Disclaimer: Shingeki no Kyojin es propiedad de Hajime Isayama. El fic le pertenece a TheSpazzBot.

Summary: La última cosa que quiere Levi es caridad. ¿Pero un Sugar Daddy? Eso no suena tan mal.

Autora: TheSpazzBot

Traductora autorizada: AddictedToMxM

Notas de traductora: Este fic participa en el evento "El uke más fuerte de la humanidad" de la página Rivaille uke en Facebook.


Lips Like Sugar

Capítulo 1

Los dedos de Levi están fríos, pero eso realmente no es una sorpresa considerando lo rápido que se mueve el invierno en Shiganshina. Su aliento se condensa en el aire helado, siendo una chaqueta delgada su única protección contra los fuertes vientos. Con la nariz roja y goteando, Levi se adentra a la pequeña tienda de abarrotes, su cuerpo relajándose inmediatamente bajo el calentador colocado por encima de la entrada principal.

Dedos entumecidos se frotan entre sí, tratando de hacer circular el calor de vuelta a sus extremidades. Hay días en los que desea que su vida terminara de manera diferente, y hoy es sin duda uno de ellos. Especialmente cuando afuera hace diez grados bajo mierda.

Si está siendo completamente honesto consigo mismo, estar atrapado en un departamento de mierda con un arrendador incluso más mierda no es exactamente cómo Levi imaginó pasar el resto de sus días. No es estúpido, nunca tuvo encuentros (arruina vidas) con la ley. Solo le repartieron una mala mano y ahora tiene que decidir cómo jugar sus cartas. La gente probablemente le diría que está siendo demasiado dramático. Levi solo tiene veintiséis años por el amor de dios. Pero él sabe cómo este mundo funciona. O por lo menos cómo funciona para personas como él.

Levi ha estado jodido desde el momento en que nació.

Se desplaza más adentro en la tienda, ignorando las miradas cautelosas del dueño sentado en el frente. Levi está acostumbrado a pasar desapercibido a estas alturas, los ansiosos pensamientos corriendo por las mentes de los cajeros garantizándoles que él sería la causa del siguiente atraco a mano armada. A pesar de ello, a decir verdad, Levi nunca ha robado una maldita cosa en su vida. Probablemente debería haberlo hecho. Hubiera terminado mucho mejor que en esa pocilga de departamento con el sistema de calefacción roto.

Al menos la penitenciaría del estado tiene cable.

No hay mucho que necesite escoger, bueno, pueda escoger, dado que su cuenta bancaria está en algún lugar entre cero y negativo. Lo único que tiene es un par de billetes que encontró en el fondo de un cajón de su cómoda. Probablemente debería encontrar un mejor lugar para esconderlo, considerando que su casero es un maldito ladrón aparte de todo lo demás.

Levi echa un vistazo por el pasillo del pan, sus ojos buscando la marca más barata. Sabe a mierda, pero la pobreza solo puede permitirle unas cuantas cosas y pan de buena calidad no es una de ellas. Sus manos se hacen puños alrededor de los billetes en su bolsillo mientras se pregunta cuán malo sería el que derrochara por esta vez. Demasiado. Suspirando, Levi agarra la marca genérica. Uno de estos días, Sara Lee. Uno de estos días.

Con el pan en la mano, Levi hace su camino de vuelta al mostrador para pagar, en serio no anticipando su próximo encuentro con Jack Frost. Tal vez debería demorarse unos minutos más, actuar como si no solo estuviera tratando de ganar tiempo con el fin de evitar la puta tormenta de nieve que arrasa en el exterior. Bueno, en verdad, no. La última vez que hizo eso el guardia de seguridad lo siguió hasta estar fuera de la tienda porque estaba actuando sospechoso. Él jura que su cara no es tan intimidante.

Afortunadamente, la línea es bastante larga con solo un cajero trabajando al frente. Es una tienda de la ciudad, así que la proporción de empleado a cliente no es exactamente pareja. No es como si Levi tuviera un problema con eso, su cuerpo encorvándose mientras trataba de guardar lo último de este calor. Tiene una buena caminata de regreso a su departamento, y con los vientos helados, ese viaje siempre parece mucho más largo.

Una pegadiza canción de pop está sonando por los altavoces, y Levi se encuentra a sí mismo tarareando en voz baja, su pie moviéndose ligeramente al ritmo contra el linóleo. Ni siquiera le gusta la música pop, pero teniendo en cuenta que no tiene nada más que los desagües chirriantes que escuchar en casa, la canción no suena tan mal.

—Te mueves bien.

Levi se congela, dando la vuelta hacia la voz que viene detrás de él.

El hombre luce como si nació y se crio en una pila de dinero, con un traje impecable libre de arrugas, mechones castaños peinados hacia atrás, y un par de gafas de sol colgando de su cuello. Un típico imbécil rico. Levi podría estar enfermo.

Está un poco tentando a pisar fuerte los brillantes zapatos negros de vestir del Sr. Dinero como un niño caprichoso, pero se conforma con darle al hombre su usual mirada inexpresiva antes de girarse hacia el frente de la línea. Levi odia —bueno, odiar es una palabra fuerte—, no puede soportar a esos ricos pendejos. Y no es solo porque esté sentado en la sucia parte inferior del tótem (aunque eso probablemente tiene un poco que ver con ello). Es porque esos idiotas pretenciosos son tan descuidados, tan increíblemente arrogantes. Completamente ignorantes del mundo a su alrededor. Egoístas. Lanzando sus galas de millón de dólares, presumiendo su nueva adición a su colección de automóviles mientras que las personas como él, personas como Levi, se mueren de hambre al lado de la acera. Tal vez es solo porque es pobre.

—Hey, tú…

Levi se voltea rápidamente, una mirada peligrosa cortando al desconocido. El hombre parece quedarse sin palabras, probablemente la primera vez que ha sido rechazado llevando un traje de Prada, Levi piensa. Pero si el bastardo acaba de asumir que él se iba a poner de rodillas solo porque un poco de prestigio fue mostrado en su rostro, entonces este tipo iba a llevarse algo más.

Levi está a punto de decir algo, como tal vez, quién carajos usa un traje para ir a una tienda de todos modos, cuando el hombre interrumpe su tren de pensamiento.

—Solo iba a decirte que dejaste caer tu dólar —en la mano del castaño hay un billete arrugado, el cual Levi se lo arranca rápidamente.

—Gracias —murmura, sus mejillas teñidas de un ligero color rosa por la vergüenza. Levi no deja que el hombre responda, dándose la vuelta para mirar la línea antes de que el tipo pueda hacer algo como tratar de continuar la conversación.

Está mordiéndose el labio, haciendo girar el billete de un dólar entre sus dedos. Y de repente, Levi está queriendo que la línea se mueva más rápido. Se siente incómodo de pie ahí, como si estuviera siendo analizado. Estaba pensando en darle un codazo al pendejo detrás de él, pero Levi sabe que el tipo técnicamente no está haciendo nada malo, y que la ley realmente nunca está de su lado. De nuevo, por lo menos la cárcel tiene calefacción central.

Da un pequeño paso hacia adelante cuando la línea avanza, torpemente moviéndose de un pie a otro. Si realmente quisiera, Levi probablemente podría pasarlo como su manera de hacer circular el calor en su cuerpo y no un tic nervioso. Pero ninguno sirve de mucho mientras Levi se balancea con ansiedad de lado a lado.

—Puedo guardar tu lugar en la línea —esa maldita voz está de vuelta en su oído, lo que hace que se sobresalte un poco mientras giraba lentamente. El hombre está mirando hacia abajo a Levi, sus cejas fruncidas con seriedad escrita en toda su cara.

—¿Qué? —Levi consigue decir, elocuente como siempre, su delgada ceja alzándose mientras miraba a la figura delante de él.

El hombre resopla, casi sonando molesto por la manera en que Levi no entendió en lo absoluto.

—Obviamente necesitas ir al baño, así que guardaré tu lugar mientras vas —la cabeza del castaño se sacude hacia atrás en dirección de los baños, y Levi siente que se podría morir ahí mismo.

—No tengo que mear —dice con la cara seria, tratando de controlar los tirones de su ceja y su mandíbula apretándose.

—Oh… —el hombre mira tímidamente hacia el suelo antes de volver a mirarlo con esos ojos demasiado brillantes que hacen que el aliento de Levi se atore en su garganta—. Parecía que sí —Levi ignora el comentario, mucho más contento en dejar que su visión se desplace por el ágil cuerpo frente a él. Se siente como un pervertido (y probablemente lo es), pero en defensa de Levi, la pequeña mierda lo empezó.

Levi ha llegado al final de una corbata de un sólido azul cuando lo ve: una bolsa de Doritos y un litro de Pepsi. No exactamente lo que esperaba de un tipo que probablemente vale más que todos en esa tienda juntos. Pero Levi piensa que el hombre tuvo que entrar ahí por algo. Parece un poco egoísta el asumir que el castaño solo ingresó a la tienda de abarrotes para charlar con Levi.

Una garganta se aclara, y se percata de que en todo el tiempo que ha pasado observando al extraño, Levi falló en notar que es su turno en la fila. La cajera no luce exactamente emocionada de verlo, o quizás es solo que ella no quiere tocar los mismos artículos en los que sus "sucias" manos han estado. Aunque le salió el tiro por la culata, porque Levi, a pesar de sus dificultades financieras, se las arregla para mantener un régimen de limpieza admirable. Incluso si le cuesta veinte dólares extra en la factura del agua al final del mes.

—¿Esto es todo? —ella pregunta, el labio superior en una mueca permanente mientras el chasquido de la goma sale de sus labios. Levi simplemente asiente, no queriendo hacer más conversación de la necesaria con este hermoso ejemplo de la raza humana.

Observa de cerca cómo ella agarra el pan. Levi está a punto de pedir por un reemplazo, en caso de que la cajera coja demasiado fuerte la barra de pan. Sin embargo, para su sorpresa, el pan logra ser embolsado sin ningún incidente, a pesar de que la chica parece de la clase que intencionalmente clavaría sus dedos en las rebanadas de trigo. Él tiene sus dedos alrededor de los dos billetes de un dólar cuando la cajera le dice el total.

—Dos veinte —dice, y Levi pausa.

—¿Qué? —su agarre en el par de billetes se aprieta, y ya puede sentir los atentos ojos del hombre detrás de él quemando en el lado de su cráneo.

—Dije dos veinte —hay suficiente insolencia en su voz que Levi ya está apretando los dientes.

—Oí lo que dijiste. Pero ese total no está bien —una burbuja explota en su cara, y Levi está listo para ganarse ese lugar en la penitenciaría del estado—. Tal vez lo escaneaste dos veces —murmura, con las mejillas rojo flameante mientras trata de darles a los metiches el beneficio de la duda. Este simplemente no es el momento para que las cosas se vayan a la mierda. Bueno, ya están mierda, pero su barato pan genérico no puede ser una de ellas.

—Tal vez estás mintiendo.

A Levi le toma un par de segundos procesar lo que en realidad salió de la boca de la cajera, pero para ese momento, una mano en su hombro ya lo ha empujado hacia atrás.

—¿Estás hablando en serio? —el hombre detrás de él, bueno, delante de él ahora, está inclinándose sobre el mostrador, una mano aún en el hombro de Levi, la otra con un agarre peligroso en el borde de la mesa—. No creo que "ser una idiota prejuiciosa" esté incluido como parte de tu trabajo —la chica está con la boca abierta, el silencio tragándose cualquier réplica que tenía que hacer. De repente, el extraño está colocando sus propias provisiones en el mostrador, estrellando un billete de cien al lado—. Solo pon todo junto, y tal vez discúlpate mientras estás en ello.

La cajera mira a un Levi con la cara enrojecida, murmurando una disculpa rápida antes de volver hacia la caja registradora. Y Levi no puede hacer nada más que quedarse de pie allí con ligero asombro por el hombre que previamente había pensado que era solo un rico bastardo codicioso. Las apariencias pueden ser engañosas obviamente, el mismo Levi es un testimonio suficiente de ello; y se siente como un hipócrita por juzgar al desconocido tan pronto.

Los comestibles son rápidamente embolsados, y el cambio del hombre es entregado de nuevo a él con un suave "tenga un buen día, señor". Él se mofa y sale de la tienda en silencio, Levi siguiéndolo detrás. El hombre tiene su pan después de todo.

—Perdón por ello —dice el desconocido, su brazo extendiendo una bolsa de plástico tan pronto como el par pasa por el umbral de la entrada de la tienda. Levi simplemente asiente, tomando la bolsa y revisando que su pan siguiera a salvo (lo está)—. Y lo siento si sobrepasé mis límites allá dentro —un profundo suspiro sale de los labios del hombre—. Es solo que odio lo jodidamente prejuiciosa que puede ser la gente —Levi está mirando al castaño, cejas ligeramente fruncidas mientras observa al hombre a través de ojos plata—. Soy Eren, por cierto —Levi tropieza hacia atrás cuando una mano es extendida hacia él. Genial, realmente genial, Ackerman. Sin embargo, es rápido para recuperarse, aclarando su garganta mientras agarra la mano del hombre, una que irradia calor mientras aprieta alrededor de la suya.

—Levi.

El hombre, Eren, simplemente sonríe.

Pero, de repente, hay algo más que está siendo empujado en su palma, algo que se siente demasiado como el cambio que la cajera le dio a Eren en la tienda.

—No estoy pidiendo caridad —Levi murmura, su mano apartándose de la de Eren mientras observa una mueca formarse en las mejillas del castaño. Pero culpa es lo último que siente por molestar a Eren. Desprecio. Siente un poco de eso. Porque la última cosa que quiere que le recuerden es que es un pobre pedazo de mierda. Que necesita limosnas para sobrevivir. Ha llegado hasta ahí sin recurrir a la esquina de la calle por ayuda. Claro, están las visitas frecuentes al comedor popular, pero tomar el dinero bien ganado de alguien más… eso se siente diferente. Se siente sucio a los ojos de Levi.

—Yo no… solo… —Eren titubea con las palabras, obviamente tratando de restarle importancia a su generosidad—. No creo que estés pidiendo caridad. Solo creo que la estás pasando duro —el castaño suspira mientras mira a Levi de arriba abajo. Y la simpatía aún lo hace enojar, aún lo hace querer sacarle la mierda a ese niño rico bonito justo en ese momento. Pero algo más, algo en el fondo de Levi le está diciendo que Eren lo dice en serio. Que quizás hay algo más en la superficie de Eren, también.

—Ni siquiera me conoces —sale como un susurro, escapando de los labios de Levi mientras su visión se aleja del rostro de Eren.

—Sí, pero pareces alguien que podría valer la pena conocer —Eren tiene esta extraña sonrisa en su cara como si acabara de hacer algo realmente encantador, y Levi tiene el fuerte deseo de simplemente estrangularlo en ese instante. En su lugar, opta por apretar sus dedos alrededor del dinero, guardándolo en sus bolsillos—. ¿Necesitas que te lleve a casa? —Levi levanta la mirada para ver a Eren haciendo un gesto al brillante Porsche negro estacionado en el aparcamiento. Por supuesto que tiene un Porsche, Levi piensa, rodando sus ojos ante el cliché. Y realmente quiere un aventón considerando que la nevada ya le está enfriando hasta los huesos, y es una buena caminata de regreso a su complejo de apartamentos.

Así que solo asiente sutilmente con la cabeza, siguiendo a Eren al auto, que al parecer "tiene calentadores de asiento que en serio deberías usar, porque te ves realmente pálido". No se pierde la pequeña sonrisa tirando de la cara de Eren mientras abre la puerta para Levi, y en silencio le hace desear que este hombre no sea un asesino en serie psicópata, porque eso sería realmente una mierda. Levi es por lo general bastante cauteloso, pero asume que atractivos hombres que le tiran dinero hacen que su precaución eche a volar con el viento. A fin de cuentas, si termina muerto, al menos no será antes de que haya experimentado un poco de lujo en su vida. En un coche que tiene calefacción de asientos.

Levi definitivamente puede pensar en peores maneras de irse.


N/T: Bien, aquí me tienen traduciendo un Ereri, porque la verdad no me importa quién se la meta a quién, yo solo quiero amor (?).

Esto se me hizo mucho más difícil de lo que esperé, la autora tiene una manera diferente de narrar, así que espero que haya quedado decente.

Si quieren actualización, por favor háganmelo saber, apreciaría mucho sus comentarios.

P.D. Gracias a YenAcker por la linda portada. La imagen original le pertenece a Lena.