Mamá:

¿Dónde estás? Han pasado dos semanas desde que besaste mi cabeza, me arropaste, y me deseaste buenas noches. Cuando le pregunto a papá a dónde fuiste, me dice que es algo que hablaremos cuando sea más grande. Pero tú siempre decías que ya era un niño grande, y valiente. Entonces, ¿por qué papá no me dice nada? Sé que no estás muerta, porque pregunté a varias personas, y todos me dijeron que no era así. Solo quiero saber que estás bien.

Amatis empezó a ser más cariñosa desde que te fuiste. Pasa más tiempo jugando conmigo, y no ha vuelto a hablar sobre ir a la Academia el próximo año. La única vez que lo hizo, fue para decir que desearía que fuera con ella.

No entiendo que pasa, mami. Todo cambió mucho en dos semanas. Papá apenas habla con nosotros, y acepta más misiones que antes. Casi no lo vemos. Amatis está haciendo todas las cosas que solías hacer, como enseñarme a escribir o preparar la comida. También me da un beso en la cabeza, me arropa, y me desea buenas noches como lo hacías tú, pero no es igual. Ella no eres tú.

Vuelve, mami. Llevo dos semanas sin poder dormir bien.