El universo y personajes de Shingeki no Kyojin le pertenecen a la malvada llama asesina, digo a Hajime Isayama. Yo sólo juego con ellos xD.

Beta reader: Judith Valensi. Agradézcanle a ella por etiquetarme en cierta publicación.

La siguiente historia está inspirada en el desafío relámpago de la página #EsDeFanfics con la temática de los siete pecados capitales. Me gustó la idea, pero sabía que no alcanzaría a usar solo quinientas palabras (limite del drabble) así que preferí hacerlo a mi manera. Y aquí me tienen, haré un capítulo por cada pecado, todos llevaran una secuencia que contara la historia, espero que les guste.


.

Avaricia

"—Los pecados —pensó con sorna—; son el placer prohibido. Aquello que deseamos con tanta intensidad que nos podemos dañar."

Por un instante, recordó a Ícaro y el precio a pagar por desear más.

Vio la silueta de la joven adolescente rondar los pasillos otra vez. La había encontrado encerrada en un armario haciendo cosas poco decentes con otro muchacho. No se enfadó por lo impropio de la situación, ni siquiera por la falta de pudor que demostraron al ser atrapados; le dolía desearla; anhelarla con cada fibra de cuerpo, en un doloroso silencio.

Sí, Levi Ackerman tenía una pequeña obsesión con su adorable sobrina.

Se fue de largo, directo a su oficina y echó el cerrojo a la puerta, hastiado de la provocadora chica. Pensó en llamar a Hanji, la desquiciada maestra de química que siempre estaba dispuesta a un buen polvo. O tal vez a la dulce enfermera, Petra. Quería saciar sus necesidades rápido.

No. Él quería a cierta muchachita de largo cabello negro, ojos grises, rasgos exóticos y curvas de más desarrolladas. Joder, se excitada ante la sola idea de tener a su sobrinita inclinada en el escritorio con ese redondo trasero al aire.

Los golpes en la puerta lo devolvieron a la realidad, eliminando de su imaginación cualquier imagen de Mikasa semi desnuda.

—¿Quién es? —Gruñó desde su escritorio, despacharía con dos palabras al mocoso que osó interrumpirlo.

—Tío Levi —Maldita sea, pensó. Rápidamente abrió la puerta, para dejar entrar a la provocadora de sus fantasías más oscuras—. Quería preguntar si papá sabrá sobre... el armario —preguntó con inocencia la chica, después de cerrar la puerta. Levi no pudo evitar posar sus ojos en ella, delineado visualmente cada curva, deseando recorrerla con los dedos. Tragó saliva.

—Sabes que dentro de la preparatoria, no puedes llamarme tío —En realidad deseaba que en ningún lugar lo nombrara de tal manera—. Y sabes que tendré que avisarle a Razo —aclaró ofreciéndole tomar asiento. No le pasó desapercibida su cruzamiento de piernas ni como subió más la falda. En ese momento no sabía si maldecir o bendecir las reglas sobre el uniforme escolar—. Es necesario que tus padres tengan conocimientos de tus "prácticas". No quiero una sobrina embarazada —De otro, aunque esto último se lo guardó.

Mikasa Ackerman era hija de su primo tercero, Razo. Aunque no tuvieran relación sanguínea directa, había crecido con Razo y lo consideraba más un hermano. Así que cada vez que veía a Mikasa con ojos de hombre y no de tío, sentía que traicionaba la confianza de su primo. La vio crecer, si, contempló como florecía lenta y tortuosamente, o al menos así le pareció. Cuando la chiquilla cumplió quince años tuvo que mantenerse alejado de ella para no arrancarle la ropa. Tenía autocontrol, un buen trabajo y dotes físicos que provocaban a cualquier mujer. Pero él quería más, quería tener gimiendo debajo de él a esa chica, de ahora, dieciocho años. Si, era un pervertido de veintiocho años que se excitaba con su pequeña sobrina.

—¿Habrá alguna forma de guardar el secreto? —Interrogó inocentemente chupando una paleta de forma sugerente. Levi se cuestionó de donde había sacada tal dulce, aunque la pregunta no formulada quedó olvidada al verse hipnotizado por el movimiento de los labios de Mikasa en el caramelo. Los pantalones le comenzaron a apretar y empezó a sentirse cada vez más acalorado—. A mamá no le hará gracia —murmuró observándolo entre sus pestañas. Levi aspiró con fuerza y volvió a tragar.

—Mientras no se vuelva a repetir —cedió. Más por cuidar la poca salud mental que le quedaba, que por ser cómplice de la muchacha. Mikasa sonrió, con renovada energía se puso de pie, dirigiéndose a Levi. Le besó la mejilla para después posar los labios en el oído del hombre.

—Gracias, tío —más que palabras, a Levi le pareció un ronroneo. Por un segundo, creyó sentir la mano de la adolescente en su miembro, aunque fue un acto tan fugaz, que al siguiente minuto, Mikasa ya no se encontraba con él.

Esa maldita avaricia de querer más, de querer poseerla de mil y un forma diferentes comenzaba a minar su cordura.

"—Al final —concluyó echando el cerrojo a la puerta otra vez y bajando las persianas—; los pecados son deseos que claman por ser cumplidos —volvió a su lugar detrás del escritorio, se bajó los pantalones y comenzó a masturbarse con la imagen de Mikasa entre sus rodillas—. Y no estaba dispuesto a negarse tal placer mientras no dañara a nadie."

.


.

Hagan sus apuestas sobre cual será el siguiente pecado. Si quieren seguir leyendo más, no olviden guardar en sus favoritos y dejar un review.