Dulce... fresa... ¿por qué la boca le sabía a fresa? Abrió los ojos con pereza y miro a su alrededor. Un taller.... estaba en un taller... cierto, se encontraba en la base Melone siendo rehén de Spanner. Movió sus manos sintiendo las esposas acariciar sus muñecas con un tintineo de las cadenas. Suspiro. Estaba preocupado y de ahí no podía salir.

Observo al mecánico absorto en algo que aun no sabía de que se trataba y no teniendo nada mejor que hacer se le quedo mirando.

El rubio estaba muy concentrado en su trabajo pero de alguna manera, minutos después, noto que le observaban. Se giro hacía el Décimo Vongola y sus miradas se cruzaron.
-¿Ya despertaste Vongola?- preguntó mientras se cambiaba la piruleta de lado. Tsuna solo fue capaz de asimilar la piruleta que Spanner tenía. El ojiverde solía comer piruletas de fresa ¿no? Se relamió los labios otra vez y volvió a sentir el sabor a fresa. Un leve carmesí le tiño las mejillas. ¿Por qué le sabía a fresa? ¿Qué había pasado?
-Esto...- empezó por fin a hablar -¿Paso algo mientras dormía?- pregunto sin atreverse a mirar al mayor.
-¿Como el qué?
-Pu-pues, es que me sabe la boca a fresa...- dijo en un murmuro casi inaudible, pero el silencio del cuarto le permitió al mecánico escucharlo. Spanner se quedo en silencio, observando al menor. Después de unos segundos de observación se acerco al el y en un rápido movimiento le beso.
El castaño abrió los ojos en sorpresa, su rostro adoptando un tono rojizo más visible, y al querer replicar o protestar el mayor solo aprovecho para profundizar dicho beso.
-Mmm- lo estaba disfrutando, ¿por qué? Correspondió, en un final, dicho beso, el sabor a fresa volviendo a invadirle. Y se descubrió besando al mecánico con pasión, buscando sentir más ese dulce sabor.

Al escasear el aire tuvieron que separase.
-No, no paso nada- respondió finalmente el rubio con la respiración entrecortada. Tsuna estaba muy sonrojado. ¿A qué había venido eso? Y encima había correspondido. Asintió, como dando a entender al mayor de que le había oído, para después ocultar su rostro entre sus rodillas. No había estado mal el beso, debía admitirlo, pero aun así... Levanto levemente la mirada viendo al mayor ya en su sitio devuelta a su trabajo. Quería volver a sentir ese dulce sabor...