Ha pasado más de una semana desde la última batalla entre Blue y Genevil. El doctor y Ashley se encuentran en la sala de despegue de la base. Una nave de transporte está lista para partir. La sala de despegue es una enorme habitación circular completamente despejada, numerosas salidas alrededor para diferentes tipos de vehículos. El techo se abre, una barrera de energía artificial evita que el agua entre.

—¿Segura que llevas todo?

—Sí, Señor. Los robots subieron todas mis cosas a la nave. Espero que no les molesté que me quede unos días extra, los haré extrañarme todo lo posible.

—Tómate tu tiempo, y no olvides decirle a…

—¿A dónde crees que vas, renacuajo?

—¡Rebeca! —gritó emocionada la conejita, al ver por fin a su prima de pie. Sin pensarlo dos veces, corre a abrazarla.

—¡Ey! Vaya, eso me hubiera dolido hace un par de días —dijo luego de un par de risas.

—Te ves como nueva, todos deberíamos probar esta mejora, ¿no cree, doctor?

—No sabes cómo me gustaría hacerlo, pero hacer esa operación implica un gran riesgo, planeaba usarlo en mí mismo una vez que me asegurara de que fuera completamente seguro, fue una medida de último recurso. Rebeca, espero puedas perdonarme.

—¿Al contrario, Señor? El riesgo valió la pena, con este cuerpo podré devolver a esos niños todo lo que nos han hecho y más. Yo debería agradecerle.

—¿Lo ve? Es seguro.

—Rebeca pudo sobrevivir a la operación por suerte. Necesito mucho tiempo para perfeccionarlo. Además, aunque quisiera hacerlo de nuevo ahora, me tomó años recolectar los materiales y prepararlos, y aunque podría conseguirlos en menos tiempo ahora, tenemos cosas más importantes a corto plazo que debemos atender.

—Ash —se quejó la coneja.

—Bien, no perdamos más tiempo. Debes irte, Ashley.

—De acuerdo. No hagan nada divertido sin mí.

Luego de despedirse, la coneja da un gran salto y aterriza sobre la nave para entrar en la cabina. Rápidamente se eleva y atraviesa el escudo, saliendo de la base y en poco tiempo del océano, perdiéndose en el cielo.

—Bien, tenemos cosas que preparar. Rebeca, será mejor que entrenes un poco y te acostumbres a…

—Señor —interrumpió—, alguien entró a la base, tenemos un intruso.

—¿De qué hablas? Eso es imposible, además, ya habrían sonado las alarmas.

—Escuché las compuertas de la entrada abrirse, hay… una nave, alguien baja.

—Ya veo, tus sentidos mejoraron también. Interesante.

—Señor, ¿debería…?

—No, Tankdo al fin descubrió que puede llamar a una nave con su teléfono.

La puerta del comedor se abre con una fuerza estremecedora. Marshall entra gritando el nombre de Genevil con rabia hasta que finalmente es recibido.

—Mas vale que tengas una razón para haber llegado sin avisar haciendo un escándalo.

—Ya deberías saber por qué estoy aquí, Albert.

—Te dirigirás al señor con más respeto, lobo.

—¡Tú no te atrevas a hablarme! —gritó, encendiendo involuntariamente sus manos. Genevil hace un gesto con su mano para calmar a ambos.

—Dime qué es lo que quieres, Tankdo.

—Ella. Tu espía dejó grave herido a Kira, ¡casi pierde la vida!

—Varias agentes casi pierden la vida en esa pelea, y espero que hayan recibido el mensaje. ¿Por qué te importa tanto? ¿Qué es ese tal Kira? ¿Se trata de tu mejor amigo, o algo así?

Aún con la mirada llena de furia, el lobo guarda silencio por un momento, para luego responder:

—Si te atreves a hacerle daño a mi familia y amigos, te juro que…

—¿Qué harás? ¿Vendrás a atacarme a mi propia base? —un grupo de robots se acercaban, rodeándolos mientras Genevil hablaba—. No tienen ninguna pista del lugar donde te encuentras ahora mismo, y te aseguro que no podrán rastrarme usando ese teléfono. Será mejor que te quedes de mi lado, Tankdo. ¿Crees que yo mismo no he hecho sacrificios para iniciar esto? No serías el primero en perder algo, y lo sabes.

Al escuchar eso último, Marshall ve a Rebeca, se queda mudo, impotente.

—Pero, si lo que quieres es vengarte, bien. Enfréntate a Rebeca en un duelo.

—¿Qué?

—Vayamos a la sala de entrenamiento, esta es una buena oportunidad para poner a prueba las mejoras de ambos —dijo con entusiasmo, refiriéndose al brazalete de Marshall y la mejora física de Rebeca. El lobo, quien al principio se ve confundido, se calma un poco, apaga el fuego de sus manos y gira a ver a su rival nuevamente, quien no se ve sorprendida o entusiasmada en lo más mínimo, es indiferente.

Furia roja

Cuerpos mejorados y pasado agrio

Temprano, poco pasado de mediodía, Blue espera en la recepción, junto con Matsy, a ser recibido por su nueva psicóloga. Por problemas de tráfico —o eso es lo que le dijeron—, ella se atrasó, y los chicos han estado esperando casi una hora, matando tiempo leyendo revistas, jugando en silencio sobre el sillón, pero ya se les han agotado las ideas. Finalmente, alguien entra al lugar, con tanta prisa, que algunos papeles, al parecer importantes, se le caen al momento de abrir la puerta. Inmediatamente llama la atención de Blue, no por su torpeza, sino por su belleza.

—Vaya, qué torpe —decía la doctora Hanawa Senheiwa, una gata de pelaje y largo cabello plateado sujetado en una cola de caballo, aproximadamente 56 años —28 años humanos— de edad, ojos verdes; vistiendo unos zapatos negros de tacones no muy altos, un pantalón del mismo color y una blusa blanca abotonada que resalta su figura.

—Bueno, Matsy, parece que mi suerte está cambiando —dijo en tono burlón, a lo que el chao se molesta un poco, golpeándolo en la cabeza.

—Disculpen el retraso —se dirigió a Blue, luego de poner todo en su lugar—. Tú debes ser Blue Jethog, ¿te parece si pasamos de una vez?

El erizo se levanta, con una leve sonrisa; asiente y entra a la oficina acompañado de Matsy. Las cosas parecen ir muy bien para Blue, pero en otro lugar, Marshall está listo para combatir. La sala de entrenamiento es una enorme habitación vacía, con el suficiente espacio para que al menos 10 personas se enfrenten simultáneamente.

El lobo observa su brazalete, al presionarlo, éste se abre, mostrando los niveles de aumento de energía, estando en 2, pero Marshall lo ajusta al primer nivel; lo más alto es 6.

—Más vale que hayas puesto esa cosa al máximo —entro Rebeca, vestida como si fuese a salir a una misión, tronando los huesos de su cuello y manos.

—No lo necesito, ¿qué pasó con tu katana?

—No intentes hacerte el gracioso conmigo, Tankdo —dijo con un tono amenazante, sin pensar que tal vez Marshall no esté enterado de lo sucedido al final de la batalla con el pez vela.

En una cabina, Genevil observa desde un punto alto. Hay muchos más controles que en el Begin Gym. Con un micrófono, les ordena empezar lo antes posible. Ambos se ponen en guardia.

—¿No prenderás fuego en tus manos?

—¿Quieres que te incinere desde el inicio?

—Acabaré contigo antes de que puedas empezar a aullar.

—¡Ven y pruébalo!

Se abalanzan uno contra el otro; el lobo arroja un golpe, pero Rebeca lo cubre con su brazo para rápidamente sujetar al lobo del suyo; sin dejarlo reaccionar, lo levanta y estampa contra el suelo; cae de espaldas. Genevil masajea un poco sus ojos antes de seguir viendo.

—Eres incluso más básico que los otros.

—Solo fue un descuido —se levantó sin titubear, poniéndose en guardia de inmediato. La jaguar solo lo observa, sin pestañear una sola vez, con una posición firme, pero a la vez relajada, lo cual irrita a Marshall. Esperan varios segundos vigilando a su oponente, y bastó solo un pequeño y rápido pestañeo del lobo para que Rebeca estuviera frente a él.

Impresionado, apenas logra reaccionar a tiempo y cubrirse de los golpes. Rebeca es rápida y precisa, pero las batallas contra Blue han hecho de Marshall un peleador mucho más veloz. La jaguar no deja de presionar, lanza un golpe, pero no conecta, retirando el brazo al momento que el lobo se cubre para patearlo en el abdomen, donde su defensa estaba abierta. Marshall retrocede un poco, pero es alcanzado de inmediato, sufriendo la misma presión de antes, y a pesar de su experiencia enfrentando rivales más rápidos, ya no es capaz de evitar ser golpeado.

Cansado de ser atacado, enciende su mano y rápidamente golpea el suelo, liberando una pequeña ola de fuego alrededor suyo que avanza rápidamente, pero, al levantar la mirada, ve a su rival sobre él, conectando una fuerte patada en su rostro mientras está en el aire, evitando ser tocada por el fuego.

—¿Vas a tomarme en serio ahora? ¿O tendré que hacerte sufrir de verdad?

—Bien —se puso firme—, juguemos un poco —subió su potenciador al segundo nivel.

0-0-0

—¿Qué si mi anterior doctor tuvo algún avance? Me enojo de solo pensar en ese sujeto, ¡¿esta luce como la cara del progreso?!

—Entiendo, entiendo —dijo la doctora entre un par de risas—. Estoy segura que ya has respondido estas preguntas, pero, ¿puedes decirme desde cuándo tienes este problema? ¿Qué es lo que te hace enojar? ¿Por qué crees que necesitas ayuda?

—Me enojo fácilmente desde que tengo memoria, siempre me he metido en problemas por mi carácter. Ahora parezco alguien muy calmado, pero es solo porque me he esforzado por controlarme todo lo posible. Aun así, es fácil encontrar la manera de hacerme enojar, mi naturaleza es esa, agresiva. Me he vuelto muy paciente en comparación con mi yo de hace dos años, pero no puedo controlarme yo solo, por eso necesito ayuda, alguien que me enseñe a mantener la calma hasta en la peor situación.

—¿"La peor situación"?

—Me refiero a —contestaba con algunas pausas—, ya sabe, no usar la violencia sin necesidad.

—Ya veo. ¿Tu problema para controlar la ira tuvo algo que ver con tu decisión de mudarte aquí tú solo?

—¿Ah? ¿Cómo sabe eso?

—Lo mencionaste alguna vez en una sesión, tu anterior doctor me informó todo sobre ti.

—Oh, ya veo —se volvió a relajar. Saca las manos de sus bolsillos para sostenerse sobre ellas en la enorme silla.

—¿Por qué no le comentaste a él que eres un Ser Común?

—¡Ah, rayos!

Durante más de un año, Blue había ocultado sus manos, cada sesión, cada consulta, y Hanawa lo descubrió a la primera. El chico intenta dar todo tipo de explicaciones, hablando cortado por los nervios, queriendo dar a entender que le parecía innecesario dar a conocer su condición de Ser Común. La doctora hace un ademán con su mano para detener a Blue.

—Dime, ¿alguna vez alguien te ha dicho que le resultas en extremo familiar?

Blue traga algo de saliva, su expresión cambia más a un estado de preocupación que de nervios.

0-0-0

El combate sigue su curso. Con sus brazos envueltos en llamas, Marshall dispara fuego con cada golpe que arroja, manteniendo a Rebeca a raya, pero sin lograr herirla aún.

—¡¿Qué pasa?! ¿Eso es todo lo que sabes hacer? Parece que te entrenas viendo videos en internet.

Con cada comentario, Rebeca hace enfadar más a Marshall. Decidido, el lobo sube el poder de su brazalete al nivel 3, intensificando el fuego en sus brazos. Girando sobre sí mismo, hace que potentes llamaradas cubran su espacio y mayor parte de la habitación. Inmediatamente, Rebeca salta para evitar el ataque y trata de caer sobre el lobo.

—Lo sabía —dijo, elevando sus puños en dirección al jaguar para luego disparar un potente lanzallamas. Rebeca se gira en el aire, recibiendo el ataque en la espalda. La fuerza del fuego saliendo de los puños de Marshall la eleva aún más; el lobo aprovecha esto y da un gran salto, impulsándose a sí mismo con sus llamas para alcanzarla y conectar un fuerte golpe. Paipin se cubre, recibiendo el ataque en los brazos, cae con muchísima fuerza, pero no tarda en levantarse y ponerse en guardia.

Al instante de reincorporarse, ve venir a su rival impulsado por fuego, como si de un propulsor se tratara. Marshall arroja un golpe, es esquivado fácilmente, entonces abre el puño y dispara una enorme carga de fuego al suelo, dispersándola a su alrededor. Esta vez, Rebeca no es capaz de esquivarlo, se cubre el rostro con ambos brazos; sus ropajes se queman un poco, pero están hechos para resistir daños mayores que este. El lobo aprovecha y logra conectar un fuerte golpe en su abdomen; no retrocede, pero el dolor y en enfado se ven reflejados en su rostro. Inmediatamente, Marshall patea a sus pies, haciéndola caer, la sujeta de la pierna estando en el aire y comienza a girar sobre sí mismo. La arroja a sus pies y, al verla rebotar, golpea el suelo, creando una columna de fuego en diagonal. Rebeca cae a unos metros tras recibir toda la fuerza de ese ataque, se levanta rápidamente.

—Jethog ya estaría en las últimas luego de eso.

—No me compares con alguno de esos niños —dejó claro, al momento de ponerse en guardia de nuevo, no parece cansada, ni tan herida como debería. Genevil observa gustoso al ver que la operación fue un éxito, pero parece un poco decepcionado de lo poco eficiente que resulta Marshall al combatir a Rebeca.

La jaguar corre hacia su rival, él pone sus manos al suelo y crea una pared de fuego frente suyo. Receba se detiene justo adelante, logra esquivar de poco un lanzallamas proveniente del obstáculo. Entonces, el fuego se apaga, Marshall ha desaparecido; al ver esto, Rebeca da un largo salto hacia atrás, previniendo que el lobo atacaría por arriba. Ve caer en ese lugar una gran bola de fuego y al lobo en el aire, quien insiste en arrojar bolas de fuego, aunque más pequeñas. Rebeca solo corre por el lugar mientras esquiva, aproximándose poco a poco.

Al estar cerca, da un enorme salto para interceptar a Marshall, quien se mantiene elevado impulsándose con fuego en sus pies y manos, éste arroja un potente lanzallamas, y Rebeca gira su cuerpo en el aire, quedando de cabeza justo arriba del fuego. El lobo observa sorprendido, entonces, la chica vuelve a girarse para golpear su cabeza con el talón y enviarlo de vuelta al suelo.

Cae de pie, y Rebeca aterriza frente a él de inmediato, y sin pensarlo un segundo, comienza un combate cuerpo a cuerpo. Una vez más, Marshall está en desventaja, pues sus golpes no conectan o son cubiertos con efectividad, y Rebeca logra detenerlo antes de poder hacer suficiente fuego.

0-0-0

—Y no la culpo, es muy fácil confundir gente cuando son de la misma especie, ¿cuántos erizos no nos parecemos? ¿O cuántos gatos no se parecen entre sí? —continuaba hablando, luego de varios largos minutos. Cosa que incluso a Matsy comenzaba a cansar. Para Hanawa, quien solo escuchaba con un semblante molesto, exhausto, entre otras cosas, era más que obvio que el chico solo trataba de llevar la conversación a otro lado. Finalmente:

—De acuerdo, ya me quedó claro. De cualquier forma, eso no es algo que nos tenga que importar mucho ahora mismo. Necesito que me hables de algo. Cuéntame sobre la vez que más te hayas enojado.

—¿Es necesario?

—Por supuesto.

El erizo baja la mirada un momento, girando sus ojos hacia los lados mientras piensa. Hanawa solo espera.

—Bueno, esto sucedió hace algunos años. En resumen: discutí con alguien, terminamos peleando de verdad. Estábamos dentro de un pequeño bosque, cerca de un lago, llevamos la pelea a ese lugar. En medio del caos, accidentalmente caí al agua, era mucha altura, estuve un par de segundos cayendo. Me golpeé la cabeza con una roca al caer. No sé por qué, pero me enfurecí tanto, no tarde mucho en salir del agua, pero, creo que el golpe me afectó mucho, no recuerdo muchos detalles de lo que pasó después. Solo sé que lastimé a muchas personas, no solo a esa persona con la que peleaba, aquellos que intentaron calmarme, ayudarme, también resultaron heridos. Aún recuerdo los rostros de todos, cuando me calmé y entré en razón —comenzaba a temblar, sin darse cuenta, acariciaba sus manos, evitando tocar las esferas en sus guantes, su mirada se perdió por completo, solo seguía hablando—. Hice mucho daño, por eso quiero arreglarme, necesito aprender a controlarme. Creo que he progresado, pero no lo suficiente, nunca podré volver si no…

—Muy bien, es suficiente —interrumpió la doctora, haciendo volver en sí a Blue. El erizo no se había percatado, pero Hanawa tiene un par de páginas llenas de notas en su libreta—. Me queda claro que antes eras bastante violento, bueno, quizá aún lo seas. Tenemos mucho trabajo por hacer.

—Realmente no me gusta eso.

—¿Qué?

—Mi naturaleza violenta. Es decir, disfruto los combates, es divertido, y siempre veo motivos para hacerme más fuerte, pero si me enojo…

—Comprendo lo que quieres decir. Seguro ya has intentado cientos de técnicas de relajación, ¿no es así? —le asintió el erizo— Pero todo lo que hayas aprendido en el pasado no servirá de nada si lo pones en práctica cuando ya estás relajado, o estando solo en casa. Deberás aprender a controlar tu ira en el momento.

—¿Qué?

—Seguro nunca lo intentaste estando enojado, ¿cierto?

Blue comienza a recordar, se da cuenta que es cierto, muchas veces en su vida solo se dejó llevar por el sentimiento, sin siquiera pensar en intentar calmarse un poco.

—Debes comenzar por ahí, no dudo que en un futuro próximo tengas que enfrentar una situación parecida. Es en ese momento en que debes intentarlo de verdad. Al principio no lo lograrás, deberás fracasar una y otra vez hasta finalmente aprender a manejar tus propios impulsos, y luego tus sentimientos.

—Pero, ¿con el tiempo? ¡Necesito controlarlo ya! —gritó, y un pequeño pulso de energía salió de su cuerpo. Matsy se alarmó un poco, pero Hanawa no parece sorprendida en lo absoluto. Al darse cuenta de esto, Blue comienza disculparse, baja la mirada.

—Blue, me temo que no voy a poder ayudarte si tú no te esfuerzas. Necesito que des todo de ti.

—Lo intentaré.

—Y con eso no me refiero solo a que des tu máximo esfuerzo.

—¿A qué se refiere?

—Me estás ocultando cosas, ¿no es así?

El erizo parece no comprender al principio, solo levanta los hombros.

—¿Dónde la tienes guardada? En el estuche que cargabas cuando llegaste a la ciudad.

Entonces Blue por fin lo entiende, se levanta del asiento, parece asustado.

—No tienes de qué preocuparte, estás a salvo, solo yo sé quién eres, Blue, o, debería decir —Hanawa hace una pausa, tres palabras salen de su boca, un nombre que, al escucharlo, hace a Blue estremecerse. Se pone en guardia, listo para salir del lugar, Hanawa se levanta con las manos frente suyo, haciendo un ademán, tratando de tranquilizarlo.

—¡Por favor, escúchame! No es lo que piensas, no estoy aquí para eso. De verdad quiero ayudarte, he investigado un poco, eres quien ha enfrentado a Genevil, ¿no es así?

—¿Qué hay con eso?

—Te las has arreglado para permanecer anónimo, sé que no quieres que te encuentren, pero yo lo hice, solo yo sé quién eres realmente, lo que eres de verdad. Mis intenciones son buenas, creo que lo que ocurrió en Little York fue solo un error.

—¡¿Un error?! —Blue parece enojado, al hablar, otro pulso de energía más potente se siente en la habitación.

—No un error como tal, quiero creer que no fue tu intención, no, sé que no quisiste hacerlo —dijo en voz alta, colocando sus manos en su pecho. Blue, al verla, y al sentir su energía, puede estar seguro de que dice la verdad, y, aun así, no se siente capaz de confiar. Le da muchas vueltas, la forma en que su mirada se pierde de un lugar a otro lo confirma, está asustado, confundido.

—Pero, ¿cómo podría ayudarme realmente? ¿puedo cambiar? ¡¿De verdad puedo cambiar?! Yo —el brillo de sus guantes aumenta cada segundo, hasta Matsy nota su energía saliéndose de control poco a poco. Entonces, entre balbuceos, es abrazado por Hanawa, lo que confunde más al erizo en un inicio.

—Tranquilo, cambiarás, es una promesa. No serías el primero en lograrlo. Haré todo lo posible por ayudarte.

Blue tiembla, sus manos parecen salirse de control, pero en poco tiempo, su energía se estabiliza, se calma, y en su rostro, aparecen lágrimas, finalmente corresponde el abrazo, recarga su rostro en el pecho de Hanawa y deja salir su llanto.

—Soy un monstruo, ¿no es cierto? Usted sabe lo que hice, nadie puede perdonarme, nadie —comenzó a hablar más de estas cosas. La doctora no dice nada, deja que el erizo se desahogue, acaricia un poco sus púas para calmarlo.

0-0-0

Por otro lado, el combate entre Marshall y Rebeca sigue su curso. Mientras que el lobo arroja ataques de todo tipo buscando una apertura, Paipin se ocupa de mantener su distancia, esquivando y cubriendo a la perfección cada amenaza. Finalmente, Rebeca logra ver el momento, arroja una fuerte patada hacia el pecho de su rival, quien logra cubrirse con ambos brazos. Retrocede un poco.

Marshall entiende que le será imposible ganar en un combate cuerpo a cuerpo. Levanta sus brazos y rápidamente los incendia desde los hombros hasta los dedos, lo mismo con los pies, y al impulsarse hacia adelante, comienza a girar, creando la Rueda de Fuego. Avanza rápidamente hacia Rebeca, quien lo esquiva dando un gran salto, pero el lobo gira de inmediato, comienza una persecución. Con cada segundo, Marshall va ganando velocidad, Rebeca no encuentra la forma de evitarlo, pues si da otro salto, podría ser interceptada a tiempo o, en el mejor de los casos, la persecución seguiría hasta que alguno quede exhausto.

—¡Maldición! —gritó, e instantes después, dio un pequeño salto hacia enfrente, girando su cuerpo, doblando una pierna, y un segundo antes de ser golpeada, suelta una fuerte patada. Al momento del golpe, algo de fuego se dispersa alrededor, como un choque de energía. Marshall es arrojado varios metros atrás, mientras que Rebeca retrocede en el aire con los brazos cruzados hasta ser detenida por una de las paredes, cae inclinada. El Ser de Fuego trata de levantarse, pero necesita un respiro, termina en la misma posición, escupe un poco.

—¡Es imposible! Ese ataque es igual, no, ¡ahora debería ser más fuerte que el Spin Dash de Jethog!

—¡¿Qué?! —dijo con gran sorpresa, entonces, mira sus manos, algo quemadas por la batalla, pero firmes, sin temblor alguno, a diferencia del lobo— Entonces, esta es mi fuerza ahora —recordando aquel momento, siendo golpeada por el Spin Attack de Blue—. Bien, terminemos con esto.

Ambos se levantan, se observan desde lejos. Marshall prende fuego en sus manos, Rebeca se pone en guardia, y luego de dar un pequeño suspiro, ambos se lanzan contra el otro. Tienen un plan, quizá colisionen con un ataque, tal vez uno de los dos intente algo. Entonces, al momento de impactar con el otro:

—¡Suficiente! —ordenó Genevil desde arriba, haciendo que Rebeca frene, y Marshall dirija su ataque al suelo, apagando todo su fuego; ambos voltean a verlo.

—Ya vi lo que necesitaba, y no me quedo conforme.

—¿Señor?

—No me refería a ti, Rebeca —dirigió su mirada a Marshall.

—¿De qué estás hablando?

—No eres tan eficiente como esperaba. Rebeca apenas ha comenzado su entrenamiento para enfrentar Seres Especiales. Tú, en especial con un potenciador, deberías ser capaz de derrotarla rápidamente, pero veo que solo saber prender fuego y lanzar algunos golpes.

Marshall se prende en llamas de nuevo, está vez, liberando su energía, creando mucha presión en el lugar, sin mencionar el calor.

—¡¿Qué sabes tú sobre cómo debe combatir un Ser Especial?! Solo te ocultas tras tus máquinas, como cualquier científico que haya intentado tomar el mundo antes.

—Ya veo, así que eso piensas —respondió con una voz tranquila, y algo molesta—. Bien, Tankdo, enséñame lo que sabes hacer, pon al máximo tu potenciador.

—Lo haré —giró el brazalete hasta le sexto nivel, poniéndose en guardia rápidamente para enfrentar a Rebeca.

—Apaga tus llamas un momento, Tankdo. Tu oponente no será Rebeca.

—¿Qué? —cuestionaron ambos al unísono.

—Tu siguiente oponente, seré yo.


Información Extra

Al igual que Marshall, Qkidna posee un potenciador, se trata de sus guantes. Aunque no funcionan de la misma manera, al usar energía dorada, todas las cualidades físicas mejoran un poco, dándole más resistencia, pero enfocándose principalmente en la fuerza.

La ropa de esta época es de alta tecnología y, en general, todas las prendas de vestir son un poco resistentes a cosas como el fuego, pero solo un poco. Existe ropa especial para algunos Seres Comunes y Especiales como los Seres de Fuego que les permite prenderse sin quemar en absoluto su ropa, pero claro, los precios son muy altos, por eso solo las compran los que de verdad la necesitan.

Otro ejemplo son los diferentes tipos de zapatos que sirven para los Seres con Súper Velocidad, ya que les permite correr a la velocidad que quieran sin ningún problema.

El récord máximo de velocidad alcanzado por alguien con Súper Velocidad fue tan alto, que no se pudo hacer un registro, fue hace aproximadamente mil años y no ha podido ser superado hasta ahora.


Próximo Capitulo

"La ira del Omega"