Antes que nada, necesito aclarar los siguientes puntos...
Primero: la presente lectura es una historia que me encontré por ahí una vez, por parte de un usuario perteneciente al fandom angloparlante. Me gustó tanto que quise compartirla con mis queridos hermanos de habla hispana.
Segundo: debo recalcar que, tanto ustedes como yo, no soy bueno hablando inglés. Pero gracias al cielo, tenemos el traductor de Google. Eso, junto con mis conocimientos básicos de traducción, y una que otra investigación de términos en inglés, he logrado adaptar esta lectura por capítulos para el idioma español.
GRACIAS
P. D.: Una vez que hayan terminado de leer, les hago la más atenta invitación para que dejen su review, ya que soy alguien que busca mejorar en base a la retroalimentación. De antemano, si quieren pueden hacer lo mismo con las demás historias que tengo en mi perfil.
The Loud House y los personajes representados son propiedad intelectual de sus respectivos autores.
Historia original de Samtastic 3.0
Traducida y adaptada por mí.
CAPÍTULO I
Era un día de primavera agradable en la ciudad de Royal Woods, Michigan. Los pájaros cantaban, las flores estaban floreciendo, todo estaba en calma.
En la Escuela Primaria de Royal Woods, todo estaba yendo a su ritmo normal.
Era la hora del almuerzo, por lo que la mayoría de los alumnos y docentes aprovechaban este momento tanto para comer como platicar entre ellos con sus amigos. Sin embargo, Lincoln estaba almorzando solo... aún así, esto no le importaba, ya que sabía que esto se venía aconteciendo con mucha más frecuencia recientemente.
Después de una serie de eventos bastante cómica en el baile de Sadie Hawkins hace un par de semanas, Lincoln de alguna manera había ayudado a todos sus amigos a tener novias.
Su amigo Rusty estaba saliendo con Polly Pain, una chica del equipo de roller derby de Lynn, que siempre llevaba consigo patines y su equipo de protección, ya que amaba y vivía para moverse con rapidez. Eran una pareja perfecta, debido al hecho de que Rusty estaba en una pandilla de ciclistas y también le gustaba moverse rápido.
Su amigo Liam estaba saliendo con Tabby, una chica que era una "tramoyista honoraria" de la banda de su hermana mayor, Luna. A los dos les encantaba el rockeo, así que también eran una pareja perfecta.
Zach estaba con Risas, una amiga de Luan de la escuela de payasos. Estuvieron bien juntos porque ambos tenían un gran sentido del humor.
Y, por último, Clyde, el mejor amigo de Lincoln. Después de años de un enamoramiento no correspondido con Lori, Clyde finalmente estaba empezando a seguir adelante. Por supuesto que iba a paso lento, pero era mejor que nada.
Clyde estaba saliendo con Haiku, una amiga de Lucy que también era una chica gótica y fanática de la poesía. La razón por la que ella y Clyde se llevaron tan bien fue por sus enamoramientos con personas que nunca podrían volver a amarlos: Lori y un vampiro esquemático de Drácula que acaba de cumplir doscientos años.
Lincoln estaba feliz por sus amigos, aunque tenía que admitir que estaba solo sin ellos. En cuanto a su propia novia, Ronnie Anne, bueno...
Antes de que Lincoln comenzara a salir con Ronnie Anne, estaba enamorado de una chica llamada Cristina. Como con la mayoría de los niños jóvenes y sus primeros enamoramientos, no estaba seguro de cómo manejarlo y, por ende, estaba obsesionado con ella. Desafortunadamente para él, ella descubrió ese detalle después de de ese incidente del concurso de vídeos, y estaba tan asustada que se transfirió a la otra clase de quinto grado de la escuela solo para mantenerse alejado de él.
Pero un día, después de chocar literalmente entre ellos en el pasillo, Lincoln se disculpó mientras recogían sus cosas y trató de explicarle el porqué había actuado de la manera en que lo hizo. Cristina simplemente le dijo que pensaría en aceptar su disculpa, y esa había sido la última vez que le había hablado oficialmente.
Sin embargo, hace unos días, Lincoln había visto a Cristina y a Ronnie Anne juntas, hablando y riéndose en la biblioteca. Más tarde, le preguntó a Ronnie Anne con respecto a ese suceso, y le pareció increíble el hecho de que ella le dijera que ambas estaban haciendo el mismo tema para sus informes de historia, y al enterarse, ellas decidieron trabajar juntas.
Esto, a su vez, les ayudó a descubrir que tenían mucho en común.
Y así, los amigos de Lincoln estaban ocupados con sus novias, y su novia estaba ocupada con su amiga. Por lo tanto, el chico de cabello blanco estaba por su cuenta en estos momentos... al menos eso resultaba en un pequeño alivio para él, puesto que hoy era el día de los perros calientes en la cafetería de la escuela, así que podría tener más libertad en disfrutar con locura entre las diferentes variedades de condimentos.
Mientras masticaba lo que era su tercer perro caliente, su maestra, la Sra. Johnson entró en escena. Miró alrededor de la cafetería, antes de poder verlo.
‒ ¡Lincoln! ‒ lo llamó en voz alta.
La señora Johnson rápidamente se acercó a él, con su aliento forzado por un evidente agotamiento. Notando esto, el chico le dio su tiempo para que respirara y exhalara profundamente, antes de contestarle:
‒ Me alegra poder encontrarte al fin. Me preguntaba si podrías ayudarme con algo.
Lincoln Loud no era para nada un estudiante prometedor. De hecho, muchas veces olvidaba ciertos detalles importantes de los temas tratados en clase y nunca tenía cierto interés en cualquiera de sus materias, desde matemáticas hasta educación física. Particularmente, el tenía una cierta atracción por las historietas, la ciencia ficción, los juegos de video y los juegos de rol, actividades en donde podía expresarse con mayor libertad y sin parámetros asfixiantes.
Pero eso no quería decir que era un completo irresponsable, pues, como estudiante, siempre tenía como prioridad cumplir con todas sus tareas y, como hermano e hijo, tratar de estar al día con sus deberes y obligaciones en el hogar. De vez en cuando, tenía problemas para asimilar todo debido a conflictos personales, pero nada como un pequeño "plan" para salir de los apuros o contar con el apoyo y/o la ayuda de sus allegados.
Aparte, el chico no poseía ninguna habilidad para sobresalir en lo académico, lo artístico o en una actitud deportiva; probablemente, eso se debía al hecho de que no le importaba mucho destacar, ya que siempre quiso considerarse como alguien que siempre quería pasar el rato, ya sea con sus familiares o amigos.
Aún así, eso no evitaba que varios de sus compañeros, e incluso algunos maestros, le solicitaran su ayuda algunas veces; todo esto se debía a su capacidad de congeniar con las personas o de adaptarse a la situación actual, pues siempre consideraba que pensar en el bienestar de los demás era algo importante para él.
‒ Claro ‒ dijo Lincoln, encogiéndose de hombros ‒ ¿Qué pasa, profa?
‒ Bueno, necesito que... ‒ comenzó la Sra. Johnson, antes de detenerse y mirar a Lincoln de una manera inquisitiva ‒ Disculpa... ¿qué clase de saludo fue ese?
En ese instante, Lincoln no pudo evitar ponerse nervioso, justo cuando un tono rojizo estaba apareciendo en rostro.
En sí, la ausencia de sus mejores amigos era algo a lo que se estaba acostumbrando últimamente, un factor que fue quizás un catalizador de su comportamiento ambiguo como el que acababa de cometer en estos momentos.
‒ ¡Ay! Yo... lo lamento, Sra. Johnson. Es que... creí que sería bueno dirigirme a usted de una forma... más... amigable. Si la ofendí, le prometo que no volverá a suceder.
La Sra. Johnson lo miró severamente... antes de reírse entre dientes.
‒ Está bien, Lincoln. Es solo que ninguno de ustedes ha tratado de ser amigable conmigo antes.
» De todos modos, el otro maestro de quinto grado, el Sr. White, tuvo que correr a su casa para encargarse de una cuestión familiar, así que tengo que calificar ambas pruebas de la semana pasada para el final del almuerzo. Y como necesito hacer eso, me preguntaba si podrías hacer un mandado por mí.
‒ Claro ‒ asintió Lincoln ‒ ¿Cuál es?
‒ Solo necesito que lleves este pendrive al profesor Thompson ‒ dijo ella, entregándole, efectivamente, un pequeño dispositivo de almacenamiento negro con memoria flash.
‒ ¿A quién?
‒ El Profesor Thompson, el maestro de ciencias. ‒ explicó ‒ Lo tendrás el próximo año. Su clase está al final del corredor trasero. Solo dile que esta es la información que obtuve para él, ¿está bien?
‒ De acuerdo ‒ dijo Lincoln, terminando su perro caliente de un mordisco, mientras tomaba la memoria USB de su maestra, quien se apresuró a alejarse.
Deteniéndose para deshacerse de su bandeja, Lincoln miró a su alrededor, procurando avisar de su ausencia a algún allegado suyo en caso de que este se hubiese aparecido durante la charla con su maestra...
... No vio a NINGUNO de sus amigos en ninguna parte, pero no fue gran cosa. Los encontraría cuando regresara.
Para cuando Lincoln se había asegurado de que las cosas estaban normales en la cafetería, el chico ya estaba avanzando por el corredor trasero; pero mientras se apresuraba por los pasillos (al mismo tiempo de que se aseguraba de no correr o empujar a alguien más), no pudo evitar tener una mala sensación en el estómago, como si supiera que algo andaba mal...
Eso no tenía sentido... no había visto ni escuchado nada que implicara algo malo. Quizás se debía al hecho de que nunca se había apresurado en comer su almuerzo, o tal vez era simplemente por el hecho de que la cafetería habían servido judías verdes en lugar de papas fritas, cosa que a lo mejor no estaban sentándole bien con los perros calientes que se había comido.
Sea lo que hubiese sentido, eso no lo detuvo, y después de un par de minutos, Lincoln llegó al final del pasillo trasero. Al mirar de un lado al otro, notó que en las paredes opuestas había dos puertas. En una de ellas se leía "Laboratorio de Ciencias" y en la otra "Prof. Thompson".
‒ Guau ‒ murmuró Lincoln. ‒ ¿Este tipo tiene su propia oficina? ¡Fascinante!
Dicho esto, el muchacho se dirigió a la puerta que supuestamente daba con el profesor y procedió a tocarla.
Después de un momento, un hombre, que estaba entrado en sus cincuenta y tantos, bajo, delgado y canoso abrió la puerta; el señor venía vestido con la clásica bata de laboratorio abotonada, con unos pantalones de color beige y zapatos negros, y lo primero que le notó es que aparentemente sufría de alguna discapacidad visual, puesto que el detalle estaba en los lentes que colgaban de su cuello, los cuales tuvo que utilizar de una vez para ver a su visitante.
Una vez que se puso los lentes, esperando a que sus ojos enfocaran correctamente su entorno, le echó una mirada neutral a Lincoln.
‒ Hola... ¿En qué te puedo ayudar, jovencito? ‒ la voz del hombre tenía un tono áspero, pero era lo suficientemente afable como para evitarle incomodidad al muchacho.
‒ ¿Usted es el profesor Thompson? ‒ preguntó Lincoln, y el hombre asintió con la cabeza. ‒ Verá... La señora Johnson dijo que consiguió algunas cosas para usted.
En eso, le tendió al hombre el pendrive, el cual tomó ansiosamente.
‒ ¡Maravilloso! ‒ exclamó ‒ Joven, ¿sabes lo que es esto?
Lincoln negó con la cabeza.
‒ Esto... ‒ el profesor Thompson señaló con algo de impaciencia al pequeño dispositivo. ‒ Esto es lo que el tío de tu maestra, que era un científico reconocido, estaba trabajando antes de morir. Si puedo completar sus teorías, el mundo puede tener un mañana mejor. Dile a la Sra. Johnson que aprecio mucho esto.
Lincoln sólo se limitó a asentir con la cabeza una vez que captó la orden, y en eso, el hombre cerró la puerta, dejando a Lincoln solo.
En sí, la actitud del hombre, así como de algunos científicos, le resultó un poco extraña de comprender para el niño de cabello blanco; por lo general, es admirable el hecho de que gente como ellos eran capaces de comprender cosas que iban más allá del entendimiento común, pero el hecho de que algunos se recluyan en sus espacios de trabajo para que las otras personas no las molesten resulta algo lamentable, hasta cierto punto.
‒ Bueno... al menos, no me gritó cuando llamé a la puerta. ‒ exhaló el muchacho, encogiéndose de hombros. ‒ Lo que sea que se halla en esa cosa suena importante, por lo que al menos puede ser usado por alguien que aparentemente sabe lo que está haciendo.
Dando fin a la exteriorización de sus pensamientos, Lincoln decidió volver a la cafetería.
Sin embargo, cuando se giró y comenzó a andar, escuchó un ligero crujido. Girando su mirada, vio que la puerta del laboratorio se abría lentamente. Alzando una ceja, pensó que simplemente no estaba bien cerrada. Queriendo ahorrarle el trabajo al profesor, se acercó para cerrarla... y fue cuando ésta se abrió por completo.
El panorama extraño de ese acontecimiento decía a vivas luces que se evitara a toda costa, toda persona común creería que lo extraño podría traer un resultado incierto e inseguro, en la mayoría de los casos. Aún así, la curiosidad invadía cada zona de su organismo, por lo que Lincoln miró adentro para ver si había alguien en la habitación... no debería de haberlo, ya que era la hora del almuerzo.
Al mirar alrededor de la habitación oscura, notó que estaba totalmente equipada como un laboratorio tradicional: una docena de escritorios para 4 personas, cada uno con un fregadero. Hasta había una ducha en la parte posterior, así como un par de trajes para protegerse de materiales peligrosos.
‒ Je. Parece que el sexto grado no será tan aburrido ‒ murmuró, entrando completamente en la sala para ver mejor.
Definitivamente parecía que sería una clase interesante, principalmente porque ya podía verse a sí mismo utilizando productos químicos, tal y como lo hacía Lisa.
Pero la sensación de visualizar el futuro se vio interrumpida cuando el ruido de un vidrio siendo golpeado resonó en la totalidad de la habitación.
Siguiendo la fuente del ruido, Lincoln miró hacia uno de los escritorios para ver que un vaso de precipitado se había caído.
‒ Qué extraño ‒ murmuró Lincoln para sí mismo, mientras se acercaba para recogerlo.
Miró el escritorio y todo alrededor, pero no parecía haber ninguna razón para que el vaso se hubiera caído. Lo único que se le ocurrió fue que tal vez la persona que lo había usado lo había puesto en el borde del escritorio, y finalmente se cayó.
Agachándose para inspeccionarlo, notó que el vaso estaba intacto, pero también se había derramado un poco del líquido que estaba ahí. Ahora, teniendo un genio científico como hermana menor, Lincoln debía de hacer algo al respecto, debido a que recibió educación básica sobre seguridad en el laboratorio, incluido el manejo de derrames.
Al mirar el vaso de precipitado, no había ninguna etiqueta que indicara qué era su contenido. Eso lo dejó en una desventaja pues no podía determinar si ese derrame era peligroso o no.
‒ ¿Debería conseguir a alguien? ‒ preguntó para sí mismo ‒ ¿O debería simplemente limpiarlo?
Al olfatearlo, Lincoln no notó olores inusuales en el aire y, al mirarlo, notó que el derrame era relativamente pequeño. Él podría limpiarlo fácilmente en un par de minutos, mientras que conseguir a alguien para ayudar probablemente demoraría al menos diez minutos.
Decidiendo que era inútil perder el tiempo, Lincoln se dirigió a la pared donde estaba el dispensador de toallas de papel para así tratar de limpiar ese derrame. Al acercarse notó que, en el borde del mostrador, había otro vaso de precipitado casi idéntico al otro, con la excepción de que éste estaba completamente vacío.
‒ Raro. ‒ murmuró, sacando un par de toallas de papel. ‒ Puede ser un poco normal que alguien coloque un recipiente fuera de lugar, pero no dos.
Decidiendo no pensar en ello, Lincoln sacó un par de toallas más, notando un ligero sonido de raspado mientras tiraba. Sin importarle nada, se dirigió al derrame y rápidamente lo limpió.
Luego caminó de regreso al mostrador y tiró las toallas en el bote de basura. Luego se dirigió de nuevo al lugar donde se había producido el derrame y lo revisó para ver si había algún residuo o si el piso aún estaba resbaladizo.
Mientras se limpiaba sus manos, donde había estado el derrame, de repente percibió el olor del humo. Se dio la vuelta… ¡justo a tiempo para ver al bote de basura estallar en llamas!
‒ ¡SANTO CIELO! ‒ lloró Lincoln en estado de shock, saltando hacia atrás. Mirando alrededor de la habitación, notó un extintor de incendios junto a la puerta. Corrió y lo agarró, antes de correr de regreso al bote de basura. Manteniéndose a una distancia segura, tiró de la boquilla y roció el contenido hacia el fuego, sintiéndose aliviado al ver que las llamas se apagaban...
Solo para que su mente se amolase cuando las llamas volvieron a encenderse y comenzaran a "arrastrarse" por el torrente de espuma. Lincoln dejó caer el extintor y se arrojó debajo del escritorio del maestro, justo cuando el extintor estallaba en llamas, enviando pedazos de fuego a todas partes.
Mirando por encima del escritorio, Lincoln vio que las persianas no solo se habían incendiado, sino también los manuales de instrucciones de todos los escritorios de los estudiantes. Cada escritorio se prendió, y los vasos que tenían químicos en ellos explotaron.
Cuando la habitación comenzó a llenarse de humo, Lincoln procedió a correr hacia la puerta, sabiendo que tenía que salir de allí. Mientras tanto, justo al lado de la puerta había un perchero, y el único abrigo colgando de ahí se había incendiado. Para cuando Lincoln notó esto, ya era demasiado tarde.
Se topó con el pasillo del laboratorio y casi se queda atónito, puesto que donde rozó contra la pared en donde se exhibía algunas obras de arte de los estudiantes, las cuales rápidamente se incendiaron en un efecto dominó.
Al salir de la habitación, Lincoln observó horrorizado cómo el pasillo de afuera se incendiaba lentamente. Saliendo de su shock, rápidamente corrió y tiró de la alarma de incendios que estaba en una esquina cercana... ¡solo para gritar de ira cuando el mango se rompió en su mano!
Temiendo por su vida y la vida de todos los estudiantes de la escuela, Lincoln miró a su alrededor, tratando de formular un plan, encontrando todos los recursos a su alcance para lograr su objetivo. Es ahí donde notó a los aspersores de agua en el techo, pero... ¿por qué no se activó el sistema de riego? ¿No debería haber comenzado automáticamente una vez que los detectores de humo se encendieran...?
‒ ¡DIABLOS! ‒ gritó Lincoln, recordando de repente que ayer algunos estudiantes habían arrojado un montón de basura por los excusados en el baño de los niños, dañando las tuberías. Como tal, todo el sistema de agua se había apagado mientras se trabajaba en ello.
Sabiendo que no tenía ningún momento que perder, Lincoln se precipitó por los pasillos, dejando atrás las llamas, hasta que llegó a la alarma de incendios más cercana. Rápidamente, pero con cuidado, bajó el mango que la activaba, y efectivamente, la alarma se disparó.
En ese instante, los estudiantes salieron de la cafetería. Afortunadamente, estaba justo al lado de las puertas delanteras, por lo que todos lograron salir bastante rápido; sin embargo, la vida de los demás estudiantes era sólo el principio, el chico de cabello blanco tenía que averiguar si sus amigos y familiares estaban bien.
Afuera, al otro lado de la calle de la escuela, los profesores intentaban mantener el orden. Mientras que los estudiantes se estaban reuniendo rápidamente en sus respectivos grados, cada uno de los profesores tenía que tomar asistencia de ellos.
Para cuando Lincoln salió de la escuela, el cual fue uno de los últimos en hacerlo, miró frenéticamente al otro lado de la calle, tratando de ver si sus amigos y hermanas habían salido ilesos de todo el alboroto.
La situación era espeluznante. Mucho de lo que conocía hasta ahora de este día fue machacado por completo en cuestión de un parpadeo, un ardiente y letal suceso que por poco acaba con sofocarlo, y lo único que esperaba es que las personas relativas a su persona no hubiesen terminado heridas tras tan nefasto suceso.
El estrés lo agobiaba y el tiempo que transcurría era incierto, lo cual hacía difícil concretar su búsqueda; tomó tiempo... pero finalmente suspiró aliviado al ver a Lucy, Lola y Lana (las únicas tres hermanas que iban a la misma escuela con él) y a todos a sus amigos, todos completamente ilesos y justo en medio de sus grados respectivos.
Aún así, a pesar de que estaba completamente satisfecho del estado actual de los suyos como de los demás, no pudo evitar sentirse presionado por la situación. Mientras más observaba a todos los chicos y chicas reunidos, más se preocupaba por el hecho de que no lograba quitarse de encima las caras perplejas de todos, todo debido a lo que acababa de acontecer.
Sin duda, esa visión fue algo agobiante, puesto el origen de un incendio es motivo de un estado de emergencia dado a las implicaciones peligrosas de sus resultados; pero ya es un motivo sumamente serio cuando se trata de provocar un incendio, y... si pudo haber motivo como algo accidental o no, el responsable debía pagar por sus actos...
Antes de que otro pensamiento atrapara su atención, sin embargo, fue interrumpido por unos alaridos, que al parecer fueron emitidos por una voz familiar:
‒ ¿Lincoln? ¡Lincoln!
Efectivamente, la Sra. Johnson estaba mirando a su alrededor, llamándolo con algo de preocupación en su tono de voz:
‒ ¡¿Lincoln Loud?!
Tomando una respiración profunda, Lincoln trotó hacia su clase. Mientras Lincoln se estaba aproximando, no pudo evitar pensar en una cosa: él acababa de iniciar un incendio que probablemente pudo haber dañado a la mayoría de la escuela. A pesar de que fue un accidente, no había forma de que él saliera impune de este desastre.
Sin dudas, no pudo haberse sentido peor; lo que por poco termina en tragedia, pudo evitarse si no hubiese metido las narices en ello. Fue lo único que logró asimilar justo cuando dos de sus amigos se acercaban junto él e inmediatamente lo rodearon.
‒ ¡Lincoln! ‒ gritó Clyde, abrazándose a su mejor amigo ‒ Me asusté cuando no pude encontrarte.
Lincoln le dio unas palmaditas en la espalda a su mejor amigo.
‒ Está bien, Clyde, estoy bien.
‒ Me alegro de que estés bien, Lincoln ‒ dijo Ronnie Anne, envolviendo su brazo alrededor de él después de que Clyde lo hubiera soltado ‒ ¿Dónde estabas?
‒ Oh... ‒ Lincoln se congeló cuando todos los ojos de sus amigos cayeron sobre él. No había manera de que él pudiera decirles que había empezado el fuego, que se vería en problemas. ‒ Yo... tuve que hacer un mandado para la Sra. Johnson.
Antes de que cualquiera de sus amigos pudiera hablar, cuatro voces gritaron:
‒ ¡Lincoln!
Sus hermanas y la Sra. Johnson estaban corrieron hacia él. Las gemelas lo abrazaron, gritando que estaban contentas de que estuviera a salvo. Por su parte, Lucy se paró frente a él, y declaró con voz monótona que también estaba contenta de que estuviera a salvo. La Sra. Johnson suspiró aliviada mientras miraba su nombre fuera de su lista de asistencia.
‒ ¡Oh, gracias a Dios! ‒ gritó la Sra. Johnson ‒ ¡Al fin, todos están contados!
A pesar de ver y escuchar que aparentemente no hubo heridos ni víctimas, esto no calmó los pensamientos de Lincoln mientras observaba cómo su escuela lentamente se quemaba. Pero lo peor de todo... es que fue a causa suya.
‒ Estoy frito ‒ murmuró para sí mismo, cuando los camiones de bomberos se detuvieron.
‒ Y en otras noticias... ‒ decía el presentador de noticias ‒... la parte trasera de la escuela primaria Royal Woods fue incendiada hoy. Pero milagrosamente, nadie resultó herido.
En la casa de los Loud, todos los hermanos se sentaron juntos en el sofá. Lucy, Lana y Lola se sentaron en los regazos de Lori, Leni y Luan, respectivamente. Al igual que todos los demás padres, el Sr. y la Sra. Loud se horrorizaron con la idea de que la escuela de sus hijos se incendiara.
Tan pronto como los niños llegaron a casa, fueron abrumados por sus hermanas mayores. Los abrazaron y le agradecieron al Cielo que estuvieran bien. Ahora, justo antes de cenar, todos se reunieron frente al televisor para ver las noticias sobre lo que sucedió. Como se dijo anteriormente, las hermanas menores estaban en el regazo de sus hermanas mayores, mientras que Luna sostenía la mano de Lincoln.
Lincoln, por su parte, estaba parado al lado derecho del sofá, mirando el televisor con temor. A pesar de que los bomberos habían logrado apagar el fuego antes de que quemara por completo el edificio, la mitad aún se hallaba maltrecha... y todo por su culpa. Claro que había sido un accidente, pero eso no lo hizo más fácil.
‒ Acabamos de recibir el informe oficial ‒ afirmó el presentador de noticias ‒ Vamos a la escena del crimen con el jefe de bomberos.
‒ ¡¿Crimen?! ‒ gritó Lincoln, causando que Luna le frotara la mano y le dijera que estaba bien.
El jefe de bomberos apareció en la pantalla junto con uno de los reporteros itinerantes.
‒ Bueno, fue difícil determinar lo que sucedió al principio, aunque gracias a algunas investigaciones, sabemos con certeza que fue un incendio provocado.
Los ojos de Lincoln se abrieron de par en par. Aunque ya sabía lo que había pasado, aún así no podo sentirse más que aturdido y, al mismo tiempo, exasperado por lo que acababa de escuchar por parte de una persona que se supone es un experto en lo que hace.
"¿Cómo podría considerarse un incendio provocado cuando fue un accidente?"
‒ Encontramos rastros de un iniciador de fuegos artificiales ‒ dijo el jefe ‒ Al parecer, fue hecho a base de aceite vegetal y tequila, era casi indetectable, aunque pudimos encontrarlo. Aparentemente alguien espolvoreó al laboratorio de ciencias de la escuela con eso, y así comenzó el incendio.
Fue así que Lincoln sintió que su mente se quedaba en blanco. El líquido que había limpiado... ese debió haber sido el catalizador de fuego. ¿Pero cómo? Por supuesto, quizás habría sido capaz de que creciera un pequeño fuego, pero ¿cómo podría simplemente hacer que un bote de basura se incendiase? Lincoln no recordaba haber visto ni olido nada en la basura cuando cogió las toallas de papel, solo había algunos papeles arrugados.
‒ ¿Tienen sospechosos? ‒ preguntó el reportero que estaba en pantalla.
‒ Bueno, según las cámaras de la calle, nadie fue visto ingresando a la escuela que se suponía que no debía hacerlo. Eso significa que probablemente fue un trabajo interno. Debido al desdén general por la escuela, naturalmente sospechamos que era un estudiante ‒ explicó el jefe de bomberos, antes de girar para mirar a la cámara. ‒ Y para que lo sepas, pequeño vándalo, cuando te atrapemos, te enfrentarás al máximo castigo por tu crimen. Tal vez no estoy a cargo de la escuela, pero puedo decir con certeza de que la expulsión y el reformatorio serán parte de tu castigo. Si fuera tú, me entregaría, porque prolongar esto solo empeorará las cosas.
En ese momento, el chico sentía que su piel se tornaba del mismo color de su cabello, al mismo tiempo que comenzaba a temblar. ¡La expulsión y el reformatorio lo seguirían por el resto de su vida! Tendría suerte si conseguía un trabajo como conserje de Burpin 'Burger.
‒ Hermano, ¿estás bien? ‒ preguntó Luna, jalándolo para un abrazo. El resto de las hermanas miraron a su hermano, notando la preocupación en su rostro.
‒ S... sí ‒ forzó ‒ Es s... s... sólo que me da miedo pensar que alguien en mi propia escuela podría ac... ac... accidentalmente encender ese fuego gigante.
‒ ¡Oh, no, Lincoln! ‒ habló Lola en tono arrogante altivo ‒ ¡Un fuego así NO es accidental! Algunos idiotas lo iniciaron, más que probable, como una súper broma. ¡Probablemente se mantendrán ocultos durante años, y luego revelarán que fueron ellos antes de que huyan del país!
‒ Eso es algo exagerado de tu parte, ¿no crees? ‒ preguntó Lisa, poniendo los ojos en blanco. ‒ Es más que probable que sea solo un incendiario que tenga una antipatía extrema hacia la escuela, quien finalmente se hartó de ella. Es probable que lo atrapen en una semana como máximo, porque ese tipo de personas siempre se equivocan y se delatan a sí mismas.
‒ Sí, y luego ese idiota que comenzó esto tendrá lo que se merece. ‒ exclamó Lori con enojo, envolviendo a Lucy en un abrazo que casi aplastaba sus huesos. ‒ ¡Nadie trata de lastimar a mis hermanos!
En cambio, Lucy no pudo más que (inexpresivamente) exhalar un aullido de dolor, mientras su hermana mayor la apretaba.
‒ Sí, esto se pondrá ardiente una vez que lo atrapen ‒ bromeó una Luan carcajeante, ganándose quejidos de sus hermanos.
Cuando las hermanas simplemente empezaron a irritarse, Lincoln no pudo evitar sentirse extremadamente nervioso.
Pero él no debería estarlo, ¿verdad? El fuego fue un accidente y nadie resultó herido. Entonces en ese caso, realmente no había ninguna razón para que él arruinara su vida confesando, ¿verdad?
...¿Verdad?
Llegada la noche, y tras dar por concluida con la cena, Lincoln se hallaba en su cuarto, y mientras navegaba en línea, se cansó de todas las noticias sobre el incendio. Casi todo lo que miró llevaba consigo el mismo mensaje: ¡Te encontraremos! Aunque nadie sabía que él tenía la culpa, no podía evitar sentir que todos sabían exactamente a quién se dirigían cuando escribieron eso.
Decidiendo no pensar en lo que sucedió, Lincoln decidió ir a Bplus, uno de sus sitios web favoritos de juegos. Desafortunadamente, cuando se conectó y miró la gran variedad de juegos que aparecían en la sección de Tendencias, no pudo evitar notar un... cierto patrón en ellos.
Títulos como "El Príncipe Flama", "Bomberos Extremos", "Escape de Prisión" y "Cuidado con el Fuego" hicieron que Lincoln se sintiera nauseabundo, por lo que decidió cerrar su laptop y así distraerse leyendo un comic de Ace Savvy. Metió la mano debajo de la cama, en la caja donde estaban todos sus cómics y tomó uno al azar.
Ace Savvy vs. Los Extraterrestres Infernales
Lo arrojó a un lado y agarró otro.
Ace Savvy vs. El Incendiario Loco
De nuevo, lo arrojó a un lado y agarró otro.
‒ La tercera vez es la vencida ‒ murmuró.
Lo levantó y miró la cubierta.
Ace Savvy en Una de Policías
Ahora sintiéndose extremadamente mareado, volvió a poner los cómics en la caja. No importaba que hiciera, la culpa lo estaba consumiendo y lo único que podía hacer era sentir un enorme remordimiento hacia su persona. En un intento por mantenerse estable, recurrió al único recurso que tal vez le otorgaría un poco de tranquilidad; recogió a su conejo de peluche, Bun-Bun.
‒ Bueno, Bun-Bun ‒ le murmuró a su preciado juguete desde el jardín de niños. ‒ Todo va a estar bien, ¿verdad? No hice nada malo, ¿verdad?
Por supuesto, el juguete simplemente lo miró, sin decir ni hacer nada. Había pasado un cierto tiempo desde la última vez que Lincoln había intentado entablar una conversación con su juguete, y pensó que tal vez tendría un consuelo de parte de un objeto que siempre consideró como un amigo auxiliar en momentos de crisis. Lamentablemente, la chispa por creer que
A pesar de que solo eran las ocho de la noche, y su hora de dormir no era hasta las once, Lincoln decidió simplemente prepararse para la cama. Sintió que quizás podría dormir hasta entradas las once de la mañana, ya que la escuela fue cancelada por el resto de la semana (era miércoles), y durante los siguientes cuatro días, los escombros quemados se limpiarían, y luego la escuela se reanudaría el lunes siguiente, y los salones que habían sido dañados tendrían clases en algunos remolques que se colocarían en el campo de fútbol. Sin embargo, la clase de ciencias fue cancelada hasta que atraparan al incendiario...
"¡Je! ¡Qué casualidad!"
Ese detalle de la cancelación indefinida lo llevó a pensar que quizás nunca lo atraparían, pues uno nunca creería que Lincoln Loud, el cándido niño de once años que tiene diez hermanas, podría ser el culpable. Cosa que también no lo ayudó, lo único que quería era que el incendio nunca hubiese ocurrido, pues lo más tedioso para él era tener que imaginarse detrás de una celda si tratara de confesar lo que realmente ocurrió.
‒ Soy un incendiario ‒ murmuró Lincoln, ligeramente desconcertado por la idea mientras se ponía su pijama.
Cuando apagó la luz y se metió en la cama, pensó para sí mismo:
"¿Sabes qué...? ¡Hay que olvidarlo! Es más, no hay evidencia de que lo haya hecho. Solo voy a acostarme, y todo va a pasar al olvido".
Lucy, Lola, Lana, Clyde, Rusty, Liam, Zach, Ronnie Anne y la Sra. Johnson estaban todos atados y amordazados en la cafetería. Luchaban por escapar, sin suerte.
‒ Bueno, bueno, bueno... ‒ gruñó una voz, cuando una figura entró en la cafetería ‒ Parece que toda la pandilla está aquí.
Los ojos de todos se agrandaron cuando vieron quién era la figura: Lincoln. En lugar de su habitual camisa naranja y jeans azul, llevaba un estereotipo de "esmoquin de gánster" completo con un fedora negro.
De por sí, la situación ya era preocupantemente extraña para los incautos cautivos, pero el ver al chico de cabello blanco con ese atuendo ya era casi una situación desconcertante. Lola, al ver a su hermano mayor de esa forma, intentó vocalizar una pregunta de cómo eso era posible, tratando de que la cinta en su boca no se lo impidiera.
Y funcionó, ya que Lincoln dijo:
‒ Me alegro de que hayas preguntado, hermanita ‒ sonrió Lincoln a sus cautivos ‒ Verán, el fuego que comencé el otro día no los mató, así que estoy haciendo lo único obvio: comenzar otro para quitarme las espinas de mi lado.
Todos sus ojos se abrieron de par en par mientras chillaban en sus mordazas y luchaban por escapar.
Lincoln sacó dos botellas, una de tequila y otra de aceite vegetal, y un encendedor. Sonrió maliciosamente al grupo mientras comenzaba a verter las botellas sobre ellos. Intentaron sacudir el contenido, sin ningún efecto. En segundos estaban prácticamente empapados.
‒ Y ahora... tiempo de encender todo ‒ Lincoln sonrió violentamente, viendo la expresión de miedo en las caras de sus amigos y hermanas. Encendió el encendedor y lo tiró al suelo justo en frente de la señora Johnson...
Sobra decir que la mirada vil y la sonrisa descarada de Lincoln nunca abandonaron su rostro, mientras disfrutaba a cada minuto cómo se derretían esos rostros implorantes.
En la planta baja, las hermanas estaban sentadas en la sala de estar, simplemente holgazaneando, cada una haciendo lo suyo. Por supuesto, las hermanas mayores seguían vigilando a Lucy, Lana y Lola, así como a Lisa, que las estaba revisando para asegurarse de que no habían tenido ningún efecto negativo del incendio, a pesar del hecho de que no habían estado cerca de las llamas.
Lori estaba mandando un mensaje de texto a Bobby, preguntando si Ronnie Anne estaba bien. Luna, Luan, Lynn y Lucy se aseguraban de que sus amigos estuvieran bien. Lisa estaba revisando a Lola y Lana, y Leni estaba jugando con Lily.
A pesar de los eventos del día, todo estaba relativamente tranquilo...
... ¡Hasta que las chicas oyeron un grito que las hizo saltar en estado de shock!
‒ ¡Qué rayos! ‒ lloró Luna, mientras todos miraban hacia las escaleras ‒ ¡Eso vino de la habitación de Lincoln!
Todas ellas detuvieron lo que estaban haciendo y se apresuraron a subir las escaleras hacia la habitación de su hermano. Abrieron la puerta y encontraron a Lincoln en el suelo, enredado en las sábanas de su cama. Estaba revolviéndose, y para cuando logró quitarse las sábanas, vieron que tenía una expresión de terror en su cara roja.
‒ ¡Hermano! ‒ gritó Luna, cayendo de rodillas y agarrando a Lincoln por los hombros ‒ ¿Qué pasó? ¿Qué pasa?
‒ Yo... tuve un sueño... una pesadilla ‒ balbuceó Lincoln, mientras que lentamente perdía la mirada preocupada de Luna y se enfrascaba hacia la nada ‒ ¡el fuego era...! ¡Ay, Dios! ¡El fuego!
Tan pronto como veía que estaba perdiendo de nuevo el control de sí mismo, Luna envolvió a su hermano en un abrazo y lo apretó de manera mesurada para tranquilizarlo, frotando su mano sobre su espalda.
Por su parte, el resto de las hermanas solamente se mantuvieron contemplando esta escena con preocupación. Lincoln claramente estaba manejando lo peor del incendio, más que las otras tres hermanas. Después de todo, Lucy y las gemelas apenas parecían afectadas por eso.
‒ Linky, está bien ‒ dijo Leni, poniéndose de rodillas y envolviendo a Lincoln en un abrazo.
Lily, que todavía estaba en los brazos de Leni, atinó en mirarlo con tristeza, como si realmente supiera que estaba alterado, por lo que también se apresuró a abrazar a su hermano.
‒ Sí ‒ dijo Lori, uniéndose al abrazo grupal ‒ Los policías descubrirán quién o quiénes hicieron esto y lo pagarán.
‒ Si. Los culpables obtendrán lo que se merecen, te lo garantizo. ‒ dijo Lynn, al mismo tiempo que ella y el resto de las hermanas se unían lentamente en el abrazo grupal, tratando de consolar a su angustiado hermano.
Lincoln miró a todas sus hermanas, y las lágrimas comenzaron a derramarse de sus ojos. Incluso si el fuego fue un accidente, sabía que tenía que confesar tarde o temprano, de lo contrario la culpa lo destrozaría por dentro. Sin mencionar que el castigo probablemente sería peor.
El castigo. Incluso si él explicara que el incendio había sido un accidente, ¿aún sería castigado con expulsión y arresto? Después de todo, el jefe de bomberos dijo que encontraron rastros de un iniciador de fuego hecho por el hombre, lo que honestamente no tenía ningún sentido. Pero, de nuevo, la basura puede estallar en llamas y el extintor de incendios que acelera el fuego tampoco tiene sentido. ¿Por qué sucedió? ¿Fue solo mala suerte, o estaba maldito?
Aún así... ¡eso no importaba!
Lo que importaba era que todos pensaban que el fuego se había iniciado a propósito, y todos estaban buscando al "culpable". No podía hablar de esto, porque sabía que su vida se arruinaría y que su familia probablemente lo desconocería. La misma familia que actualmente le estaba dando todo su amor para hacerlo sentir mejor...
Esto no hizo más que empezara a llorar con más fuerza.
FIN DEL CAPÍTULO I
