Author's note: Hola! Aquí os dejo mi primer fic publicado, que es el primero que escribo sobre Rurouni Kenshin. Es un AU centrado en Sanosuke y Megumi, espero que os guste! No dudéis en dejarme comentarios que puedan ayudarme a mejorar la historia! Al final de cada capítulo haré unas cuantas aportaciones como autora que puedan aclarar algo.

Sobra decir que desgraciadamente no me pertenecen ni Rurouni Kenshin ni sus personajes.


Capítulo 1: El zorro y el gallo

Megumi dio un suspiro, observando de soslayo a la que era su compañera de trabajo a la que consideraba su mejor amiga. La muy idiota de Kaoru había vuelto a emborracharse de más y, una vez más, estaba farfullando cosas imposibles de entender a Kenshin, quien sonreía incómodo antes los balbuceos de la joven. ¿Por qué demonios debía de estar ella ahí entre esos dos, si ni tan siquiera tenía ganas de beber un cóctel? La música del karaoke le estaba haciendo reventar la cabeza y el murmullo de toda la gente no ayudaba. Kaoru eructó, y Megumi negó con la cabeza en gesto de desaprobación. Las dos chicas se habían conocido en su lugar de trabajo, en uno de los dos hospitales públicos de la universidad de Tokio mientras hacían sus prácticas como doctora y enfermera y desde el primer momento habían sido inseparables.

-¡Megumi, no seas amargada y bebe un poco! –gritó Kaoru, pasándole su copa de alcohol. La mujer de pelo negro suspiró y cogió la copa, haciéndole un favor a su compañera para que dejase de beber.

-¿Cuándo se suponía que iba a venir ese amigo tuyo, Kenshin? –preguntó Megumi, dejando la copa de Kaoru en la mesa, donde la joven no pudiera verla. –Si no aparece llevaré a Kaoru a casa antes de que haga alguna tontería de borracha.

Kenshin rió, cogiendo su bebida (no alcohólica, por supuesto) y dedicándose un momento a beber un trago antes de responder.

-Aparecerá, no te preocupes. –sentenció el pelirrojo, volviendo a dejar su bebida en la mesa. –Creo que te va a caer genial, sois muy parecidos.

Megumi alzó una ceja, incrédula. Creía difícil encontrar a un hombre que pudiera siquiera igualarla en carácter y temperamento. Kenshin rió al ver su reacción.

-Si no me crees, ya lo verás por ti misma. –dijo encogiendo los hombros. –Mira ahí está. –señalo con la cabeza a un punto entre Kaoru y Megumi. – ¡Sano! Estamos aquí. –Kenshin alzó la mano, indicando.

Megumi giró la cabeza, curiosa por conocer al famoso Sanosuke del que tanto hablaba Kenshin y que supuestamente se parecía tanto a ella. Un chico alto, con el pelo marrón revuelto se hacía paso hasta ellos entre la marea de gente que había ese jueves noche.

-¡Por fin te encuentro Kenshin! Me ha costado una eternidad llegar hasta aquí, ¡esta ciudad es enorme! –dijo entusiasmado a su amigo, dejándose caer a su lado en el sillón, ignorando por completo a las dos chicas sentadas enfrente de ellos. –Me va a costar un tiempo adaptarme a Tokio, aunque si he sido capaz llegar hasta aquí con el teléfono móvil sin batería me veo capaz de cualquier cosa. –dijo soltando una enorme carcajada que en opinión de Megumi era grosera.

¿Y este energúmeno se parecía a ella? Parecían de especies completamente distintas en su opinión.

Kenshin rió tranquilamente y sacudió su melena pelirroja, al mismo tiempo que señalaba a sus dos mejores amigas.

-Sanosuke, deja que te presente primero. Ellas son Megumi y Kaoru, las chicas de las que te he hablado en tantas ocasiones. Megumi es mi vecina, y Kaoru trabaja con ella. –Kaoru farfulló un saludo mientras se desplomaba en la mesa, cerrando los ojos. Megumi sacudió la cabeza, desaprobando el comportamiento de su compañera. Ella simplemente movió la cabeza en gesto de saludo. No le gustaba ese chico ni un pelo.

-Así que estás son las dos amigas de las que tanto me hablas… ¿Cuál de las dos está soltera? –preguntó el tal Sanosuke, alzando la ceja sugerentemente a la chica de pelo largo y negro.

-Ni en tus sueños, gallito. –murmuró Megumi entre dientes, pero asegurando que el muy idiota le había escuchado.

-Así que tú eres de las que se hacen las duras para parecer más deseables, ¿eh? –preguntó, guiñándole un ojo y haciendo que Megumi soltase un bufido.

Sanosuke volvió a soltar otra de sus carcajadas y giró la cabeza para hablar con su amigo Kenshin, haciendo como si Megumi y una inconsciente Kaoru no estuvieran ahí. Escuchaba atenta la conversación, el chico era arrogante y muy orgulloso de sí mismo, aunque por lo poco que sabía de él no tenía motivos. Según le había contado Kenshin a Megumi, su amigo provenía de la provincia de Nagano y se habían conocido en la infancia, siendo mejores amigos hasta los actuales días, a pesar de que el joven era unos años menor que Kenshin. Sanosuke se había graduado en fisioterapia (cosa que no le pegaba en absoluto) en la universidad de Shinshu y había ido a Tokio en busca de una oportunidad de trabajo, donde Kenshin le daría cobijo en su pequeño apartamento hasta que encontrase algo con lo que ganarse la vida.

A su vuelta minutos más tarde, encontró que sólo Sanosuke estaba en la mesa, ya terminando una cerveza que ella no le había visto pedir.

-¿Dónde han ido Kenshin y Kaoru? –preguntó Megumi con dureza. Había algo en ese chico que hacía que le diesen ganas de tirarse del pelo y gritarle soeces, y no tenía la intención alguna de ser educada con él por su comportamiento nada más presentarse.

-Tu amiguita se encontraba mal y como Kenshin es un caballero a la antigua usanza ha decidido acompañarla. Yo solo estoy aquí porque él me ha ordenado que te esperase hasta que salieras del baño y te acompañase a casa.

¿Acompañarla a casa? ¿Pero es que Kenshin se había vuelto loco?

-Prefiero ir sola a ir con un maleducado pervertido como tú. –dijo, cogiendo su bolso y dirigiéndose a la salida del local, sin tan siquiera mirar si el chico pretendía seguirla.

A los pocos segundos de encontrarse ya en el frío de la calle, Megumi escuchó la voz del chico detrás de ella.

-Eh, ¡espera! Le dije a Kenshin que te acompañaría a casa y así lo haré. –dijo el joven, mirándola por primera vez en esa noche a los ojos.

-He dicho que puedo ir solita perfectamente. –Sanosuke intentó agarrarla por el brazo pero con gran destreza se zafó de su agarre. –Y ni se te ocurra tocarme, gallito. Te has comportado como un maleducado desde el momento en el que llegaste y no quiero pasar ni un segundo más contigo. –añadió Megumi, volviendo a mirar al chico de arriba abajo. ¡Ni siquiera sabía vestir decentemente!

-¿Sabes cómo llamamos a la chicas engreídas y estiradas como tú en Nagano? Vixen. –Sanosuke escupió la última palabra, haciendo enfurecer aún más a la joven. –Deberías relajarte un poco y dejar de juzgar tan a la ligera, te van a salir arrugar de tanto fruncir el entrecejo.

-¿Pero cómo te atreves? –Gritó Megumi, mientras que con su mano derecha paraba un taxi –No te me vuelvas a acercar en tu vida, y pobre de ti si se te ocurre aparecer en una de mis salidas con Kenshin porque será lo último que hagas en tu vida. –amenazó, mientras subía al asiento trasero del taxi que acababa de llegar de la forma más orgullosa que pudo.

Megumi cerró la puerta de un portazo y el taxi volvió a circular. Tras dar las indicaciones hasta su hogar, la chica se echó hacia atrás, su cabeza a punto de estallar por el dolor y el estrés que ese chico le había causado aumentar.

-Estúpido Gallito engreído… -murmuró entre dientes, mientras contemplaba a través de la ventana las luces de la nocturna Tokio.

Unos bloques más atrás atrás, un Sanosuke muy desubicado trataba de encontrar el camino de vuelta a casa de Kenshin, maldiciendo de nuevo a su teléfono por haberse quedado sin batería justo cuando más lo necesitaba.

-Maldita Vixen… Si no me hubiese hecho perder los nervios podría haberle preguntado cómo llegar a la casa de Kenshin… -murmuró furioso, pegando una patada a una pequeña piedra que había en el camino, mientras andaba en dirección contraria a la que había marchado el taxi, perdiéndose en la multitud de la calle.


Author's note: Por motivos lingüísticos he decidido usar la palabra inglesa vixen para Megumi como insulto por parte de Sanosuke. Simplemente me parece demasiado ofensivo llamarla zorra porque tiene otras connotaciones aparte de ser "malvada". Eso es todo. Quería dar las gracias a todo aquel que haya leído aunque sean dos lineas de mi pequeña historia, significa mucho para mi!