Prólogo
Ahí estaba yo.
Parada frente al espejo.
Mirándome.
Tenía ojeras, aunque siendo sincera, eso ya no era nada nuevo.
Era mi primer día en la preparatoria.
Sé que todos deben estar emocionados ya que ésta es una nueva etapa, algo increíble, algo maravilloso, bla bla bla.
Si les soy sincera, no siento nervios ni nada parecido; solo quiero que pasen rápido las ocho horas para poder volver a mi casa y seguir con mi miseria a gusto.
Dramático ¿no?
-¡Ana Karen! Apúrate que se te va a hacer tarde
Esa era la voz de mi madre, la cual parecía estar más emocionada que yo.
-Ya voy…-
Sin mucho ánimo caminé hacía la puerta no sin antes despedirme de mi madre con un beso.
No esperaba nada, ya no lo hacía desde hace tiempo.
Las personas te decepcionan. Eso lo aprendí a la mala…
Pero mantenía la esperanza de que, a pesar de todo, en la preparatoria serían las cosas diferentes.
¿Verdad?
¡¿Verdad?!
