Capítulo 1
Loki no recordaba mucho de su hermano, a decir verdad. Cuando le dedicaba algún pensamiento a Odín o a su primogénito –que no estoy diciendo que sucediese muchas veces, pero cuando pasaba− los sentía como extraños, parientes lejanos de los que sabía el nombre y poco más. Sus figuras no eran personas reales, sino ideas de lo que podrían ser.
Había pasado catorce años de esa forma y la verdad es que le iba bastante bien. No los necesitaba. Ni él ni su madre. Se encontraban a la mar de bien los dos, así, solos en su pequeña pero perfecta familia. Loki no había visto ni a su hermano ni a su padre desde que tenía tres años y lo único que tenía de ellos era una imagen difusa se le hacía cada vez más lejana, pero estaba bien. Realmente, estaba muy bien. Era un joven afortunado, se decía siempre, con un futuro prometedor y un presente que sabía disfrutar. No hacían falta ni padres ni hermanos. Después de todo ¿quién extraña lo que nunca ha tenido?
Probablemente fue esa enajenación familiar el primero y principal de sus motivos para entrar en crisis cuando Frigga le informó de sus planes aquella tarde. Estaban sentados en la mesa del té, Loki endulzando su taza y Frigga casi dejando caer la suya por el nerviosismo, cuando el principio del fin llegó.
Loki lo había visto venir, por supuesto. No por nada se jactaba de su agudeza y perspicacia. Las primeras señales de aquella catástrofe se habían presentado hacía más de un año, en una tarde no muy diferente a aquella, ambos tomando té o quizás viendo televisión o dando un paseo, nunca pudo recordarlo bien. La cuestión es que cuando Frigga empezó a hablar aquella vez sobre Odín y Thor, Loki supo que una tormenta se avecinaba. Recordaba sus palabras y la expresión melancólica que las habían acompañado "Thor y tú solían llevarse tan bien ¿no lo recuerdas, cariño? A veces me pregunto qué habría pasado si… y qué pasaría si ahora ustedes…"
Ese "qué pasaría" se hizo cada vez más frecuentes en lo que transcurrió de año, y Loki temía que fuese solo cuestión de tiempo para que Frigga terminara aquella frase y diera forma final a sus suposiciones.
Sucedió en la mesa del té, como ya dije, con Loki endulzando su taza en su fingida normalidad y Frigga titubeando nerviosa, en un intento de enlazar las palabras correctas.
−Solo dilo, mamá−apremió Loki luego de una larga jornada de espera. Frigga suspiró con demasiada pesadez y asintió.
−He hablado con tu padre.
El joven solo atinó a alzar una ceja, sorprendido. Su madre y Odín no habían hablado desde… bueno, desde hacía mucho. Ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez, a decir verdad. Tampoco es como si importara.
−¿Y…?
−Y hemos tomado una decisión.
Hemos. Los dos, juntos, llegando a un acuerdo. Loki casi se atraganta.
−¿Tiene que ver conmigo? Porque si no es así, no veo porqué tanto alboroto.
Frigga le dedicó una intensa mirada.
−Mamá, me estás asustando… −prosiguió su hijo. Frigga cerró los ojos por un instante y, como si de una niña se tratase, habló rápido, vomitando todo lo que tenía dentro.
−Odín y yo hemos estado hablando por un tiempo y decidimos que lo mejor para ustedes, para Thor y para ti, era que se conocieran y entablaran una relación de hermanos como debe ser. Él lo propuso y, Loki, realmente estoy muy de acuerdo.
Loki tragó duro y su manzana de Adán tamborileó, pero rápidamente decidió que no haría un drama. Hizo uso de todo su autocontrol, ofuscado en la tarea de no hacer sentir mal a su madre por aquella tan mala idea que había tenido.
−Vaya, pues bien–hizo un amago de sonrisa− si eso te hace feliz lo conoceré cuando tú digas, intentaré llevarme bien. ¿Él vendrá para acá o nosotros iremos a visitarlos? Porque preferiría que…
−No será de ninguna de esas dos formas–Frigga le tomó la mano− Loki, quiero que sepas que si no te lo dije antes es porque no sabía cómo decírtelo, y es que tu padre no…
−No estoy entendiendo nada.
−Lo conocerás cuando llegues a Asgard –soltó, apretando sus dedos entre los suyos− Thor estudia allí también, Loki. Por eso te inscribí.
−Espera, espera mamá –se frotó la frente, cerrando los ojos para procesar− no entiendo nada –los abrió súbitamente−¿Thor va a Asgard? ¿Thor…?
Frigga siempre se había enorgullecido de que su hijo nunca le miraba desafiante o alzaba la voz como otros adolescentes, hasta ese momento. A las preguntas confundidas le siguieron una retahíla de exigentes suplicas por explicaciones y vociferaciones exaltadas. Cuando Loki se hubo cansado de gritar y su crisis cedió, solo atinó a irse a su habitación demasiado enfurecido como para escuchar las explicaciones insulsas de su madre. Le había mentido. Había utilizado su confianza para actuar a sus espaldas y luego conducirlo a ciegas a un destino confuso. Conocería a su hermano, bien.
El problema es que sería dentro de una semana, cuando empezaran las clases en el internado Asgard, y Loki nunca le perdonaría a Frigga que le metiera de sopetón todo aquello sin darle tiempo para asimilarlo. De haberle dicho desde un principio, la preparación mental sería otra. De haberle dicho desde un principio, se habría hecho a una idea. Ahora estaba obligado a ver a su padre y a su hermano, a convivir con este último sin tener ni idea de cómo lucía y a jugar a la familia felizmente reunida cuando solo quería escapar.
Ya muy difícil se le hacía el hecho de tener que irse de su hogar, dejar a su madre y a sus pocos pero apreciados amigos, como para que ahora le vinieran con eso. Con que vería por fin al padre que lo repudiaba y al hermano que siempre había envidiado por ser querido como él no lo sería nunca, con que tendría que pasar sus días en aquel internado con el recordatorio permanente de que Odín tenía una familia de la que él había sido expulsado y de que había de hecho un chico en ella que era todo lo que él nunca fue.
Conocería a Thor, el hijo no-bastardo de su padre.
Loki no creía que pudiese odiar tanto a alguien que no conocía, pero en esos momentos el desprecio por toda la familia Odinson se propagó dentro de sí, ponzoñoso, carcomiéndole las entrañas e impidiéndole dormir esa noche y las que le siguieron.
