Holi~ Holi~ Bueno, ahora traigo otro Yaoi para Ale-san :3 Estoy endeudada con ella y quiero empezar a bajarle ya (?)

¡Animo Ale-san!

Disclaimer: Pandora Hearts no me pertenece.


-Eso duele mucho… Alice-Mascullo Oz después de haber sido mordido tan fuertemente por la morena, su sangre se deslizaba de su oreja.

La chica se quitó de encima y lo miró insatisfecha, su mordida no había sido suficiente como para ayudarlo a subir el animo, más parecía que ahora se encontraba peor.

-¡Oz!-Alguien entro a la habitación armando un buen escándalo en el lugar.

-¿Qué sucede Gil?-Inquirió el rubio, levantándose mientras se llevaba una mano a la oreja para detener el sangrado, no tenía una muy buena pinta.

-Leo se encuentra en un estado muy deplorable, nada lo hace razonar-Le comentó con un gesto de preocupación.

-Y no me digas… Los de Pandora quieren que vaya a hablar con él.

-Así es-Ante la respuesta el rubio dio un profundo suspiro y se puso de pie, caminó hasta su cama y se coloco su saco.

-Iré de inmediato-Le dijo sin más.

-¡AHHHHHHHH!-Un grito desgarrador hizo eco por toda la estancia, un chico de largos cabellos negros se había tirado al suelo de rodillas con las manos en su cabeza, gritaba sin parar.

-¡Vamos!-Le gritó uno de los guardias- ¡Tienes que calmarte!

-¡Elliot! ¡Elliot esta muerto!-Gritaba el chico- ¡Esta muerto y todo es mi culpa!

Dos personas intentaron acercarse al joven para ayudar a levantar pero este se hizo hacia atrás, gritando escandalosamente.

-¡Yo nunca quise matarlo! -Leo, no puedes lamentarte todo el tiempo, no ha sido tu culpa-Le hablo alguien de manera comprensiva, el menciono subió la mirada, por sus mejillas corrían gran cantidad de lagrimas.

-¿Oz?-Inquirió Leo algo intranquilo.

-Así es-Le sonrió radiante, nada que ver con el Oz de hace unas horas que estaba tirado en su alcoba sufriendo.

-No puedo evitarlo… Elliot murió por mi culpa… desde el principió fue mi culpa… yo soy el causante de todo esto…-Se continuaba lamentando amargamente, entonces el rubio dio un suspiro.

-¿Pueden dejarnos solos?-Consultó Oz a los dos guardias que estaban atrás de Leo. -Es peligroso que le dejemos con este muchacho.

-No sabemos que pueda hacerle-Dijo el otro.

-Tranquilos, no se preocupen por mi-Sonrió radiante, y los guardias solo hicieron una pequeña reverencia y se marcharon de una vez. El Vessalius se acerco hasta el muchacho y se arrodilló frente a él, acariciando su hombro como un padre comprensivo. -Nada a sido tu culpa, Leo.

-Claro que sí… ahora todos creen que yo fui quien lo mato…-Dio un fuerte sollozo, su cabeza le daba horribles vueltas, no quería creer ni lo que a él mismo le estaba pasando.

-No te estés culpando a ti mismo, harás sentir mal a Elliot…-Le dijo en un tono suave, como un susurro sutil, a lo que Leo subió la mirada hacia el otro, entonces Oz posó una de sus manos por la mejilla de este y le secó las lagrimas- Así que sonríe, ¿Si?-Sonrió radiante.

Extrañamente, Leo sufrió un suave amontonamiento de color carmín en sus mejillas, frunciendo un poco el ceño bajo su mirar, se sentía un tanto helado. Oz no se percataba de mucho, solo sonreía mientras ahora acariciaba el hombro de su amigo.

-¿Por que haces esto, Oz?-Inquirió el joven, volviendo a bajar su mirada, ahora con un poco de molestia, un nudo se creaba en su garganta, era agobiante, al punto de que si decía más, seguro rompería a llorar nuevamente, no quería, no quería, no frente a él... pero... Dolía.

-¡Porque somos amigos!-El rubio amplió aquella sonrisa suya.

-Eso es mentira-Reclamó el muchacho, cada vez con más enojo en su voz, el echo de que allá venido aquí había ayudado para que dejara de romperse, pero ahora un nuevo sentimiento acaparaba su cuerpo-, tú y yo nunca fuimos nada, nos conocimos gracias a Elliot-Replicaba, haciendo que de alguna forma el corazón del otro se contrajera-, nos conocimos por casualidad… ¡Ni siquiera se que haces aquí!-Gritó por fin- Ademas, siempre quisiste estar solo cerca de Elliot.

Quedó perplejo ante esas palabras, le caían como balde de agua helada al cuerpo, no quería creer que escuchaba esas palabras de él, no era posible, Leo nunca se había comportado así… pero razonando…

-Eso es mentira, Leo…-Intento calmarlo con palabras aunque quizá eso no sirviera del todo.

-¡No lo niegues! Siempre quisiste la amistad de él, queriendo arreglar cosas de nobles, esto y aquello-Reclamaba molesto.

-¡Anda! ¿por qué te molesta tanto? Yo siempre te considere mi amigo…-Había fruncido un poco el ceño por fin, pero su semblante cambio a uno de sorpresa cuando noto como los hombros de su compañero temblaban, escucho algunos sollozos-¿Leo…?-Dijo en un susurro- ¿Que sucede, Leo?

-Nunca te das cuenta de las cosas a tu alrededor, ¿No es verdad, Oz?

-¿A que te refieres?-Inquirió estático, con los ojos bien abiertos, no comprendía del todo a que se refería.

-Tú siempre dabas todo por estar cerca de Elliot... Nunca me tomabas casi en cuenta hasta ahora, que nos encontramos en esa situación-Mascullo y luego levantó la mirada frustrada- ¡Por él!

-Entonces tú... todo este tiempo estuviste...-Hablaba lento, inseguro de sus propias palabras.

-Si, estuve celoso, ¿Algún problema?-Se levantó del suelo, caminando hacia la mesa donde se había estado encontrando un par de días solo para ser interrogado, ya no quería seguir viendo a la otra presencia que estaba a su lado, era intolerable.-Yo te quería, Oz.

Por unos momentos estuvo pensando en aquellas palabras que entraron por sus oídos, luego como todo, el chico Bezarius apaciguó su mirada, un poco más inexpresiva, pero intentando mantener una sonrisa. Se levantó y camino hasta el otro.

-¿Me querías?-Interrogó, estando a espaldas del otro. No hubo respuesta alguna, entonces el rubio optó solo por abrazar a su mayor- Si lo que Leo necesita para estar mejor es a mi, supongo que le dejare ser feliz-Soltó de la nada.

El otro quedo en silencio, impactado por esas palabras, ¿Debía aprovechar este momento? Quizá... de todos modos los de Pandora quizá lo matarían en cualquier momento o algo, no podía desperdiciarlo, entonces se dio media vuelta, haciendo que el otro le dejara de abrazar y le miro por unos segundos, sus manos comenzaban a temblar. Siempre había estado ocultando sus verdaderos sentimientos, y ahora que era un momento para demostrarlos, para darlos a conocer completamente, sus manos temblaban y el quedaba helado, sin saber que hacer... Se sentía el idiota más grande.

-¿Qué sucede?-Preguntó el rubio en un tono un tanto indescifrable, era típico él saber como sobre llevar una situación, aunque en esta no se sentía completamente correcto como siempre... era como cierta confusión, como si ansiara de alguna manera continuar-¿Acaso no me querías?-El moreno continuó un tanto atónito, molesto por la forma en que le hablaba, se sentía jugado. Ambos estaban en una confusión de emociones, donde cambiaban a cada segundo, era todo un juego en sus adentros pero para sus cuerpos y mentes era algo tormentoso, algo que les jodía.

-¿Esto es acaso un juego, Oz?-Se atrevió a soltar parte de sus pensamientos, retador y temeroso.

-No sé lo que quieras decir con juego-Recalcó muy bien la ultima palabra, acercándose más al otro al punto de haberlo dejado acorralado contra la mesa, sin salida, y luego fue adentrando su pierna entre las del otro, esto lo hizo erizar un tanto, solo le estaba provocando vilmente. El muchacho de largos cabellos iba a retarle, pero en cuanto abrió la boca, fue besado... de una manera ciertamente exquisita, no pudo no corresponder, uniendo sus bocas en el acto, una pequeña batalla se desataba en sus bocas, uno jugando en contra la lengua del otro.

Las mejillas de ambos comenzaban a colorarse lentamente, la unión que tenían se separaba levemente, sin dejar de batallar y volvían a aquel deseoso beso, una pequeña hilera de saliva comenzaba a deslizarse de los labios de Oz, pero aquel liquido no era simplemente perteneciente a él, por supuesto. Tuvieron que separarse por la falta de aire, otra hilera más gruesa se había formado desde la boca de uno hasta la del otro, esta misma se deshizo al poco tiempo.

El rubio toco la entrepierna del moreno con gran descaro, haciendo que el otro soltara un ronco gemido ante la sensación. Sonreía satisfecho ante el bulto que ya se había formado en aquella zona, todo iba marchando correctamente en lo que cabe y continuó acariciando, apretando con suavidad entre sus manos.

-Nunca... creí esto de ti, Oz-Dijo entre dientes, tratando de evitar dejar salir alguna especie de sonido vergonzoso, pero parecía algo imposible, le estaba manipulando el maldito diablo con cara de ángel. Oz sonrió con gran picardía en su mirar, su sonrisa maliciosa terminaba de adornar su aniñado rostro.

-Pues que mal...-Masculló dándole un ultimo apretón a la excitación del otro, haciendo que diera un fuerte gruñido. Sonreía divertido de solo escucharlo... Un momento, acaso él... ¿Estaba disfrutando de hacer esto?

Leo frunció el ceño, entonces subió su mano hasta el mentón del menor y lo haló hacia sí para darle de nuevo un profundo beso, lamiendo su paladar extasiado. Poco a poco sintió como el joven lo orillaba cada vez más contra la mesa y con cierto, pero falso, enojo, lo fue empujando aún más fuerte para que cayera lentamente al suelo, sin dejar de besarle. El rubio solo cedió sin problemas ante eso, quedando recostado sobre el frió suelo mientras paseaba sus manos por el pecho de su acompañante y luego pasarlas por sus costados para rodearlo.

El beso volvió a ser desecho, Leo bajo hasta el cuello del otro, dejando algunos besos, en algunos se tomaba su tiempo, degustando la piel del menor y dejando una pequeña marca sobre este, dio una sutil lamida que hizo jadear al menor levemente. Fue divertido, continuó lamiendo hasta subir lentamente hasta su lóbulo, el cual mordió con suavidad.

-Leo-Dijo su nombre sin quererlo, a lo que frunció un poco el ceño sonrojado, había sido patético para él haber echo eso, lo único y primero que se pasó por su mente fue lo que hizo, derribar al joven para quedar ahora él encima de este.

-Esto no queda así-Dijo amenazante, se había sentado, no en el abdomen, si no, en la entrepierna del muchacho, sobre aquel bulto, mientras le acariciaba el pecho para subir hasta los botones de su camisa, los cuales desprendió al instante, dejandole al descubierto. Después de eso, necio, comenzó a moverse lentamente mientras continuaba sentado en el otro, haciéndolo jadear pesadamente.-¿Qué pasa?-Le preguntó con esa misma sonrisa de malicia.

-Oz-Jadeó su nombre y trató de subir sus manos para hacer algo en contra del muchacho, pero no pudo ya que fue sujeto por las muñecas, las cuales fueron acorraladas contra el suelo.

-Oh, no-Sonrió retador, sujetando ambas muñecas del otro con una mano sobre la cabeza del mismo-, no te dejare...-Susurró paseando su mano donde había estado un bien amarrado listón en su cuello. Lo tomó y con este amarro fuertemente las muñecas de Leo, así arrebatando la poca libertad que se creía tener.

Ya teniéndolo como él quería, se quito de encima para así despojaro de sus pantalones negros junto con sus ropas interiores que llevaba puestas, las tiro sin dudarlo y lo primero que hizo fue llevar su mano hasta el miembro del moreno, acariciándolo despacio con la palma de su mano, de arriba a abajo lentamente, esto hacia que diera roncos gemidos ante la caricia.

Entrecerró los ojos mientras escuchaba aquellos gemidos que le hacían sentir extasiado, con ganas de hacerle de todo solo con la finalidad de continuar escuchando más de eso.

Leo jadeaba incontrolable, sus mejillas estaban bien teñidas de rojo y el calor de su cuerpo comenzaba a aumentar, casi gritó cuando su miembro fue rodeado completamente y estrujado con suavidad con los mismos repetidos movimientos. Gimió el nombre de la persona que le causaba tales sensaciones incontrolables.-¡Oz!.

-Dime, Leo-Se atrevió a hablar, en ese tono tan seductor que aveces llegaba a tener, simplemente para molestarlo y luego paro de hacer aquella acción tan provocadora.

-¿Por que paraste?-Inquirió con cierto malhumor, entonces fue obligado a cambiar de posición, quedando en cuatro. Abrió los ojos de par en par aunque no se notase gracias a sus ópticos, estaba exaltado por la manera tan vergonzosa en la que se encontraba ahora, hizo un gesto de nerviosismo... Un largo gemido escapo de sus labios al sentir como algo comenzaba a introducirse en él, era un dedo del menor, que se movía lentamente en su interior haciéndolo casi gritar.

-No tan alto, nos escucharan-Se burló un poco para luego introducir otro dedo y moverlos de la misma manera.

El moreno apretaba fuertemente sus puños mientras jadeaba, era ciertamente doloroso aquello, pero tenía que soportarlo a toda costa. Aquellos pares desaparecieron, entonces se relajó un poco, sin embargo su paz no duro demasiado ya que volvió a tensarse a sentir algo húmedo en la misma zona que ya había sido afectada.

-¡Ahí no!-Exclamó avergonzado-¡No!-Jadeaba pero era ignorado, el joven continuaba con lo suyo, lamiendo despacio, una y otra vez. Para aumentar el éxtasis, llevó una de sus manos al miembro del otro, volviendo a hacer las acciones anteriores, pero ahora presionando un poco más.

Su respiración era sumamente agitada y entre cortada, eso significaba que el rubio estaba haciendo muy bien su trabajo. Este mismo pudo notar cómo estaba llegando a su fin, sin embargo paro en el momento en el que todo se iba a venir abajo.

-Eres tan injusto-Fingió tristeza el joven-, solo tú estas disfrutando...-Prosiguió, poniéndose de pie para así rodear a Leo y luego quedarse frente a él, este lo miro entre jadeo y jadeo, notando como iba bajando de a poco sus prendas inferiores, dejando al descubierto su entrepierna.-Me toca divertirme, sabes a lo que me refiero-Sonrió.

El mayor entendió bien, entonces intento ponerse de rodillas, lograndolo y se acerco al chico, al principio con cierta pena pero con ansias comenzó a lamer lo que era la punta, haciendo círculos con su lengua a lo que el menor se sonrojaba y jadeaba levemente, encantado por las acciones. Fue atrapado completamente cuando Leo lo metió todo a su boca, moviendo de atrás hacia adelante repetidas veces, apretando suavemente con sus labios.

-Tómalo con más calma-Jadeó Oz con una pequeña sonrisa mientras posaba su mano sobre la cabeza del otro, tirando suavemente de sus negros cabellos y al mismo tiempo ayudandole a que hiciera más rápido sus actos y entonces tiró aún más fuerte de su cabello, haciendo que le soltara.-Así esta bien-Sonrió satisfecho y empujo nuevamente a Leo, para que quedara acostado con las manos a la espalda por la atadura que aún persistía. Poco a poco fue acomodándose entre las piernas del moreno.-¿Listo?-Consultó, igual era su primera vez, pero no había como dar vuelta atrás, la situación estaba demasiado avanzada.

-Hazlo de una vez-No pidió, exigió. A lo que el rubio obedeció y fue introduciéndose lentamente en el otro, no pudo evitar soltar un gemido ante la sensación, estaba sumamente apretado; el otro lloriqueaba un tanto del dolor, cuando estuvo dentro por fin, se quedo así un pequeño lapso de tiempo, esperando a que el dolor cesara, no dijo nada.-Continua...

Oz asintió y comenzó a moverse, mordiendo su labio inferior para no gemir mientras escuchaba al otro hacerlo una y otra vez cada que le embestía, entraba a fondo y salía, así repetidas veces haciéndolo temblar del puro y doloroso placer que le causaba el rubio. Tomó una de las piernas de leo y la levantó un poco mientras se apegaba más a este, moviéndose de maneras un tanto diferentes, en busca de su punto.

Un cruel gemido delató donde se encontraba este, el Bezarius sonrió satisfecho y fue embistiéndolo con más fuerza y rapidez mientras volvía a llevar su mano al miembro del mayor, presionándolo, acariciándolo, manoseándolo sin una gota de pudor hasta que después de un largo gemido Leo comenzó a soltar su esencia, manchando su propio vientre ante esto y miro avergonzado al chico, el cual solo sonrió jadeante.

-Yo aún no termino...-Dijo malicioso, haciendo que el otro se posicionara en cuatro, entonces tomándolo de la atadura de sus muñecas, tiró fuertemente para hacerlo retroceder, lo embistió repetidas veces de una manera tremendamente fuerte, haciéndolo gritar, su cuerpo temblaba, si no fuera por la forma en que el rubio lo sujetaba, ya estaría completamente rendido al piso. Ninguno paraba de jadear, la temperatura de sus cuerpos era ardiente, cada roce, cada toque, su piel era sensible a todo en este momento. Oz soltó un leve gruñido y se derramo dentro de Leo, para soltarlo por fin y dejarlo recostado en el suelo y así salir finalmente de él. Desató sus muñecas y entonces acomodó sus prendas.

-Vístete, seguro los de Pandora entraran pronto-Susurró Oz mientras le acariciaba su cabello al moreno y luego se levantaba, dirigiéndose a la puerta.

No quería creer lo que acababa de hacer, pero lo echo, echo estaba.

Simplemente salió en silencio del lugar, cerrando la puerta atrás de sí.


No puedo creer que lo haya escrito... pero bueno ¡Espero les haya gustado a todos!

¡Gracias por leer!

¿Review? :3