Boku no Hero Academia y todos sus personajes pertenecen a Kōhei Horikoshi, yo solo los utilizo con ánimo de entretención.

[Notas al final]

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Conciliador de Sueños

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PARTE I.

Reminiscencia del pasado

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Al alzar la vista, Midoriya podía vislumbrar el clima soleado y el cielo con suaves nubes avanzando con lentitud. Más abajo y como una mala analogía, sus piernas no daban abasto para alcanzar el ritmo de avance de los otros chicos. Aun así, Midoriya no sentía calor, ni tampoco estaba cansado, a pesar de todo el tiempo que había estado corriendo. De hecho, se sentía con más energía que nunca y estaba más que seguro de poder alcanzar a Kacchan en esta oportunidad.

Kacchan, el de cinco años, corría frente al grupo habitual de amigos del barrio y avanzaban entre un pequeño conjunto de árboles que se alzaba junto al parque. Su amigo dirigía la tropa con entusiasmo y sin importarle que algún animal se apareciera; no temía caer tropezando con alguna rama, y estaba aún menos asustado por no conocer el área. Kacchan tenía mucha confianza en sí mismo, reconoció Midoriya, y esa era una cualidad por la que él lo admiraba. No importaba que aventura emprendieran, siempre era Kacchan el que tomaba la delantera.

De vez en cuando, se atrevían a competir por quien atrapaba el bicho más extraño. O el más grande. No era ninguna sorpresa para Midoriya verse a sí mismo tan nervioso que dejaba escapar a los insectos cada vez más rápido de entre sus dedos.

—¡Lo dejaste escapar de nuevo! —Oyó que le decía Kacchan desde su lado izquierdo. Estaba de pie, a diferencia de sí mismo, quien se encontraba acuclillado en el piso con las manos extendidas tras haber dejado ir otro escarabajo.

—¡N-no pude evitarlo, Kacchan!

Entonces, el otro niño le sonrió altivo, como tantas otras veces lo había hecho y dijo:

—¡Claro que no pudiste! ¡Eres un Deku!

Entre las risas de los demás, Midoriya se encontró exigiendo que no lo llamaran de aquella forma. Sabía que 'Deku' era otra forma de leer su nombre, pero no le gustaba que lo usaran para molestarlo. Para su suerte, no se mantuvieron mucho tiempo en el mismo lugar, y cuando algo más acaparó la atención de Kacchan retomaron la marcha.

Estuvieron mucho tiempo dando vueltas, e incluso, intentaron escalar un árbol medianamente prometedor para sus bajas estaturas, pero sin lograrlo. Su mente infantil no podía calcular con claridad cuanto tiempo había pasado desde el inicio de su caminata, sin embargo, pensó que estaría cerca la hora de comer pues se llevó una mano al estómago.

Tan distraído estaba con ello, que se sobresaltó al escuchar a Kacchan gritar repentinamente sobre las otras voces.

—¡El que cruce más rápido el río, gana!

Sin pensárselo demasiado, corrió en dirección al tronco que servía de puente sobre el pequeño riachuelo.

Emocionado, se percató de que solo Kacchan y otro de los chicos avanzaban frente a él. No supo de qué forma había podido llegar hasta allí tan rápido, pero se permitió disfrutarlo.

A cada paso que daba, más rápido latía su corazón y más grande era su sonrisa. Si al menos pudiese superar al otro chico...pero fue en un pequeño instante, menos de un segundo, en que su sonrisa se desdibujó para dar paso al pánico.

A solo unos pasos, Kacchan, quien ya iba por más de la mitad del tronco, resbaló en uno de sus pasos y su cuerpo se tambaleó hasta comenzar a caer al agua. Preso en el terror de que pudiera pasarle algo, Midoriya se sintió dar un paso especialmente fuerte sobre el suelo y con ese impulso, se abalanzó de forma increíble por los aires hasta tomar el brazo de Kacchan para que cayeran juntos en un sitio menos profundo.

Pero una cosa era pensar en lograrlo y otra hacerlo realidad.

Cayeron juntos, sí, pero de una forma desgarbada y dando un montón de vueltas hasta llegar a la otra orilla. Quedaron tumbados lado a lado contra el suelo de tierra húmeda, evidentemente adoloridos y emitiendo un par de sonidos quejumbrosos. Podía notar que su pecho subía y bajaba con rapidez, y sin quererlo realmente, vio como Kacchan miraba atento a uno de sus brazos mientras se levantaba del suelo.

Lucía sorprendido.

Siguiendo esa misma dirección, Midoriya por fin notó unas chispas restantes de luz en su brazo como indicativo del uso reciente de su...de su ¿particularidad?

Sus ojos se abrieron desmesurados.

¿Qué estaba sucediendo?

Kacchan seguía mirándolo con sus ojos rojizos, directamente al rostro y con incredulidad.

—Deku. Tú... ¿Tienes una...?

—Y-Yo...yo no...

Los dos miraron hacia el tronco, que se veía a bastante altura considerando la edad que tenían. Luego se miraron entre ellos otra vez, con algún tipo de conexión demasiado nueva para ambos, y se olvidaron por completo del dolor sordo que mantenían en sus cuerpos.

Solo entonces, la emoción se reflejó en sus ojos.

Midoriya sabía que sus ojos ardían profundamente ahora, y se humedecieron con fuerza cuando notó que Kacchan le sonreía. 'De verdad está sonriéndome', se dijo. Y esta vez, Kacchan lo hacía con algo similar al orgullo.

Parecía orgulloso, orgulloso de él.

Midoriya seguramente daba una imagen lamentable en ese momento. Podía percibir las lágrimas fluyendo libremente sobre su rostro, aunque también podía asegurar que estaba sonriendo al mismo tiempo. De la misma forma en que lo hacía Kacchan.

—¡Ya era hora, Deku!

—¡No me llames Deku, Kacchan!

El chico rubio logró agrandar su sonrisa todavía más.

—¡Pero ni siquiera pudiste salvarme de que me mojara! —Dijo, luego soltó una carcajada— Y estoy cubierto de barro asqueroso, Deku.

Aun así, no dejaba de sonreírle con ironía.

—¡Pero llegué hasta ti, Kacchan! ¡Y no estás herido! Eso es lo que cuenta... —Se escuchó a si mismo decir, enfurruñado.

Kacchan le tendió la mano, estando ya de pie.

—Ven. Vamos a decírselo a tu mamá.

Se miró a si mismo tomar la mano ofrecida sin titubear, pero al tratar de levantarse, notó que tenía el tobillo y el pie derecho demasiado adoloridos. Más que el resto de su cuerpo, al menos.

—Ouch...

Kacchan se giró levemente para mirar su pie. Después bufó con diversión.

—Parece que sigo siendo más fuerte que tú, Deku.

Midoriya comenzó a refutar otra vez.

Mientras avanzaban hacia el parque para después poder volver a casa, fue consciente de que, a pesar de estar cojeando, el dolor no llegaba hasta el interior de su pie. Y que no sentía calor, ni siquiera después de haber corrido tanto. Tampoco podía sentir el aire fresco contra su ropa mojada, ni el tacto de Kacchan en su brazo mientras lo sostenía para avanzar.

Los demás chicos habían desaparecido del mapa, notó de repente, y todo a su alrededor comenzaba a desvanecerse. Su boca se movía por si sola para contestarle a su amigo sin necesidad de su propia voluntad, y a su lado, Kacchan parecía emocionado por un desafío, incluso más ansioso que él mismo, por lo que acababan de descubrir. Sin embargo, más pronto de lo que esperaba, la imagen sonriente y brillante de su amigo de la infancia comenzó a desvanecerse también.

Un instante más tarde, todo había desaparecido entre la oscuridad.

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...

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Midoriya despertó agitado.

Entrecerró sus ojos rápidamente ante el molesto rayo de luz que le daba justo en la cara. Se giró en la cama y le dio la vista a la pared, como si la clara superficie fuese lo más interesante del universo. Sin embargo, por dentro estaba más que conmocionado. ¿Qué había sido todo eso? Apretó ambas manos en puños ante lo absurdo del contenido de sus sueños. Leves destellos de esa extraña conmoción todavía fluían en su interior.

¿Acaso era una especie de fantasía nostálgica donde él tenía una particularidad y Kacchan lo aceptaba? ¿O un loco lapsus inconsciente producto de las pocas interacciones entre ellos? Realmente, dudaba mucho que de eso se tratara, ya que simples saludos educados de vez en cuando no podían considerarse como un gran acercamiento entre dos personas.

No se reconstruía una relación de amistad rota a base de saludos, Midoriya estaba seguro. Y en primer lugar, ¿él quería reconstruir eso tanto como para llegar a soñar con ello?

—¿...por qué?

Inquieto, Midoriya se removió hasta girarse sobre la cama y quedó recostado sobre su espalda. Cerró los ojos, ignorando una pequeña vocecita que había aparecido en su conciencia junto a una pequeña presión al inspirar.

Había sido solo un sueño después de todo.

Suspiró resignado poco después y se atrevió a mirar la hora. Eran las siete pasadas de la mañana. No estaba tan mal, pensó, para un día martes. Se levantó tras un pequeño impulso, tomó sus cosas y se dirigió a los baños. Se duchó con rapidez, se vistió y arregló, tomó su recargada mochila y bajó hasta la cocina. Todos ya estaban en el primer piso, dispersos entre los asientos junto al televisor de la sala y el comedor. Les dio un saludo en voz alta. La mayoría respondió.

Frente a la barra de la cocina había solo una persona. Era Kacchan, terminado de tomar su... ¿café? No podía estar seguro. Mientras se preparaba su propio desayuno, se preguntó por qué Kacchan podría estar desayunando tan tarde, cuando lo normal era que se despertara y levantara mucho más temprano que los demás. Intentó darle un vistazo a su taza nuevamente, para confirmar lo del café, pero Kacchan se había empinado la taza para terminar su contenido. Se levantó al instante siguiente y comenzó a lavarla a unos cuantos pasos más allá de donde Midoriya se encontraba.

Estaba atento al gesto concentrado de su rostro, cuando los ojos rojizos de Kacchan se enfocaron en los suyos.

—¿Qué? —Prácticamente gruñó el otro.

—Nada...N-No es nada, Kacchan.

¿Cuánto tiempo llevaba mirándolo?

Entre su estado de nerviosismo, Midoriya alcanzó a notar lo diferente que era su mirada en ese momento, de cómo había lucido casi al final de su sueño, lleno de diversión y hasta orgulloso de él. Pestañeó rápidamente entonces. ¿Por qué se empeñaría en notar las diferencias ahora, de todos los momentos?

Ajeno a sus pensamientos, Kacchan entrecerró los ojos, como si estuviera evaluándolo. Después abrió la boca, como si quisiera decirle algo, pero ninguna palabra salió de entre sus labios. Un momento después, chasqueó la lengua como única reacción hacia sus palabras y se alejó del lugar.

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Midoriya intentó alejar los recuerdos del sueño mientras pasaban las horas, pero no fue capaz de lograrlo. Al menos, no por completo. Terminó por convencerse de que ver la espalda de Kacchan durante todo el periodo de clases no ayudaba nada con esta tarea, y esperaba que al llegar las clases prácticas se sintiera capaz de dejar todo eso de lado para prestar mayor atención en lo verdaderamente importante.

Tampoco pudo hacerlo.

Fue capaz de concentrarse durante pocos minutos, después, su cabeza se convirtió en un caos absoluto cada vez que Kacchan abría la boca. Ya fuera para reclamar por algo -o a alguien-, o cuando se felicitaba a si mismo por algún logro.

Por suerte para él, Kacchan no decía cosas tan a menudo.

Horas más tarde, estaba de pie a mitad del primer piso de los dormitorios, distraído. Intentó dar con la figura de Kacchan en algún sitio, pero al parecer ya se había retirado a su propio cuarto. Bien, aquel detalle era lo único que podía considerarse 'normal' para él durante todo el día. Kacchan no acostumbraba a quedarse demasiado tiempo para socializar con los demás.

La fuerza de un bostezo reclamó su atención entonces.

—¿Ya te vas a dormir, Deku-kun?

Uraraka se acercó a él después de que se hubiera tomado un gran vaso de leche tibia. Midoriya esperaba que sirviera como calmante y le ayudara a dormir. No quería repetir su falta de concentración a lo largo de la próxima jornada y mucho menos, debido a una distracción tan innecesaria como un simple sueño sobre el pasado.

Aprender lo más que podía debía ser su más importante objetivo en esos momentos.

—Sí—. Respondió finalmente, con una sonrisa cansada—. Buenas noches, Uraraka.-san.

—...Buenas noches.

De reojo pudo ver que ella e Iida se reunían a mitad de camino de regreso a la sala e intercambiaban algunas palabras. Sin prestarles demasiada atención, Midoriya siguió con su camino y subió hasta su habitación. En breve, estuvo listo para dormir, dejando ahora sí la alarma correctamente programada.

Pasaron más de dos horas antes de que lograra conciliar el sueño.

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Kacchan mantenía el paso junto a él.

Estaba nublado y ambos llevaban el clásico uniforme escolar negro que utilizaban años atrás. Caminaban lado a lado, y por lo que podía reconocer a su alrededor, iban de regreso a casa. Midoriya miró a su compañero con detenimiento durante unos cuantos segundos. Kacchan, con la vista al frente, permanecía en silencio.

—¿Todavía estás enfadado por eso? —Se oyó decir, sin habérselo propuesto realmente. Midoriya ignoró su molestia latente ante eso y se escuchó agregar:—Sabes que iré a U.A, aunque me digas que no lo haga.

Kacchan interrumpió brevemente su paso, antes de continuar la marcha.

—No puedes ir.

La voz grave de su amigo de la infancia resonó con fuerza en el entorno silencioso. Todavía no lo miraba, pero Midoriya pudo adivinar que Kacchan estaba enfadado. 'Aunque eso es algo natural para él', racionalizó.

Se sintió suspirar.

—¿Sabes? Yo debería estar enfadado contigo por haber hecho explotar mi cuaderno—. Reclamó—. Fuiste injusto y lo sabes.

Solo entonces, Midoriya entendió que era por su libreta con anotaciones sobre héroes que estaban discutiendo. A su lado, Kacchan chasqueó la lengua, movió un poco la cabeza como si intentara despejarla con esa pequeña acción y lo miró. Ante su ceño fruncido, Midoriya solo pudo anticipar una explosión de ira de su parte debido al reclamo, o cualquier otra acción, pero nada como las palabras que recibió a cambio:

—Yo...Lo siento, mierda.

Podía jurar que, por un momento, se quedó sin aliento. ¡No podía creer que Kacchan se hubiera disculpado así, y con él! Había sido una gran sorpresa escucharlo decir algo de esa naturaleza. Y Kacchan…Kacchan había sonado tan sincero a pesar de su enfado todavía latente. No obstante, a diferencia de su shock interno, los gestos de Midoriya indicaban la formación de una sonrisa resignada, como si estuviera acostumbrado a este trato.

Era increíble.

Kacchan desvió su mirada apenas lo vio sonreír.

Si no se hubiese tratado de algo altamente improbable, Midoriya habría jurado que estaba avergonzado.

—No puedo creer que por fin hayas cedido... —Dijo Midoriya, esta vez, con voz conciliadora. Ambos seguían caminando—. Me siento afortunado, al ser capaz de escuchar eso provenir de ti otra vez…

Kacchan bufó.

—Maldición Deku, lo dices como si yo fuera...

—¿Qué? ¿Demasiado orgulloso? —Dijo con diversión e ironía. Kacchan gruñó—. Porque lo eres. Pero sé lo importante y difícil que es para ti pedir disculpas, Kacchan... Gracias.

—¡...No agradezcas por algo como esto!

—¡Ya lo hice! —Dijo Midoriya, como si necesitara aclarar ese punto. Después, ambos dieron la vuelta en una esquina. Estaban cada vez más cerca de casa—. Aun así, creo que pasaste un límite esta vez. Es una suerte que no se dañara el contenido del cuaderno, aunque...fue mejor eso a que me pidieras que me tirara de la azotea o algo por el estilo, ¡ya sabes!, podría morir si lo hiciera, Kacchan.

—¿Qué?—Kacchan se detuvo de forma abrupta antes de hablar—. ¡Yo no...! Y-Yo no te... Yo-o...demonios, ¡maldición!

Su rostro tenía dibujada una expresión frustrada, pero…como si estuviera solo dirigido hacía sí mismo en vez de a otra persona.

Fue algo realmente impactante, incluso más allá de su propio trato del tema -¡lo dijo cómo si fuera una maldita broma!-. Pero…ver a Kacchan tan perturbado por ese detalle de su pasado se sentía extrañamente mal. Sus manos se contraían y su labio inferior temblaba levemente mientras intentaba terminar la frase sin tener éxito por más que lo intentara. Y Kacchan de verdad estaba intentando arreglar eso, de alguna forma, entre todos esos balbuceos e insultos sin sentido.

Algo punzó en su pecho al mirarlo tan contrariado. No le agradaba para nada ver a Kacchan así, tan vulnerable y perdido, pero no entendía que diablos hacía su mente recordándole lo que había sido su pasado, en una imagen de lo que pudo haber sido si Kacchan se arrepintiera de algo que había dicho en su contra.

¡Él no había pedido nada de eso!

Estaba empezando a sentirse incómodo, incluso un poco triste, recordando el verdadero día en que Kacchan explotó su cuaderno de notas y le aconsejó lanzarse desde la azotea. ¡Y él no quería sentirse de esa manera! Esta amenaza no había tenido gran fundamento para él en ese momento. Después de todo, haría lo que fuera por convertirse en un héroe, incluso ignorar ese tipo de palabras. Ahora, sin embargo, al mirar a Kacchan tan sumergido en sus pensamientos, claramente aturdido y... sintiéndose culpable, no sabía cómo sentirse en realidad.

¿Qué necesidad tenía su cerebro de mostrarle a un Bakugou arrepentido por lo que había dicho hace más de un año?

¿Algo que ni siquiera él mismo se preocupaba por recordar?

Estaba preguntándose aquello, cuando se encontró de forma abrupta caminando nuevamente a casa. Observó a su alrededor con recelo, antes de convencerse de que, efectivamente, habían regresado un poco en el tiempo.

¿Cómo habían retrocedido...?

—Aun así, creo que pasaste un límite esta vez—. Se volvió a oír—. Es una suerte que no se dañara el contenido del cuaderno... —Era claramente una repetición. Al parecer, a su cerebro no le había gustado para nada como se habían desarrollado las cosas antes. Gracias al cielo…Seguido, se alegró de que lo dicho a continuación se desarrollara de forma diferente—... ¿Tanto así quieres que vaya a otra escuela, Kacchan?

Comenzaba a preguntarse cuán inteligente era él en sus sueños. Él ya sabía la razón de Kacchan para querer que él fuese a una escuela común...'y también con qué fuerza', pensó con amargura.

—Todavía no lo entiendes, Deku—. Kacchan dijo, con una leve inflexión en la voz—. Puede pasarte cualquier maldita cosa si te presentas al examen práctico sin una jodida particularidad. Ya te lo dije... No pienso recogerte otra vez si vuelven a hacerte pedazos ¿de verdad lo entiendes?

'Acaso...¿eso fue preocupación?' Se dijo Midoriya, una mezcla de sorpresa e incredulidad. Se habría pellizcado para asegurarse de que todo eso era real.

Obviamente no podía.

—Yo nunca te pedí que lo hicieras—. Midoriya se detuvo entonces y el otro lo imitó. Se miraban cara a cara—. Kacchan… —.Continuó, casi como una súplica—. Si no voy a U.A., iré a cualquier otra academia que forme Héroes.

—…Ya lo sé, maldición.

—Solo confía un poco en mí, ¿puedes? —Dijo, y le siguió un silencio tenso.

Midoriya, en su conciencia omnipresente, se encontró más ansioso de lo que creía posible ante la posible respuesta de Kacchan. Los ojos de este, profundamente rojos, se habían obscurecido frente a él por un momento en concentración. Como si estuviera evaluando seriamente su petición. No pasó mucho, sin embargo, antes de verlo adelantarse unos cuantos pasos y continuar con su camino. Parecía tan resignado cuando finalmente gritó:

— ¡Esta bien! ¡Haz lo que te dé la puta gana!

Y fue justo en ese pequeño instante, en que Midoriya podría jurar que una espina dolorosa que no sabía que tenía clavada se liberaba por fin, después de mucho, muchísimo tiempo. Sin embargo, supo que algo mucho más desgarrador estaba creciendo en su lugar ahora. ¿Por qué su mente jugaba así con él? Mostrándole las posibilidades absurdas acerca de su relación con Kacchan…

En el exterior, no obstante, Midoriya simplemente sonrió y alcanzó a su amigo para decirle algo que él jamás tuvo o tendría oportunidad de decir en la realidad.

—¡Gracias, Kacchan!

—¡Pero si después vuelves hecho polvo y pidiendo mi puto consuelo, te mandaré al demonio! —Enfatizó, mirándolo duramente—. Ya sabes lo que tienes que hacer.

Midoriya lo sabía tan bien. Una extraña presión se acumuló en su garganta y un ardor furioso se asomaba detrás de sus ojos. Porque Kacchan no lo estaba desalentando, no, en absoluto.

Más bien, era todo lo contrario.

'Kacchan está animándome...'

Agradeció que su angustia fuese solo interna, y que sus palabras, totalmente ajenas a sus emociones, no temblaran ni una sola vez. Después de todo, por más agradecido que estuviera con él, este no era su verdadero Kacchan. Probablemente jamás lo sería. Y solo este detalle, tan verídico como el hecho de que todo eso solo estaba sucediendo en su cabeza, dolía más de lo que alguna vez creyó que podría hacer.

Continuará…

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N/A: ¡Hola tú, que has llegado hasta aquí! ¡Muchas gracias por entrar y leer, espero que te haya gustado!

Sinceramente, dudaba sobre subir o no esta historia. En principio, esto fue planificado para ser un One-Shot de un máximo de 5 mil palabras, pero terminó alargándose mucho más de lo esperado. Por eso, decidí dividirlo en varios capítulos en vez de subir todo de un tirón (hasta ahora, hay 5 capítulos listos), y ver cómo es recibido.

A quien le interese ver como continúa, planeo subir los capítulos cada tres días…así que, se subiría el próximo día viernes (haré todo lo posible por que sea más temprano que este cap).

Hasta entonces~