ATENCION: LOS PERSONAJES DE GAKUEN ALICE NO ME PERTENECEN, LE PERTENECEN A LA HERMOSA CREADORA
¿Mitos y leyendas?¿Serán verdades o simples fantasías?. Mikan es una universitaria con personalidad pesada que cree que los mitos y las leyendas son puras payasadas inventadas por hombres que solo buscaban fama, ¨No hay nada de real en ellas y nunca lo hubo¨ Admité. Y en su sano juicio decide retar a sus compañeros para dejar en claro que ella tenia toda la razón y que el mito Ciudad pesadilla es solo una vil mentira llena de cantiflerias sobrenaturales, logrando ser partícipe de una aterradora verdad. Ahora, su alma se ha vuelto cautiva de uno de los mitos más contados en la historia, donde el miedo es tu peor traición y donde juzgar te lleva a la muerte. A la merced de uno de los peores y malhumorados guardianes condescendientes de la maldición con el que ha hecho pacto, Mikan hará hasta lo imposible por encontrar a sus compañeros y con vida. Pero, ¿Realmente todos sus compañeros seguirán con vida?. ¿Hasta dónde llegara para poder salvarlos y para, salir de la ciudad con vida? ¿Sera posible regresar a casa después de haber hecho pacto con uno de los guardianes malditos?
001-Bienvenidos a Ciudad pesadilla
Sakura Mikan Yukihira siempre había sido la chica optimista y charlatana de todo Tokio; pero risueña y fuerte para soportar las adversidades. La impoluto de toda la ciudad, por su belleza heredara de su madre Yuka, y los ojos profundos y cautivadores de su padre Izumi. Aunque su vida nunca fue tan perfecta tras la muerte de su padre, y la desaparición de su tía Selene: una científica que se dedicaba a estudiar las mitologías del universo. Algo en lo que Mikan estaba totalmente en desacuerdo.
Una mañana tras la petición de la profesora Akatsuki a sus estudiantes, encargando leer al grupo entero el mito La ciudad las pesadillas y escribir un ensayo sobre él, Mikan en su desacuerdo decidió retar a sus compañeros, claro y no todos aceptaron. Algunos solo aceptaron para no ser ridiculizados por Mikan en el instituto. Sin embargo, otros aceptaron para ponerla a ella en ridículo.
Hacer un viaje nunca había sido tan atreguado para Mikan, estaba acostumbrada a viajar de ciudad en ciudad atreves de un medio de transporte llamado avión, no en un enorme barco. Naufrago junto a sus compañeros por el océano durante 5 días, hacia una isla en la que se prohibía el paso a todo individuo, donde se supone y yacen los restos de La ciudad de las pesadillas. Una ciudad maldita, en pocas palabras. Cuando el barco se encontró firme en aquella extraña arena negra, Mikan fue consciente de la sensación amarga y acida que corría por sus venas, incitándola a volver a casa lo antes posible. Pero sacudiendo su cabeza en falta de atención, bajo del barco lentamente sobre el tablón de madera que Reo y Tsubasa habían puesto en tierra firme. Tras ella fue seguida por Sumire, Anna, Moshiague y Misaki. Otros dudaron en bajar cuando vieron el color de la arena. ¿Porqué, qué isla tenia arena negra? Tal vez solo eran cenizas de la ciudad.
—Son unos pobres cobardes— les dijo Mikan, poniendo sus brazos a cada lado de su cuerpo, como un jarrón. Sonrió divertida ante la timidez de y los demás.
—Es solo que...¿Por qué la arena es negra? — Yu se inclino un poco más desde los bordes del barco y contemplo un poco más cercano la arena de la playa. Si, en su vida había visto arena negra.
—¿Por qué el cielo es azul? —Pregunto Mikan—¿No es obvio? Son cenizas, la arena se mezclo con las cenizas de la ciudad. Yu, ahora baja de ahí. — .
—Ella tiene razón Yu, ya baja— Dijo Wakako desenredando con sus dedos la largura de su cabello negro.
—Pero está muy alto...—.
—Por favor, ya no eres un niño. Estas demasiado grandecito como para temerle a las alturas.
—¿Ha no? Sus calzones de corazón dicen todo lo contrario—Repuso Hotaru, apareciendo cerca a él.
Mikan resoplo con frustración, y cuando vio el rostro de Hotaru, su mejor amiga asomarse desde el fondo, ella agrando sus ojos y dijo sorprendida.
—¿Tu tampoco bajaras? —.
Un par de ojos purpuras se fijaron en los almendrados ojos de Mikan y la miraron fija y ofensivamente.
—¿Qué me crees? Cierra el pico, animal. —.
Mikan soltó una pequeña risa antes de cruzarse de brazos y ver a su amiga saltar del barco y aterrizar en la arena firmemente.
—Está bien chica mala, lo cerrare— Y al parecer no lo hizo cuando agrego—. Se me había olvidado que tu no le temes a nada.
—Andando chicos, que no tenemos todo el día, nos iremos cuando anochezca—Interrumpió Reo desde el fondo de unos árboles, el moreno ya había acelerado el paso antes que los otros. — Se está haciendo tarde.
—Sí, sí, escuchamos Santiago. — Grito Mikan haciendo una señal a quienes aun tardaban en bajar del barco. — Andando chicos, tengan sus bates a la mano por si nos encontramos con algo extraño.
Era un lugar desconocido, prohibido, en el que nadie antes había estado, solo habían sido participes de algunas fotos por internet, pero nunca habían estado en vivo en una isla que tenía una historia muy trágica. El barco quedo vacio de los compañeros y solo el marinero— Al que le habían pagado para que los llevase— se quedo en su espero. Así, todos se adentraron al oscuro bosque. Para su sorpresa, contemplando la hermosa belleza que este les brindaba. Mikan no creyó que la naturaleza en la isla seguiría presente, después de a ver sido trágicamente amenazada por un invendido hace más de 70 años. Yu se acomodo sus largos anteojos para ver el grueso tronco arrumbados de su lado izquierdo y una ardilla recorriéndolo con gran velocidad. Era sorprendente que una cosa tan pequeña como esa, pudiera correr tan veloz. Acomodo en un ligero movimiento los holanes de su mochila sobre sus hombros y aferro a su pecho el bate negro. Le temblaban las manos. Nunca antes había tenido tanto valor para aceptar un reto como el que Mikan hizo.
El viento soplo, estando apunto de mandar los lentes solares de Kokoro al suelo. El chico los freno con un movimiento y giro entorno a Hotaru quien se mantenía seria ante todo movimiento, ante toda reacción y gesto.
—¿No te da ni siquiera un poco de inquietud? Este lugar tiene aires contaminados, deberías preocuparte de que puedas intoxicarte— dijo, sarcástico deslizando sus comisuras hacia arriba en forma de una socarrona sonrisa.
—¿No se suponía que te mantendrías callado? — Tan fría como hielo, sus palabas helaban los cabellos de cualquiera.
Kokoro aumento su sonrisa, amaba la actitud amargada de compañera— Dije que me callaría en el barco, nunca en la isla, mi amor. —.
La vio de pies a cabeza, como sus cortos cabellos negros bailaban al compas de las olas del viento, y sus hermosos ojos purpuras lo miraban con repudio. Contemplo las figuras destacables del cuerpo de Imai. Tenía la figura de una diosa, muy buenos ángulos. Kokoro lamio los labios y Hotaru hizo crujir sus dientes como gesto antes de gruñir:
—Eres un cerdo—.
—¿No se suponía que se habían llevado los carros? —Pregunto Anna. Todos habían volteado a ver el área en el que la pelirroja señalaba con presunto silencio y un signo de interrogación en su ceja encarnada. La implantación de una mezcla descargadora fue en sus espinas dorsales
—Se suponía, eso decía en la información— Dijo Kitsuneme, incrédulo en cada paso que daba hacia el estacionamiento donde se encontraban grandes filas de camionetas, camiones y autobuses. — Se supone que se los llevaron de esta ciudad—
Mikan lo evaluó— ¿Serias posible que personas vinieran de excursión? —.
—Tal vez—Insinuó esta vez Tsubasa, con algo de inseguridad. En todo el viaje dentro del bosque no se le había ocurrido abrir la boca hasta ahora.
Reo hizo una mueca, desconcertado—No, imposible, míralos bien Mikan, están impregnados de polvo. —. Y tenía toda la razón.
—¿Y si mejor nos regresamos? —. Inquirió Yu, presintiendo una extraña sensación que aterraba a su cuerpo. — Siento que no está bien ¿Y si nos arrastran?
Mikan corrió más al frente para tenerlos a todos reunidos y decir: —¿Se van a rendir? —. Ofreció una extraña ceja al aire. — No vine aquí para que se echaran atrás, no sucederá nada, la ciudad está abandonada. Si acaso llegan los helicópteros judiciales será para nuestro encuentro : solo es cuestión de invertirles que pensamos y esto era un campamento —. Buena mentira, para una chica de su edad, desquiciada tal vez. Pero sus palabras no descansaron la intranquilidad en el rostro de Yu.
Hoshino, quien se había apacentado en sus palabras durante todo el camino, decidió comentar—Por mí no hay problema para seguir con el reto ¿y ustedes?
Una vez parándose junto a Mikan, los miro a cada uno, curioso y burlón. Imai frunció los labios y rodo los ojos antes de tomar camino en dirección a Yu y golpearle la cabeza con el puño de su mano.
—Déjate de lloriqueos, si quieres llamar a tu madre hazlo, pero en el barco. —.
Kokoro sonrió ante la chica abyecta y sin sentimientos algunos. Sabía que Hotaru no era de las chicas que le importara lastimar a las personas con sus comentarios o actos, ella era simplemente Hotaru, una chica mala con un pasado cruel. Pero todos la querían a pesar de su falta de sentimientos.
Yu frunció el ceño con frustración antes de negar y decir— Bien, pero no hay que tardarnos en esto. Mamá dijo que me llamaría el martes siguiente a las 7:30 pm. para saber cómo nos iba con la excursión.
Mikan sonrió abiertamente— Entonces, sigamos—.
—Sakura— llamo Reo, apresurando sus pasos para estar alado de la rubia.
—¿Qué sucede? —.
Ella giro ligeramente el rostro y sonrió frente a su amigo. Una sonrisa angelical que reconfortaba siempre los pensamientos de Reo.
— ¿Te cae que son las 4:00 de la tarde?. Solo tenemos tres horas para volver antes de que llame la mamá de Yuta—.
Mikan mando su rubia melena hacia atrás antes de encogerse de hombres y responder:
—Lo tengo en mente, Reo. Son suficientes para ganar el reto—.
Hubo un silencio en todo su entorno. Reo movió ligeramente sus hombros cuando sintió el asfalto bajo sus pies. Todos comenzaron adentrarse al estacionamiento infestado por las camionetas, autobuses y camiones de todo tipo. Tal como habían dicho antes, cada automóvil estaba cubierto de una gruesa tela de polvo, algunos de esos automóviles tenían ligeramente las puertas abiertas a los costados, como si personas acabaran de salir de ahí dentro. Otros tenían los cristales rotos en mil fragmentos tendidos sobre el asfalto agrietado. Después de a ver pasado el extenso estacionamiento, se encontraron de nuevo en el bosque, siguiendo un camino de piedras. Era como si ellos estuvieran en excursión y no intentando lograr un reto.
—Eso está bien, creí que dirías que no eran suficiente.—.
—Por supuesto, solo era cuestión de que dejara pasar unos segundos. Si la piensas bien, tardamos en llegar de la ciudad a la isla cinco días y seis noches, prácticamente llegaremos tarde al hotel para cuando su madre llame. — . Se encogió de hombros, dándole poca importancia a lo que pudiera suceder.
Reo se mordió el labio e hizo las cuentas en su cabeza, para cerciorares de que Mikan tenía toda la razón. Mikan cogió aire antes de divisar muy al fondo unas rejillas que chillaban por los movimientos fuertes de las olas del viento.
—¡Miren, es allá! — La voz de Mikan sonó tan emocionada, como si se hubiera encontrado el tesoro perdido.
Reo supo lo siguiente, cuando Mikan había señalado las rejillas, él estaba seguro de a ver visto a su distancia, unas manos negras moviéndolas desesperadamente y no las olas del viento. Su corazón golpeo bruscamente su pecho, haciendo un vuelco y volviendo con un poco de adrenalina por aquella imagen repentina. También sintió esa clase de escalofrió amenazar su cuerpo de arriba abajo. Se giro para ver si sus compañeros también lo habían visto, pero ellos solo estaban emocionados de la misma manera como Mikan lo estaba.
—Vamos, chicos — Mikan salió volando para abrir las grandes rejillas de acero con formas de espirales que ocultaban en su interior la ciudad de las pesadillas. —. Se están quedando atrás.
Reo dudo, dejados ser golpeado por los hombros de sus demás compañeros que se aproximaban a donde Mikan, para tomarse fotos con el móvil. La única que parecía estar extrañamente confundida, había sido Imai. Por un momento había dejado de sentir todo su cuerpo y hasta el palpitar de su corazón. Lo único que podía sentir era su pecho fluir de manera agitada. Sus oídos se infestaron por un silbido que era insoportable mientras miraba el extraño comportamiento de sus compañeros. Yu, incluso siendo absolutamente miedoso, ahora estaba sonriendo alegremente alado de Mikan antes de que le fuera tomada una de las fotos. Reo miro más atentamente, las grandes puertas tenían tres imágenes similares a las imágenes de la portada del libro que habían leído. Dos alas impares y pequeñas en medio de unas tan grandes que se esparcían por casi toda las rejillas de acero: un par eran platinadas, otro par de cobre, y las alas más grandes eran de oro.
Le sacudió el cuerpo otra descarga eléctrica, y dio pasos ligeros sobre el restante camino de piedra. Sus ojos revolotearon sobre un largo muro que conectaba a las rejillas enormes. Dentro de aquellos muros se encontraba la ciudad, él estaba seguro de eso. Pero no estaba seguro de que más se encontraba dentro de esos muros. Su corazón latió inquietante. Y logro llegar hasta los demás. Sorprendiéndose como ellos alargaban la mano y extendían las rejillas hacia los lados para entrar.
Entonces, ahora era Mikan quien había dejado de sonreír cuando se le mostro una ciudad completa impecable de cenizas. Todos quedaron fuera de sí cuando miraron los elegantes edificios, como si fueran de su misma era.
—¿Qué demon..? —. Moshiage no pudo terminar la frase, pero sabía que esto era absolutamente imposible.
La ciudad estaba completa. ¿No se suponía que estaría destruida? Porque de ser así ¿ Donde han quedado las cenizas? Los restos de la ciudad, ello sestaban seguros de a ver visto los restos de una ciudad en aquellas fotografías de la internet. ¿Es qué habían reconstruido la ciudad?. No era imposible, esta ciudad había sido cerrada por todos los gobiernos que le rodeaban.
—Sorprendente— Mikan cerro apresuradamente la boca y parpadeo. — Bien, parece ser que alguien la reconstruyo—.
—Eso es imposible Sakura, jamás notificaron de esto en internet—.
—No todo es notificado en la internet. Además, pudiera ser que no lo sabían—.
—No lo creo— murmuro Tsubasa, evaluando con su mirada marrón los edificios bien iluminados, como si en este momento estuviera siendo usado.
—Vamos ¿qué están esperando? — Mikan los miro con una simpática sonrisilla, antes de pasarlos a todos y recorrer la calle con la mirada fija en cada edificio que pasaba.
Reo y todo el grupo se compartieron una indescriptible mirada, que podría decirse y era la nueva mezcla de miedo, sorpresa, duda e inquietud. Y sin decir nada, tan solo bajando la mirada hacia la calle, la siguieron por detrás.
Pasaron calle por calle, adentrándose cada vez más a la profundidad de la ciudad. Pasaron una viña, tres plazas, mercados y muchos edificios en los que posiblemente trabajaban las personas que antes Vivian ahí. También habían pasado por un par de lujosos restaurantes y muchos puestos de comida. Dándose cuenta de que todo estaba claramente ordenado e impecable, sin restos de basura y ceniza. Todo se veía tan tentados, hasta la comida bien servida. Pero nadie quiso tocar nada. Mientras más se involucraban con los ojos, más se inquietaban por regresar al barco. Mikan fue consciente de eso, pero no quiso regresar hasta que vieran que el mito La ciudad pesadillas nunca existió, y parecía a ver tenido la razón, cuando la noche cayo más rápido de lo previsto y todos sacaron sus linternas para alumbrarse el camino.
—Supongo que es una ciudad nueva—. Comenzó Sumire, rascándose la nuca. Imai la miro por unos segundos antes de que dijera:
—Sí, una ciudad nueva y abandonada. Pero que idioteces dices—. Era claro, si esta era una ciudad nueva ¿Dónde estaban los habitantes? . Tal vez, se habían equivocado de ciudad. No, eso era imposible, Mikan se había llevado consigo las fotografías impresas de la entrada de la Ciudad pesadillas, asique si, esta era la ciudad. Pero reconstruida. Sin embargo, ¿quién lo había hecho y para qué? Se suponía que esta isla no podía ser pisada por nadie. Bueno, ellos en este momento la estaban pisando sin permiso alguno de los gobiernos.
—Ya ha anochecido, deberíamos regresar antes de que sea quien sea que esté a cargo de esta ciudad, salga y nos vea—. Hablo Reo, metiendo ligeramente sus manos en los bolsillos de sus jeans negros.
—Entonces ¿Están consientes de esto? — les pregunto Mikan, mirándolos a todos sobre el hombro izquierdo.
—¿Consientes de? —.
—De qué el mito no existe—.Meneo la cabeza hacia los lados, y volteo a verlos.
Tsubasa suspiro con cansancio—Tenias razón, estamos en una ciudad abandonada pero impecable ¿Podrías explicarnos eso? —.
Las ráfagas del viento habían aumentado en un intenso frio, intercambiando el calor corporal de los presentes por un escalofrió.
—Tsubasa tiene razón, posiblemente nos confundimos de lugar—.
—Por supuesto que no— Mikan acelero los movimientos de su mano, descolgó su mochila y se puso sobre sus rodillas para buscar en los bolsillos de esta y sacar unas fotografías— Yo baje las fotos de la entrada de la isla, la entrada de la ciudad y la ciudad destruida. Es claro que alguien la reconstruyo—.
—Chicos...—La voz de Reo era tan débil como un susurro que fue imposible escucharlo.
—Sí, pero ¿quién? —. Escupió Imai. — ¿Dónde está esa persona? ¿Dónde están los habitantes?
—Tal vez...— Pero no se le ocurría ni una explicación de lo que pudiera ser—Tal vez el gobierno desidia reconstruirla—.
—Chicos...—.
—¿Pero para qué? —. Bien esa había sido una muy buena pregunta.
—Pues, para ellos: el gobierno siempre esconde muchas cosas, ustedes lo saben—Se encogió de hombros mientras volvía a colgarse la mochila.
—¡Chicos! — Exclamo, esta vez rotundamente que su voz se extendió por enfrente atrás a los lados de la calle en la que estaban. Cuando le llego la mirada de aquellos, él frunciendo el ceño dijo—.¿Donde están Yu y Wakako?
—¡Dios santo! Mire allá arriba— Sumire grito a todo pulmón, aterrada y estremecida a lo que su linterna alumbraba. Olvidando el tema de donde había quedado Yu y Wakako, todos voltearon y alumbraron con la linterna en lugar donde Sumire señalaba con la iluminación de la suya.
—Rayos...— Mikan lo sintió, esa mezcla de miedo en forma de escalofrió mezclarse en la expida dorsal de su espalda. — Yo no mire esta construcción antes— Aseguro.
Reo en cambio abrió un poco más los ojos y luego los entrecerró para deducir algo escrito sobre un letrero mal colgado sobre una pared que si Santiago no se equivocaba, estaba a punto de caer. Todos estaba desconcertados.
—¿Sangre? — Escamado hasta por sus palabras, Hoshino retrocedió y tropezó con el asfalto de la banqueta, dejando caer su linterna al suelo.
—No, por supuesto que no, Hoshino— Soltó con rotundidad Mikan, molesta por sus palabras, creyendo que el castaño encenizado solo quería aterrarlos más. — Es claro que es pintura roja— se giro para verlo furiosa y escupirle— Menudo intento por hacernos tener miedo...
Pero entonces, no encontró con la mirada a Hoshino. La ciudad no estaba tan oscura como para no ver sus rostro iluminado por la luz de la Luna. Sin embargo, lo único que encontró fue una linterna parpadeando en la empedrada calle.
—¿Hoshino? —Lo busco. Pero no lo hallo.
—¿Saben lo que dice el letrero?¿Lo pueden leer claramente? — Pregunto Annna deliberadamente hambrienta por saber lo que escrito estaba en aquel letrero con pintura roja. Estaba todo chorreado, y se les dificultaba leerlo. Sin embargo, alguien lo logro:
—¡Vallanse de aquí!—.
—¡Morirán! —-
Había sido sin dudarlo gritos desgarradores que se expandieron a su alrededor como eco. Las voces fueron desconocida, pero sabían que había venido de un hombre y una mujer. ¿De quienes? Si no había nadie más que ellos presentes.
—Supongo que deberíamos volver—. La voz de Reo había rezumbado en los oídos de Mikan, erizando su piel por completo. Él estaba asustado e inquietante.
—Tienes razón—. Dijo Mikan, sin dejar de saborear el amargo sabor ante la lectura del letrero chorreado. — Pero, antes debemos tomar unas fotografías—.
—Estás loca, tenemos que volver con los demás, seguro que Yu y Wakako ya volvieron al barco junto con los otros—.
Mikan apretó su mandíbula e inhalo por la nariz para aceptar—Bien, bien, no quiero que te haga pipi del miedo.
—Ya estarde...—.
Esas palabras no habían sido de Reo, ni siquiera de algún conocido de ella. Mikan se quedo inmovilizada en la calle, sintiendo toda clase de escalofríos recorrer su cuerpo de arriba a baja, como si estuvieran peleando por consumirla. Aquel susurro escuchado peligrosamente en su oído, la hizo sentir como si ella fuera un objeto pequeño, muy pequeño y ligero que pronto seria pisado por alguien o algo.
No obstante, el grito de Sumire invadió el terror en los latidos del corazón de Mikan. Mikan se sobresalto al instante, volviendo a las reacciones de su cuerpo y a sus sentidos, luego busco a su compañera con la linterna, pero no hallo al igual que Kokoro. Solo hallo su linterna en el suelo, parpadeando tal como la de Kokoro.
Mikan se acerco lo más rápido posibles al cuerpo que se le hizo familiar, Reo, y siguió su búsqueda inquietante.
—¿Qué...está sucediendo? — Pregunto Tsunaba por detrás de Reo y ella. Mikan se giro algo aliviad mientras movía su linterna para alumbrar a su amigo. Sus ojos se abrieron desmenuzadoramente sobre su rostro y grito. Soltó la linterna y en un impulso retrocedió para caer de rodillas.
Reo en cambio había saltado del terror ante su inesperado grito chillón, y encontrándola en el suelo se inclino para preguntar preocupado —¿Qué te sucede? —. Se guio por su acelerado corazón.
Mikan tenía las manos en sus ojos, se acunaba en la calle, siendo aberrada una y otra vez con aquella imagen de Tsubasa. Cuando pensaba en su rostro en carbonizado y sus ojos ensangrentados, los escalofríos elevaban la piel de su cuerpo y la erizaban completamente, sacudiéndola.
—Sakura, contéstame—.
La chica deslizo su mano y la saco de su rostro para estirarla temblorosamente hacia atrás de Mikan. Desde ese preciso momento en que señalo un lugar y Reo giro para iluminar con su linterna la nada, Mikan dejo de sentir su cuerpo.
—¿Ha donde fueron todos? — Pregunto Reo, sorprendido por la desaparición rápida de todos. Sorprendido por todo. Comenzó a legarse del cuerpo de Mikan para buscarlos con la luz del objeto en sus manos. Pero él tampoco hallaba nada en su alejamiento.
Mikan en cambio, permaneció en sus rodillas, dejando de acunar su cuerpo, intentaba bajar la otra mano de su rostro para dejar en libertad su ojo, pero no podía. Por extraño que fuera, era como si su mano hubiera quedado entiesada. En este caso, todo su cuerpo había dejado de moverse, no podía moverlo más.
¿Qué rayos está ocurriendo?¿Por qué no puedo moverme? — Se pregunto, aterrada. El único ojo libre buscaba absortamente el cuerpo de Reo, pero ni su linterna encontraba. —¿Dónde están? ¿Dónde están todos? — Incluso quería mover sus labios para gritar sus preguntas, pero ni eso podía hacer.
Cada vez más se sentía pequeña en su cuerpo, sentía como si algo la estuviera absorbiendo por dentro. Como si su cuerpo estuviera dejando de ser suyo. Y de pronto, el iris de su ojo se ilumino en un intenso brillo de miedo. Estaba fijamente puesto en una larga tela negra, que se extendía del suelo empedrado hacia arriba. Ella la siguió, y se estremeció dentro de su cuerpo cuando su mirada termino en la capucha. Era una persona encapuchada frente a ella.
¿Quién eres? — Pero era claro, no podía hablar. —Respóndeme: ¿quién eres?¿qué le hiciste a mis amigos? —Su voz solo resonaba muy en sus adentros. Mikan quiso llorar cuando no hallo respuesta ni en el rostro oculto de la persona.
Entonces, vio como él estiraba su brazo y abría el puño de su mano en dirección a ella. La mano era pálida, y en sus muñecas había una clase de cadenas colgadas que caían a la calle y producían un sonido seco delante de Mikan. Y sintió el colapso de su corazón, la había golpeado con estruendo que se sintió como si se estuviera despidiendo de ella. Si era cierto. Algo le estaba siendo quitado a Mikan en ese momento, y no era su cuerpo. Era algo mucho más.
El cuerpo del encapuchado y todo lo que le rodeaba comenzó nublarse frente al ojo de Mikan. Era ella, desvaneciéndose del mundo real. El parpado iba cayendo débilmente y con el peso del plomo sobre su rostro, pero ella no quería cerrar sus ojos, quería mirarlo y gravarse esas espeluznantes cadenas. Pero, sintió otra vez el renuente golpe de su corazón y le ardió tanto que ahogo un grito de dolor. Se sintió tan débil, sus fuerzas se habían ido tan drásticamente de sus manos. Su mente se estaba lleno, pero ella no sabía a dónde. Y era todo por esa mano estirada, esa mano hacia precio en ella y absorbía con ella algo en el interior de Mikan.
Estaba absorbiendo su alma.
Eh traido devuelta a CIUDAD PESADILLA! Con capitulos más renovados en este año, de hecho el libro aun no esta terminado, pero espero y lo termine este año y los primeros meses del siguiente año en Wattpad para poderlo publicar tambien completo aqui en mi ANIME/MANGA FAVORITO. Espero y les guste estos capitulos editados!
