"Yo siempre estaré contigo. Nunca me apartaré de tu lado. Por siempre atado a ti, No solo es un simple contrato"

Sebastian se miró en el espejo recubierto de oro y plata de el salón. Sus frios ojos resplandecían a la luz de la velas. Su reluciente cabello negro explotaba en mil oscuridades en la blanca noche. Su palida piel brillaba como si de una perla se tratara.

El Bocchan se encotraba en su habitación profundamente dormido,él ignoraba todo.

Con aquella petición de encuentro que le hizo aquel Molesto Shinigami se había puesto nervioso. Intentaba pensar que solo sería otra treta de él para consumar su sentimiento no correspondido, pero algo le decía que esto era algo más serio.

Sebastian suspiró.

-Esta noche será complicada- Pensó con un tono de frialdad

Sebastian decidió bañarse antes de acudir al encuentro pactado por Grell. En la lujosa ducha que el tenía a disposicion lucían una serie de jabones y aromas deliciosos.

Sebastian se quitó el uniforme de forma rápida y precisa.

Y como si de una casualidad se tratara, Observó su escultural cuerpo desnudo en el espejo que se encontraba al lado de la puerta. Su pecho palido era perfecto, sus firmes piernas eran largas y precisas. Admiro los rasgos finos de su rostro. Que poderosa forma humana, imponente... Pero solo una mascara que escondía su verdadero aspecto demoníaco. Casi sin pensarlo, sujetó el prominente miembro que colgaba entre sus piernas... Una de sus armas de placer personal que no tenía limites ni restricciones.

Su ducha fué intensa, Sebastian quería limpiar toda la suciedad fisica de el mundo humano.

Desnudo con una toalla atada a la cadera, paseó por los pasillos hasta llegar a su habitación y buscar un traje nuevo. Cuándo lo encontró se lo puso rapidamente y bajó las escaleras de un solo salto. La puerta no hizo ningun sonido al cerrarse.

Debía encontrarse con Grell en El Bosque sombrío, este se encontra a unos pocos kilometros de la mansión Phatomohive.

Cuando llegó, el Shinigami lo estaba esperando apoyado contra un árbol y una sonrisa perversa se dibujó en sus labios. Sus filosos dientes resplandecieron en la oscuridad.

Sebastian nunca había visto ese tipo de sonrisa en el rostro de el torpe Shinigami, Aunque sabía a la perfeccion lo que indicaba...

Sebastian, estas en problemas