Bien, y aquí sigo, subiendo nuevas cosas en vez de actualizar lo que ya tengo. Pero es que no puedo evitarlo. En fin, aquí está esto.

Advertencias: Puede haber palabrotas... no, puede no, va a haberlas. De momento solo eso... creo. Y, bueno, un Is un poquito arrogante, y eso, ya veréis.

Disclaimer: Hetalia y sus personajes no me pertenecen, pero esta basura o intento de fic, si. He dicho.

Iguales

Suspiró con pesadez, deteniéndose en frente de la entrada de esa enorme mansión, que más bien le parecía un palacio, o algo similar. Xiang miró sin interés aquel increíble y enorme edificio que sería su hogar, como si viera casas así todos los días, aunque en realidad en el fondo estaba impresionado, siempre había vivido en una casa grande, después de todo tenía bastante dinero, pero no tan grande como aquella mansión.

—¿¡No es genial!? —Exclamó Mei a su lado, mirando aquel lugar con los ojos brillantes de la emoción. Sostenía una enorme maleta en cada mano, que debían estar completamente llenas porque pesaban más que ella, pero la chica no tenía demasiados problemas en arrastrarlas. Su apariencia delicada era engañosa. —¡Xiang, es increíble! ¿No estás emocionado?

El chico miró a su hermana de reojo, limitándose a esbozar una leve sonrisa durante un par de segundos, y borrarla enseguida, para desviar la mirada y seguir en sus pensamientos.

Ellos dos eran conocidos artistas, cantantes, pero no tan conocidos ni populares como los que habitaban aquel palacio, pero, ahora que habían sido transferidos allí, probablemente lo fueran dentro de poco. Xiang ya conocía a alguna persona de allí dentro, que le había informado de como iban las cosas. Suspiró, la enorme puerta de la valla que rodeaba los jardines se abrió y ellos entraron, caminando recto hacia la mansión, cuando la puerta se abrió y un enérgico chico se acercó corriendo a ellos. Mei rió levemente y no tardó en ser abrazada por YongSoo, que casi la tiró al suelo, para después disponerse a hacer lo mismo con Xiang; sin embargo recibió una mirada de advertencia por parte de este y se contuvo.

—Por fin habéis llegado... ya veréis, están todos deseando conoceros. —Yong lanzó una mirada significativa a Xiang. —Intenta ser algo amable, ¡quita esa cara tan seria, vas a espantarles a todos!

Xiang suspiró de nuevo.

—¿Todos deseando conocernos?

Yong soltó una risa algo nerviosa e hizo un movimiento con la mano para restarle importancia.

—Oh, vamos, no sigas con eso. Él también.

—Yong, sabes que no soporto a los niñatos mimados, no tengas esperanzas de que vaya a llevarme bien con Emil.

Si, Emil era la mayor estrella. Todos le conocían en Islandia y otros muchos países, tenía una hermosa voz, era adorable y hermoso, y todos se creían sus sonrisas, sonrisas falsas que lanzaba a la gente, falsa simpatía. Porque Emil NO era simpático. Y Xiang temía que no iba a agradarle en absoluto, no pensaba tratarle como a un dios para subirle el ego a un niño de mamá, ni de broma. Él no era así. Y le traía sin cuidado lo que hicieran todos los demás miembros de esa amplia 'familia', todos ellos conocidos cantantes, actores, actrizes o similares, famosos, pero ninguno como aquel chico albino de ojos violáceos, que, debía reconocerlo, era hermoso.

—Bueno, discutid eso luego, ¿queréis? —Dijo Mei con una sonrisa alegre, adelantándose para correr hacia la puerta de la mansión, dejando que Yong se ocupara de llevar sus maletas. La muchacha estaba realmente emocionada. —¡Estoy deseando conocerlos a todos!

Empujó las enormes puertas de la entrada, que se abrieron con sorprendente facilidad al no estar cerradas. Mei dejó escapar una exclamación de asombro, dentro había un grupo de personas que se giraron hacia ella, algunas saludaron con alegría al instante, otras con más timidez o frialdad, algunas de mala gana... distintos saludos, dependiendo de cada persona, ya se sabe. A Mei estaba a punto de darla un ataque de fangirl al ver a tanto chico junto... y alguna que otra chica, claro.

Xiang no tardó en entrar tras ella, empujado por Yong que además arrastraba las maletas de Mei a duras penas.

—¡Bueno, supongo que muchos ya sabréis quién es quién! ¡Mei y Xiang, nuestros nuevos miembros de la familia! ¡Espero que no les traumeis! —Exclamó Yong a modo de presentación.

Enseguida se formó un revuelto de presentaciones, frases amistosas, bienvenidas, palabras frías y cortas... en fin, lo típico. Xiang y Mei habían acabado ya de hablar con todos, tardaron casi veinte minutos en eso, y entonces todos levantaron la cabeza.

—¡Emil! —Gritó alguien.

Efectivamente, en lo alto de las escaleras de mármol, el joven de cabellos plateados bajaba sin darse ninguna prisa, su expresión era fría y aislada, como si eso no fuera con él. Se hizo el silencio mientras él bajaba, como si su llegada produciera una gran admiración en los presentes; cuando Emil bajó, echó una mirada sin interés a Xiang y Mei, y suspiró, como si se sintiera obligado a hablar.

—Evidentemente ya sabéis quién soy.

Oh, mal, eso empezaba MUY mal. Xiang frunció ligeramente el ceño y observó como Mei sonreía ampliamente al chico.

—¡Claro, cómo para no saberlo! ¡Eres genial, Emil!

El islandés dirigió una mirada de soslayo a la muchacha.

—Ya. —Se limitó a decir, sin emoción en su voz. —Y vosotros... eh... ¿Nei y... Trang? Algo así.

—Mei y Xiang. —Corrigió secamente Xiang, algo molesto por el comportamiento de ese chico arrogante.

—Como sea. —Se encogió de hombros, indiferente. Se dio la vuelta y le ignoró, al parecer pensando que su valioso tiempo podía ser usado en algo más interesante.

Xiang tomó aire lentamente, controlándose, era siempre muy directo e hizo un esfuerzo por no soltarle algo indevido, no quería montar una pelea el día de su llegada allí. Se giró hacia Yong, que estaba junto a Elizabeta, una hermosa actriz de preciosos ojos verdes, que mantenía una amable y dulce sonrisa en el rostro. Ésta miró a Xiang, y él frunció el ceño.

—¿Qué se cree? —Dijo con tono malhumorado.

—No le malinterpretes, por favor. Emil puede ser muy egocéntrico y frío a veces, pero te aseguro que no es mala persona, solo tienes que conocerle... conocerle MUY bien. —Dijo ella excusando el comportamiento del principito. Bien, Xiang ya tenía mote para él.

Xiang negó con la cabeza, decidiendo dejar el tema. Ayudó a Yong a subir todas las maletas mientras Mei hacía... nada, estaba ocupada hablando de yaoi con algunas chicas. No entendía qué le había dado a su hermanita con eso, en fin, mientras que no le molestara a él.

Aunque no le sorprendería que Mei no tardara en emparejar personas de la casa desde el primer día. En realidad, iba a hacerlo, seguro.

Una voz le sacó de sus pensamientos.

—Eh, Xiang, ve por este pasillo recto, en todas las puertas hay cartelitos con nombres colgados, solo tienes que buscar una que no lo tenga, es la tuya. Yo voy a llevar esto al cuarto de Mei.

Xiang asintió y cogió su maleta, caminando por el larguísimo pasillo, las puertas tenían espacio entre si lo que le hacía suponer que las habitaciones probablemente serían bastante grandes. Finalmente encontró la suya, estaba casi al final, abrió la puerta y entró.

Tal y como había supuesto, era enorme. Una cama demasiado grande para una sola persona destacaba en la habitación, junto a ella una mesita de noche con un despertador digital y una lámpara. Había algunos estantes vacios que servían para guardar libros, armarios, un par de espejos, grandes ventanas por donde entraba la luz... parecía de un sueño. Dejó su maleta sin más, ya la colocaría luego. Salió, y le llamó la atención algo. Aunque le había parecido que el pasillo acababa, al parecer había un cruce que giraba, con otro pasillo levemente más estrecho, conducía a una sola puerta, apartada de las demás, con un cartelito blanco colgado en la puerta. Junto a las letras "EMIL" en color azul, estaba el dibujo de un frailecillo, y algunos adornos, casi todos los carteles de las puertas los tenían. Recordaba haber visto desde dibujos de un tomate, un pollito, una hamburguesa, y cosas así, supuso que identificarían a la persona de la que era el cuarto. Se quedó pensando unos segundos en qué tendría él, pero no le dio vueltas a eso.

Frunció levemente el ceño y se dispuso a volver, cuando, al girarse, casi chocó con la personita a la que pertenecía esa habitación.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Emil con un tono poco amable. —Espero que no pretendas entrar en mi habitación, nadie entra, ¿entiendes?

—¿Para qué querría entrar? Hay pocas cosas que se hacen con una cama, ninguna me interesa contigo.

Xiang casi se sorprendió al ver el leve tono rosado que apareció de inmediato en las mejillas de Emil. El islandés frunció el ceño sin conseguir deshacerse de su rubor.

Emil sacudió la cabeza y le apartó con un empujón, entrando en su habitación y cerrando la puerta detrás de si.

A Xiang le dio igual, acababa de descubrir que era increíblemente divertido molestarle. Y no pudo evitar pensarlo: Emil sonrojado era realmente adorable.

N/A:

¿Hola? No sé por qué demonios se me ocurrió esto... En fin, tengo que intentarlo, a ver que tal. ;D

¿Review?