qué ha ocurrido con sus intereses amorosos?

¿Cómo es que Zelena ha vuelto?

¿Cómo está llevando Regina todo esto?

Cualquier duda, sugerencia, comentario, crítica, etc. Es bien recibido.

¿Os ha gustado? ¿Debo continuarla?