Holi.
Soy nueva por acá, bueno más o menos, en el sentido que me aventuro a escribir de LoL. Sé que ya escribí (y sigo trabajando en ello) una pequeña historia de Diana y Leona, pero en esta ocasión me decanté por que sean publicaciones cortas. Ya saben, historias ligeras sobre las y los campeones que tanto amamos y odiamos (te hablo a ti Pantheon).
La idea que tengo en mente es que sean fáciles de leer, pero también de comprender. Para ello es justo que haga algunos comentarios de cada historia. Si les quedan dudas después de leer (en tanto no sea que sucede después) pueden dejar su pregunta y les respondo con mucho gusto, si demoro es que a mi edad ya me olvido o se me hace que ya respondí. A continuación, una especie de ficha técnica de la historia, algo escueta.
Esto es Ahri x OC, iba a ser Quinn pero me extravié en algún punto y no veo a Quinn por ninguna parte en el personaje que terminé escribiendo. Hay un pelín de Ahri x LeBlanc… pero es un pelín, he notado que es popular el top y tiene su encanto. Al final habrá otras notas varias, pero quedan advertidos a grandes rasgos si gustan es el momento de huir. Todo muy AU pero ambientado en Runaterra.
I.
Por regla general, todos tienen una debilidad: Jericho creía ser el más inteligente y astuto, su hijo mayor el General Darius se pensaba el más fuerte y mejor estratega militar, Draven, el menor, pensaba ser el más arrojado y sin duda hermoso del planeta entero. Los tres hombres de la familia eran constantes víctimas de sus ilusiones, pero la pequeña de la casa, la bastarda que Jericho había engendrado con una ninja de la orden Kinkou en Ionia no parecía destacar demasiado en nada. Ni muy inteligente, ni muy fuerte, ni presumida ni modesta, podía perfectamente pasar por una muchacha cualquiera. Pero Evaine sabía que esa impresión estaba por mucho lejos de la verdad.
La niña seguro se convertiría en una mujer hermosa, sus rasgos de nacimiento eran raros y le daban una peculiar belleza: Los ojos azules de su padre brillaban en ella con una intensidad que solo pueden lucir las mujeres, el delicado contorno de su rostro en perfecta armonía con sus pequeños pero provocativos labios, la nariz fina y la forma de su mentón eran prácticamente únicos en Noxus. A medida que crecía su cuerpo fue dejando en evidencia la misma armoniosa figura, tal como Evaine lo supuso la niña se trasformó en una adolescente atractiva y muy bien dotada. Quizá el único rasgo que podía delatar su procedencia era la forma ligeramente ovalada de sus ojos, pero estaba claro que de momento nadie se tomaría el riesgo de investigar su familia. Jericho Swain tenía el poder y el dinero para desaparecer a cuantos se interpusieran entre él y sus objetivos. Y como es natural, había una razón por la que no se deshizo de la niña cuando la ninja dio con él.
La pequeña era un trofeo, aunque inesperado, que Jericho decidió conservar como un recordatorio de su propia astucia. La madre de la niña se había enamorado de sus mentiras y cuando supo la verdad sobre él era ya demasiado tarde, pues la criatura tenía ya más de siete meses. Al final, la mujer no tuvo el corazón de abortar y dedicó su vida a dar con el viajero misterioso quién era en realidad Jericho Swain en ese entonces Comandante en Jefe del ejército Noxiano, los enemigos declarados de su amada nación. Para su desgracia la niña tenía los mismos ojos celestes de su progenitor, aunque todo lo demás fuera puramente suyo. No fue sencillo, pero una noche irrumpió en el estudio dónde Jericho discutía con su esposa el siguiente paso en la educación militar de su último hijo.
No intercambiaron una sola palabra, tomo la niña del canguro que había armado en su espalda y se la entregó, Swain la miró deteniéndose en el rostro y luego levantó la vista hacía LeBlanc que observaba a la ninja con desdén. Luego de varios minutos acercó la criatura a su pecho y tomó una espada de un estante cercano, antes de morir la mujer se atrevió a articular una sola palabra. Y por extraño que fuera, Jericho decidió respetar su última voluntad.
-Ahri - probó con voz firme.
La muchacha tardó varios segundos en levantar la vista del libro que llevaba tres días leyendo con parsimonia. Para Evaine la compañía de Ahri era una experiencia interesante. Desde que superó esa patosa etapa en que los niños son incapaces de mentir, la maestra del engaño había dedicado horas de horas a inculcar en la niña el mismo veneno que corría por su venas, tal como lo intentó con su dos hijos, más a diferencia de ellos la niña fue receptiva a sus enseñanzas.
Solo su nombre y sus facciones no eran Noxianas, pero todo lo demás, hasta el corazón que impulsaba sangre a cada rincón de su cuerpo así fue forjado. Que placer le había traído la pequeña bastarda a LeBlanc, ser capaz de esculpir una mentirosa perfecta había sido un sueño que no supo tenía hasta que empezó a adiestrarla. Más Ahri iba más allá, su singular belleza le había traído además una facilidad monstruosa para seducir a los idiotas y una ventaja cuando se trataba de aquellos que lo eran menos. Sin embargo, no era el único placer que Ahri le aportaba. Oh, si Jericho supiera, si tan solo no fuera su debilidad tan grande. Pero él estaba siempre ocupado, siempre tramando algo, siempre pensando en el poder que podía obtener con una treta más. Sabía que Evaine tenía algún amante, tal como él de vez en cuando, pero por su cabeza no pasaba, y a decir verdad poco le importaba en tanto nadie supiera, quién podía ser.
-Vete. Es hora de que te marches. En un mes enviare uno de mis cuervos.
Ahri se levantó, tomó su ropa de un mueble cercano y se vistió en silencio en tanto Evaine continuaba reportando a su amado esposo lo que en la ciudad pasaba en su ausencia. En su última carta Jericho se impacientaba ante la demora en la partida de Ahri hacía Demacia, necesitaba información lo antes posible y no la conseguiría si Evaine no enviaba a su bastarda con prontitud. Pero a LeBlanc las rabietas de Jericho la tenían sin cuidado. Ahri mostraba tal desdén por las tradiciones Ionias que aquello demoraba su adiestramiento: LeBlanc sabía cuan débiles los consideraba, y por lo que ella y Jericho le enseñaron, era imperativo para todo Noxiano apreciar el poder y la fuerza. Evaine no podía más que encontrar fascinante la sola idea de confesarle que aquel país por el que tanto desprecio sentía era su lugar de nacimiento.
Ahri estaba lista para partir y la mañana siguiente la encontró a medio camino de Demacia. La mitad de los acompañantes de su caravana ignorantes de su verdadera procedencia, para ellos demás era la hija de un terrateniente Ionio que buscaba establecer relaciones comerciales. El viaje le resultó aburrido y menos emoción despertaba en ella el prospecto de espiar un montón de ancianos. Aunque, lo creyó un asunto sencillo y no planeó mucho con anticipación.
Al llegar se instaló en un departamento modesto y empezó a asistir a las reuniones donde los comerciantes forjaban sus alianzas. Como era natural desde el primer encuentro todos se interesaron en las hojas de té que su familia ofrecía, y con su naturaleza coqueta fue sencillo obtener un perfil general de todos y cada uno de los allí presentes. El plan de Jericho era sencillo pero potencialmente letal: la fuente del poder Demaciano era su economía y todo lo demás dependía del dinero que circulaba en manos de sus comerciantes, sus nobles y militares. Si Swain podía atacar directo al corazón de la ciudad estado su capacidad militar sería un obstáculo menor.
Al cabo de la primera semana los más jóvenes le habían invitado a departir con ellos, mas Ahri se negaba con tal delicadeza que solo se veían mas atrapados en su encanto. Una noche, la Noxiana estaba aburrida de muerte con dos sujetos que se disputaban su atención cuando un militar de alto rango acompañado de su escolta se hizo presente. Hablaba animadamente con un grupo de hombres, Ahri vio una oportunidad de llevar su engaño a un nivel más divertido pero no hubo dado tres pasos cuando se sintió extrañamente observada. Giró en la dirección que su mente le dictaba y su mirada quedo fija en un par de ojos castaños que no se aparataron al ser descubiertos.
Los ojos en cuestión se movieron lentamente, y sin molestarse en ocultarlo, por su cuerpo de arriba hacia abajo y de regreso haciendo pausas en lugares que Ahri podía fácilmente adivinar. Hasta que al término de su inspección se posaron de nuevo en sus celestes orbes. Ahri sonrió levemente, la soldado no se sonrojó como ella supuso y en cambio bajo apenas el centro de su atención, ello causo que su sonrisa se ampliara. Entonces, la Noxiana se acercó saludando con gran cortesía al General y mencionando lo mucho que le emocionaba la sola idea de estar allí hablando con un hombre de su importancia. Él sonrió complacido, Ahri continuó elogiando al militar, más de vez en cuando sus ojos se posaban más allá del hombre y sus gestos se tornaban pícaros. La soldado no apartó la mirada en ningún momento, cada vez que sus ojos se topaban ella podía leer con claridad lo que había despertado. Más Ahri no era tonta, ni particularmente pasional, primero los negocios luego, si quedaba tiempo y manera, el placer.
El General que no era muy brillante le invitó varias veces a pasear por los jardines de la ciudad, la llevó a cenar en varias ocasiones y de vez en cuando le hablaba de sus grandes logros militares. Ahri fingía gran interés en todas las historias que el hombre le contaba, y se aburría de singular manera cuando la soldado no se encontraba a la redonda. Con el paso de los días había sido un poco más obvia en sus intenciones, pues cada vez que fingía coquetear con el capitán rápidamente le daba un vistazo a la mujer quien en ocasiones sonreía para no reír. Y así transcurrió el primer mes, el cuervo que LeBlanc prometió le esperaba ya en la ventana de su habitación cuando llegó. Con el reportó los avances que su padre tanto ansiaba pero además pensó que para alargar su estancia era una buena idea hablarle también del General.
Al cabo de tres días otro cuervo le trajo una respuesta para sus planes. Entonces Ahri decidió que por mucho que estuviera disfrutando provocar de lejos a la soldado empezaba a necesitar algo concreto. Siguió frecuentando al General y aprendió cuando estaba o no disponible, un día en que sabía el hombre no podía acompañarla insistió con modestia querer visitar los famosos insectarios que tenía Demacia y como el hombre no podía ya negarse a los sencillos caprichos de la muchacha envió con ella a su escolta, con órdenes precisas de servirle no solo como guía y protección, sino también de ahuyentar a cualquiera que pudiera pretender algo con la joven. Justo como Ahri lo planeó entraron a una de las exposiciones pequeñas y cuando la mujer estuvo dentro brincó con agilidad para cerrar la puerta quedando únicamente las dos en el lugar.
Sin perder tiempo se acercó a la mujer nulificando el espacio entre sus cuerpos, pero mantuvo una escaza distancia entre sus labios.
-No soy imbécil como el General – escuchó Ahri.
-¿No? – preguntó a su vez arrastrando la sílaba tan seductoramente como podía.
-No. No estoy sirviéndole de escolta por ser imbécil, más bien, todo lo opuesto – contestó dejando que sus manos se cerrarán sobre las piernas de Ahri -. Parece gustarte solo coquetear con todos y, me pregunto, ¿Por qué sería diferente conmigo?
Ahri mordió levemente su labio inferior, la necesidad de las semanas transcurridas empezando a demandar satisfacción. El movimiento ascendente de ese par de manos contra su cuerpo acelerando el proceso, pero el juego previo no era su especialidad: LeBlanc no tomaba más de dos minutos en ordenarle que se tumbara en algún lugar y luego tomaba completo control de su acto sexual. En otras palabras, era una experiencia nueva y excitante que estaba segura poder controlar. Sin embargo, la soldado unos años mayor aceleró el recorrido de sus manos pasando por los costados de su cuerpo y arribando al rostro para separarse con una sonrisa satisfecha. Ahri completamente desconcertada se quedó de piedra unos segundos, hasta que la mujer se acercó de nuevo para besarla con propiedad dos segundos antes de morderle el labio para nuevamente poner distancia entre las dos.
La vio quitar el seguro, abrir la puerta y abandonar el insectario dejándola así para que también ella abandonara el lugar. El primer asaltó había concluido y Ahri, la mejor pupila de la maestra del engaño y creyéndose gran seductora, había perdido.
-Ah – dijo dejando que su mano diestra se posara por varios segundos sobre sus labios aún húmedos -. Si quieres jugar… será mejor que conozcas bien el juego.
Es la versión humanizada de la Ahri que vimos en la cinemática "Un nuevo amanecer", y de Noxus y su papi es Swain ¿No es lindo?. Eso de enemigas mortales que se aman me puede, es más fuerte que mi voluntad, es demasiado lindo. Por eso quería que fuera Quinn pero… según mi opinión queda bastante decente así.
El próximo será una de las parejas que me parecen lindas… y sexys… las dos… desde un punto de vista artístico claro está.
