La heredera del Byakugan.
Disclaimer: Naruto no me pertenece ni tampoco sus personajes, le pertenecen a Masashi Kishimoto.
Chapter uno: Donde caben dos, también caben tres.
Naruto Uzumaki, que ahora se había convertido en el Séptimo Hokage de la aldea, no sólo había cumplido su sueño de toda la vida; sino que también había formado una hermosa familia junto a Hinata Hyuga; la princesa Byakugan.
Para hacerle honor a la verdad, Naruto jamás hubiera imaginado que llegaría a enamorarse perdidamente de Hinata y mucho menos que años más tarde terminarían casados en santo matrimonio. Después de todo nunca había tenido mucha conexión con ella, es más, de niños casi nunca hablaban; y no porque no quisieran estar juntos, sino que Hinata era demasiado tímida como para entablar conversación con él o con él mundo en general.
Siempre que la joven Hyuga intentaba hablar con Naruto terminaba parlando entrecortada y jugueteando con sus dedos muy nerviosa; aunque pensándolo bien, hoy en día, sigue haciendo los mismos gestos. Eso es algo que no había cambiado en ella.
Pero bueno, tal vez él destino quiso que estuvieran juntos de alguna u otra manera.
En él pasado, Naruto no se había fijado en Hinata antes; ya que él siempre estaba detrás de Sakura. Ahora ella también tenía una familia junto a Sasuke y una vida como ninja médico.
Naruto mucho menos se imaginaba las cosas que hacia Hinata para poder estar cerca de él; desde esconderse y espiarlo hasta tropezarse con él, usando como excusa su falsa torpeza.
Aun así, después de conocerse, terminaron amándose con locura él uno al otro. Esto es algo que Hinata siempre había sentido por el portador de nueve colas, incluso antes de conocerse bien. Pero Naruto era tan cabezota que no se había dado cuenta de cuanto amaba a la heredera del clan Hyuga sino hasta que fue a rescátala de las garras de Toneri Otsusuki.
Unos años después, de ese hermoso y feliz matrimonio, nacieron Boruto y Himawari Uzumaki-Hyuga.
La pequeña Himawari, (que por el momento tenía tres años de edad) heredó el cabello azul oscuro de su madre, que usaba con un flequillo corto y un peinado. A pesar de eso también heredó los ojos azules de su padre al igual que unas marcas de bigotes en sus mejillas. Pero con la diferencia de que son solo dos bigotes (cosa que le hace ver tan tierna como un gatito).
Para ser una niña de tres años, Himawari se muestra como una niña linda, tranquila y comprensiva. Pero a pesar de ser linda y tierna también podía ser muy enojona y desafiante cuando quería. Aun no se sabe con seguridad si ella también poseía él Byakugan, aunque a simple vista parecía ser que no.
Boruto (que tenía seis años) era lo opuesto a su hermanita; Él era muy parecido a su padre, con su cabello rubio y ojos azules. Sin mencionar que también posee bigotes.
Al igual que Naruto en su juventud, Boruto es temerario y tiene falta de atención. De la misma forma parece inclinarse hacia realizar bromas y travesuras todo el día. También se desconoce si posee o no el Byakugan.
En fin, Naruto y Hinata tenían dos pequeños hermosos y una familia completa. Cualquiera podría decir que la familia Uzumaki estaba totalmente completa… ¿o no?
Por primera vez en muchos meses, Hinata decidió ir a visitar a su padre y a su hermana. No había podido hacerlo antes gracias a sus entrenamientos diarios y las labores tanto hogareñas como maternas. Había algo de lo que necesitaba hablar con urgencia, y sentía que solo su hermana menor la entendería por alguna razón.
No había hablado con nadie de las cosas que estaba sintiendo, y mucho menos con Naruto.
Cuando llegó a la casa de su padre, Hanabi la recibió con un abrazo. Mientras que Hiashi la saludó con una inclinación que parecía ser más una reverencia que un saludo (no olvidemos mencionar que Hinata es la esposa del Hokage). Un poco abochornada Hinata le dijo a su padre que no tenía por qué ser tan formal con ella; después de todo no por ser la esposa de Naruto dejaba de ser su hija. Hiashi sólo asintió y las dejó solas por un momento.
En la enorme sala de descanso, ambas comenzaron a tomar el té de esa tarde. Primero la conversación entre las dos hermanas marchaba normal: técnicas de batallas, entrenamientos, armas mortales, etc. Pero luego fue cuando la conversación con Hinata dio un giro inesperado para Hanabi.
Al parecer su padre, Hiashi, decidió que Hinata volviera a ser la futura líder del clan Hyuga. Aunque a Hanabi eso no le afecto en lo más mínimo, estaba preocupada por el simple hecho de que si esto sucedía su hermana mayor tendría que tener por lo menos un hijo que heredara el Byakugan, y hasta ahora tenía dos que al parecer no daban señales de poseer dichos ojos perlados.
—Hinata, dímelo de una vez, ¿qué es lo que te está pasando? Estas dando demasiadas vueltas. Al fin y al cabo sabes que te ayudare en lo que necesites— dijo Hanabi un tanto impaciente porque su hermana volvía a jugar con sus dedos sin decir nada. Esto le hacía sonreír un poco, pensando que Hinata siempre seguiría siendo… pues… Hinata.
—Tienes razón, Hanabi. El punto de todo esto es que me he estado sintiendo muy mal estos días y no me animo a visitar a Sakura por temor— concluyó Hinata tomando un poco de té que su hermana le sirvió.
—Si te sientes mal, ¿Por qué no se lo dices a Naruto?— preguntó Hanabi un poco intrigada por ese hecho.
—Es que no me atrevo a decírselo. Estos síntomas ya los he experimentado antes— Hinata hizo una pausa, pensando bien en como continuar—, y creo que estoy embarazada nuevamente.
Hanabi abrió un poco sus ojos y casi se atraganta con el líquido. No entendía como su hermana podría embarazarse tres veces, aunque sabía que si ninguno de sus hijos heredaba el Byakugan tendría que seguir engendrando hasta que alguno llegara a poseerlo.
— ¿Estas segura de eso, Hinata? Tal vez sea un error— dijo Hanabi mirando lo preocupada que su hermana estaba por estar embarazada nuevamente.
—No es ningún error hermana. Hace tiempo que no me viene; bueno… tu sabes— respondió Hinata sonrojándose un poco por su dichosa regla—. Tengo demasiados vómitos y nauseas; mucho cansancio y sueño. Sin mencionar mis cambios rotundos de humor.
— ¿Y cómo es que el cabeza hueca del Hokage no se da cuenta de eso?— preguntó Hanabi un poco molesta, pensando que Naruto no sabía atender bien a su hermana.
—Es que Naruto ya no pasa mucho tiempo en casa. No te olvides de que ahora es el responsable de la paz en toda la aldea— respondió Hinata en tono comprensivo. Ella siempre comprendía a su esposo.
—Escúchame bien, Hinata no me importan las razones que tengas para no decirle nada de esto a tu esposo. Pero tenemos que ir con Sakura para comprobar de una vez si estás embarazada o no— dijo Hanabi levantándose del suelo y tomando a Hinata del brazo.
—Pero Hanabi, ¿Por qué mejor no uso una prueba de embarazo?— dijo Hinata intentado zafarse del agarre. Vaya que su hermana tenía un fuerte agarre.
—La prueba de embarazo no servirá. Porque aunque no estés embarazada tienes que hacerte revisar igual. No vaya a ser que te estés por enfermar— respondió Hanabi tirando a su hermana con más fuerza. La verdad es que le daba gracia el nerviosismo de Hinata.
Durante unos minutos, Hanabi intento de todas formas sacar a Hinata de la casa. No podía dejar que su hermana sea tan descuidada consigo misma, y mucho menos si estaba presente la posibilidad de un embarazo.
Cuando por fin logró hacerla entrar en razón, amabas caminaron directo al hospital de guardia en donde Sakura trabajaba como ninja médico. Hace unos cuantos años se había recibido y, al ser la discípula de Lady Tsunade, se decía que era la kunohichi medico número uno de toda Konoha.
En fin, el misterio de Hinata pronto se resolvería. Pero por ahora sólo los nervios y emociones predominaban en el camino.
Media hora después llegaron a la estación médica en donde serían atendidas. Hinata dudó unos segundos en entrar, lamentablemente, Hanabi estaba allí para hacerle entrar en razón. Ambas hermanas se sentían muy nerviosas, pero si Hinata no se hacía revisar las dudas seguirían en píe durante mucho tiempo.
Entraron al hospital y no se sorprendieron de ver a tantos Shinobi en rehabilitación; otros gravemente heridos y enfermos. En esos años el nivel de poder en batallas se había incrementado, lo que les hacía imposible a algunos ninjas no terminar mal heridos.
Uno de los médicos de guardia las atendió y les dijo que Sakura llegaría en unos segundos.
—Hanabi, ¿estas segura de esto?— preguntó Hinata reprimiendo el impulso de escapar del hospital.
—Sí, estoy segura de que tienes que hablar con Sakura sobre esto. Con intentarlo no perderás nada hermana— respondió Hanabi sentándose en una de las bancas junto a ella.
Pasó el tiempo y por fin Sakura venía hacia la recepción en donde estaban sentadas las hermanas Hyuga. A simple vista se podía ver que no había cambiado mucho durante los últimos años.
Seguía teniendo una hermosa piel blanca; su cabello corto con ese particular color rosado que la distingue de las demás Kunohichi. Sus ojos, tan penetrantes y de color verde esmeralda muy hermosos, que son vistos desde lejos. Aunque esta vez estaba vestida como toda una ninja médico.
—Hola Hinata, Hanabi. Que gusto me da verlas— dijo Sakura sonriéndoles de alegría—. ¿Qué las trae por aquí? ¿Cómo están Naruto y los niños?— preguntó ella ya que hacía mucho tiempo nos los veía.
—Ellos están bien. Naruto está trabajando y los niños están en casa de Ino; jugando con Inojin y con Sai— respondió Hinata intentando no sonar entrecortada.
—Qué bueno que están bien, entonces díganme ¿Qué le trae por aquí?— preguntó Sakura nuevamente.
—Hinata quiere hacerse una revisación médica por los siguientes síntomas— Hanabi pensó un momento y luego anotó los siguientes síntomas—: vómitos constantes, tanto en las mañanas como en las noche, cambios rotundos de humor; dolores abdominales y retraso de la regla— por fin la menor de las hermanas terminó de explicarle todo.
—No hace falta que te revise, solo déjame poner mis manos de chakra sobre tu vientre Hinata—dijo Sakura sacando la energía de sus manos.
Ella se acercó hasta Hinata y tocó su vientre con las manos llenas de su luz. Por un instante no logró sentir nada, pero luego palideció al sentir un pequeño chakra que emanaba de adentro de su amiga. Sakura sacó sus manos de encima de Hinata.
Primero miró a Hanabi y luego lentamente la miró a ella con una pequeña sonrisa.
—Felicidades Hinata, ¡estas embarazada una vez más!— dijo Sakura con una gran felicidad
Por un momento Hinata se quedó congelada, como si la noticia le hubiera caído como balde de agua fría.
Otro bebé. Otro pequeño (o pequeña) a quien darle todo su amor. En si era una noticia estupenda para ella, es solo que aún no salía de shock.
Hanabi miraba a su hermana con una gran sonrisa esperando a que esta dijera algo. Pero lo único que hizo fue largarse a llorar de la emoción del momento. No podía creer que tendría otro angelito para cuidar y poder entrenar. Era simplemente fantástico y emocionante saber que tendría a otro pequeño al que alimentar, cuidar y llevar a la escuela ninja todos los días.
—Hinata no llores. Sé que estas emocionada pero no tienes que llorar— dijo Hanabi abrazando a su hermana mayor.
—Tengo que decírselo ya a Naruto— dijo Hinata saliendo del abrazo y corriendo afuera del hospital.
— ¿Se lo dirás ahora?— preguntó Sakura algo intrigada por eso.
— ¡Ahora!, ¡ya no puedo esperar!— dicho esto Hinata salio corriendo, llena de alegría.
Un pequeño milagro llegaría nuevamente, solo que dentro de nueve meses. Naruto seguramente lloraría y hasta se emocionaría con la idea de tener otro pequeño o pequeña a quien pueda enseñarle la técnica shinobi del Rasengan. ¿Y quién sabe?, seguramente este tercer bebé por fin seria dueño del magnífico Byakugan.
Solo que Hinata aún no recordaba las palabras exactas de su padre acerca del Byakugan y su infinito linaje. Pero pronto las descubriría por las buenas o por las malas.
Continuara…
